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martes, 23 de abril de 2024

SANTO PADRE PÍO: Origen y sentido de la Novena al Sagrado Corazón de Jesús

(Sobre un artículo de Philip Kosloski – Aleteia) Normalmente, cuando alguien nos pide que recemos por una intención específica, tenemos nuestra oración de “cabecera”. Puede ser el Rosario, un Padrenuestro, o simplemente un sincero ruego a Dios.

San Pío de Pietrelcina (más comúnmente conocido como Padre Pío) tenía su oración favorita que rezaba por todos los que le pedían sus oraciones.

Cada día muchas personas, ya sea en persona o por carta, le pedían al Padre Pío que orara por una intención específica y muchas veces esta intención fue milagrosamente respondida por Dios.

Novena al Sagrado Corazón de Jesús

En realidad, es una oración compuesta por santa Margarita María Alacoque y comúnmente se llama la “Novena Eficaz del Sagrado Corazón de Jesús”.

Ella era una santa que vivió en el siglo XVII y durante su vida recibió múltiples visiones de Jesús.

Muchos creen que esta es una oración poderosa porque llama al corazón de Jesús a tener misericordia de nosotros y de nuestras peticiones.

El corazón de Jesús está lleno de amor y compasión. Y esta oración confía en ese amor, creyendo que él es lo suficientemente tierno como para dar generosamente nuestra petición, si es en su santa voluntad.

Por encima de todo, se debe orar con una fe sincera, como el Padre Pío la rezaba, y no como una fórmula mágica.

Dios no es un genio que nos otorga el deseo que pedimos, sino que responde con amor a un niño que pide algo, sabiendo exactamente lo que necesitamos.

Las 3 promesas principales que Jesucristo hizo a la humanidad

El sacerdote capuchino retomó en esta oración las 3 promesas principales que Jesucristo hizo a la humanidad, según las revelaciones a santa Margarita María Alacoque. Éstas son:

Primera promesa: “¡Oh Jesús mío!, que dijiste: «En verdad os digo, pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá». He aquí que yo llamo, yo busco, yo pido la gracia…”

Segunda promesa: “!Oh Jesús mío!, que dijiste: «En verdad les digo, todo lo que pidáis a mi Padre en mi Nombre, se les concederá». He ahí que yo, al Padre Eterno y en tu nombre pido la gracia de...”

Tercera promesa: “!Oh Jesús mío!, que dijiste: «En verdad les digo, pasarán los cielos y la tierra pero mis palabras jamás pasarán». He ahí que yo, confiando en lo infalible de tus santas palabras pido la gracia…"

Les comparto la Novena según la redacción de la estampa oficial con reliquia que realiza “La Voz del Padre Pío” del Convento de los Frailes Capuchinos “Nuestra Señora de las Gracias” de San Giovanni Rotondo, Foggia, Italia:





sábado, 23 de septiembre de 2023

SANTO PADRE PÍO: Carta al Padre Pío de Pietrelcina en el aniversario de su muerte

 

Queridos amigos y hermanos del blog: cada 23 de septiembre se cumple un nuevo aniversario de la muerte del santo Padre Pío (1887-1968). Les comparto una carta escrita en el 40 aniversario de su partida: 

“Alzaré con fuerza mi voz y no desistiré”

Querido Padre Pío, queridísimo Padre Pío:

Permíteme que también yo, como tantos cientos y miles de personas hicieron durante tu vida y siguen haciendo durante tu muerte y tu pascua, te escriba una carta. Ya sabes que hasta quien después sería el Papa Juan Pablo II te escribió en varias ocasiones.

Cuando aparecías en público, los fieles se arremolinaban en tu derredor para hacerte llegar sus cartas, que inundaban también las oficinas de correos. ¡Qué habría sido hoy con las nuevas tecnologías!… Y tú las recogías, con el amor y la rudeza habituales, y las guardabas junto a tus llagas. ¡Qué mejor lugar para que la gracia de Dios las rociara y las bendijera! Recibe también hoy mi carta. Guárdala a la vera de tus llagas florecidas y resucitadas. Y reza por mí, por mis intenciones y necesidades, por mi vida y ministerio. Que ya sabes por lo que pido y lo que necesito.

Hoy hace cuarenta años de tu muerte, de tu pascua. Apenas unas horas antes de que la hermana muerte llamará a tu puerta y a tu anciano, enfermo y crucificado cuerpo, la Pascua ya se había verificado en ti. Las llagas, que habían sido tu cruz y tu gloria, habían desaparecido misteriosamente, milagrosamente, de la misma manera misteriosa y milagrosa que llegaron de modo visible cincuenta años antes. Tu última misa había sido ya tu misa definitiva, tu Eucaristía eterna y pascual. Por cierto, ¡cuánto me hubiera gustado poder asistir a alguna de tus misas del alba, de tus largas, doloridas y gozosas Eucaristías!

Gracia, pura y gratuita gracia

En la vigilia de tu fiesta litúrgica, en la vigilia de hoy, he estado releyendo y revisando la documentación que tengo sobre ti. Y, ¿sabes?, la pregunta es siempre la misma: ¿cómo y por qué viniste hasta mí? Nos separan años, kilómetros, entornos culturales y sociales, en España apenas eres conocido…. ¿Cómo y por qué viniste hasta mí, querido Padre Pío? ¿Cuál es el porqué de mi “perra” hacia ti, querido Padre Pío? Y siempre que me lo pregunto, como ahora, como en la vigilia de tu fiesta litúrgica, la respuesta es siempre la misma: la gracia, pura gracia, la Providencia. Sí, no hay otra explicación: la gracia de Dios lo ha querido, has sido y eres para mí gracia de Dios, un regalo del Altísimo, como lo eres para tantos miles y millones de personas, como lo eres para esa multitud que, sin duda, se congrega estos días en San Giovanni Rotondo.

En una de tus cartas -en tu texto quizás más preciado y más precioso, más sagrado- escribes a tu director espiritual, el padre Benedicto de San Marco in Lamis, la narración de la visita sobre tu cuerpo y tu alma de las llagas y los estigmas del Señor. Fechas la carta el 22 de octubre de 1918, un mes después de que acontecieran definitivamente los hechos. Cuentas cómo sucedieron las cosas y tu perturbación. Las llagas habían herido tu pecho, tus manos y tus pies, sangraban y supuraban. Pero además te habían sumido en la confusión y en el dolor. No entendías lo que había pasado, lo que estaba pasando, lo que iba a pasar. Y pedías al Señor que actuase, que, al menos, te quitara la confusión que experimentabas ante aquellos signos externos.

“Alzaré fuerte mi voz a El -escribías y orabas- y no cesaré de conjurarle, para que por su misericordia retire de mi no el desagarro, no el dolor –porque lo veo imposible y siento que El me quiere embriagar de dolor-, sino estos signos externos que son para mí de una confusión y de una humillación indescriptible e insostenible”.

Ni el dolor interior ni los signos externos de la cruz de Cristo te abandonaron, querido Padre Pío, hasta la víspera de tu pascua, hace ahora cuarenta años. Pero el Señor te escuchó e hizo de ti aptísimo instrumento de su Providencia y de su amor, fecundísimo ministro del perdón y de la conversión, testigo elocuente –hasta mudo, apartado, calumniado y confinado- de que solo podemos gloriarnos de la cruz de Cristo.

Las gracias son para compartirlas

“Alzaré con fuerza mi voz y no desistiré”, escribías, sí. Y yo, desde que te conocí hace poco más de seis años, siento también la necesidad de alzar con fuerza mi voz y de no desistir en el empeño de ponerme a la vera de tus llagas y de comunicar a los cuatro vientos quién eres y lo necesitados que estamos de contar con cristianos como tú.

Te diré al respecto una historia de hoy mismo, de ayer mismo. En la tarde de ayer al acabar la Eucaristía que oficiaba en la comunidad de religiosas de la que soy capellán, vino a saludarme una hermana “nueva”. Era una novicia de origen japonés que va a permanecer tres meses en esta comunidad mientras completa su noviciado en la preparación y en la espera de profesar los votos consagrados el próximo 8 de diciembre. Nada más saludarla me acordé de que al día siguiente –hoy- es tu memoria litúrgica y le dije: “Mañana es San Pío de Pietrelcina, un santo de los grandísimos, religioso como tú. Mañana diré la misa por ti y te encomendaré a él”.

Y así lo he hecho esta mañana temprano, cuarenta años después de tu partida. He ofrecido la misa por la joven novicia japonesa y te la he encomendado. Le he dado una reliquia y estampa tuyas, algunos escritos míos sobre ti y un rosario, recordándole tu amor por la Madonna, por tu amor por María. Y le he dicho: ”Hoy, no yo, sino el mismo Dios te hace un regalo maravilloso y extraordinario, dándote, ofreciéndote un santo tan grande como el Padre Pío”.

Y es que, querido Padre, queridísimo Padre, tú has sido y eres un inmenso regalo para mí. Y los regalos nunca se merecen, pero conllevan una deuda: la deuda de la gratitud. Y yo quisiera saldar esta deuda dándote a conocer y seguir más cerca y con mayor radicalidad –a tu lado, tras tu estela- al único Dios y Señor.

Dios está aquí

Pero, ¿sabes?, tu camino es camino de cruz, y a todos nos da miedo la cruz. Sí, ya sé que somos unos insensatos cuando actuamos así. Pero la humana fragilidad –lo sabes bien- pesa y condiciona más de lo que quisiéramos. Por eso, querido Padre Pío, ayúdanos a llevar la cruz, la propia, la de los nuestros y la de la entera humanidad. Ayúdanos a que con los labios y con el corazón –con toda nuestra vida- exclamemos y experimentemos: “Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero”.

“Oh Dios, que has otorgado a San Pío de Pietrelcina –rezamos en tu oración litúrgica- la gracia de participar de manera especial en la Pasión de tu Hijo, concédenos por su intercesión conformarnos con la muerte de Cristo, para ser participes de su resurrección”. Que esta sea también mi plegaria hoy y siempre.

Gracias, Padre Pío. Siempre llegas a mí como brisa suave y reconfortante, como viento fresco y puro, como aroma delicado y embriagador, como oferta tan atrayente y tan sugerente. Alzaré con fuerza mi voz, sí, y no desistiré: Dios está próximo a nosotros mediante hombres como tú. Dios, a través tuyo, nos inunda con los raudales de su gracia. Fue Dios quien escribió los renglones derechos y torcidos de tu vida. Es Dios –el mismo Dios- quien llega cada vez que tú vienes a mi vida, a la vida de los míos y de mis quehaceres y afanes, a la vida de nuestra Iglesia y humanidad.

Guarda, sí, esta carta, junto a tu costado. Apretújala entre tus manos. Hazla camino entre tus pies. Déjala florecer –sí- junto a tus llagas glorificadas. Preséntala en el ara del altar de tu Eucaristía eterna. E incrústala entre las cuentas de tu Rosario sin fin. Amén.

Jesús de las Heras Muela*

 

* Jesús de las Heras Muela nació en Sigüenza el 17 de Diciembre de 1958. Es licenciado en Estudios Eclesiásticos (Facultad de Teología de Burgos, 1982), Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid, 1992) e Historia de la Iglesia (Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, 1992), habiendo realizado los cursos de doctorado de estas dos últimas disciplinas.

jueves, 30 de marzo de 2023

SANTO PADRE PÍO: Adiós al Padre Leonardo Marcucci, el que asistió al Santo en su última Santa Misa

Falleció ayer a la edad de 86 años. Durante más de 50 años fue capellán de los Ospedali Riuniti de Foggia.

 

Falleció ayer, a la edad de 86 años, "en la discreción que siempre ha distinguido toda su vida", el fraile que asistió en su última misa al Padre Pío el 22 de septiembre de 1968, el día antes de su muerte, y lo sostuvo cuando el Santo se derrumbó al final de la celebración. Los Frailes Menores Capuchinos de la Provincia Religiosa de Sant'Angelo y el Padre Pío lloran al Padre Leonardo Marcucci.

Una vida consumida entre el altar, el confesionario y el servicio a los hermanos enfermos, así lo recuerdan sus hermanos del Santuario Convento de San Giovanni Rotondo. Había tomado el hábito de los Frailes Menores Capuchinos a la edad de 20 años, y recientemente había alcanzado el hito de 58 años de sacerdocio, ordenado el 14 de febrero de 1965.

Hermano en la religión del Padre Pío de Pietrelcina y testigo de su salud, durante más de 50 años fue capellán de los Ospedali Riuniti de Foggia, llevando consuelo y oración a los enfermos. Y es allí, en la gran iglesia del Policlínico, donde el cuerpo permanecerá expuesto durante todo el día de hoy, mientras que el funeral se celebrará mañana, 31 de marzo, a las 10.30, en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Foggia.

El anuncio provino de la página oficial de Facebook del Santuario del Convento Padre Pío: "Los Frailes Menores Capuchinos de la provincia de Sant'Angelo y el Padre Pío lamentan la desaparición del Padre Leonardo Marcucci, quien murió hoy a la edad de 86 años después de pasar toda una vida entre el altar, el confesionario y el servicio a los hermanos enfermos”.

La publicación también menciona que "El Padre Leonardo fue el fraile que ofició la última misa del santo hermano el 22 de septiembre de 1968", completa con una foto que lo retrata junto con el Padre  Pío. "Querido Padre Leonardo, que el Señor le dé la bienvenida a la gloria de los justos donde seguramente os estará esperando el Padre Pío y todos vuestros queridos hermanos difuntos”, concluye el mensaje.

viernes, 23 de septiembre de 2022

SANTORAL: Santo Padre Pío, en tu día y siempre, ora por nosotros



El padre Francesco Forgione nació en Pietrelcina, provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Sus padres fueron Horacio Forgione y María Giuseppa. Creció dentro de una familia humilde, pero como un día él mismo dijo, nunca careció de nada. Fue un niño muy sensible y espiritual. En la Iglesia Santa María de los Ángeles, la cual se podría decir fue como su hogar, fue bautizado, hizo la Primera Comunión y la Confirmación. También en esta misma Iglesia fue donde a los cinco años se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús. Más adelante empieza a tener apariciones de la Virgen María que durarían por el resto de su vida.

Ingresó a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone en enero de 1903. El día anterior de entrar al Seminario, Francisco tuvo una visión de Jesús con su Santísima Madre. En esta visión Jesús puso su mano en el hombro de Francisco, dándole coraje y fortaleza para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habló suave, sutil y maternalmente penetrando en lo más profundo de su alma. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910 en la Catedral de Benevento, y en febrero de ese año se estableció en San Giovanni Rotondo, donde permaneció hasta su muerte, el 23 de septiembre de 1968.

Poco después de su ordenación, le volvieron las fiebres y los males que siempre le aquejaron durante sus estudios, y es enviado a su pueblo, Pietrelcina, para que se restableciera de salud. Luego de 8 años de sacerdocio, el 20 de setiembre de 1918, recibe los estigmas de Nuestro Señor Jesucristo en sus manos, pies y costado izquierdo, convirtiéndose en el primer sacerdote estigmatizado. En una carta que escribe a su director espiritual los describe así: "En medio de las manos apareció una mancha roja, del tamaño de un centavo, acompañada de un intenso dolor. También debajo de los pies siento dolor".

El 20 de septiembre de 1968 el Padre Pío cumplió 50 años de haber recibido por primera vez los estigmas del Señor Jesús. El Padre Pío celebró la Misa a la hora acostumbrada. Alrededor del altar hubo 50 grandes macetas con rosas rojas para sus 50 años de sangre... A los dos días murmurando por largas horas "Jesús, María!", muere el Padre Pío, el 22 de septiembre de 1968. Los que estaban presentes quedaron largo tiempo en silencio y en oración. Después estalló un largo e irrefrenable llanto.

El funeral del Padre Pío fue impresionante ya que se tuvo que esperar cuatro días para que la multitud de personas pasaran a despedirse. Se calcula que más de cien mil personas participaron del entierro. Pocas horas antes de morir desaparecieron los estigmas con el cual el Señor ha confirmado su origen místico y sobrenatural. Muchas han sido las conversiones concedidas por la intercesión del Padre Pío e innumerables milagros han sido reportados a la Santa Sede.

San Juan Pablo II y el Santo Padre Pío

El 16 de junio de 2002 el Papa Juan Pablo II canonizó al padre Pío, algo tan esperado por muchos, elevando así al culto público y oficial de la Iglesia al sacerdote que confesó y convirtió a un gran número de fieles de distintos países, que lo frecuentaban buscando el perdón de los pecados y la orientación de sus vidas. Juan Pablo II lo propuso al mundo como “testimonio de oración y caridad”, en la canonización más multitudinaria de la historia vivida en el Vaticano.

“El nuevo santo nos invita a poner a Dios por encima de todo, a considerarlo como nuestro sumo y único bien”, dijo el pontífice en la homilía de canonización. Cuando el Santo Padre quiso resumir en la homilía el legado del seguidor de san Francisco, lo hizo con pocas palabras: “Oración y caridad, esta es una síntesis sumamente concreta de la enseñanza del padre Pío, que hoy vuelve a proponerse a todos. ¡Qué actual es la espiritualidad de la Cruz vivida por el humilde capuchino de Pietrelcina! Nuestro tiempo necesita redescubrir su valor para abrir el corazón a la esperanza”.

En particular, propuso su ejemplo como modelo para todo sacerdote. “¡La misa del Padre Pío!”, recordó el Papa, quien le visitó en 1947 y se confesó con él en San Giovanni Rotondo, cuando no era más que un joven sacerdote polaco. “La santa misa era el corazón y la fuente de toda su espiritualidad”, recordó. “San Pío de Pietrelcina se presenta ante todos como un testigo creíble de Cristo y de su Evangelio. Su ejemplo e intercesión alientan a cada uno a vivir un amor cada vez mayor a Dios y a la concreta solidaridad con el prójimo, en especial con el más necesitado”.

¡Santo Padre Pío, en tu día y siempre, ruega por nosotros!

¡Bendícenos!

Padre José Medina

sábado, 22 de enero de 2022

SAN JUAN PABLO II: San Pío de Pietrelcina modelo de espiritualidad y humanidad

 


Queridos amigos y hermanos del blog: hoy les propongo el volver a considerar las palabras que Juan Pablo II propuso al mundo cuando canonizó padre Pío de Pietrelcina, en la canonización más multitudinaria de la historia vivida en el Vaticano, esto fue el 16 de junio de 2002.

«El nuevo santo nos invita a poner a Dios por encima de todo, a considerarlo como nuestro sumo y único bien», dijo el pontífice en la homilía de canonización del italiano Francesco Giorgione, nombre de bautismo del fraile capuchino de los estigmas, fallecido en 1968 a los 81 años de edad.

Los más de 300 mil peregrinos (era casi imposible saber su número exacto) que fueron a Roma para participar en la celebración, no cabían en la plaza de San Pedro del Vaticano. Cientos de miles se congregaron en la Vía de la Conciliación y en las plazas cercanas, siguiendo la liturgia a través de pantallas gigantes. Fue una prueba durísima, pues fueron golpeados por un sol húmedo implacable, bajo una temperatura que superó los 35 grados centígrados a la sombra, calentados además por el asfalto romano. Los organizadores distribuyeron millones de botellas de agua.

El momento más emocionante tuvo lugar a las 10:25 de la mañana --la canonización transmitida por televisión en muchos países había comenzado a las 10--, cuando el pontífice, pronunció en latín, con voz en ocasiones temblorosa, la fórmula con la que inscribió al padre Pío en el registro de los santos.

El 462 santo proclamado por este pontificado (el Papa Wojtyla también había proclamado a 1.288 beatos hasta esa fecha) es quizá también el más conocido y amado, especialmente en Italia. En todo el mundo, además, se han extendido varios miles de grupos de oración que se inspiran en su espiritualidad.

Entre los presentes se encontraban las dos personas que atribuyen a la intercesión del padre Pío un milagro. Han sido decisivas para llegar hasta ese momento: se trata de Consiglia De Martino, curada en 1992 de una enfermedad mortal (su milagro permitió la beatificación) y del niño Matteo Colella, que hoy tiene casi veinte años y que en el 2000 entró en coma irreversible por una meningitis fulminante (su curación inexplicable permitió la canonización). Matteo recibió ese domingo la primera comunión de manos del Papa.

Cuando el Santo Padre quiso resumir en la homilía el legado del seguidor de san Francisco, lo hizo con pocas palabras: «Oración y caridad, esta es una síntesis sumamente concreta de la enseñanza del padre Pío, que hoy vuelve a proponerse a todos». «¡Qué actual es la espiritualidad de la Cruz vivida por el humilde capuchino de Pietrelcina! -dijo el Papa en la homilía- Nuestro tiempo necesita redescubrir su valor para abrir el corazón a la esperanza».

Al concluir la eucaristía, al rezar la oración mariana del «Angelus», Juan Pablo II anunció con satisfacción que la memoria litúrgica del padre Pío tendrá carácter «obligatorio» y desde ese momento es celebrada el 23 de septiembre, en el aniversario de su muerte, que en el caso de los santos, es el día de «su nacimiento al Cielo».

Juan Pablo II propuso a san Pío de Pietrelcina como «modelo de espiritualidad y humanidad» para los hombres y mujeres de hoy. «¿Cuál es el secreto de tanta admiración y amor por este nuevo santo?», preguntó el Papa. «Es ante todo un "fraile del pueblo", tradicional característica de los capuchinos. Es, además, un santo taumaturgo, como lo testimonian los acontecimientos extraordinarios que llenaron su vida. Pero, sobre todo, es un religioso sinceramente enamorado de Cristo crucificado».

«Participó en el misterio de la Cruz de manera incluso física en el curso de su vida», reconoció el Papa. El padre Pío recorrió este camino «en profunda comunión con la Iglesia», aclaró el pontífice. «No detuvieron esta actitud de filial obediencia momentáneas incomprensiones con una u otra autoridad eclesial».

El padre Pío tuvo que sufrir de hecho investigaciones y restricciones en el ejercicio de su ministerio sacerdotal, impuestas por el Santo Oficio, a causa de falsas acusaciones de personas que veían con recelo el extraordinario impacto que ejercía sobre la gente.

martes, 23 de noviembre de 2021

SANTO PADRE PÍO: "Reza, ten fe y no te preocupes"

Vídeo del estreno de la canción "Reza, ten fe y no te preocupes" en Tele Radio Padre Pío, el 8 de septiembre de 2021, presentada por fray Carlo María Laborde, guardián del convento de San Giovanni Rotondo.

Letra®: Padre José Medina

Música®: Silvia Lemus Pérez y José María Gómez

La canción encierra un diálogo entre los hijos espirituales que le hablan en cada estrofa y el Padre Pío que les contesta cada vez que se canta el estribillo.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

SANTO PADRE PÍO: ¿Cómo ser hijo espiritual del Padre Pío?

 Homilía del Padre José Antonio Medina, en la Iglesia de Santa Ana, Pietrelcina, Benevento, Italia, el 8 de septiembre de 2021, acompañando a un grupo de peregrinos españoles.

martes, 21 de septiembre de 2021

SANTO PADRE PÍO: La devoción del Padre Pío al Arcángel San Miguel

 Homilía del Padre José Antonio Medina, en el Santuario de San Miguel Arcángel (Monte Sant'Angelo), Apulia, Foggia, Italia, el 7 de septiembre de 2021, acompañando a un grupo de peregrinos españoles.

lunes, 20 de septiembre de 2021

SANTO PADRE PÍO: ¿Quién es el Padre Pío? ¿A quién hemos venido a visitar?

Homilía del Padre José Antonio Medina, en la Iglesia del Convento de Santa María de las Gracias, San Giovanni Rotondo, Foggia, Italia, el 6 de septiembre de 2021, acompañando a un grupo de peregrinos españoles.

viernes, 30 de julio de 2021

SANTO PADRE PÍO: Fallece el último fraile capuchino que lo asistió

 

El 26 de julio de 2021 a sus 91 años falleció fr. Marcellino Iasenzaniro. Su testimonio fue precioso ya que fue el último en asistir al Santo del 26 de abril al 26 de septiembre de 1965. También declaró como testigo ante el tribunal eclesiástico diocesano por la causa de beatificación y canonización.

VATICAN NEWS - Tiziana Campisi - Città del Vaticano

El último testigo capuchino del Padre Pio, fr. Marcellino Iasenzaniro. Fue el último de los frailes que desempeñó el papel de asistente del Padre Pío, del 26 de abril al 26 de septiembre de 1965 y por ello testificó ante el tribunal eclesiástico diocesano por la causa de beatificación y canonización. Nacido el 13 de junio de 1930 en Casacalenda (Campobasso), según un comunicado de prensa, ingresó al convento a los 16 años e hizo su primera profesión de votos el 16 de septiembre de 1947, confirmada definitivamente el 12 de agosto de 1951.



Era todavía estudiante de Teología cuando, en 1952, conoció al Padre Pío. Enviado a San Giovanni Rotondo para la gestión de la correspondencia en italiano, permaneció allí durante dos meses y regresó en los años siguientes. Tras su ordenación sacerdotal, conferida el 21 de febrero de 1954, obtuvo la licenciatura en teología en Roma y posteriormente se licenció en literatura en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán. Regresó a San Giovanni Rotondo en 1955 y diez años más tarde como escribiente en inglés y asistente personal del ahora anciano fraile de Pietrelcina. Fue precisamente su asistencia constante la que le llevó a anotar en un diario las experiencias más significativas vividas con él y las historias escuchadas directamente de su voz. Sus estudios en Milán en Literatura en la Universidad Católica del Sagrado Corazón no fueron su elección, sin saber qué hacer, pidió tiempo para decidir y habló con el Padre Pío quien respondió: “Haz lo que dicen los Superiores, de lo contrario te arrepentirás para toda la vida”, y fr. Marcelino obedeció.

La vida con el Padre Pio en cuatro libros


Las calificaciones obtenidas y sus dotes personales le permitieron poner su ministerio sacerdotal al servicio de los alumnos de Sant’Elia, Pianisi y Campobasso, como tutor, director espiritual, maestro, prefecto de estudios, animador vocacional y bibliotecario. Predicador buscado y apreciado, enriqueció sus catequesis y homilías con referencias concretas a la existencia ejemplar del Padre Pío. Reorganizó sus recuerdos registrados en un diario personal y la investigación sobre el Padre Pio en cuatro libros: “Il Padre” (tres volúmenes); “Padre Pio. Perfil de un santo” (dos volúmenes); “Padre Pio habla de la Virgen” y “La Virgen en la vida del Padre Pio”. 

Desde 1995 desempeñó periódicamente su servicio como ministro del sacramento de la Reconciliación en San Giovanni Rotondo, donde fue trasladado definitivamente en 2004, para garantizar la continuidad del apostolado no solo en el confesionario, sino también en el altar, ofreciendo a los peregrinos sus ricas experiencias sobre la experiencia humana, religiosa y sacerdotal del Padre Pío. Hace tres años, le surgió una enfermedad neurodegenerativa que le fue arrebatando progresivamente, primero sus capacidades mentales y luego su equilibrio físico. El funeral del fr. Marcellino se realizó en San Giovanni Rotondo y, para permitir la presencia virtual de quienes lo conocieron y respetaron, fue transmitido en vivo por Padre Pio TV.