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viernes, 18 de agosto de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: ¡El Cielo existe! Carta al Papa Francisco

 


El Sumo Pontífice recibió en el vuelo a la JMJ una “cruz florecida” dibujada por el joven

(Oficina de Prensa de la Provincia Carmelita “San Juan de la Cruz” de Aragón, Castilla y Valencia) El día 29 de julio de 2023, festividad de Santa Marta, el Prior General de la Orden del Carmen, Rvdmo. P. Míceál O’Neill, O.Carm., hizo llegar al Papa Francisco de forma oficial la carta póstuma original que Fray Pablo María de la Cruz, carmelita, le había escrito a su Santidad, para acompañarle también con su oración y la entrega de su vida en el Encuentro Mundial de la Juventud en Lisboa (Portugal).

La carta de fray Pablo María de la Cruz, debido al bien que su vida está suscitando en tanta gente, fuera y dentro de la Iglesia, iba acompañada de una carta informativa dirigida al Prior General de parte de S.E.R. Mons. José Luis Retana Gozalo, y del M.R.P. Salvador Villota Herrero, Prior Provincial de los carmelitas de la Provincia de Aragón, Castilla y Valencia de S. Juan de la Cruz, los cuales expresaban con asombro y gratitud lo vivido durante esos días en el Convento carmelita de San Andrés.

Así mismo, solicitaban que la carta de fray Pablo María de la Cruz-pensando en el bien que pudiera hacer en tanta de gente de buena voluntad, y, sobre todo, en los jóvenes que van a participar en la JMJ de Lisboa- le fuera reenviada al Papa Francisco.

La corresponsal de COPE en el Vaticano e Italia, Dña. Eva Fernández, esta mañana, día 2 de agosto, en la rueda de prensa en el avión que trasladaba al papa Francisco a la JMJ de Lisboa, le ha hecho entrega a Su Santidad, como obsequio de los periodistas, el dibujo que fray Pablo María había hecho de una “cruz florecida”, llena de vida y de flores, y que, más tarde, junto con la frase bíblica de Isaías 43, 1 y un pensamiento sobre el significado de la enfermedad de Fray Pablo, se utilizarían para confeccionar el recordatorio de su funeral.  Dado que ya se ha hecho la entrega oficial de la carta, la reproducimos a continuación. Junto al dibujo, los periodistas adjuntaron la carta de fray Pablo María de la Cruz, que, previamente, por vía oficial, había sido enviada.

Carta de fray Pablo María de la Cruz, carmelita, 

al Papa Francisco

Salamanca, 12 de julio de 2023




Querido papa Francisco.

Soy fray Pablo María de la Cruz Alonso Hidalgo, carmelita. Tengo 21 años. El pasado 25 de junio de 2023 recibí la gracia de ser admitido a la profesión religiosa, “in articulo mortis”, haciendo voto de pobreza, obediencia y castidad en la Orden del Carmen, en el Convento de S. Andrés de Salamanca, lugar donde vivió S. Juan de la Cruz. A estas alturas sólo me sale dar gracias a Dios por este regalo inmerecido y tan grande que me ha hecho nuestra Madre la Iglesia a través de la Orden del Carmen. El proyecto de vida no podía ser más fascinante: “vivir en obsequio de Jesucristo”.

Llevo 6 años combatiendo contra el sarcoma de Ewing. Soy consciente que todo tiene una razón dentro del plan de Dios. En medio de altibajos, días mejores y peores, y con mucha purificación por medio de la enfermedad, hoy contemplo mi vida y puedo confesar que he sido y soy feliz. He descubierto que el centro de mi vida no es la enfermedad, sino Cristo. Como les he dicho a mis amigos, a mi familia, a mis hermanos carmelitas: “Por el sufrimiento en la enfermedad me encontré con Dios, y por la muerte en la enfermedad me iré con Él. Y, por ello, le doy gracias”.

Me encuentro actualmente en la unidad de paliativos del Hospital Clínico Universitario de Salamanca y presiento que el Padre, en su infinita misericordia, me llamará muy pronto a estar con Él. Los médicos, en esta recta final, me han dado una gran noticia: que podré regresar al convento, y, allí, entregar mi vida a Jesús, muriendo en El Carmen de Abajo, donde tantas gracias he recibido a los pies de la Virgen del Carmen. El misterio de la cruz ha presidido mi vida, pero puedo gritar con fuerza, con san Tito Brandsma, al que me encomendé hace unos meses: “La cruz es mi alegría, no mi pena”. No obstante, no he estado sólo en este período de enfermedad, Jesús Eucaristía me ha acompañado todos los días, siendo Él el mejor paliativo y la mejor medicina a mis dolores. Ya lo he dejado dicho para que lo anuncien en mi funeral, que “el que quiera hablar conmigo lo tiene muy fácil, que se acerque a la Eucaristía, allí me tienen siempre en línea. ¡Si sentimos el mismo fuego en el amor a Jesús-Eucaristía, tú y yo, hermano, somos UNO!”.

Deseaba participar en la JMJ de Lisboa con Vd. y con tantos jóvenes de todo el mundo que van a desplazarse allí esos días. Sé por experiencia que el fuego interno que puede tener un joven enamorado de Jesús no lo puede apagar nadie. Pido al Señor que en Lisboa arda ese fuego del Amor de Dios. ¡Como me gustaría que los jóvenes conocieran a Jesús, mi Amado! ¡Me ha dado tanto! ¡Me ha consolado tanto. ¡Me ha hecho tan feliz! Físicamente, estoy sin fuerzas, pero la comunión de los santos me permitirá participar de otra manera más profunda y no menos cercana con Vd. De hecho, no sé si, cuando reciba esta carta, le podré acompañar desde la oración, o, si Dios en su infinitiva misericordia, me habrá llamado ya. En ese caso, espero que me permita entonces echarle una mano –¡y mucho mejor!– desde el Cielo, haciendo lío y fiesta, como Vd. bien dice.

Le he pedido al Señor con insistencia ser pequeño y pobre, y, así, estar cerca de los más pequeños, especialmente de los más enfermos y de sus familias. La cruz me ha dado un olfato especial para ver qué les sucede y la valentía para acercarme a tocar sus heridas. También quiero que a las familias de los enfermos les llegue mi ofrecimiento. Por lo tanto, uno la debilidad de mi frágil vida –pero que sé que es preciosa a los ojos de Jesús– así como mis intenciones a las suyas, aprovechando la JMJ. Pido al Señor, en primer lugar, por la conversión de los jóvenes, para que se encuentren con el amor de Dios a través de Jesús Eucaristía. En segundo lugar, ofrezco mi vida por la Iglesia, nuestra Madre, y pido el auxilio de la Virgen María para que todos los movimientos, itinerarios, grupos eclesiales, Congregaciones y Órdenes religiosas sean uno, de forma que la división no afee su rostro y brille en medio de nuestro mundo, y en la misma Iglesia, la belleza del Cuerpo de Cristo. Y lo tercero, me uno a la pasión del Señor para que la ofrenda de mi pobre vida, si el Señor así lo considera, nos ayude a desterrar el miedo a la muerte. ¡El Cielo existe!

En el Carmelo, el Jardín de Dios, antesala del Cielo, crece María, el Girasol de Dios, a la que me gusta llamarla e imaginármela como la Virgen del Primavera. A Ella le pido que transforme los desiertos del dolor en jardines de consolación, y en sus manos deposito la evangelización de los jóvenes.

Encomiendo al Señor en mi oración a la Orden del Carmen, a la Diócesis de Salamanca y a toda la Iglesia.

Que Jesús y María le acompañen en su ancianidad y en el anuncio del Evangelio.

Rezo por Vd. Rece por mí.

Fray Pablo María de la Cruz, carmelita.

viernes, 28 de julio de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: La gente buena no se entierra, se siembra

 

La Virgen del Carmen le recibió en su Orden “in artículo mortis”
y en las Vísperas de su Fiesta le llevó con Ella

Misa funeral de Fray Pablo María de la Cruz, carmelita. El Carmen de Abajo, Salamanca, 17 julio 2023.

Colgamos a continuación el vídeo con la retransmisión de la misa funeral de fray Pablo María de la Cruz, carmelita.

(Oficina de Prensa de la Provincia Carmelita “San Juan de la Cruz” de Aragón, Castilla y Valencia) El P. Desiderio García antes de comenzar la celebración saludó a los presentes y expresó el sentido de la Eucaristía: “Presentar al Altísimo a Pablo María de la Cruz y dar gracias a Dios por su vida”. Y recordó unas palabras que fray Pablo quería tener presentes en su funeral: “Diles, el que quiera seguir hablando conmigo lo tiene muy fácil: que se acerque a la Eucaristía, allí me tienen siempre en línea. Hermano, si sentimos el mismo fuego en el amor a Jesús-Eucaristía, tú y yo somos UNO”.

Fray Pablo junto a sus padres y su hábito carmelitano

El Prior Provincial destacó en sus palabras que, con fray Pablo, todos hemos experimentado “una explosión de esperanza en todos los corazones, tan necesitados como estamos de ella. Una esperanza que abre el firmamento y se asienta en el cielo”. Como tenía Pablo: “Los pies en la tierra y el corazón en el cielo”. Hizo una lectura del camino de purificación y conversión que en estos años de enfermedad ha llevado a este joven a “tener el corazón muy lleno de Cristo” y a querer “la vida eterna”. Y recordó que la llamada que le hizo Cristo “ha ido inseparablemente unida al sufrimiento, a la enfermedad y al amor de cruz”. Una guerra en la que el amor ha vencido. Como decía fray Pablo, con serenidad: “Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? (Jb 2,10b). Si aceptamos de Dios todo, ¡todo es todo!” (Fray Pablo María de la Cruz, carmelita).

Tras la comunión, tomó la palabra el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, y dirigiéndose a la familia de fray Pablo María de la Cruz, recordó la conversación mantenida con Ricardo y Mari Carmen, sus padres, el día durante la comida fraterna en la Fiesta del Carmen: “En ninguna de vuestras peticiones de un milagro habríais podido siquiera imaginar el bien y la belleza que habéis experimentado en todo lo que está rodeando la muerte de vuestro hijo, vuestro hermano y nuestro amigo Pablo”.


viernes, 21 de julio de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: La Virgen del Carmen le recibió en su Orden “in artículo mortis” y en las Vísperas de su Fiesta le llevó con Ella

Fray Pablo en la ceremonia de ingreso al Noviciado
 

Queridos amigos y hermanos del blog: seguí con mucha emoción las distintas instancias del último tramo de la vida terrena de Fray Pablo, el joven de 21 años que ingresó en los Carmelitas “in articulo mortis”, quien padecía un grave sarcoma de Ewing desde hacía seis años.

En las vísperas de la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, la diócesis de Salamanca lo comunicó en sus redes sociales: “Esta mañana, en el Convento carmelita de San Andrés de Salamanca, ha entregado su vida al Padre fray Pablo María de la Cruz Alonso Hidalgo, Orden del Carmelo. Descanse en paz”.

Ingreso en el noviciado

Con tan solo 21 años, la esperanza de vida de Pablo era casi nula. Por esto, se le consideró 'in articulo mortis', es decir, en peligro de muerte y por ello, el joven decidió ingresar a la comunidad de Carmelitas bajo el nombre religioso Pablo María de la Cruz. Fue a finales de junio cuando ingresó en el noviciado en la iglesia Carmen de Abajo, presidido por Salvador Villota, provincial carmelita.

Nunca tuvo miedo a morir

Fray Pablo con sus padres


Pablo nunca tuvo miedo de morir, pues como afirmó en ocasiones anteriores “lo que quería comunicar es lo increíblemente bonita que es la muerte en Cristo, que es algo que no da miedo, que es alucinante, y que es un tabú que yo creo que hay que romper”. Al salmantino le parecía “hasta mucho tiempo”, de las “ganas” que afirmó tener de encontrarse “con el Padre”.

Sus familiares han explicado las últimas horas de Fray Pablo: “Anoche jóvenes, amigos de él, del Camino, de Hakuna, de Effetá, del Opus, del colegio, de la Universidad...le acompañaron en una vigilia de adoración. En el coro estaba su cama vacía, pero salieron sus padres a saludarnos. Abajo estaban sus hermanos rezando con todos los demás. Cuentan cosas alucinantes de él, hasta su último momento de conciencia. Les ha procurado dar fe y paz a todos hasta el final”.

Velatorio y funeral sin luto: “Quiero que estéis alegres”

La Virgen del Carmen,
fiel testigo de su entrega

Fue su deseo que en su velatorio se realizara la exposición del Santísimo Sacramento, y que quien pudiera llevara “su flor favorita”, y al cementerio “macetas con flores, para convertir su sepultura en un Carmelo, el jardín de Dios”. Recordó que “Nuestro Señor Jesucristo convirtió el leño de la cruz en Árbol de vida eterna”, por eso, este fraile no se cansaba de exclamar: “La cruz es mi alegría, no mi pena”.

Miriam, su hermana mayor, recordó que “la cruz para los cristianos es aquello que te marca”, y que Pablo lo que había descubierto, “es que en la cruz está la salvación”. Él abrazó la cruz de su enfermedad a la cruz de Cristo. También manifestó el deseo de su hermano de dejar en su velatorio “una cruz florecida”, y propuso que todos se acercaran a dejar su flor,” y aquel sufrimiento que os está matando y que no entendéis”.

El pastor de la Diócesis de Salamanca, manifestó su cariño y cercanía a la familia y subrayó que “Jesús se compadece de nosotros y nos llena de su alegría. Y quiere respondernos desde la cruz”. Su muerte “siempre será para nosotros una lección suprema y paradójica. Porque en esa muerte se nos da la vida, en su negra oscuridad se enciende la luz, y en su aparente vacío se nos entrega la más dulce y eterna compañía. Así lo habéis celebrado esta larga noche de joven alegría”.

El prelado confesó estar conmovido por “la grandeza de la obra que Cristo” ha hecho en la vida de Pablo. “La vida de Pablo dará frutos insospechados para los que hemos sido testigos de su entrega y para toda la Iglesia”, manifestó.

Y explicó que “los santos nos recuerdan nuestro destino: La gloria suprema de un pueblo es haber contado con santos, con personas que vivían en profundidad el misterio de la santidad cristiana”. En este sentido, don José Luis indicó que “hemos sido testigos de que la vida y la muerte de Pablo”, han sido “una gracia” que “se convierte en responsabilidad”. Porque “cuando alguien ha convivido con los santos no dudará nunca de la verdad del Evangelio ni de la santidad de Dios”.

Después, el obispo roció con agua bendita e incensó el féretro de Fray Pablo María de la Cruz, y tras la bendición final toda la asamblea fijó los ojos en la Virgen del Carmen que preside el altar mayor, y juntos entonaron la Salve y el Flos Carmeli. Al terminar, los jóvenes rodearon el féretro de su amigo mientras cantaban el himno de Éffeta, No tengo miedo, el mismo gesto que realizaron en su profesión religiosa el pasado 25 de junio.  Con este emotivo gesto y con un gran aplauso daban su último adiós a Pablo, que fue portado a hombros por estos jóvenes hasta la salida del templo y conducido hasta el cementerio de la Virgen de la Salud, para recibir sepultura en uno de los nichos de los Padres Carmelitas.

Artículo escrito con información aparecida en “Religión Confidencial”, y del Servicio Diocesano de Comunicación de la Diócesis de Salamanca.

domingo, 16 de julio de 2023

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN: 12 claves para usar el escapulario

 

“La devoción del escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales”, decía el Papa Pío XII.

Aquí presentamos 12 claves que debe conocer quien porta este objeto religioso.

1- No es un amuleto

No es un amuleto ni una garantía automática de salvación o una dispensa para no vivir las exigencias de la vida cristiana.

“Tú preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados? Yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario”, advertía San Claude de la Colombiere.

2 - Era un vestido

Escapulario viene del latín “scapulae” que significa “hombros” y originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros, usado por los monjes en el trabajo. Los carmelitas lo asumieron como muestra de dedicación especial a la Virgen, buscando imitar su entrega a Cristo y al prójimo.

3 - Es un regalo de la Virgen

Según la tradición, el escapulario, tal como se conoce ahora, fue dado por la misma Virgen María a San Simón Stock el 16 de julio de 1251.

María le dijo: “debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno”. Más adelante la Iglesia extendió el escapulario a los laicos.

4 - Es un mini hábito

Es como un hábito carmelita en miniatura que todos los devotos pueden portar como muestra de su consagración a la Virgen. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café. Una se pone sobre el pecho y la otra sobre la espalda y se suele usar bajo la ropa.

5 - Es uniforme de servicio

San Alfonso María de Ligorio, doctor de la Iglesia, decía: “Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios”.

6 - Tiene tres significados

El amor y la protección maternal de María, la pertenencia a María y el suave yugo de Cristo que ella nos ayuda a llevar.

7 - Es un sacramental

Es reconocido por la Iglesia como un sacramental, es decir, un signo que ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción.

El escapulario no comunica gracias como lo hacen los sacramentos, sino que dispone al amor del Señor y al arrepentimiento si se recibe con devoción.

8 - Puede ser dado a un no católico

Cierto día le llevaron a San Stock un anciano moribundo, quien, al recobrar el conocimiento, le dijo al santo que no era católico, que usaba el escapulario como promesa a sus amigos y rezaba una Ave María diariamente. Antes de morir recibió el bautismo y la unción de los enfermos.

9 - Fue visto en una aparición de Fátima

Lucía, la vidente de la Virgen de Fátima reportó que en la última aparición (octubre de 1917) María se apareció con el hábito carmelita, el escapulario en la mano y recordó que sus verdaderos hijos lo llevan con reverencia. Asimismo, pidió que los que se consagren a ella lo usen como signo de dicha consagración.

10 - El escapulario que no se dañó

El Beato Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario y 600 años después, cuando abrieron su tumba, el objeto estaba intacto. Algo similar pasó con San Alfonso María de Ligorio.

San Juan Bosco y San Juan Pablo II también lo usaban y San Pedro Claver investía con el escapulario a los que convertía y preparaba.

11 - Cualquiera no lo puede imponer

La imposición del escapulario se debe hacer preferentemente en comunidad y que en la celebración quede bien expresado el sentido espiritual y de compromiso con la Virgen.

El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote y puesto sobre el devoto con la siguiente oración: “Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna”.

12 - Solo se bendice el primero que recibes

Cuando se bendice el primer escapulario, el devoto no necesita pedir la bendición para escapularios posteriores. Los ya gastados, si fueron bendecidos, no se deben echar a la basura, sino que se pueden quemar o enterrar como signo de respeto.

sábado, 15 de julio de 2023

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN: Promesas de la Santísima Virgen

 


A los que viven y mueren llevando el Santo Escapulario.

El Santo Escapulario es el gran don que María, omnipotente ante su Hijo Dios, toda corazón para con sus hijos, los hombres tesorera de todas las gracias, nos trajo del cielo, haciéndonos en él las más preciosas promesas que pudiéramos desear. Muy bien ha sido llamado el SACRAMENTO DE MARIA.

“La creencia general del mundo católico, dice el sabio jesuita P. Clarke, la promulgación de la Iglesia docente, la aceptación de la iglesia discente, o sea, los fieles, nada falta de lo que puede probar el origen sobrenatural del Escapulario”.

“Su misma nobleza de origen, decía el Papa León XIII, su venerada antigüedad, su extraordinaria propagación, así como los saludables efectos de piedad por él obtenidos, y los insignes milagros obrados por su virtud, lo recomiendan con el mayor encarecimiento”. A él ha vinculado la Virgen dos maravillosas promesas:

Primera promesa

Es la gran promesa, el privilegio de preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano. Orando con fervor a la Virgen San Simón Stock, General de la Orden Carmelitana, se le apareció circundada de ángeles la Santísima. Virgen (15 de Julio de 1251) y entregándole, como prenda de su amor maternal y de ilimitado poder, el Santo Escapulario, le prometió que cuantos murieren revestidos de él no se condenarían. Las palabras de la Virgen fueron éstas: “El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno”.

Segunda promesa

Estando orando el Papa Juan XXIII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar el purgatorio del sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario. María dijo al Papa: “Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario”.

Tal es el privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula Sabatina (3 de marzo de 1322) aprobada después por más de veinte Sumos Pontífices.

Por él, el sábado siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas, o como lo interpreta la iglesia, cuanto antes, pero especialmente el sábado, según declaración del Paulo V, la Virgen del Carmen, con cariño maternal, los libra de la cárcel expiatoria y los introduce en el Paraíso. El Papa Paulo V expidió el 20 de enero de 1613 el Sgte. Decreto:

“Permítase a los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer que la Bienaventurada Virgen María con sus intercesiones continuas, piadosas sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte, principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que llevaren el hábito carmelitano".

Condiciones para ganar estos privilegios

Para merecer la primera Promesa de la perseverancia final, se requiere haber recibido el Escapulario de manos de sacerdote, llevarlo siempre puesto, especialmente en la hora de la muerte, e inscribir el nombre en el libro de la cofradía.

Para ganar la segunda Promesa, el privilegio Sabatino, sobre los tres requisitos anteriores, se exige guardar castidad, según el propio estado, rezar siete padrenuestros, 7 avemarías y 7 glorias.

Guardar abstinencia (si pueden hacerlo) los miércoles y los sábados; esta obligación puede un confesor conmutarla por otros rezos.

sábado, 16 de julio de 2022

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN: Poesía de José María Pemán

Cargadores de la Isla

mecedla con suavidad,

que lleváis sobre los hombros

a la Reina de la Mar!

Cargadores de la Isla:

ésa que vais a sacar

es la Virgen marinera,

que huele a marisco y sal;

la que llamaban Señora

y Capitana, al rezar,

los abuelos que tenían

claras almas de cristal

bajo la recia envoltura

de sus capotes de mar;

la que apacienta las olas

los días de tempestad;

la que esta tarde de julio

el crepúsculo honrará

colgando nubes de grana

por los balcones del mar.

Yo la vi que estaba triste

la Señora, en el altar.

Su rostro llenaba el lirio

de una palidez mortal.

—¿Qué te pasa, mi Señora,

Capitana de la mar,

que más que Virgen del Carmen,

pareces de la Piedad?

—Tres años hace, tres años,

que me estoy sin ver la mar,

sin oler las algas verdes

y sin ver la claridad.

¡Mis hijos, los de la Isla,

ya no me quieren sacar!

—No lloréis, Señora mía,

que dice un viejo refrán

que la fortuna y el sol

igual vuelven que se van.

¡Cargadores de la Isla,

marineros de la mar!:

La Señora estaba triste:

si la queréis consolar,

cuando la saquéis, mecedla

de esa manera especial,

hecha de tango y ternura

y de vaivenes de mar,

como se mecen los santos

desde los Puertos a acá,

¡cómo no saben mecerlos

en ninguna parte más!

Tú, cargador, que no sabes

rezar la Salve, quizás:

si cuando lo saques, meces

el paso con buen compás,

aunque no sepas la Salve,

Dios te lo perdonará...

¡que mecer así a la Virgen,

ya es un modo de rezar!

viernes, 16 de julio de 2021

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN: Historia y devoción

Queridos amigos y hermanos del blog: alguno de vosotros, por correo electrónico, me ha pedido una síntesis sobre la historia y devoción a esta tradicional advocación mariana. Les comparto, pues, esta síntesis esperando que sea de vuestro agrado y que nos ayude a prepararnos para vivir, una vez más, la Fiesta de la Reina y Hermosura del Carmelo.

María Santísima es de todos y para todos, y todos tenemos el mismo derecho de sentirla nuestra Madre.  Ella no puede ser “privatizada” por nadie, ni reducida a ser “patrimonio” de ninguna persona o grupo. Pero si es posible establecer, por personas o grupos, una especial y particular relación espiritual.  Y en este sentido, los carmelitas de ayer y hoy, afirman convencidos: “Totus marianus est Carmelus” (El Carmelo es totalmente mariano).  Y María es toda del Carmelo.

Desde los orígenes de la Orden se vivió esta aproximación a María, a Ella desde siempre la Orden se entregó y confió, tomándola como Patrona. Y María, aceptó esta vinculación y en un momento determinado le entregó un “signo de fidelidad”, el Escapulario, por el cual Ella nos acepta como hijos y nos protege, y nosotros nos entregamos del todo a Ella.

Origen de la Fiesta de la Virgen del Carmen

La Fiesta de Nuestra Señora del Carmen fue instituida por los carmelitas entre los años 1376 y 1386.  Esta advocación recuerda el Monte Carmelo de Palestina, donde en la Edad Media nació la Orden Carmelitana. Bajo esta advocación veneramos a la Madre de Dios y dispensadora de gracias.

Según una tradición carmelitana, el día de Pentecostés, ciertos  piadosos varones, que habían seguido la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron la fe cristiana; siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la nube, que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios. Estos religiosos se llamaron Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a Europa en el siglo XIII, con los Cruzados, aprobando su regla Inocencio IV en 1245, bajo el generalato de San Simón Stock.

El 16 de julio de 1251, la Virgen María se apareció a ese su fervoroso servidor, y le entregó el hábito que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese hábito y le otorgó varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden, sino también para todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Llevando éstos el escapulario, que es la reducción del que llevan los Carmelitas, participan de todos los méritos y oraciones de la Orden y pueden esperar de la Santísima Virgen verse pronto libres del Purgatorio, si hubieran sido fieles en observar las condiciones impuestas para su uso.

Comenzó a celebrarse como fiesta interna de la Orden en Inglaterra, y a instancias de la reina regente de España, Mariana de Austria, el Papa Clemente X, en el año 1674, concedió que se celebrara en los dominios del rey católico.  Otro Papa, Benedicto XIII, en 1725, la extendió a la Iglesia Universal.

En América Latina, la devoción a la Virgen del Escapulario se extendió desde los tiempos de la primera evangelización y fue difundida por los mismos descubridores y misioneros, ya que, fuera de Méjico, en Latinoamérica no existió ningún convento de frailes carmelitas, hasta finales del siglo XIX.  Desde ese momento, frailes, monjas y seglares carmelitas la han difundido generosamente.

El Escapulario del Carmen

Según una piadosa tradición, la Santísima Virgen, se lo entregó al Superior General de la Orden del Carmen, San Simón Stock, el 16 de julio de 1251, con estas palabras: “Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno”.  A este hecho alude el Papa Pío XII, cuando dice: “No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen”.

También reconocida por Pío XII, existe la tradición de que la Virgen, a los que mueran con el Santo Escapulario y expían en el purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte.

Podemos resumir las promesas de la Virgen a los que vistan su Escapulario en lo siguiente: morir en gracia de Dios y salir del purgatorio lo antes posible.  Pero debemos hacer la siguiente aclaración, el Escapulario no es un signo protector mágico, ni un amuleto, ni una garantía automática de salvación.

Alcanzar las promesas marianas supone siempre el esfuerzo personal que colabora con la gracia de Dios.  Nos lo enseña con toda claridad el Concilio Vaticano II: “La verdadera devoción a María no consiste ni en un sentimiento estéril y transitorio, ni en vana credulidad, sino que procede de la fe verdadera, que nos lleva a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes” (Lumen Gentium, n.67).

Vestir el Escapulario del Carmen nos compromete a vivir Vida Mariana, es decir, vivir en obsequio de Jesucristo y de su Madre.  Nuestra vida ha de estar informada por la luz y el amor de María, unido estrechamente al de Cristo.  El fruto del Escapulario consistirá en que quien lo lleve se esfuerce eficazmente en la imitación de las virtudes de la Santísima Virgen.

El fiel cristiano que lleva el Escapulario participa en el carisma de la Orden del Carmen, como de un contrato entre la Virgen y él, por el cual Ella le protege y el que lo viste a Ella se consagra.

Que esta Fiesta de la Virgen del Carmen nos recuerde a todos la necesidad de estar abiertos a Dios y a su voluntad; guiados siempre por la fe, la esperanza y el amor; cercanos a las necesidades de los demás y orando en todo momento, y descubriendo a Dios presente en todo y en cada hermano.

Con mi bendición.

Padre José Medina

sábado, 25 de enero de 2020

MIS LIBROS: "Devocionario de la Virgen del Carmen" (2008)

"Devocionario de la Virgen del Carmen"
(Editorial Bonum, Argentina, 2008)

Sabemos que la participación en la Sagrada Liturgia no abarca toda la vida espiritual del cristiano, que está llamado a orar, solo y en comunidad. Por eso se nos “recomienda encarecidamente los ejercicios piadosos, con tal que sean conformes a las leyes y normas de la Iglesia” (Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 12).

Entre estos ejercicios piadosos, fruto muchas veces de la piedad popular, encontramos a las llamadas “novenas” entre los más comunes, que desde tiempos inmemoriales han acompañado el camino de fe del pueblo de Dios.

En el trato de amistad con quien sabemos que nos ama, seguimos creyendo en la vigencia y utilidad de las novenas, aunque presentadas de una manera renovada: más bíblicas, más litúrgicas, más de cara a las necesidades e ilusiones del hombre de hoy. Esta novena y las demás oraciones a la Virgen del Carmen están escritas desde esta perspectiva.

Esta novena puede ser rezada de manera particular o comunitaria, por una o varias intenciones. Y es conveniente, aunque no obligatorio, comenzarla el día 7, como preparación al día 16 en el que recordamos cada mes y muy especialmente en julio, a la Madre, Patrona, Reina y Hermosura del Carmelo.

Las oraciones que presento son: algunas fruto de la experiencia oracional plurisecular de la Orden Carmelitana; otras, más cercanas en el tiempo; y otras, fruto de escritos personales en tiempo de formación, camino al sacerdocio y en algunas pausas del bendito ministerio sacerdotal.

Todas son expresión de un amor muy grande a Aquella que es, según enseña el Concilio Vaticano II “signo de esperanza cierta y de consuelo hasta que llegue el día del Señor” (Lumen Gentium 68).

Si te sirven para tener un momento de encuentro y de comunión con Dios, con María y con los hermanos, este humilde trabajo no habrá sido en vano. Que Ella te acompañe y proteja siempre, y que encuentres en su Escapulario, el signo de un amor que nunca olvida: el amor de una Madre.
  
Pbro. José Antonio Medina
Buenos Aires, 8 de mayo de 2007,
Solemnidad de Nuestra Señora de Luján.


miércoles, 15 de enero de 2020

VIVENCIAS PERSONALES: Historia y devoción del Santo Cristo del Carmen

Santo Cristo del Carmen de Wilde

Queridos amigos y hermanos: el fin del pasado siglo y el inicio del nuevo me encontró teniendo a mi cargo la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, situada en la calle Raquel Español 371, en Wilde, Buenos Aires, Argentina, en la Diócesis de Avellaneda-Lanús. Entre las distintas vivencias que recuerdo de esos años está la historia que escribí para un folleto explicativo que publicamos en su momento y que ahora con nostalgia y gratitud les comparto:

Devoción a la Santa Cruz

La devoción a la cruz es una de las más antiguas de la Iglesia. La cruz es medicina del alma, enferma tantas veces de distintos males, y ella nos hace “negarnos a nosotros mismos y seguirlo” (Mt. 16, 24), para que muriendo realmente al pecado, vivamos para Dios.

El Viernes Santo Jesús fue clavado en la cruz. Desde ese día decimos con toda la Iglesia: “¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la vida empieza!”. La crucifixión era la ejecución más cruel y afrentosa que conoció la antigüedad, la muerte sobrevenía después de una larga agonía.

¿Por qué tanto padecimiento?, se pregunta San Agustín, porque “todo lo que padeció es el precio de nuestro rescate”. Jesús no se contentó con sufrir un poco por nosotros: lo sufrió todo, agotó el cáliz sin reservarse nada.

Desde ese momento la cruz es “motivo de escándalo para los judíos, locura para los paganos” y para el cristiano es la oportunidad de una unión profundísima con su Redentor. Para el fiel cristiano la cruz es parte de su vida y él está inmerso totalmente en ella.

Con María la entendemos, Ella estuvo de pié junto a la Cruz y a su Hijo, Ella nos sumerge en su misterio: “Madre, haz que me enamore de su cruz y que en ella viva y more…”.

El Cristo del Carmen

Es un Cristo proveniente de Alemania, la Iglesia a la cual pertenecía –famosa en la zona por su Cristo- estaba en un terreno fiscal, fue vendida y convertida en un comercio, por el entonces gobierno comunista.

Cuando la Iglesia fue expropiada todas sus imágenes fueron destruidas y terminaron en un contenedor de basura. El sacerdote de la Iglesia pudo rescatar el famoso Cristo –muy deteriorado-, y lo entrega para su custodia a un pariente suyo, el Sr. Savinic. Su hija Olga Savinic fue la encargada de hacer la donación, ya que su padre quería que estuviese en un lugar donde se necesite y sea valorado.

Semana Santa de 2001 con el
Cristo recientemente
bendecido y entronizado
Esta mujer que viaja regularmente a la Argentina, conoció nuestra Parroquia y decidió –al no ver en altar mayor ningún Cristo- que sea la destinataria y fiel custodia del mismo.
La imagen llegó a Wilde en noviembre de 1999, y fue entregada en mis manos el Domingo 9 de julio de 2000, 3° día de la Novena Patronal, por manos de Cintia Legnazzi y de Soledad Peirano, ambas de la Comunidad Guía.

La imagen (de 1, 20 m de alto sin la cruz) es probable que sea de fines del siglo XVII o comienzos del XVIII, por lo tanto tendría cerca de 300 años de antigüedad. Fue construida mediante ensambles de madera de alguna conífera (pino).

En cuanto a la imagen en sí, presenta un pronunciado scorzo (deformación premeditada) con una ampliación notable de hombros, torso y cabeza. Esto ayuda a producir una buena lectura u observación de la pieza al ubicarse el espectador por debajo de la misma.

Luego de su restauración realizada por el artista quilmeño, Sr. Oscar José Stáffora, fue puesto en su nueva cruz realizada en madera por el Sr. Humberto Dispensa.

El Cristo restaurado fue bendecido y entronizado el 10 de diciembre de 2000, en la Fiesta del 65° Aniversario de la Parroquia.

La Oración al Cristo

La oración que presento sirva para ayudarnos a dialogar con este buen amigo: “el Santo Cristo del Carmen”. Él ha vuelto después de muchos años de abandono y oscuridad a estar junto a los suyos, ayer los hermanos de aquel pueblecito alemán, hoy nosotros, habitantes del Carmen de Wilde, en Argentina. Somos sus amigos y custodios.

Estoy seguro que “nuestro Cristo” ya es fuente de bendición misericordiosa para todos nosotros. Visitémoslo, dialoguemos con él, abrámosle nuestra alma, contémosle nuestros problemas, pongamos en sus manos nuestras ilusiones, demostrémosle con obras que creemos en el amor que nos tiene y que un día lo llevo a la Cruz.


P. José Antonio Medina
Pascua de 2001.

Vista general del Altar principal y Presbiterio de la
Parroquia en la Semana Santa de 2001.

La oración al Santo Cristo está publicada aquí 

jueves, 9 de enero de 2020

COLUMNISTA INVITADO: In memoriam del P. Ramón Terrones Casado, de la Virgen del Carmen, ocd.

Fr. Francisco Víctor López Fernández, ocd
Escribe: Fr. Francisco Víctor López Fernández, ocd.*

P. Ramón Terrones Casado,
de la Virgen del Carmen, ocd.
(Porcuna, 1935-Burgos, 2017)

Imaginarse al Padre Ramón sin los niños no era fácil. Clases, estudios, ensayos, piano, armonio, coro, excursiones, deportes, juegos, piscina…siempre estaba allí; y así durante muchos años. Desde 1964 se le veía en ese ambiente. De este modo lo conocí cuando llegué como teresiano al Seminario Carmelitano Teresiano de Córdoba, en el año indicado. Era un día especial en mi vida: el 2 de octubre. Tres cursos después nos acompañó en Baeza. Incluso, en su servicio pastoral en Argentina, desplegó una amplia  labor con los postulantes, novicios y estudiantes en Tandil, Córdoba, Alta Gracia y La Plata. Su carácter se amoldaba a los jóvenes y estaba dispuesto para servir con los superiores. Era trabajador y amante del fútbol, del que se jugaba y del que se veía por televisión, sin hostigar a los que preferían otras cosas. Su gusto lo sabíamos todos.

Fr. Ramón Terrones, ocd - Fototeca de Carmen Cobo García.
Había nacido en Porcuna (Jaén) el 6 de marzo de 1935. Era carmelita descalzo profeso desde el 25 de septiembre de 1955 en Úbeda. Málaga lo vio de sacerdote desde el 22 de diciembre de 1962. En el hospital de Burgos le salió al encuentro la muerte en el mes de agosto que gustaba celebrar con su familia. Desde el día 7 ya nos lleva delantera en la vida eterna.

Sus compañeros, que también formaban parte de mis formadores, decían que cuando ingresó en el Seminario Carmelitano Teresiano de Córdoba era el mayor de su curso;  con el tiempo se ordenó el primero de ellos, en diciembre de 1962. Y tras el tiempo de pastoral en Málaga fue destinado con el equipo de formación a Córdoba. De aquí, siguió por Baeza, Málaga, Argentina (Buenos Aires, Tandil, Córdoba, Alta Gracia, La Plata y Buenos Aires), Cádiz, Sevilla y Burgos.

Dar clase en nuestros colegios como al servicio de la formación de los candidatos a la vida religiosa fue una de las facetas principales del P. Ramón. Casi era un clásico en este campo. Como profesor de griego lo recordaremos, siempre, por su vocabulario como por las etimologías de las palabras castellanas derivadas de aquella lengua.

Gozaba de buena salud como buen deportista, aunque comenzó a complicarse siendo superior y formador en La Plata (199). Aquí se le cambió ritmo. Ya no estaba tranquilo  y esa continua preocupación le acompañó hasta el final.

La dimensión pastoral de párroco y vicario parroquial (además de decano o arcipreste) le ocupó buena parte de su sacerdocio, con lo que lleva consigo en la tarea de reuniones, grupos, encuentros, organizaciones, confesiones, predicaciones... Su carácter le hacía cercano a los feligreses si bien su prudencia y timidez le hacían poner distancia.

Fr. Ramón Terrones, ocd - Fototeca de Carmen Cobo García.
Siempre acogedor y dialogante cuando te encontrabas con él en la comunidad. Sabías que tenías un hermano delante. Conectabas con facilidad si hablabas de deportes,  música, de los frailes o comunidades, con su preguntita familiar: “¿Cómo andáis por allí?”.

Me parece que en el asunto de la disciplina nos pasábamos un poco los chiquillos; pero es cierto que lo queríamos mucho. Tanto sus celebraciones como predicaciones, sencillas y cercanas, se mezclaban con los ensayos del coro en que lo sacábamos de quicio, con los desafinamientos; entre sostenidos y bemoles, no entendíamos fuesen tan importantes para las celebraciones. Pero, se superaba con facilidad, y comenzaba de nuevo.

Siempre lo veíamos padre, sencillo, respetuoso, piadoso y bondadoso. Nosotros lo considerábamos el padre bueno. Y en sus oficios como superior, formador, rector o de dimensión pastoral se le veía sin ánimo de cargos ni de superioridad. Así, pues, buen recuerdo nos deja este hermano de hábito que amaba la Iglesia y la Orden  con el silencio y la soledad.

Quiero recordar una anécdota que me contó más de una vez en la que se refleja su docilidad: recién ordenado sacerdote, en la comunidad de Úbeda le pusieron la celebración de la misa en Baeza, para ayudar a los padres de aquella casa. Se despistó un poco con los horarios; el tiempo se le echó encima, y con su hábito y sandalias fue corriendo hasta llegar a la iglesia de la Concepción. La vuelta, tras la misa, la hizo en autobús. Más tarde, cuando se sacó el carnet de conducir, se prestó a hacer muchos favores llevando a los hermanos a la estación, a tal ciudad, efectuando encargos y con agilidad; uno de esos favorecidos lo hizo conmigo llevándome desde Córdoba a Tucumán (560 km). Y con el mundo del volante, los aparatos mecánicos y eléctricos le encantaban al igual que las herramientas de trabajo. Quería que todo estuviese funcionando y para el servicio de la comunidad. Era creativo. Ahora le llegó el momento de de parar, y de desearte con todo corazón que descanse en paz.
  
* Fr. Francisco Víctor López Fernández, ocd. (Fr. Francisco de la Virgen, Carmelita Descalzo), es licenciado en Ciencias Eclesiásticas por la Facultad de Teología de Granada y licenciado en Teología Espiritual (Teresianum – Roma) Al escribir este artículo era conventual del Convento de Carmelitas de Ubeda-Baeza, España.