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viernes, 7 de julio de 2023

SAN JUAN DE LA CRUZ: El milagro del Cristo de Segovia

 

"Fray Juan, pídeme lo que quisieres..."

Queridos amigos y hermanos: el convento segoviano de los Padres Carmelitas Descalzos, situado junto a la ermita de la Fuencisla, a orillas del Eresma y frente al Alcázar, tuvo como fundador a San Juan de la Cruz en 1588. En las obras trabajó el mismo Santo con sus manos. Finalmente sólo pudo ver terminadas una parte del convento y de la iglesia, pues en 1591 dejó la ciudad para no volver, pues murió ese mismo año en Úbeda. La Iglesia en la que reposan los restos de San Juan de la Cruz se encuentra al final de una empinada escalera que evoca la subida al monte Carmelo. El místico poeta fue prior del convento desde 1588 a 1591.

El “milagro del Cristo de Segovia” aconteció en 1591, cuando san Juan de la Cruz, con 49 años de edad, se encontraba en la última etapa de su vida. Sólo le quedaba vivo su hermano mayor Francisco, éste viudo, con siete hijos. Francisco vino a Segovia porque le habían dicho que su hermano se alejaría mucho de esta ciudad al año siguiente, ya que Juan de la Cruz estaba destinado a México, destino al cual nunca llegó. En Segovia estuvieron juntos varios días.

Cuadro original en la Iglesia de
los Carmelitas de Segovia
En la clásica biografía del santo, recuerda el P. Crisógono (Crisógono de Jesús Sacramentado, «Vida de San Juan de la Cruz», cap. 18, en Vida y obras de San Juan de la Cruz, BAC, Madrid 1955, pp. 402-3), la conversación que tuvieron en Segovia el místico de Fontiveros y su piadoso hermano:

«Una noche -quizá en la primavera de 1591, la última que fray Juan pasó en Segovia y en la tierra- después de cenar toma de la mano a Francisco y sale con él a la huerta. Las noches primaverales segovianas en la huerta del convento son deliciosas: ambiente puro, quietud de soledad con sonoridades de aguas lejanas, olor a flores silvestres, firmamento profundo… Cuando están solos los dos hermanos, fray Juan se dispone a confiar a Francisco algo que guarde como un secreto. [...] Fray Juan comienza a hablarle con sencillez:

"Quiero contaros una cosa que me sucedió con Nuestro Señor. Teníamos un crucifijo en el convento, y estando yo un día delante de él, parecióme estaría más decentemente en la iglesia, y con deseo de que no sólo los religiosos le reverenciasen, sino también los de fuera, hícelo como me había parecido. 

Después de tenerle en la Iglesia puesto lo más decentemente que yo pude, estando un día en oración delante de él, me dijo: 'Fray Juan, pídeme lo que quisieres, que yo te lo concederé por este servicio que me has hecho'

Yo le dije: 'Señor, lo que quiero que me deis es trabajos que padecer por vos, y que sea yo menospreciado y tenido en poco'

Esto pedí a Nuestro Señor, y Su Majestad lo ha trocado, de suerte que antes tengo pena de la mucha honra que me hacen tan sin merecerla".

No fue un crucifijo, como por imprecisión dice Francisco de Yepes; fue un cuadro. Aún se conserva. Es el busto del Señor con la cruz a cuestas pintado sobre cuero. Apenas destaca más que la faz doliente coronada de espinas. Emociona su expresión melancólica, dolorida y afable a la vez, con los labios entreabiertos, como si acabase de pronunciar las palabras que fray Juan oyó aquel día, orando ante él, en la iglesia del Carmen de Segovia».

Después de esta confesión, Francisco le pide permiso a su hermano para volver a casa. Ya no se verían más. Era la primavera de 1591.

Tal acontecimiento transmitido por Francisco, hermano del Santo, muy pronto se conoció como «el milagro de Segovia», dando con el paso de los años lugar a numerosas reproducciones pictóricas e iconográficas. Milagro que encierra quizás una profecía del Santo sobre sí mismo: ante este cuadro de Cristo intuyó Juan de la Cruz cómo iba a ser el final de sus días, y ante él expresó su deseo de terminarlos como un cristiano fiel y cabal.

La respuesta que da a la pregunta de Cristo nos presenta una gran resonancia con la última de las bienaventuranzas: «Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan por mi causa, estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande en el cielo» (Mt 5, 11-12).

Esta escena de Segovia revela, pues, el contenido más genuino de su experiencia mística, como lo explican los mismos carmelitas de Segovia hoy: la unión espiritual con Cristo, “que es el mayor y más alto estado a que en esta vida se puede llegar”.

Con mi bendición.

Padre José Medina.

lunes, 14 de diciembre de 2020

ESPIRITUALIDAD: El mensaje espiritual de San Juan de la Cruz

Queridos amigos y hermanos: hoy celebramos a San Juan de la Cruz, Místico y Doctor de la Iglesia. Les comparto algunos aspectos de su legado espiritual.

Es imposible sintetizar el maravilloso magisterio vivido y enseñado por el Doctor Místico en unas breves líneas. Es el Doctor y la máxima figura mística del Carmelo, que a la vida junta la doctrina y la ciencia. Vida santa y ciencia sagrada o mística teología tan hermanadas como lo prueban sus magníficas obras.

Pío XI, que lo nombró Místico Doctor de la Iglesia en 1926, bautizó sus obras como “Código y escuela del alma fiel que se propone emprender una vida más perfecta”.

Notas principales de su espiritualidad

El Santo, en sus escritos, tiene siempre presente el fin de la vida espiritual, o sea, objetivamente Dios, llevar las almas a Dios. Y subjetivamente unirlas a él por amor, es decir, la transformación perfecta en Dios por amor cuanto se puede en esta vida siguiendo a Jesucristo.

En su obra admirable recuerda a cada paso a sus lectores la cumbre de aquella montaña a la que quiere hacerlos subir, la sublime perfección a que los encamina con sus palabras y ejemplos convincentes.

Su razonamiento se reducirá a demostrar que es necesaria esa subida porque es un indispensable medio y un muy misterioso lazo y que es preciso para esto huir, apartarse y desnudarse de todas “esas otras cosas” del mundo, porque son obstáculo para la suprema transformación del alma en Dios.

Juan de la Cruz era un profundo conocedor del corazón humano. Por ello, “Como el amor de Dios y el amor de criatura son opuestos, es preciso ir limpiando el alma del amor de criatura para que la gracia la embista y llene de amor divino”.

Y tanto mayor será este embestimiento y llenez, cuanto mayor sea el vacío de criatura que se haga en el alma: “Olvido de lo creado, memoria del creador, atención a lo interior y estarse amando al amado”.

Asumió el desafío de enseñar los métodos para conseguir este vacío en los sentidos y potencias del alma mediante ingeniosas purgaciones activas y pasivas. A éstas se ordenan los tratados “Subida al Monte Carmelo” y “Noche oscura del alma”, ambos de profunda doctrina espiritual y fuerte trabazón lógica.

En el “Cántico Espiritual” y en la “Llama de amor viva”, entre metáforas y comparaciones espléndidas, tomadas las más de la naturaleza, va descubriendo en progresión ascendente las excelencias del amor divino en las almas desde los grados inferiores a los más altos del desposorio y matrimonio espiritual.

En síntesis, puede decirse que la gran originalidad del magisterio espiritual sanjuanista y como el secreto de su vitalidad estriba precisamente en la íntima relación entre abnegación y unión en la vida sobrenatural o, por usar su terminología ya clásica, entre la nada y el todo, que se funden en uno.

San Juan de la Cruz, el Doctor místico, ha influido grandemente en la espiritualidad cristiana: mientras vivió con su dirección espiritual y después de muerto con sus inmortales escritos. Hoy, y sobre todo desde que fue declarado Doctor de la Iglesia Universal, sus obras son leídas y citadas por todos los autores espirituales.

En encuestas hechas por revistas especializadas en tema religioso y por historiadores prestigiosos sobre las lecturas o autores preferidos, suele ir siempre o casi siempre en primer lugar nuestro Doctor Místico.

Los mismos hermanos separados de la Iglesia Anglicana, de Taizé y de la Iglesia Ortodoxa confiesan su preferencia por el carmelita de Fontiveros. Literatos, poetas, científicos y hasta no creyentes quedan admirados ante la profundidad y belleza que brota de los escritos sanjuanistas.

Síntesis de su mensaje espiritual

- que sepamos descubrir el tesoro de la cruz.

- que la oración y el silencio nos ayuden a descubrir a Dios.

- que seamos dóciles a las inspiraciones de lo alto.

- que sepamos perdonar a cuantos nos ofenden.

Oración a San Juan de la Cruz

Señor, Dios nuestro, que hiciste a tu presbítero San Juan de la Cruz modelo perfecto de negación de sí mismo y de amor a la cruz; ayúdanos a imitar su vida en la tierra para llegar a gozar de tu gloria en el cielo. Amén.

lunes, 4 de mayo de 2020

VIDEOS EN YOUTUBE: “La aventura de la fe” en San Juan de la Cruz

D. Nicolás González González
Un viaje divino por el interior de uno mismo.

Os invito a recorrer una fascinante aventura por el interior de uno mismo. ¿Buscando qué? Buscando la felicidad.

En ese camino hacia la interioridad, la fe son los pies y el amor es el guía que nos encamina. Se comienza a andar por ese camino insospechado, cuando uno cae en la cuenta de que ha sido creado y redimido por el Amor, y que sólo puede encontrar la felicidad plena en la unión de amor con Dios escondido. Por eso le busca. Y empieza llamándole: ¿A dónde te escondiste, Amado?

Le busca, primero, rastreando las huellas que ha dejado en la naturaleza, creada por El. ¡Oh bosques y espesuras plantadas por la mano del Amado, decid si por vosotros ha pasado!

Luego pregunta a los ángeles y a los hombres, que le van mil gracias refiriendo del Amado. Y todos le va dejando un no sé qué queda balbuciendo.

Por fin, se vuelve a su centro más profundo del alma, la más hermosísima de todas las criaturas, porque ha sido creada por Dios a su imagen y semejanza, y le pide: Descubre tu presencia…, mira que la dolencia de amor, que no se cura, sino con la presencia y la figura.
En este vídeo narramos esta aventura de la fe, por la que pasa un creyente como tú o como yo, de una manera o de otra. En definitiva, la fe es siempre una aventura, que corremos todos, y, si perseveramos hasta el final, nos sentiremos felices.

El vídeo nos lleva a la búsqueda del Dios invisible, siguiendo el rastro de belleza que ha dejado, visible, en las criaturas inferiores, bosques y espesuras de la naturaleza. Después de escuchar, insatisfecho, la voz de la naturaleza, el creyente se dirige a los hombres y a los ángeles. Y termina con una oración a Dios.

D. Nicolás González González, sacerdote de la diócesis de Ávila, España.

                                                                           ***

D. Nicolás nació en Cabezas Altas-Navatejares, Ávila el 10 de septiembre de 1934. Hijo de Esteban y Escolástica, quienes tuvieron ocho hijos. Estudios realizados: Seminario de Ávila, Licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca, Doctor en Teología por las Universidades Gregoriana y Lateranense de Roma. Entre sus actividades destacamos: Jefe de Operaciones de la Comisión Católica Española de Migración, Canónigo Doctoral y Dean, Vicario Episcopal, Coordinador General de la Visita del Papa San Juan Pablo II a Ávila en 1982, Prelado de Honor de Su Santidad el Papa, y fue capellán del convento carmelita de La Encarnación de Ávila durante casi 50 años.

                                                                           ***

Quienes hicieron este vídeo son:
Texto: Nicolás González, sobre poemas y declaraciones de San Juan de la Cruz.
Música: Antonio Baciero (Órgano de cámara del siglo XVI del Monasterio de la Encarnación, Ávila).
Imágenes y figuras: Catedral de Ávila.
Fotografía de la naturaleza: José Luis Sánchez Galán.
Locución: Evelio Sáez Martín.
Realización: José Luis Sánchez Galán.
Año de realización: 2009

sábado, 14 de diciembre de 2019

HOMILÍAS (audios): San Juan de la Cruz y el Sacerdocio

Homilía de Padre José Medina, siendo Director Espiritual del Seminario San Bartolomé, de la Diócesis de Cádiz y Ceuta,  sobre “San Juan de la Cruz y el Sacerdocio”. Predicada el martes 12 de febrero de 2013 en el Convento del Sepulcro de San Juan de la Cruz, de los Padres Carmelitas Descalzos, en Segovia, España.

viernes, 13 de diciembre de 2019

VIVENCIAS PERSONALES: Visita al Sepulcro de San Juan de la Cruz, en Segovia, España


Del 8 al 14 de febrero de 2013 realicé una peregrinación por los caminos de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz. Junto al Obispo, Don Rafael Zornoza Boy, formadores y toda la comunidad del Seminario “San Bartolomé” de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, nos pusimos en camino de fe y comunión. No fueron días de vacaciones, sino de peregrinación. Han sido para los seminaristas días que forman parte del proceso formativo, que debe ser integral, en todo Seminario.

Sepulcro de San Juan de la Cruz, en Segovia

Entre los muchos lugares que visitamos estuvimos en Segovia, precisamente en el sepulcro de San Juan de la Cruz, literato y religioso abulense, considerado el patrón de los poetas españoles.

Uno de los visitantes más ilustres que ha tenido el sepulcro de San Juan de la Cruz en Segovia llegó el 4 de noviembre de 1982. El papa Juan Pablo II recorrió algunas ciudades españolas, y en Segovia ofició a los pies del Acueducto un gran encuentro, el de mayor congregación de personas de los últimos años que se recuerdan en esa capital. El Santo Padre aprovechó para acercarse al convento de los Carmelitas Descalzos, fundado por San Juan de la Cruz en 1586, donde se encuentran sus restos. De hecho, Karol Wojtyla basó su tesis doctoral en San Juan de la Cruz.

El cadáver del Santo no se encuentra completo en su sepulcro. La integridad intelectual del Santo y poeta no la consiguieron sus restos mortales, pues una disputa entre Úbeda (Jaén) y Segovia hizo que se repartieran sus huesos.

Otras reliquias ubetenses de Juan de Yepes están en el oratorio de San Juan de la Cruz. Allí se encuentran un fémur y una mano. El resto del cuerpo está en el monasterio de los Carmelitas. “La osamenta de Segovia está muy limpia y aseada, porque en 1992 unos expertos llegados del Vaticano la examinaron, desinfectaron, hidrataron y recompusieron para que San Juan estuviera de buen ver”.
Fue una noble segoviana, Ana de Mercado y Peñalosa, la que ordenó el traslado del cuerpo de San Juan de la Cruz desde la ciudad jienense de Úbeda, donde había sido enterrado. San Juan le había dedicado el poema ‘Llama de amor viva’. Al parecer, le había pedido este trabajo literario en 1582, cuando le conoció en Granada.

La capilla en la que descansan los restos de San Juan de la Cruz, aunque no estén todos, es obra de Félix Granda, realizada en 1927, en homenaje a los 200 años de la canonización del Santo. A la salida de la capilla se encuentra la iglesia que en su altar mayor tiene un retablo moderno y gigantesco compuesto por nueve cuadros inspirados en su obra poética. Son obra del Carmelita mexicano Gerardo López Bonilla, con motivo de la visita de Juan Pablo II en 1982.

Juan de la Cruz una vez ordenado sacerdote y al acabar Teología en Salamanca se propuso, con Teresa de Jesús, la restauración de la orden del Carmen. Pero su vida fue complicándose a medida a la par que sus viajes en nuevas fundaciones y visitas a conventos. Desde Toledo Fray Juan fue enviado al Convento del Calvario, en la serranía de Jaén. Luego estuvo en Baeza, Alcalá y Granada.

De regreso a Segovia, San Juan accedió al cargo de primer Definidor y tuvo que fijar en este punto su residencia y gobernar el convento. Sus tres años de estancia en la ciudad de Segovia fueron un período de paz. Pero por discrepancias de pensamientos con sus mismos hermanos de religión, fue trasladado a Jaén, teniéndose que refugiar, al poco tiempo, por enfermedad, en un convento de Úbeda, donde enfermó y murió, por lo que no pudo volver a Segovia, hasta después de muerto.

Convento de San Juan de la Cruz, Segovia, España.

Mausoleo donde se encuentran los restos de San Juan de la Cruz.

Homilía: “San Juan de la Cruz y el Sacerdocio”

En la homilía (publicaré el audio de la misma mañana 14, día que el santoral recuerda a San Juan de la Cruz) que me tocó predicar en esa visita a los seminaristas traté de descubrirles las bases sobre las que san Juan de la Cruz asentó su vida espiritual y su vivencia sacerdotal.

Las podemos concretar en tres grandes bases: la meta, el camino y el estilo.

Hay tres capítulos en el segundo libro de la Subida (los capítulos 5, 6 y 7) que deberían ser los primeros en estudiarse para entender el pensamiento espiritual de San Juan de la Cruz, que en realidad no es pensamiento propio sino el pensamiento de la Revelación.

En esos tres capítulos se habla de:

1) La meta a la que hay que tender: la UNIÓN CON DIOS.
2) El camino por el que hay que ir: CRISTO CRUCIFICADO.
3) El estilo que hay que llevar: la VIDA TEOLOGAL.

Así les he compartido una de las visitas de este camino tras las huellas de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz. En esos días hemos pedido para cada uno de nosotros la gracia de un encuentro personal con Jesucristo, y que esta sea una experiencia de fe que nos transforme totalmente y nos encamine a buscar decididamente la santidad: la santidad del sacerdote diocesano.

Con mi bendición.
Padre José Medina

Predicando en la Capilla interna de los frailes carmelitas, 
construida dónde se emplazaba originalmente la celda de San Juan de la Cruz.