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martes, 19 de marzo de 2024

SANTORAL: San José, Esposo virginal de María y Padre putativo de Jesús

 

Icono de San José*

Queridos amigos y hermanos del blog: San José es modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte. A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Santísima Virgen María.

Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1,45; 6,42; Lucas 4,22) el carpintero (Mateo 12,55). No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a él como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!

San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.

Vida de San José

Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. San Mateo (1,16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3,23), su padre era Helí.  Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.

Según San Mateo 13,55 y Marcos 6,3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma y la tradición ha aceptado esta interpretación.

Si el matrimonio de San José con María Santísima ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José.  Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.

Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero... ejemplo para todos nosotros.

Amor virginal

Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. San José y María Santísima permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús.  La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma más pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.

El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:

"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mt. 1,19-20, 24).

Unos meses mas tarde, llegó el momento para San José y María de partir hacia Belén para empadronarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2,1-7).

En Belén tuvo que sufrir con la Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació su Hijo. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, san Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él" (Lucas 2,33).

Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle» (Mateo 2,13).  San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.

San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto.   Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.

Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.  Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea" (Mateo 2,22).

Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2,42-51).  San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo.  Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.

Lo más probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla más de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.

Devoción a San José

La devoción a San José se fundamenta en que este hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra.  Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros), ya nos hablan de San José.  Según San Callistus, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.

San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento". Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.

En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen  en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada.  Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".

San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad.  En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.

San Bernardino de Siena: "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada?" Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.

Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigó entre los obreros durante el siglo XIX.  El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.

San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.

*Icono san José, Parroquia Ntra. Sra. de Madrid, Técnica: Temple al huevo sobre tabla. Oro de 24 kilates, Hecho por mano de Juan José de Julián, Donado a la parroquia por Dña. Dolores.

viernes, 8 de septiembre de 2023

VIRGEN MARÍA: 5 datos que debes saber de la Natividad de la Virgen María

 


Cada 8 de septiembre la Iglesia celebra el nacimiento de la Virgen María, la cual es conocida desde el siglo VI. Es verdad que el Evangelio no menciona donde nació María, algunos dicen que nació en Nazaret y otros que en Jerusalén.

5 datos que debes saber de la Natividad de la Virgen María:

1) Esta fiesta se comenzó a celebrar oficialmente con el Papa San Sergio (687-701 d.C.) al establecer que se celebraran en Roma cuatro fiestas en honor de Nuestra Señora: la Anunciación, la Asunción, la Natividad y la Purificación.

2) El nacimiento de la Virgen María tuvo privilegios únicos. Ella vino al mundo sin pecado original y fue elegida para ser Madre de Dios. Era pura, santa, y tenía la gracia santificante, desde su concepción. Con este hecho, se cumplieron las Escrituras y todo lo dicho por los profetas

3) En la plenitud de los tiempos, María se convirtió en el vehículo de la eterna fidelidad de Dios. Hoy celebramos el aniversario de su nacimiento como una nueva manifestación de esa fidelidad de Dios con los hombres.

4) Después del pecado original de Adán y Eva, Dios había prometido enviar al mundo a otra mujer cuya descendencia aplastaría la cabeza de la serpiente. Al nacer la Virgen María comenzó a cumplirse la promesa.

5) La vida de la Virgen María nos enseña a alabar a Dios por las gracias que le otorgó y las bendiciones que derramó por Ella sobre el mundo.

Celebremos con alegría el nacimiento de María, pues de ella nació Cristo Nuestro Señor, encomendemos nuestras necesidades a Ella y regala flores a la Virgen en alguna capilla, en señal del amor.

«Por tu nacimiento, Virgen Madre de Dios, anunciaste la alegría a todo el mundo: de ti nació el Sol de justicia, Cristo, Dios nuestro» (Liturgia de las Horas, Laudes, propio de la Fiesta).

¡Feliz cumpleaños, Madre querida!

viernes, 11 de agosto de 2023

SANTORAL: Santa Clara de Asís, Virgen, fundadora de las Clarisas

 


Pobre por elección, siguiendo los pasos de Francisco

Domingo de Ramos 1211.  El silencio en la noche de la campiña en Asís se rompe con los pasos de Clara. Sabe que está a punto de contradecir a su amada y rica familia, pero Dios ha puesto en ella el deseo de la verdadera libertad: quiere ser pobre. Esa fuga a la seguridad que le daba su familia, es el epílogo de un recorrido iniciado siete años antes cuando es testigo de un hecho emocionante: un joven rico se desnuda, se quita sus vestidos y los devuelve al padre y abraza la Virgen Pobreza. Es Francisco. Cuando escapa de su casa, Francisco espera a Clara en la Porciúncula: le corta sus cabellos, le pone una túnica de lana cruda y le encuentro un lugar donde quedarse en el monasterio benedictino de San Pablo en Bastia Umbra. Su padre tratará de convencerla inútilmente para que regrese a casa.

“Damas pobres”

La luz especial de Clara conquista a otras mujeres, entre ellas, su madre y las hermanas: muy pronto serán unas cincuenta. Francisco las llama “damas pobres” o “reclusas pobres” y dispone para ellas el pequeño monasterio de San Damián, que recién había restaurado y donde el joven recibió la invitación “Ve y repara mi casa “.  Entre el pobrecito y Clara hay una comunión plena, ella se define “su planta de semillero” y acompaña en misión a los frailes por el mundo con la oración continua junto con las hermanas.

Primera mujer que escribe una Regla

Fuerte y determinada, es la primera mujer que escribe una Regla y que obtiene la aprobación del Papa Gregorio IX, sellada luego por la bula de Inocencio IV en 1253, la Regla habla del “privilegio de la pobreza” y del ardiente deseo de “observar el evangelio”.

Incansable adoradora de la Eucaristía

La enfermedad marca sus últimos 30 años, pero no abandona jamás el contacto gozoso con el Señor de la oración: “No hay nada tan grande – escribe – como el corazón del hombre, allí en su intimidad, vive Dios”. Incansable adoradora de la Eucaristía, provoca la fuga de los sarracenos de Asís con la píxide en sus manos.

Proclamada santa dos años después de su muerte

Una noche de Navidad, absorta en sus oraciones, contempla desde las paredes de su celda los ritos que se celebran en esos momentos en la Porciúncula, corazón de la comunidad de los frailes. Por este motivo fue declarada por Pío  XII protectora de la televisión.

Muere el 11 de agosto del 1253 sobre el frío pavimento de San Damián. Sus últimas palabras fueron una acción de gracias: “Señor, Tú que me has creado, bendito seas”. En los funerales participa una muchedumbre jamás vista y sólo dos años más tarde fue proclamada santa por Alejandro IV.

domingo, 6 de agosto de 2023

SANTORAL: La Transfiguración del Señor

 


Queridos amigos y hermanos del blog: hoy 6 de agosto celebra la Iglesia la Fiesta de la Transfiguración del Señor que nos presenta uno de los más grandes milagros que Jesucristo realizó, no delante de una multitud, ni siquiera de los doce apóstoles, sino solamente delante de tres, Pedro, Santiago y Juan. Esta Fiesta que se venía celebrando desde muy antiguo en las iglesias de Oriente y Occidente, pero el papa Calixto III, en 1457 la extendió a toda la cristiandad para conmemorar la victoria que los cristianos obtuvieron en Belgrado, sobre Mahomet II, orgulloso conquistador de Constantinopla y enemigo del cristianismo, y cuya noticia llegó a Roma el 6 de agosto

El Evangelista San Mateo en el capítulo 17, versículos 1 al 9, relata este hecho de la siguiente manera: “Seis días después tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó aparte, a un monte alto.  Y se transfiguró delante de ellos, su rostro brilló como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

Y se les aparecieron Moisés y Elías hablando con El.  Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: ‘Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, haré aquí tres carpas, una para ti, una para Moisés y otra para Elías’.  Aún estaba hablando él, cuando los cubrió una nube resplandeciente, y salió de la nube una voz que decía: ‘Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mi complacencia, escuchadle’.

Al oírla, los discípulos cayeron sobre su rostro, sobrecogidos de gran temor.  Jesús se acercó, y tocándolos dijo: ‘Levantaos, no temáis’.  Alzando ellos los ojos no vieron a nadie, sino sólo a Jesús.  Al bajar del monte les mandó Jesús: ‘No deis a conocer esta visión a nadie hasta que resucite de entre los muertos’.”

Este milagro de Cristo que acabamos de leer es la síntesis del misterio de la muerte y resurrección del Señor y la expresión característica de la vocación del cristiano. Fue para los apóstoles un fortalecimiento para que no se abatieran ante los sufrimientos que Jesús había de padecer.  Era necesario que comprendieran que la pasión del Señor en lugar de ser aniquilamiento de la gloria del Hijo de Dios era el paso obligado que lo condujo a esa misma gloria.

Pero esta visión beatificante de Cristo no era más que un anticipo de la gloria de la resurrección y un viático para seguir con más fuerzas a Jesús en el camino del Calvario. Es esto lo que dijo claramente la voz que vino del cielo: ‘Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mi complacencia, escuchadle’. El Padre se complace en el Hijo porque aceptó ocultar sus resplandores bajo el velo de la carne humana y hasta bajo la ignominia de la cruz. 

El Señor, momentáneamente, dejó entrever su divinidad, y los discípulos quedaron fuera de sí, llenos de una inmensa dicha, que llevarían en su alma toda la vida. “La transfiguración les revela a un Cristo que no se descubría en la vida de cada día. Está ante ellos como Alguien en quien se cumple la Alianza Antigua, y, sobre todo, como el Hijo elegido del Eterno Padre al que es preciso prestar fe absoluta y obediencia total” (Juan Pablo II, Homilía 27-II-1983), al que debemos buscar todos los días de nuestra existencia aquí en la tierra

Nosotros que somos sus discípulos actuales tenemos que escucharle siempre, y aún más atentamente cuando habla de la cruz e indica el camino. Nuestra vocación de cristianos es conformarnos a Cristo Crucificado para poder ser un día conformados y revestidos de su gloria.

Pidamos a Nuestra Señora que sepamos ofrecer con paz el dolor y la fatiga que cada día trae consigo, con el pensamiento puesto en Jesús, que nos acompaña en esta vida y que nos espera, glorioso al final del camino. “Y cuando llegue aquella hora en que se cierren mis ojos humanos, abridme otros, Señor, otros más grandes para contemplar vuestra faz inmensa. ¡Sea la muerte un mayor nacimiento!” (J. Margall, Canto espiritual), el comienzo de una vida sin fin.

viernes, 4 de agosto de 2023

SACERDOCIO: San Juan Bautista María Vianney

 


San Juan Bautista María Vianney, “el Cura de Ars”, nació en Dardilly, en las cercanías de Lyon (Francia), el 8 de mayo de 1786. Tras una infancia normal, a los diecisiete años Juan María concibe el gran deseo de llegar a ser sacerdote. Su padre, aunque buen cristiano, pone algunos obstáculos, que por fin son vencidos. El joven inicia sus estudios en el seminario, dejando las tareas del campo a las que hasta entonces se había dedicado.

Juan María continúa sus estudios sacerdotales en Verrières primero y después en el seminario mayor de Lyón. Todos sus superiores reconocen la admirable conducta del seminarista, pero, falto de los necesarios conocimientos del latín, no saca ningún provecho de los estudios y, por fin, es despedido del seminario. Intenta entrar en los hermanos de las Escuelas Cristianas, sin lograrlo. Al tiempo se cruza en su camino un cura excepcional: el padre Balley, que había dirigido sus primeros estudios. Él se presta a continuar preparándole, y por fin, el 13 de agosto de 1815, el obispo de Grenoble, monseñor Simón, le ordenaba sacerdote, a los 29 años. 

Terminados sus estudios, el arzobispado de Lyón le encarga la pastoral de un minúsculo pueblecillo, a treinta y cinco kilómetros al norte de la capital, llamado Ars, donde llega el 9 de febrero de 1818, del que prácticamente no volverá a salir jamás.

Al principio le vemos visitando a sus fieles casa por casa; atendiendo paternalmente a los niños y a los enfermos; empleando gran cantidad de dinero en la ampliación y embellecimiento de la iglesia; ayudando fraternalmente a sus compañeros de los pueblos vecinos. Y todo esto va acompañado de una vida de asombrosas penitencias, de intensísima oración, de caridad, en algunas ocasiones llevada hasta el extremo para con los pobres.

Era lógico que aquellos buenos campesinos recurrieran luego a él, al presentarse dificultades, o simplemente para confesarse y volver a recibir los buenos consejos que de sus labios habían escuchado. Éste fue el comienzo de la célebre peregrinación de feligreses a Ars. Lo que al principio sólo era un fenómeno local, circunscrito casi a las diócesis de Lyon y Belley, luego fue tomando un vuelo cada vez mayor, de tal manera que llegó a hacerse célebre el cura de Ars en toda Francia y aún en Europa entera. De todas partes empezaron a afluir peregrinos, se editaron libros para servir de guía, y es conocido el hecho de que en la estación de Lyón se llegó a establecer una taquilla especial para despachar billetes de ida y vuelta a Ars.

Aquel pobre sacerdote, que trabajosamente había hecho sus estudios, y a quien la autoridad diocesana había relegado en uno de los pueblos más pequeños y menos devotos de la diócesis, iba a convertirse en consejero buscadísimo por millares y millares de almas. Y entre ellas se contarían gentes de toda condición, desde prelados insignes e intelectuales famosos, hasta humildísimos enfermos y pobres gentes atribuladas que irían a buscar en él algún consuelo.

Aquella afluencia de gentes iba a alterar por completo su vida. Día llegará en que el Santo Cura desconocerá su propio pueblo, encerrado como se pasará el día entre las míseras tablas de su confesonario. Entonces se producirá el milagro más impresionante de toda su vida: el simple hecho de que pudiera subsistir con aquel género de vida. Por si fuera poco, sus penitencias eran extraordinarias, y así podían verlo con admiración y en ocasiones con espanto quienes le cuidaban. Los años y las enfermedades le impedían dormir con suficiente tranquilidad.

Dios bendecía manifiestamente su actividad. El que a duras penas había hecho sus estudios, se desenvolvía con maravillosa firmeza en el púlpito, sin tiempo para prepararse, y resolvía delicadísimos problemas de conciencia en el confesionario. Es más: después de su muerte, hubo testimonios, abundantes hasta lo increíble, de su don de discernimiento de conciencias. A una persona le recordó un pecado olvidado, a otra le manifestó claramente su vocación, a otra le abrió los ojos sobre los peligros en que se encontraba, a otras personas que traían entre manos obras de mucha importancia para la Iglesia de Dios les descorrió el velo del porvenir... Con sencillez, casi como si se tratara de corazonadas o de ocurrencias, el Santo mostraba estar en íntimo contacto con Dios Nuestro Señor y ser iluminado con frecuencia por Él.

El viernes 29 de julio de 1859 se sintió indispuesto. Pero bajó, como siempre, a la iglesia a la una de la madrugada. Sin embargo, no pudo resistir toda la mañana en el confesonario y hubo de salir a tomar un poquito de aire. Luego subió al púlpito. No se le entendía, pero era igual. Sus ojos bañados de lágrimas, volviéndose hacia el sagrario, lo decían todo. Continuó confesando, pero ya a la noche se vio que estaba herido de muerte. Descansó mal y pidió ayuda. «El médico nada podrá hacer. Llamad al señor cura de Jassans».

Ahora ya se dejaba cuidar como un niño. No rechistó cuando pusieron un colchón a su dura cama. Obedeció al médico. El mismo obispo de la Diócesis vino a compartir su dolor. Tras una emocionante despedida de su buen padre y pastor, el Santo Cura ya no pensó más que en morir. Y en efecto, con paz celestial, el jueves 4 de agosto, a las dos de la madrugada, mientras su joven coadjutor rezaba las hermosas palabras «que los santos ángeles de Dios te salgan al encuentro y te introduzcan en la celestial Jerusalén», suavemente, sin agonía, «como obrero que ha terminado bien su jornada», el Cura de Ars entregó su alma a Dios.

Así se ha realizado lo que él decía en una memorable catequesis matinal: «¡Dios mío, cómo me pesa el tiempo con los pecadores! ¿Cuándo estaré con los santos? Entonces diremos al buen Dios: Dios mío, te veo y te tengo, ya no te escaparás de mí jamás, jamás».

Lo canonizó el papa Pío XI el 31 de mayo de 1925, quien tres años más tarde, en 1928, lo nombró Patrono de los Párrocos. Su cuerpo se conserva incorrupto en la Basílica de Ars. Su fiesta se celebra el 4 de agosto.

 

Por causa de una intensa niebla en la campiña Juan María Vianney no encontraba el pueblito de Ars donde el obispo le había asignado como párroco.  Entonces el santo encuentra un niño llamado Antoine Givre a quien le dice: “Muéstrame el camino a Ars y yo te mostraré el camino al cielo”.

viernes, 30 de junio de 2023

SANTORAL: Santos Protomártires Romanos

 


Toda historia tiene su comienzo y su andadura. Tanto el historiador pagano Tácito, en su obra Annales, como el Papa Clemente, en su Carta a los Corintios, testifican que muchos cristianos sufrieron martirio en medio de indecibles tormentos con la persecución desencadenada por el emperador Nerón después del incendio de Roma, en el año 64.

Hoy, 30 de junio, celebramos a estos Santos Protomártires de la Iglesia Romana, que marcan el inicio en la andadura de la Comunidad Eclesial. Durante el gobierno del Emperador Claudio, muchos judíos se asientan en Roma, así como un nutrido grupo de cristianos, siendo respetado en sus creencias.

Pero una vez que Agripina envenena al César, el hijo de aquella, Nerón, asciende al trono imperial. Entonces manda quemar de forma silenciosa y por terceros la ciudad. Cuando el Senado, desconociendo la verdad, busca a los culpables, la responsabilidad recae falsamente sobre los cristianos. A partir de entonces, se inicia una cruel persecución que se prolongará hasta el año 313, en que Constantino publique el Edicto de Milán.

Todos los seguidores del Evangelio, acusados de ser enemigos de los intereses imperiales, son arrestados por orden de Nerón y son llevados a las cárceles romanas, a la espera de su ejecución. Allí serán confortados unos con otros, descubriendo lo que el Señor dice en el Evangelio: “Os azotarán, os entregarán a los tribunales porque no han conocido mi Nombre”. Unos serán crucificados, y otros caerán bajo la espada, e incluso serán llevados como pasto de las fieras.

Tampoco faltarán los que sean utilizados para arder como antorchas en los palacios del César una vez martirizados, utilizando con los niños la burla de forrarles con piel de cordero para que sean devorados por los perros salvajes. “Los sufrimientos de ahora no pesan lo que la Gloria que un día se nos manifestará porque el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado”, recuerda San Pablo.

“A estos hombres (Pedro y Pablo), maestros de una vida santa, vino a agregarse una gran multitud de elegidos que, habiendo sufrido muchos suplicios y tormentos también por emulación, se han convertido para nosotros en un magnífico ejemplo”, escribe el Papa San Clemente en su carta a los Corintios.

El Martirologio jeronimiano es el primero en registrar la conmemoración del martirio de más de 900 cristianos en tiempos de Nerón. En dicho documento se señala el 29 de junio como el día destinado a la memoria de estos hombres y mujeres, coincidiendo con la efeméride de San Pedro y San Pablo. Se le atribuye a San Pío V, en el s. XVI, la primera mención en el Martirologio Romano de estos protomártires, con fecha 24 de junio. En la actualidad, la Iglesia los conmemora cada 30 de junio, un día después de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo. 


Oración a los Santos Protomártires de la Iglesia Romana


Señor, Dios nuestro, que santificaste los comienzos de la Iglesia romana con la sangre abundante de los mártires, concédenos que su valentía en el combate nos infunda el espíritu de fortaleza y la santa alegría de la victoria. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.


viernes, 27 de enero de 2023

SANTORAL: Santo Tomás de Aquino, el santo del estudio

 

Perfil Biográfico

Santo Tomás de Aquino nace en el castillo de Roccaseca (Italia) el año 1225. Hijo de los condes de Aquino recibe la primera educación religiosa y científica en la abadía de Montecasino, para pasar después a la universidad de Nápoles. Allí el contacto con fray Juan de San Juliano fue causa de que, a sus dieciséis años, frecuentase la comunidad de los hermanos predicadores, siendo el principio de su vocación a la vida apostólica. A los diecinueve años ingresa en la Orden de Predicadores.

Esta opción juvenil de Sto. Tomás deberá ratificarla más de una vez; primero, frente a su aristocrática familia que, de novicio, le secuestra y le pone en calabozo durante seis meses en el castillo de Roccaseca; y, posteriormente, frente a los maestros de París, que no le permiten la docencia en la universidad por su condición de fraile mendicante.

Tomás de Aquino en París

Por indicación de Fray Juan Teutónico, Maestro de la Orden, termina sus estudios en París y Colonia, bajo la guía de Fray Alberto Magno, quien le convence de la necesidad de profundizar en Aristóteles, el filósofo de la razón, la razón es don de Dios y a él debe ordenarse.

A los treinta y dos años Tomás de Aquino es maestro de la cátedra de teología de París. En Tomás, la Palabra de Dios en la Escritura tiene la primacía sobre las otras ciencias, y hace de la oración la fuente más fecunda de sus investigaciones. Mientras permanece en París, Tomás y los hermanos Predicadores elaboran en comunidad filosofía y teología, para después hacerla presente en la universidad.

Obras teológicas y filosóficas

Escribe muchas obras que destacan por su profundidad, admirando a maestros y estudiantes por la claridad, la distinción, la sutileza y la verdad con que procedía en la explicación de tantas y tan distintas materias, como son de ver en los cuatro grandes libros que escribió sobre el Maestro de las Sentencias.

En estos años dio de sí tales muestras arguyendo, discutiendo y respondiendo que, según el sentir de la universidad, sólo Dios podía dar tanto ingenio, y así era en verdad. Por toda Europa volaba su fama, llevada por los que de todas partes iban a estudiar a la Sorbona y luego regresaban a sus tierras cantando la sabiduría del maestro.

Después de París, impartiría docencia en Roma y en Nápoles, dejando entre otras muchas obras la Suma Teológica.

Santo Tomás de Aquino murió en la abadía de Fossanova el 7 de marzo de 1274 cuando iba de camino al concilio de Lyon. Fue canonizado el dieciocho de julio de 1323 por Juan XXII. San Pío V, el once de abril de 1567, lo declaró Doctor de la Iglesia. León XIII, el cuatro de agosto de 1880, lo proclamó patrón de todas las universidades y escuelas católicas.

Semblanza Espiritual

Alternó la enseñanza con la predicación. Actuó con eficaces intervenciones ante la curia pontificia en favor de los mendicantes. Destacó por su gran candor de vida y una fiel observancia de la vida conventual.

La misión de la Orden, es decir, el ministerio multiforme de la Palabra de Dios en la pobreza voluntaria, en él se centró en una continua dedicación al trabajo teológico; investigar incansablemente la verdad, contemplarla con amor y entregarla a los demás en escritos y en la predicación directa. Empleó su capacidad totalmente al servicio de la verdad, ansioso de encontrarla, recibiéndola de donde quiera que viniese y participarla a los demás.

Tuvo siempre un comportamiento humilde y cordial. Su obra demuestra la estrecha coherencia entre la razón humana y la divina revelación.

Santo Tomás de Aquino fue devotísimo de Cristo Salvador, especialmente de la cruz y de la eucaristía, que exaltó en sus composiciones litúrgicas para la fiesta del Corpus Christi. Tuvo una ferviente devoción filial a la Madre de Dios, la Virgen María.

Escrito por Dominicos España

viernes, 23 de septiembre de 2022

SANTORAL: Santo Padre Pío, en tu día y siempre, ora por nosotros



El padre Francesco Forgione nació en Pietrelcina, provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Sus padres fueron Horacio Forgione y María Giuseppa. Creció dentro de una familia humilde, pero como un día él mismo dijo, nunca careció de nada. Fue un niño muy sensible y espiritual. En la Iglesia Santa María de los Ángeles, la cual se podría decir fue como su hogar, fue bautizado, hizo la Primera Comunión y la Confirmación. También en esta misma Iglesia fue donde a los cinco años se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús. Más adelante empieza a tener apariciones de la Virgen María que durarían por el resto de su vida.

Ingresó a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone en enero de 1903. El día anterior de entrar al Seminario, Francisco tuvo una visión de Jesús con su Santísima Madre. En esta visión Jesús puso su mano en el hombro de Francisco, dándole coraje y fortaleza para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habló suave, sutil y maternalmente penetrando en lo más profundo de su alma. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910 en la Catedral de Benevento, y en febrero de ese año se estableció en San Giovanni Rotondo, donde permaneció hasta su muerte, el 23 de septiembre de 1968.

Poco después de su ordenación, le volvieron las fiebres y los males que siempre le aquejaron durante sus estudios, y es enviado a su pueblo, Pietrelcina, para que se restableciera de salud. Luego de 8 años de sacerdocio, el 20 de setiembre de 1918, recibe los estigmas de Nuestro Señor Jesucristo en sus manos, pies y costado izquierdo, convirtiéndose en el primer sacerdote estigmatizado. En una carta que escribe a su director espiritual los describe así: "En medio de las manos apareció una mancha roja, del tamaño de un centavo, acompañada de un intenso dolor. También debajo de los pies siento dolor".

El 20 de septiembre de 1968 el Padre Pío cumplió 50 años de haber recibido por primera vez los estigmas del Señor Jesús. El Padre Pío celebró la Misa a la hora acostumbrada. Alrededor del altar hubo 50 grandes macetas con rosas rojas para sus 50 años de sangre... A los dos días murmurando por largas horas "Jesús, María!", muere el Padre Pío, el 22 de septiembre de 1968. Los que estaban presentes quedaron largo tiempo en silencio y en oración. Después estalló un largo e irrefrenable llanto.

El funeral del Padre Pío fue impresionante ya que se tuvo que esperar cuatro días para que la multitud de personas pasaran a despedirse. Se calcula que más de cien mil personas participaron del entierro. Pocas horas antes de morir desaparecieron los estigmas con el cual el Señor ha confirmado su origen místico y sobrenatural. Muchas han sido las conversiones concedidas por la intercesión del Padre Pío e innumerables milagros han sido reportados a la Santa Sede.

San Juan Pablo II y el Santo Padre Pío

El 16 de junio de 2002 el Papa Juan Pablo II canonizó al padre Pío, algo tan esperado por muchos, elevando así al culto público y oficial de la Iglesia al sacerdote que confesó y convirtió a un gran número de fieles de distintos países, que lo frecuentaban buscando el perdón de los pecados y la orientación de sus vidas. Juan Pablo II lo propuso al mundo como “testimonio de oración y caridad”, en la canonización más multitudinaria de la historia vivida en el Vaticano.

“El nuevo santo nos invita a poner a Dios por encima de todo, a considerarlo como nuestro sumo y único bien”, dijo el pontífice en la homilía de canonización. Cuando el Santo Padre quiso resumir en la homilía el legado del seguidor de san Francisco, lo hizo con pocas palabras: “Oración y caridad, esta es una síntesis sumamente concreta de la enseñanza del padre Pío, que hoy vuelve a proponerse a todos. ¡Qué actual es la espiritualidad de la Cruz vivida por el humilde capuchino de Pietrelcina! Nuestro tiempo necesita redescubrir su valor para abrir el corazón a la esperanza”.

En particular, propuso su ejemplo como modelo para todo sacerdote. “¡La misa del Padre Pío!”, recordó el Papa, quien le visitó en 1947 y se confesó con él en San Giovanni Rotondo, cuando no era más que un joven sacerdote polaco. “La santa misa era el corazón y la fuente de toda su espiritualidad”, recordó. “San Pío de Pietrelcina se presenta ante todos como un testigo creíble de Cristo y de su Evangelio. Su ejemplo e intercesión alientan a cada uno a vivir un amor cada vez mayor a Dios y a la concreta solidaridad con el prójimo, en especial con el más necesitado”.

¡Santo Padre Pío, en tu día y siempre, ruega por nosotros!

¡Bendícenos!

Padre José Medina

viernes, 2 de septiembre de 2022

FE Y VIDA: Último reportaje concedido por la Santa Madre Teresa de Calcuta

 


Queridos amigos y hermanos del blog: al estar cerca de una nueva fiesta litúrgica de la Santa Madre Teresa de Calcuta, que se celebra cada 5 de septiembre, me pareció oportuno que podamos volver a leer la última entrevista que concedió poco antes de su muerte a la revista brasileña misionera «Sem Fronteras». He aquí algunos pasajes que tradujo y transmitió en su momento la agencia de noticias católica Zenit.

Creo que puede servirnos para profundizar en el conocimiento de esta humilde mujer que supo entender que el amor no es solamente una doctrina, sino principal y esencialmente una vivencia que debe comprometer toda nuestra existencia en una síntesis perfecta entre fe y vida hecha caridad a Dios y a los hermanos, especialmente hacia aquellos que más necesitan de nuestra especial solicitud. ¡Ojalá que sus palabras, expresión viva de un auténtico testimonio cristiano nos cuestionen…, y mucho!:

—¿Cuántas son las Misioneras de la Caridad?

—Madre Teresa: Tenemos 3.604 hermanas que han pronunciado los votos religiosos, 411 novicias y 260 aspirantes a religiosas. Estamos esparcidas en 119 países. Hoy disponemos de 560 tabernáculos o casas.

—¿Por qué los llaman «tabernáculos»?

—Madre Teresa: Porque Jesús está presente en estas casas. Son casas de Jesús. Nuestra congregación quiere contribuir a que las personas puedan saciar su sed de Jesús. Con ello tratamos de rescatar y santificar a los más pobres de los pobres. Pronunciamos los votos de castidad, pobreza y obediencia. Pero hemos recibido, además, la autorización especial para hacer un cuarto voto: ponernos al servicio de los más pobres de los pobres.

—Usted suele afirmar que no hay amor sin sufrimiento.

— Madre Teresa: Sí, el verdadero amor hace sufrir. Cada vida y cada relación familiar tienen que ser vividas honestamente. Esto presupone muchos sacrificios y mucho amor. Pero, al mismo tiempo, estos sufrimientos se ven acompañados siempre por un gran sentido de paz. Cuando en una casa reina la paz, allí se encuentran también la alegría, la unión y el amor.

—Su congregación ha abierto casas para enfermos de SIDA en diferentes partes del mundo…

— Madre Teresa: Hasta hace algunos años, algunas personas llegaban incluso a suicidarse cuando recibían la noticia de que estaban enfermos de SIDA. Hoy ni un enfermo muere en la desesperación y en la angustia en nuestras casas. Todos, incluidos los no católicos, mueren en la paz del Señor. ¿No cree que esto es maravilloso?

—Las reglas de su congregación indican que el trabajo por los pobres ha de realizarse tanto «en la esfera espiritual como en la material». ¿Qué entiende por pobreza espiritual?

— Madre Teresa: Los pobres espirituales son los que todavía no han descubierto a Jesús o los que se han separado de Él a causa del pecado. Los que viven en la calle también tienen necesidad de ser ayudados en este sentido. Por otra parte, me hace muy feliz el constatar que, en nuestro mundo, podemos contar también con la ayuda de gente bien asentada, a quienes ofrecemos la oportunidad de hacer una obra buena por Dios.

—¿Reciben ayuda también de personas de otras religiones?

— Madre Teresa: Sí, de musulmanes, de hindúes, de budistas y de muchos otros. Hace unos meses, un grupo de budistas japoneses vino a hablar conmigo sobre espiritualidad. Les dije que ayunamos todos los primeros viernes de mes y que el dinero que ahorramos lo destinamos a los pobres. Cuando regresaron a su país, pidieron a las familias y a las comunidades budistas que hicieran lo mismo. El dinero que recogieron nos ha permitido construir el primer piso de nuestro centro «Shanti Dan» («Don de Paz») para las muchachas que se encuentran en la cárcel. Más de cien muchachas han salido ya de prisión.

—Quienes la critican aseguran que su único objetivo es convertir a los que no son cristianos…

— Madre Teresa: Nadie puede forzar o imponer la conversión: tiene lugar sólo por la gracia de Dios. La mejor conversión consiste en ayudar a las personas a amarse unas a otras. Nosotros, que somos pecadores, hemos sido creados para ser hijos de Dios y tenemos que ayudarnos mutuamente para estar lo más cerca posible de Él. Todos nosotros hemos sido llamados a amarle.

—Usted dice que sus hermanas no son asistentes sociales.

— Madre Teresa: Somos contemplativas, pues «rezamos» nuestro trabajo. Desempeñamos un trabajo social, pero somos mujeres consagradas a Dios en el mundo de hoy. Hemos confiado nuestra vida a Jesús, como Jesús nos ha dado su vida en la Eucaristía. El trabajo que realizamos es importante, pero lo importante no es la persona que hace ese trabajo. Hacemos esto por Jesucristo, porque lo amamos. No somos capaces de hacer todo. De todos modos, yo rezo siempre por todos los que se preocupan por las necesidades y miserias de los pueblos. Muchas personas ricas se han unido a nuestra acción. Personalmente no tenemos nada. Vivimos de la caridad y por la caridad.

—Y de la Providencia…

— Madre Teresa: Tenemos que afrontar siempre necesidades imprevistas. Dios es infinitamente bueno. Siempre se preocupa de nosotras.

—¿Por qué entran tantas jóvenes en su congregación?

— Madre Teresa: Creo que aprecian nuestra vida de oración. Rezamos cuatro horas al día. Además, ven lo que hacemos por los pobres. No es que sean trabajos importantes o impresionantes. Lo que hacemos es muy discreto, pero nosotros lo hacemos por los más pequeños.

—Usted es una persona muy conocida. ¿No se cansa nunca de ver a tanta gente, de las fotografías…?

— Madre Teresa: Considero que es un sacrificio, pero también una bendición para la sociedad. Dios y yo hemos hecho un pacto: le he dicho «por cada foto que me hacen, Tú encárgate de liberar a un alma del Purgatorio…». —Entre sonrisas, añade—. Creo que a este ritmo, dentro de poco se va a vaciar el Purgatorio.

—¿Qué mensaje le gustaría dejarnos?

— Madre Teresa: Amaos los unos a los otros, como Jesús os ama. No tengo nada que añadir al mensaje que Jesús nos dejó. Para poder amar hay que tener un corazón puro y rezar. El fruto de la oración es la profundización en la fe. El fruto de la fe es el amor. Y el fruto del amor es el servicio al prójimo. Esto nos trae la paz.

viernes, 19 de agosto de 2022

SANTORAL: San Pio X, todos catequistas

 


Queridos amigos y hermanos, el 21 de agosto recordamos a un Papa santo del siglo XX: San Pío X, quien subió a la silla de Pedro en el año 1903.

Adoptó como lema de su pontificado: “Instaurar todas las cosas en Cristo”. Esta fue la consigna por la que trabajó con sencillez de espíritu, pobreza y fortaleza, dando así un nuevo incremento a la vida de la Iglesia.  Murió el 20 de agosto de 1914.

Uno de los grandes aportes de este Papa santo fue la edición del “Catecismo Mayor” y su trabajo incansable por la difusión y la enseñanza del Catecismo, por eso en su día, el 21 de agosto, se celebra todos los años, el Día del Catequista.

Esto nos lleva como de la mano para reflexionar juntos sobre el hecho palpable de que una gran cantidad de cristianos no conocen, ni siquiera las más elementales enseñanzas del Catecismo, y por esto andan a tientas por el mundo. 

Por esto muchos hermanos se dejan extraviar por doctrinas llamativas y extrañas que tantos predicadores y mensajeros de confesiones inciertas predican a diario por las casas o en los Medios de Comunicación Social. Quien quiera a Jesucristo y a su camino de salvación no puede estar impasible ante esta realidad de ver a tantos hermanos sin fe y sin esperanza, sin un camino concreto por el que puedan transitar.

Tenemos todos que enseñar el catecismo, la doctrina evangélica, los mandamientos de la ley de Dios y todas las enseñanzas de la Iglesia, sin miedos, con la certeza de estar sembrando la buena semilla.  Que muchos sigan a Cristo depende, en gran parte, de que alguien les enseñe sobre su existencia y mensaje.

Pero..., aquí aparece el “pero” de todas las obras buenas.  Usted me puede decir: “estoy tan ocupado”, “se tan poco el catecismo”, “tengo tan poca paciencia para los niños”, y tantas otras objeciones...  A pesar de todos los “peros”, tenemos que ser “todos catequistas”.  ¿Cómo? La receta es simple, y se reduce a tres cosas:

1)   Un cristiano enseña catecismo, siempre que obra como cristiano.

2)   Un cristiano enseña catecismo, siempre que habla como cristiano.

3)  Un cristiano enseña catecismo, siempre que se interesa por los que se dedican a enseñarlo, ayudándoles con su dinero (poco o mucho), con su trabajo personal y perseverante, y por encima de todo y en primer lugar: con su oración de todos los días.

La fórmula es simple, solo falta la voluntad firme para vivirla.  Sí, todos tenemos que ser catecismos vivos, ¡Que con sólo vernos y oírnos los demás comprendan la doctrina de nuestra santa religión!

Que San Pío X interceda ante el Señor para que seamos ¡Todos catequistas!

sábado, 24 de julio de 2021

SANTORAL: Santiago, Apóstol y Patrono de España

 

Queridos amigos y hermanos del blog: La festividad de Santiago se celebra el 25 de julio y es el patrón de España. Siempre que la fiesta de Santiago cae en domingo se celebra el Año Santo.

- La figura del Apóstol Santiago:

Apóstol de Jesús "Santiago, el Hijo de Zebedeo o el Mayor", era el hermano mayor de Juan, ambos originarios de Betsaida habitaban en la cercana Cafarnaún, trabajando en el negocio familiar de pesca en las riberas del Lago de Genesaret; pertenecían, pues, a una familia de modestos propietarios con su padre Zebedeo. Estaban asociados con otra pareja de hermanos, Pedro y Andrés en la industria de la pesca del lago para cuyo trabajo contaban con empleados ocasionales. De este círculo de pescadores Jesús se llevó sus cuatro primeros discípulos: Pedro y su hermano Andrés, Santiago y su hermano Juan.

Santiago, gozaba de especial confianza y relación con Jesús, como uno de los discípulos básicos, destacándose con Pedro y Juan del resto de los discípulos, obteniendo el puesto de testigo privilegiado en los momentos más importantes. El mismo Jesús apodó a Santiago y a Juan con el sobrenombre de "hijos del trueno" (Mc, 3, 17). Santiago aparece como una persona apasionada, llena de arrojo y decisión, capaz de ponerlo todo en juego; como una persona que arrasa por su empuje y que no se para en echar cálculos y medir consecuencias. Santiago forma parte del grupo inicial de la Iglesia Primitiva de Jerusalén.

Santiago estuvo presente en momentos muy importantes de la vida de Jesús y se ha considerado uno de sus discípulos predilectos. Asistió, junto con Juan y Pedro, a la resurrección de la hija de Jairo. Fue testigo en la transfiguración y estuvo también el huerto de Getsemaní. San Lucas (Lc, 9, 33) nos relata uno de sus momentos: junto a su hermano Juan solicitó de Jesús que hiciese bajar fuego del cielo para arrasar a inhospitalarios samaritanos que se negaban a dar albergue al maestro.

La tradición le atribuye una gran labor de evangelización en la provincia hispánica que le correspondió en el reparto que los Apóstoles realizaron con el fin de difundir el Evangelio de Cristo. Probablemente llegó a España en el año 41 y permaneció en ella hasta fines del año 42. Recorrió los caminos de Itálica, Mérida, Coimbra, Braga, Iria, Lugo, Astorga, Palencia, Horma, Numancia y Zaragoza, donde se le apareció la Virgen en el Pilar. Después, por el Ebro, pudo tomar la Via Augusta de Tortosa a Valencia, Chinchilla y Cazlona para regresar desde un puerto murciano o andaluz a Palestina.

Herodes Agripa, rey de Judea (Act, XII, 2), nieto de Herodes El Grande, lo hace decapitar con la espada hacia el año 44, convirtiéndose en el primer apóstol en verter su sangre por Jesucristo.

Su cuerpo fue trasladado por los Apóstoles a la Península Hispánica, llevado en un bajel hasta Iria Flavia. Desembarcaron y caminaron unas 4 leguas hacia septentrión por la antigua via romana de Iria a Brigatium llegando a Liberodonum sepultando el cadáver. Elevaron un mausoleo, "Arca marmorica", según diplomas de Alfondo III. Según la tradición, junto al sepulcro de Santiago reposaban los cuerpos de sus discípulos Atanasio y Teodoro.

Todo ello vió la luz en tiempos de Alfonso el Casto y Teodomiro, Obispo de Iria Flavia. En memoria de tan fausto acontecimiento, al lugar se le llamó "Campus stellae" o "Compostela". El rey Alfonso II manda edificar sobre el sepulcro una sencilla iglesia y comienzan a llegar visitantes a la tumba del Apóstol.

Durante la época de la Reconquista, Santiago se convierte en un personaje al que se invoca para obtener la protección divina en la lucha frente al infiel. Surge un Santiago Matamoros. Y en las ensangrentadas luchas contra los moros, en muchas ocasiones la victoria se atribuía a la ayuda e intervención divina merced a la invocación a Santiago.

En el año 844, otro fenómeno sobrenatural daría el definitivo espaldarazo a la figura de Santiago como encarnación de la Reconquista. El 23 de mayo en Clavijo, cerca de Logroño, el rey Ramiro I de Asturias se enfrenta a las tropas musulmanas de Abderramán II en clara desventaja numérica. En pleno fragor de la batalla el apóstol Santiago aparece espada en mano a lomos de su famoso caballo blanco repartiendo tajos entre los infieles. Los cristianos vencen contra pronóstico y el mito jacobeo traspasa definitivamente los Pirineos. Nace el apelativo de Santiago Matamoros.

- El Camino de Santiago:

En el siglo X la peregrinación a Compostela es un hecho consolidado en la cristiandad. Es la época del camino de la costa, más seguro que los del interior, expuestos a las correrías árabes. Será a partir del año 1000 cuando se popularizan las peregrinaciones a Santiago, como antes lo hicieran los romeros con Roma o los palmeros con Jerusalén. Los monarcas comprendieron que mantener el Camino libre y expedito era asegurarse una vía de vital importancia económica, comercial y militar para controlar su territorio.

Dos son lo reyes que más apoyarán la ruta jacobea: el navarro Sancho III el Mayor y el castellano Alfonso VI. El Camino se dota de una serie de infraestructuras (calzadas y puentes) y de lugares asistenciales para el peregrino. Fundamentales en este campo han sido las ordenes religiosas hospitalarias, entre las que destaca la de Cluny.

La primera eclosión en las peregrinaciones a Santiago se produce en los siglos XI y XII, coincidiendo con el esplendor del arte románico. En 1122 el Papa Calixto II proclama Año Santo Jacobeo aquel en el que el 25 de julio coincida en domingo. Multitudes de gentes comienzan a llegar de todas partes de Europa dando un toque cosmopolita a las ciudades por las que pasa el camino.

La Reconquista, todo un proceso que transcurre desde el año 711 a 1492 hasta que Granada es tomada por los Reyes Católicos y se cierra el ciclo y la unidad de España. A partir del siglo XIV el Camino entra en declive, la peste negra ha diezmado la población europea, la cristiandad comienza a dividirse, el mundo comienza a ensancharse y los monarcas dedican sus esfuerzos a conquistar nuevos mundos.

Allá por el siglo XVI, el Arzobispo de Santiago, Juan San Clemente, ocultó el cuerpo por temor a los ingleses que se aproximaban a la ciudad. Cuando mas tarde el Cardenal Payá ocupó la sede de Compostela descubrió nuevamente las reliquias del santo. Inició un minucioso proceso que envió a Roma y finalmente una Bula de León XIII “Deus omnipotens”, del 1 de Noviembre de 1884 ratificó y confirmó la Sentencia de la Comisión Especial de la Sagrada Congregación de Ritos, en la que se declaraban auténticas las reliquias de Santiago y de sus discípulos Atanasio y Teodoro.

En los siglos XVII y XVIII se mejoran las comunicaciones y el Camino recobra parte del prestigio y recibe peregrinos ilustres, sin embargo en el XIX los librepensadores, los descubrimientos científicos, la revolución industrial y el desarrollo urbano no se llevan bien con un modo de vida con reminiscencias medievales. Fue tan aguda la crisis que en 1884 el papa León XIII tuvo que declarar verdaderos los restos del Apóstol reaparecidos en unas excavaciones (se habían escondido en el siglo XVI ante las amenazas de las incursiones inglesas comandadas por el pirata Francis Drake).

Hoy en día la peregrinación a Santiago parece recobrar el esplendor de antaño, en 1985 la UNESCO declara la ruta jacobea como Patrimonio Universal de la Humanidad. El camino de Santiago no es un camino turístico, sino de peregrinación. Es un camino que invita a la oración y a la meditación. Santiago de Compostela ha sido y es un lugar para renovar la fe y la vida.

- Santiago, Patrono de España:

La figura de Santiago, como Patrón de España, ha sido acogida a o largo de toda su historia de reconquista y conquista. Es el Apóstol de Jesucristo que predica en España el Evangelio. Son sus discípulos los que embarcaron su cuerpo muerto en Palestina y navegaron hasta Galicia, sepultándolo en el lugar donde más tarde se construyó la catedral de Santiago, que se convertiría en lugar de culto y peregrinación para la cristiandad.

En el año 859 (durante la ocupación árabe de España) un pequeño ejército cristiano se encomendó al Santo antes de entrar en batalla, y derrotó a un ejército árabe formado por miles de hombres. Desde entonces Santiago Apóstol se convirtió en el protector de las fuerzas cristianas en la Reconquista de las tierras tomadas por los árabes. De esta reunificación, tras la lucha contra el Islam, nacerán los reinos de España, de los que Santiago Apóstol es Patrono y protector.

Más tarde en el descubrimiento y evangelización de América es cuando y de nuevo la figura de Santiago se hace notar: la intervención de Santiago es decisiva, en la mente de los descubridores, conquistadores y evangelizadores.