El Papa León XIV confirmó la
doctrina católica sobre la realidad natural del matrimonio. Según la Tradición
de la Iglesia, la base de la afirmación se encuentra en la Sagrada Escritura.
En el libro del Génesis, en el ámbito de la creación y en su cúspide, se dice
«no es bueno que el hombre esté solo: le haré un complemento (la mayor parte de
las versiones, reza: le haré una ayuda adecuada)». El matrimonio expresa ese
complemento; el Sumo Pontífice recordó, simplemente, que el matrimonio es la
unión entre el hombre y la mujer. En muchos países, la legislación autoriza
parejas del mismo sexo, a lo cual se llama equívocamente «matrimonio». Se puede
mostrar admiración ante este fenómeno contrario a la naturaleza. La razón del
equívoco está en la negación de la naturaleza y del orden natural. Sobre este
orden natural se apoya la gracia sacramental del matrimonio cristiano.
León XIV destacó los ejemplos
de vida para que los jóvenes de hoy comprendan la realidad sobrenatural del
matrimonio cristiano. Sus palabras, en el mensaje que envió a los participantes
del seminario «Evangelizar con las familias de hoy y de mañana. Desafíos
eclesiales y pastorales», fueron: «Quizás muchos jóvenes, que hoy en día optan
por la convivencia, en lugar del matrimonio cristiano, necesitan en realidad a
alguien que les muestre de forma concreta y comprensible, especialmente con el
ejemplo de vida, qué es el don de la gracia sacramental y qué fuerza proviene
de él; que les ayude a comprender la belleza y la grandeza de la vocación al
amor y al servicio de la vida que Dios concede a los esposos». La costumbre que
se impone universalmente suprime la tradicional etapa del noviazgo; hoy en día
los novios conviven, es decir, tienen relaciones sexuales y «se cuidan» para
evitar un embarazo, lo que de cualquier manera se resuelve con el aborto.
También mencionó el Pontífice
a «los matrimonios santos entre hombre y mujer (que) permiten superar las
fuerzas que destruyen relaciones y sociedades». Mencionó a quienes han sido
canonizados, como los padres de Santa Teresita, Luis y Celia Martin, y los
Ulma, asesinados por haber protegido judíos de la Segunda Guerra Mundial.
Puntualizó que «al proponerlos como testigos ejemplares, la Iglesia nos dice
que el mundo de hoy necesita la alianza conyugal para conocer y acoger el amor
de Dios».
Esta última afirmación muestra
el valor evangelizador del matrimonio cristiano, es decir, difundir el amor de
Dios, en un mundo donde Dios es olvidado. Los cristianos hacen presente el
Misterio divino: proclaman que Dios es el Creador, el Redentor, y Quien recibe
a los hombres en su eternidad. El mundo actual necesita el amor de Dios, que
disiparía los odios y egoísmos, incrustados en los corazones de los hombres y
que, convertidos en cultura, son la causa de enfrentamientos y guerras que
enturbian la paz ¡Muy oportuna la mención que hace León XIV del matrimonio
cristiano y la familia! Es en este ámbito íntimo donde se incuba el modelo de
una sociedad en la que reine el amor de Cristo, fuente de paz y felicidad.
Que en este Pentecostés, el
Espíritu Santo, renueve nuestro ardor misionero; para anunciar, con creciente
lucidez y coraje, el Evangelio de la Vida y de la Familia. El mundo necesita,
más que nunca, de una Iglesia unida, con coraje y coherencia, que proclame, sin
descuentos, el Amor de Dios; por el camino de los Mandamientos y las
Bienaventuranzas.
+ Héctor Rubén Aguer*, Arzobispo
Emérito de La Plata, Argentina.
Buenos Aires, 8 de junio de
2025. Domingo de Pentecostés.
*Nació en Buenos Aires, el 24
de mayo de 1943; ordenado sacerdote el 25 de noviembre de 1972, en Buenos
Aires, por monseñor Juan Carlos Aramburu, arzobispo coadjutor de Buenos Aires;
elegido obispo titular de Lamdia y auxiliar de Buenos Aires, el 26 de febrero
de 1992, por Juan Pablo II; ordenado obispo el 4 de abril de 1992, en la
catedral de Buenos Aires por el cardenal Antonio Quarracino, arzobispo de
Buenos Aires; promovido a arzobispo coadjutor de La Plata el 26 de junio de
1998, tomó posesión del cargo el 8 de septiembre de 1998; inició su ministerio
pastoral, por sucesión, como séptimo arzobispo de La Plata (noveno diocesano)
el 12 de junio de 2000. El papa Francisco le aceptó la renuncia por edad el 2
de junio de 2018. Académico Honorario de la Pontificia Academia Santo Tomás de
Aquino. Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y
Políticas y Académico Correspondiente de la Academia Provincial de Ciencias y
Artes de San Isidro. Gran Prior para la Argentina de la Orden del Santo
Sepulcro de Jerusalén y Capellán Conventual «ad honorem» de la Soberana Orden
Militar de Malta. Es licenciado en Teología por la Universidad Católica
Argentina (Buenos Aires, 1977). Lema episcopal: «Silenti opere».