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miércoles, 4 de junio de 2025

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: Nadie nace siendo sacerdote

 


Tema del episodio Nº 13 del ciclo:

Nadie nace siendo sacerdote

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.


jueves, 22 de mayo de 2025

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: Un sacerdote debe ser…

 

Tema del episodio Nº 12 del ciclo:

Un sacerdote debe ser…

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

sábado, 10 de mayo de 2025

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: ¿Qué es el Seminario y cómo entrar?

 

Tema del episodio Nº 11 del ciclo:

¿Qué es el Seminario y cómo entrar?

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

jueves, 10 de abril de 2025

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: ¿Para qué hace falta el sacerdote?

Tema del episodio Nº 10 del ciclo:

¿Para qué hace falta el sacerdote?

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

jueves, 13 de marzo de 2025

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: ¿Qué es un sacerdote?


Tema del episodio Nº 09 del ciclo:

¿Qué es un sacerdote?

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

jueves, 13 de febrero de 2025

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: La vocación sacerdotal


Tema del episodio Nº 08 del ciclo:

La vocación sacerdotal

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

viernes, 17 de enero de 2025

PAPA FRANCISCO: “Brochero no debía ser sino sacerdote”

El Papa se reunió con la comunidad del Colegio Sacerdotal Argentino en Roma y evocó las costumbres de su país natal, recordando a San José Gabriel del Rosario Brochero, una figura apropiada para quienes siguen preparándose para afrontar la ardua batalla de la Buena Nueva.

Es un saludo muy cercano el que el Papa Francisco dirige en español a la comunidad del Colegio Sacerdotal Argentino de Roma, a cuyos miembros recibió en audiencia el jueves 16 de enero de 2025, en la biblioteca del Palacio Apostólico. Bergoglio confió a los sacerdotes y formadores que le hubiera gustado celebrar la misa con ellos y compartir un asado, como es costumbre en Argentina.

Les comparto el texto completo del mensaje:

 

Queridos sacerdotes, formadores,

señoras y señores:

Hoy debería ser yo quien los acompañe a ustedes, en la celebración de la Santa Misa y en la cena. No hace falta que les diga que me quedo con las ganas del asado. Pero, ser pastor como bien saben nos coloca a veces delante y a veces detrás, según los designios de Quien es Señor de nuestras vidas.

De todas formas, para no dejar de lado los olores de nuestra tierra, quiero comentarles algo que leí hace poco sobre el cura Brochero y que me parece muy conveniente para ustedes, que se siguen preparando para enfrentar la ardua batalla del Evangelio. Lo que les voy a ilustrar de él está referido a su alma sacerdotal y el primer punto, esencial, es la afirmación hecha por sus amigos de que “Brochero no debía ser sino sacerdote”.

Debemos asumir con firmeza esta identidad sacerdotal, permearnos de que nuestra vocación no es un apéndice, un medio para otros fines, incluso piadosos, como salvarse. Absolutamente, no. La vocación es el proyecto de Dios en nuestra vida, lo que Dios ve en nosotros, lo que mueve su mirada de amor, me atrevería a decir que en cierta forma es el amor que Él nos tiene y en este radica nuestra verdadera esencia.

Y aquí el santo cura explica qué significa abrazar “la carrera eclesiástica” —ya saben que es una expresión que a mí no me gusta pero como la entiende Brochero, en su deseo de morir corriendo como el caballo “chesche”, se asemeja más a la de san Pablo (cf. 2 Tm 4,7)—. Es, nos dice, “trabajar en el bien de los prójimos hasta el último [momento] de la vida”, la total donación de sí mismos, la entrega a Dios en el hermano, gastándose y desgastándose por el Evangelio. Paralelamente, “batallar —continúa el santo— con los enemigos del alma, como los pumas que pelean echados cuando parados no pueden hacer la defensa”. Es decir, cuidar la vida interior, mantener encendido el fuego, con mucha humildad, “echados”, pues “parados” en nuestra soberbia somos más vulnerables.

Otra nota importante es la fraternidad sacerdotal. En primer lugar con el Obispo, del que se considera un simple soldado, para emular las hazañas de los próceres, combatiendo junto a él, codo con codo, hasta el último cartucho. Y con los hermanos sacerdotes quiere compartir cuanto tiene, los invita a corregirle con confianza y lo hace con ellos con franqueza, pidiéndoles llevar una vida de piedad profunda, con una confesión frecuente “ya con el uno ya con el otro”, para compartir así toda la vida, tanto material como espiritual y apostólica.

Finalmente, como no podría ser de otra manera, la Eucaristía. Por ardua que fuera su tarea buscó no dejarla nunca, llegando a pasar gran parte de la noche al raso, en medio de los maizales, esperando a que se despierten en el rancho —ya que no consideró oportuno molestar de madrugada—, para poder entrar a celebrar. Ese sacrificado respeto por el misterio que, lejos de imposiciones, calaba más que mil palabras de empalagosa elocuencia.

Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Y, ante el Señor en el altar, no se olviden de rezar por mí.

Papa Francisco

jueves, 16 de enero de 2025

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: La dirección espiritual, ¿cómo hacerla?

 

Tema del episodio Nº 06 del ciclo:

La dirección espiritual, ¿cómo hacerla?

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

jueves, 19 de diciembre de 2024

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: La dirección espiritual, ¿cómo buscar?

 

Tema del episodio Nº 05 del ciclo:

La dirección espiritual, ¿cómo buscar?

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: La dirección espiritual

 


Tema del episodio Nº 04 del ciclo:

La dirección espiritual

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: ¿Cómo saber que me está llamando Dios?

 

Tema del episodio Nº 03 del ciclo:

¿Cómo saber que me está llamando Dios?

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.

miércoles, 6 de noviembre de 2024

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: La llamada de Dios


Tema del episodio Nº 02 del ciclo:

Te presento a Jesucristo

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.


miércoles, 23 de octubre de 2024

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: Te presento a Jesucristo

 

Tema del episodio Nº 01 del ciclo:

Te presento a Jesucristo

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.


viernes, 4 de agosto de 2023

SACERDOCIO: San Juan Bautista María Vianney

 


San Juan Bautista María Vianney, “el Cura de Ars”, nació en Dardilly, en las cercanías de Lyon (Francia), el 8 de mayo de 1786. Tras una infancia normal, a los diecisiete años Juan María concibe el gran deseo de llegar a ser sacerdote. Su padre, aunque buen cristiano, pone algunos obstáculos, que por fin son vencidos. El joven inicia sus estudios en el seminario, dejando las tareas del campo a las que hasta entonces se había dedicado.

Juan María continúa sus estudios sacerdotales en Verrières primero y después en el seminario mayor de Lyón. Todos sus superiores reconocen la admirable conducta del seminarista, pero, falto de los necesarios conocimientos del latín, no saca ningún provecho de los estudios y, por fin, es despedido del seminario. Intenta entrar en los hermanos de las Escuelas Cristianas, sin lograrlo. Al tiempo se cruza en su camino un cura excepcional: el padre Balley, que había dirigido sus primeros estudios. Él se presta a continuar preparándole, y por fin, el 13 de agosto de 1815, el obispo de Grenoble, monseñor Simón, le ordenaba sacerdote, a los 29 años. 

Terminados sus estudios, el arzobispado de Lyón le encarga la pastoral de un minúsculo pueblecillo, a treinta y cinco kilómetros al norte de la capital, llamado Ars, donde llega el 9 de febrero de 1818, del que prácticamente no volverá a salir jamás.

Al principio le vemos visitando a sus fieles casa por casa; atendiendo paternalmente a los niños y a los enfermos; empleando gran cantidad de dinero en la ampliación y embellecimiento de la iglesia; ayudando fraternalmente a sus compañeros de los pueblos vecinos. Y todo esto va acompañado de una vida de asombrosas penitencias, de intensísima oración, de caridad, en algunas ocasiones llevada hasta el extremo para con los pobres.

Era lógico que aquellos buenos campesinos recurrieran luego a él, al presentarse dificultades, o simplemente para confesarse y volver a recibir los buenos consejos que de sus labios habían escuchado. Éste fue el comienzo de la célebre peregrinación de feligreses a Ars. Lo que al principio sólo era un fenómeno local, circunscrito casi a las diócesis de Lyon y Belley, luego fue tomando un vuelo cada vez mayor, de tal manera que llegó a hacerse célebre el cura de Ars en toda Francia y aún en Europa entera. De todas partes empezaron a afluir peregrinos, se editaron libros para servir de guía, y es conocido el hecho de que en la estación de Lyón se llegó a establecer una taquilla especial para despachar billetes de ida y vuelta a Ars.

Aquel pobre sacerdote, que trabajosamente había hecho sus estudios, y a quien la autoridad diocesana había relegado en uno de los pueblos más pequeños y menos devotos de la diócesis, iba a convertirse en consejero buscadísimo por millares y millares de almas. Y entre ellas se contarían gentes de toda condición, desde prelados insignes e intelectuales famosos, hasta humildísimos enfermos y pobres gentes atribuladas que irían a buscar en él algún consuelo.

Aquella afluencia de gentes iba a alterar por completo su vida. Día llegará en que el Santo Cura desconocerá su propio pueblo, encerrado como se pasará el día entre las míseras tablas de su confesonario. Entonces se producirá el milagro más impresionante de toda su vida: el simple hecho de que pudiera subsistir con aquel género de vida. Por si fuera poco, sus penitencias eran extraordinarias, y así podían verlo con admiración y en ocasiones con espanto quienes le cuidaban. Los años y las enfermedades le impedían dormir con suficiente tranquilidad.

Dios bendecía manifiestamente su actividad. El que a duras penas había hecho sus estudios, se desenvolvía con maravillosa firmeza en el púlpito, sin tiempo para prepararse, y resolvía delicadísimos problemas de conciencia en el confesionario. Es más: después de su muerte, hubo testimonios, abundantes hasta lo increíble, de su don de discernimiento de conciencias. A una persona le recordó un pecado olvidado, a otra le manifestó claramente su vocación, a otra le abrió los ojos sobre los peligros en que se encontraba, a otras personas que traían entre manos obras de mucha importancia para la Iglesia de Dios les descorrió el velo del porvenir... Con sencillez, casi como si se tratara de corazonadas o de ocurrencias, el Santo mostraba estar en íntimo contacto con Dios Nuestro Señor y ser iluminado con frecuencia por Él.

El viernes 29 de julio de 1859 se sintió indispuesto. Pero bajó, como siempre, a la iglesia a la una de la madrugada. Sin embargo, no pudo resistir toda la mañana en el confesonario y hubo de salir a tomar un poquito de aire. Luego subió al púlpito. No se le entendía, pero era igual. Sus ojos bañados de lágrimas, volviéndose hacia el sagrario, lo decían todo. Continuó confesando, pero ya a la noche se vio que estaba herido de muerte. Descansó mal y pidió ayuda. «El médico nada podrá hacer. Llamad al señor cura de Jassans».

Ahora ya se dejaba cuidar como un niño. No rechistó cuando pusieron un colchón a su dura cama. Obedeció al médico. El mismo obispo de la Diócesis vino a compartir su dolor. Tras una emocionante despedida de su buen padre y pastor, el Santo Cura ya no pensó más que en morir. Y en efecto, con paz celestial, el jueves 4 de agosto, a las dos de la madrugada, mientras su joven coadjutor rezaba las hermosas palabras «que los santos ángeles de Dios te salgan al encuentro y te introduzcan en la celestial Jerusalén», suavemente, sin agonía, «como obrero que ha terminado bien su jornada», el Cura de Ars entregó su alma a Dios.

Así se ha realizado lo que él decía en una memorable catequesis matinal: «¡Dios mío, cómo me pesa el tiempo con los pecadores! ¿Cuándo estaré con los santos? Entonces diremos al buen Dios: Dios mío, te veo y te tengo, ya no te escaparás de mí jamás, jamás».

Lo canonizó el papa Pío XI el 31 de mayo de 1925, quien tres años más tarde, en 1928, lo nombró Patrono de los Párrocos. Su cuerpo se conserva incorrupto en la Basílica de Ars. Su fiesta se celebra el 4 de agosto.

 

Por causa de una intensa niebla en la campiña Juan María Vianney no encontraba el pueblito de Ars donde el obispo le había asignado como párroco.  Entonces el santo encuentra un niño llamado Antoine Givre a quien le dice: “Muéstrame el camino a Ars y yo te mostraré el camino al cielo”.

miércoles, 29 de marzo de 2023

LA LUZ DE FRANCISCO (audios): El Sacramento del Orden Sagrado


Tema del episodio Nº 26 del ciclo:

El Sacramento de la Unción de los enfermos 

“La luz de Francisco”, es un micro programa de evangelización, realizado por el sacerdote argentino José Antonio Medina Pellegrini, que se emitió todos los viernes a las 13:30 hs por Cadena Cope Cádiz, España, desde octubre de 2013 a junio de 2014.

El programa cuenta con una particularidad muy importante: la sintonía del mismo ha sido escrita e interpretada por Palito Ortega en homenaje al Papa Francisco y regalada al Padre José Medina para que le acompañe en este programa de evangelización, que adopta su nombre de esta misma canción.

viernes, 18 de noviembre de 2022

SACERDOCIO: Carta de un sacerdote antes de morir

 

Jesús Muñoz, el día de su primera misa.
(Foto: Cortesía de la familia.)

“Tu es sacerdos in aeternum” [Eres sacerdote para toda la eternidad], dicen los Salmos (110 [109], 4) y recoge la liturgia de la Iglesia. Jesús Muñoz fue un cura de la diócesis de Toledo que murió en Coria el 7 de septiembre de 1998, con sólo 32 años, a consecuencia de un cáncer. Poco antes de ese momento escribió una carta que circuló mucho y que todavía hoy "hace mucho bien", recuerda uno de sus compañeros de seminario, José María Alsina Casanova, quien evoca sus últimos instantes: "Cuando enfermó pude visitarle en una ocasión en la casa que les habían dejado a su familia en Pamplona para su tratamiento médico. Me lo encontré muy deteriorado por la enfermedad y a la vez vi en él a un sacerdote lleno de caridad y ´transformado´ por Cristo".

Fue una percepción común en cuantos le vieron en esas fechas. "Tuve la suerte de conocerle los dos últimos años de su vida", cuenta Gabriel, un amigo personal de su hermano Javier: "La muerte de Jesús, su sufrimiento y sus dolores fueron y son, para los que le conocimos, una gran esperanza y un gran apoyo. Su testimonio nos ha marcado para el resto de nuestras vidas y jamás podremos olvidarle".

El mensaje postrero de Jesús Muñoz sigue produciendo grandes beneficios espirituales: "Ayer en la oración la volví a leer", explica el padre Alsina, "y di gracias a Dios por el sacerdocio de Jesús Muñoz y le pedí para que desde el cielo nos ayude a ser de verdad ´sacerdotes´ y y para que por su intercesión muchos jóvenes sigan respondiendo a la llamada de Cristo al sacerdocio".

Con esa intención, y aunque es un texto conocido, la reproducimos a continuación en su integridad.

Carta del sacerdote Jesús Muñoz poco antes de morir:

En primer lugar, permitidme que me presente: me llamo Jesús Muñoz 32 años y soy sacerdote católico de la diócesis de Toledo, España. En el año 1996 estuve de misionero en Bolivia como catequista itinerante de la Comunidades Neocatecumenales.

Al volver a España para descansar y tener unas vacaciones me diagnosticaron un cáncer colo-rectal con metástasis hepática.

He sido sometido a varias operaciones: me extirparon el ano, el recto y 30 cm del colon, y me hicieron un ano artificial. Posteriormente me quitaron una cuarta parte del hígado. También he sido sometido a otras operaciones de menor consideración. He sido sometido a tratamiento de radioterapia y actualmente estoy en tratamiento con quimioterapia.

Llevo ya tanto tiempo que el cuerpo se deteriora y por esta razón no puedo viajar, ni muchas veces salir de casa. Bueno, aunque es aceptable mi calidad de vida, varía mucho de mes en mes e incluso de día a día. Nunca es igual, es imprevisible cómo me voy a encontrar a la mañana siguiente. Es un misterio.

El sufrimiento es un misterio que solamente desde la fe se ilumina.

El tiempo pasado en Bolivia fue fantástico. De niño siempre quise ir a las misiones y el Señor me lo ha concedido. Fue un tiempo de renovación sacerdotal, pues yo era un “burgués”. No me preocupaba de nada, salvo de mí mismo. Sin santidad, sin intimidad con el Señor ni con su Palabra, sin oración asidua. Muy despreocupado por la liturgia y por quien me tocaba pastorear. No era capaz de morir por nadie. Pero aparecía ante los feligreses como muy trabajador, preocupado por las cosas, buen cura, humilde… Mentira todo. Pues soy un egoísta y un orgulloso, que sólo me busco a mí en lo que hago. Un cura de pueblo que sólo hace cosas; pero no lleva el Evangelio a su pueblo. Y apegado al dinero, pues lo último que hice antes de salir para Bolivia fue dar clases en un instituto de enseñanza secundaria y tener una nómina abultada. Pues el mayor peligro para un cura es el dinero -también para cualquier cristiano-. “Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero” (1 Tm 6,10). Pero los milagros que he visto en la evangelización y sobre todo mi equipo de evangelización me ayudaron mucho. Me corrigieron a tiempo. Siempre con cariño o, mejor aún, con amor evangélico. No siempre recibía las correcciones con agrado: mi egoísmo y el ser educado para ser el primero en todo, y un líder como cura, se manifestaba con toda claridad.

Ciertamente que les estoy muy agradecido, ha sido un segundo seminario de formación. Una regeneración sacerdotal.

En definitiva tener que pasar por la puerta de la humildad, la cual yo rehusaba. Ver mis pecados con una claridad que antes me estaba velada. Y rezaba al Señor que si yo era un lastre para la evangelización, que si iba a añadir problemas a los que ya había en la misión que me retirase de ella. ¡Y cómo lo hizo! El Señor también me lo concedió.

Jesús Muñoz, sacerdote para siempre.
El Señor siempre me ha concedido lo que le he pedido de todo corazón. El siempre se abaja para escuchar al afligido y al atribulado, y a la oveja perdida siempre la trata con mayores entrañas de misericordia.

Dios siempre provee, no deja solo al desvalido, siempre abre puertas allí donde parece que se cierran.

La experiencia del sufrimiento es un misterio. En el postoperatorio, aunque estaba sedado con morfina, recuerdo que en una ocasión desperté y miré el crucifijo que tenía delante, miré a Jesucristo y le decía que estábamos iguales: con el cuerpo abierto, con los huesos doloridos, solos ante el sufrimiento, abandonados, en la cruz… Yo me fijé en mí y me rebelé. No lo entendía. Dios me había abandonado. No me quería. Y de pronto recordé las palabras que desde el cielo Dios-Padre pronuncia refiriéndose a Jesucristo el día del bautismo y posteriormente en el Tabor: “Este es mi Hijo amado”, “mi Predilecto”. Y el Hijo amado de Dios estaba colgado frente a mí en la cruz. El amor de Dios, crucificado. El Hijo en medio de un sufrimiento inhumano.

Entonces reflexioné: si me encuentro en la misma situación que Él, entonces yo también soy el hijo amado y predilecto de Dios. Y dejé de rebelarme. Y entré en el descanso. Y vi el Amor de Dios.

La razón humana no encuentra sentido al sufrimiento, no tiene lógica. Solo mirando al Crucificado el hombre entra en la paz que el sufrimiento le ha robado. Pues con el dolor y el sufrimiento el hombre pierde la capacidad de razonar y la voluntad. Y ya está perdido, le han vencido. Ha dejado de ser hombre; pero el sufrimiento y la resurrección de Cristo nos ha hecho hombres nuevos.

Y, también, ¡cuánto me han consolado las palabras del Siervo de Yahvé: “Varón de dolores, conocedor de todos los quebrantos”. ¡NO! No estoy solo en la cruz. Doy gracias a la Iglesia por el don tan inmenso de la fe. Sólo la fe tiene respuestas a los interrogantes del hombre.

Recuerdo igualmente algunas frases de los salmos que he meditado y qué bien me han hecho: “Me estuvo bien el sufrir”, “hasta que no sufrí estuve perdido”.

Aunque también es cierto que, ¡cuántas veces he llorado en el silencio de la cama cuando llegan los dolores y el sufrimiento, y al ver que llega el final de los días! Y aparece como una desesperanza; aunque yo rápidamente digo “todo sea por la evangelización”. ¡Por la evangelización! Aunque, a veces, ese “todo” resulta una carga dura y pesada.

Al igual que en la clínica, he colocado un icono de la Virgen enfrente de mi cama, pues quiero morir mirándola a ella. Y quiero morir sin agonía, sin lucha, sino entregándome como ella me ha entregado a su Hijo.

Actualmente mi enfermedad se agrava: tengo tumores en el hígado y en el hueso sacro. Es decir, la metástasis comienza a extenderse; aunque con la quimioterapia parece que la retienen un poco. De todos modos los médicos me han pronosticado que no viviré más de un año, dos a lo sumo. Pido a Dios tener una calidad de vida lo suficientemente aceptable como para evangelizar desde mi situación.

Me siento como una barca varada en la orilla del lago de Tiberiades. Ya no saldrá más a pescar; pero tengo la esperanza de que Cristo también suba a ella para proclamar desde allí la Buena Nueva a la muchedumbre. Esta es ahora mi misión: ser barca varada, púlpito de Jesucristo.

Veo que este tiempo es un Adviento particular que el Señor me regala para prepararme al encuentro con el “novio” y tener las lámparas preparadas con un aceite nuevo, y así poder entrar al banquete de bodas. Es un don el poseer el aceite de Jesucristo, que fortifica mis miembros para la dura lucha de la fe en el sufrimiento, me ilumina la historia que está haciendo conmigo, y me asegura poseer el Espíritu Santo, como arras del Reino de los Cielos.

Ciertamente nadie sabe ni el día ni la hora de la muerte. Es vivir de la esperanza. De esto se reflexionará en toda la Iglesia: sobre la virtud de la esperanza. Y sobre el espíritu que nos hace decir ¡Abba! [¡Padre!].

Pero, a veces, creo que pierdo el tiempo, que podría hacer más cosas, orar más, tener más intimidad con el Señor, y otras veces la enfermedad no me deja hacer más. ¿Será que sólo tengo que sufrir: purificarme, convertirme, evangelizar desde el silencio? A esto me está ayudando la lectura de las obras de Santa Teresita del Niño Jesús y he vuelto a releer la Salvifici Doloris del Papa Juan Pablo II.

Lo más importante es esta fe, vivida en régimen de pequeñas comunidades, en donde la lectura de la Palabra de Dios ilumina el sentido de mi vida, en donde se dan signos de unidad y amor.

Este es un artículo original de "Religión en Libertad".

sábado, 9 de julio de 2022

SACERDOCIO: Un sacerdote debe ser…

(Manuscrito medieval encontrado en Salzburgo)


Muy grande

y, a la vez, muy pequeño,

de espíritu noble, como si llevara sangre real,

y sencillo como un labriego,

héroe, por haber triunfado de sí mismo,

y hombre que llegó a luchar contra Dios,

fuente inagotable de santidad

y pecador a quien Dios perdonó,

señor de sus propios deseos

y servidor de los débiles y vacilantes,

uno que jamás se doblegó ante los poderosos

y se inclina, no obstante, ante los más pequeños,

dócil discípulo de su maestro

y caudillo de valerosos combatientes,

pordiosero de manos suplicantes

y mensajero que distribuye oro a manos llenas,

animoso soldado en el campo de batalla

y madre tierna a la cabecera del enfermo,

anciano por la prudencia de sus consejos

y niño por su confianza en los demás,

alguien que aspira siempre a lo más alto

y amante de lo más humilde…

Hecho para la alegría,

acostumbrado al sufrimiento,

ajeno a la envidia,

transparente en sus pensamientos,

sincero en sus palabras,

amigo de la paz,

enemigo de la pereza,

seguro de sí mismo.

 

“Completamente distinto de mí”,

comenta humildemente el amanuense.