lunes, 9 de junio de 2025
lunes, 2 de junio de 2025
jueves, 19 de septiembre de 2024
ES TIEMPO DE MISERICORDIA (audios): La puerta de la misericordia es el Corazón de Cristo
Tema del programa Nº 26 del ciclo:
La puerta de la misericordia es el Corazón de Cristo
“Es tiempo de Misericordia”, es un micro programa de evangelización, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, que se emitió dentro del Programa “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Getafe.
Su día y horario de emisión fue el domingo a las 09:45 hs y fue transmitido por Cadena Cope, en las siguientes frecuencias: Cope Comunidad 101.0 FM, Cope Madrid Sur 89.7 FM, Cope Jarama. 100.5 FM y Cope Pinares 92.2 FM (cada una de estas frecuencias se escuchan en la zona sur de Madrid), desde el mes de febrero hasta diciembre de 2016.
“Es tiempo de Misericordia” nos presenta en cada una de sus emisiones distintas alocuciones, homilías y catequesis del Santo Padre Francisco sobre la Divina Misericordia, para que nosotros, al escucharlas, nos decidamos a ser receptores de la misma y a darla, a manos llenas, a nuestros hermanos.
Locución: Cristina Lozano
viernes, 28 de junio de 2024
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: Oración del Jubileo y comentario espiritual
La oración fue compuesta por
los capellanes del Santuario de Paray-le-Monial, con la participación de la
parroquia, los Visitandinas, los Jesuitas y los empleados en misión del
Santuario. Consta de tres partes: la introducción, las letanías y la peroración
final.
La introducción
Señor Jesús, que
revelaste a Santa Margarita María tu Corazón tan apasionado de amor por todos
los hombres y por cada uno en particular.
La oración se dirige a Jesús y
se expresa en primera persona del plural, porque la devoción al Sagrado Corazón
es a la vez personal y eclesial. La primera frase recuerda el acontecimiento
que conmemora el Jubileo: las Apariciones del Sagrado Corazón hace 350 años. Se
refiere directamente a la primera gran Aparición, el 27 de diciembre de 1673,
durante la cual Jesús declaró: “Mi divino Corazón está tan apasionado de amor
por los hombres, y por vosotros en particular”.
Hoy nos invitas a beber
del manantial de tu Corazón, que permanece más abierto que nunca.
La segunda frase expresa la
actualidad de la gracia experimentada en Paray y contiene una alusión al
cántico de Isaías 12: “Exultantes de alegría, sacaréis agua de las fuentes de
la salvación” (v. 3); versículo que dio nombre a la Encíclica del Papa Pío XII
en 1956, Haurietis Aquas in Gaudio. El final retoma las palabras
del Papa Juan Pablo II el 6 de enero de 2001, en la clausura de la Puerta Santa
durante el Gran Jubileo del Año 2000 en Roma: “Con el cierre de la Puerta
Santa, se cierra un símbolo de Cristo. Pero el Corazón de Jesús permanece más
abierto que nunca”.
Las seis letanías
En este sacramento del
amor que es la Eucaristía,
La segunda parte está
introducida por la expresión “Sacramento de amor”, con la que el Señor designó
la Eucaristía durante la gran Aparición de junio de 1675. Se compone de cinco
letanías, que ponen a los peregrinos en la escuela de la experiencia espiritual
de Santa Margarita María.
Te ofrecemos nuestros
trabajos y nuestros cansancios: que encontremos en ti nuestro descanso.
En primer lugar, el 27 de
diciembre de 1673, va a descansar largo tiempo sobre el Corazón de Jesús: “Me
hizo descansar mucho tiempo sobre su divino pecho”. En una carta al padre
Croiset, precisa que este reposo duró “varias horas”. Responde así a la llamada
de Jesús en el Evangelio a descansar en su Corazón: “Venid a mí todos los que
estáis agobiados por una pesada carga, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo y
haceos mis discípulos, porque soy manso y humilde de corazón, y encontraréis
descanso para vuestras almas”. (Mt 11, 28-29). El discípulo San Juan fue el
primero en tener tal experiencia en la Última Cena (Jn 13, 25), hecho de tal
importancia que el Evangelio vuelve a referirse a él después de la resurrección
(Jn 21, 20). Muy pronto, los primeros cristianos asociaron a Juan con esta
experiencia tan especial. En 180 d.C., Ireneo de Lyon escribió: “Entonces Juan,
el discípulo del Señor, que descansaba sobre su pecho, publicó también el
Evangelio, mientras vivía en Éfeso de Asia” (Contra las herejías III,1,1).
Te presentamos nuestros
sufrimientos y nuestras heridas: consuélanos y cúranos;
En segundo lugar, el Corazón
de Jesús es fuente de consuelo y curación. El Papa Francisco nos invita a
acercar nuestras heridas a las heridas de Jesús. El himno de la primera
epístola de Pedro aplica a Jesús lo que el profeta Isaías anunció en el cuarto poema
del siervo sufriente: “Por sus llagas hemos sido curados” (Isaías 53,5 y 1 Pe
2,24). Lo que el Papa dice de todo santuario: “vamos a los santuarios para ser
consolados” (Congreso de Rectores de Santuarios, noviembre 2023) se aplica de
modo singular a Paray.
La analogía del Corazón con la
imagen del sol y el horno durante la aparición de 1674 recuerda el versículo
del profeta Malaquías “saldrá el Sol de justicia: traerá la curación en sus
rayos” (Mal 3, 20) frecuentemente citado en la espiritualidad parediana.
Te mostramos nuestra
dureza de corazón: haznos mansos y humildes;
En tercer lugar, el 27 de
diciembre, Jesús pidió a Margarita María su corazón. “Le rogué que lo tomara,
lo cual hizo, y lo puso en su adorable corazón, en el cual me lo mostró como un
pequeño átomo que se consumía en aquel horno ardiente, del cual, retirándolo
como una llama ardiente en forma de corazón, lo volvió a poner en el lugar de
donde lo había sacado”. Con ello, el Señor cumple la promesa profetizada en
Ezequiel: “Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de
vosotros. Os quitaré el corazón de piedra de vuestra carne y os daré un corazón
de carne. Pondré dentro de vosotros mi Espíritu y os haré andar según mis
preceptos” (Ez 36,26-27). Jesús describe su Corazón como “manso y humilde” (Mt
11,29) y constata la dureza de corazón de sus interlocutores o de los
discípulos (por ejemplo en Mt 19,8 o Mc 6,52).
Ponemos ante ti nuestras
ingratitudes e indiferencias: que te devolvamos amor por amor;
En cuarto lugar, durante la
aparición de 1674, Jesús se quejó de la falta de amor por parte de los hombres:
“Me reveló las maravillas inexplicables de su amor puro, y hasta qué exceso le
había llevado a amar a los hombres, de quienes no recibía más que ingratitud y
desprecio”. Pidió a Margarita Maria que “devolviera amor por amor”, expresión
utilizada varias veces por la Visitandina. Es también el tema elegido para este
350º Jubileo.
Te expresamos nuestra sed de
amarte y de anunciarte: envíanos la fuerza de tu Espíritu Santo.
En quinto lugar, la devoción
al Sagrado Corazón nos renueva en nuestro celo misionero para dar testimonio al
mundo de este amor ardiente, que es lo que Margarita Mariay Claude La
Colombière se propusieron hacer, cada uno según su propia vocación. “Mi divino
Corazón es tan apasionado en su amor por los hombres, y por vosotros en
particular, que no pudiendo ya contener en sí las llamas de su ardiente
caridad, debe difundirlas por medio de vosotros, y manifestarse a ellos para
enriquecerlos con sus preciosos tesoros que os descubro”, dijo Jesús durante la
aparición de 1673. El tema de la sed asociada al amor está también muy presente
en las apariciones. En una de sus cartas al padre Croiset, Margarita Maria
decía que Jesús la había elegido como “instrumento para establecer esta
devoción y atraer los corazones al amor de su adorable Hijo, que tenía una sed
tan ardiente de ser conocido, amado y honrado por los hombres”.
La peroración final
Señor, nos consagramos
a tu Corazón, horno ardiente de caridad
Finalmente, la tercera parte
aparece como la culminación del movimiento espiritual de esta oración de
consagración al Corazón de Jesús. Es bueno recordar que el lugar de la ofrenda
es la Eucaristía, como dijimos antes. Consagrarse al Corazón de Jesús no es
otra cosa que consagrarse a su persona, a Jesús mismo. Jesús habló de su
Corazón a santa Margarita María como “el horno ardiente del amor puro” (carta a
la madre de Saumaise). A lo largo de las apariciones, es el símbolo del fuego
el que predomina, como en la aparición de 1674 reproducida en el fresco de la
capilla de las Apariciones: “Jesucristo, mi dulce Maestro, se me presentó todo
deslumbrado de gloria con sus cinco llagas, resplandecientes como cinco soles,
y de esta sagrada Humanidad salían llamas por todas partes, pero especialmente
de su adorable pecho, que parecía un horno; y habiéndose abierto, me reveló su
Corazón todo amor y todo amor, que era la fuente viva de estas llamas. “
Haznos instrumentos que
atraigan los corazones a tu Amor.
En el retiro de 1678,
Margarita Maria anota esta afirmación de Jesús “Quiero que me sirvas de
instrumento para atraer los corazones a mi amor”, que se recoge en nuestra
oración.
Haznos arder en tu amor
compasivo que nos haga testigos ante el mundo de este Corazón que tanto nos ha
amado. Amén.
La petición de “arder en tu
amor compasivo” se sitúa en el registro simbólico del fuego en el que se sitúa
la experiencia espiritual de Margarita María, como acabamos de decir. Se trata
de entrar en “los sentimientos que hay en Cristo Jesús” (Flp 2,5), en la
compasión por las muchedumbres que embargaba su corazón: “Al ver a las
muchedumbres, Jesús sintió compasión de ellas, porque estaban desamparadas y
angustiadas, como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9,36). (Mt 9, 36). La
oración termina con las palabras de junio de 1675, que parecen ser el culmen de
la experiencia espiritual de santa Margarita María: “Este es el Corazón que amó
tanto a los hombres que no escatimó nada hasta agotarse y consumirse para
mostrarles su amor”.
Este comentario de
la oración del jubileo ha sido realizado por los Padres Etienne Kern y
Jean-Rodolphe Kars
lunes, 24 de junio de 2024
viernes, 21 de junio de 2024
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: En los 350 años de las apariciones el Papa nos explica “Reparar lo irreparable”
En el contexto del 350
aniversario de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús, el Papa recibió en
audiencia, el 04 de mayo de 2024, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico,
a los participantes en el Congreso “Reparar lo irreparable”. Les ofrezco a
continuación el discurso del Papa Francisco.
Me complace recibirles y
darles mi cordial bienvenida. Doy las gracias a monseñor Benoit Rivière y al
padre Louis Dupont por haber tomado la iniciativa de este encuentro, en el
marco de la celebración del 350 aniversario de las apariciones de Jesús a santa
Margarita María. La reparación es un concepto que encontramos a menudo en la
Sagrada Escritura. En el Antiguo Testamento, adquiere una dimensión social de
compensación por el mal cometido. Es el caso de la ley mosaica, que preveía la
restitución de lo robado o la reparación del daño causado (cf. Ex 22, 1-15; Lv
6, 1-7). Era un acto de justicia destinado a salvaguardar la vida social. En el
Nuevo Testamento, sin embargo, adopta la forma de un proceso espiritual, en el
marco de la redención realizada por Cristo. La reparación se manifiesta
plenamente en el sacrificio de la Cruz. La novedad es que revela la
misericordia del Señor hacia el pecador. La reparación contribuye así a la
reconciliación de los hombres entre sí, pero también a la reconciliación con
Dios, porque el mal cometido contra el prójimo es también una ofensa contra
Dios. Como dice Ben Sirac el Sabio, «¿no ruedan las lágrimas de la viuda por
las mejillas de Dios?» (cf. Si 35,18). Queridos amigos, ¡cuántas lágrimas
siguen rodando por las mejillas de Dios, mientras nuestro mundo experimenta
tantos abusos contra la dignidad de la persona, incluso dentro del Pueblo de
Dios!
El título de vuestra
conferencia reúne dos expresiones opuestas: «Reparar lo irreparable». De este
modo, nos invita a la esperanza de que toda herida puede ser curada, aunque sea
profunda. La reparación completa parece a veces imposible, cuando se han perdido
para siempre bienes o seres queridos o cuando ciertas situaciones se han vuelto
irreversibles. Pero la intención de reparar y de hacerlo concretamente es
esencial para el proceso de reconciliación y el retorno de la paz al corazón.
La reparación, para ser cristiana, para tocar el corazón de la persona ofendida
y no ser un mero acto de justicia conmutativa, presupone dos actitudes
desafiantes: reconocerse culpable y pedir perdón. Reconocerse culpable. Toda
reparación, humana o espiritual, comienza por el reconocimiento del propio
pecado. ‘Acusarse forma parte de la sabiduría cristiana, esto agrada al Señor,
porque el Señor acoge al corazón contrito’ (Homilía en la Misa de Santa Marta,
6 de marzo de 2018). De este reconocimiento honesto del daño hecho al hermano,
y del sentimiento profundo y sincero de que el amor ha sido herido, nace el
deseo de reparar.
De pedir perdón. Es la
confesión del mal cometido, siguiendo el ejemplo del hijo pródigo que dice al
Padre: «He pecado contra el cielo y contra ti» (Lc 15,21). Pedir perdón reabre
el diálogo y manifiesta la voluntad de restablecer el vínculo en la caridad
fraterna. Y la reparación -incluso un principio de reparación o ya simplemente
la voluntad de reparar- garantiza la autenticidad de la petición de perdón,
manifiesta su profundidad, su sinceridad, toca el corazón del hermano, lo
consuela y suscita en él la aceptación del perdón solicitado. Así, si lo
irreparable no puede repararse del todo, siempre puede renacer el amor, que
hace soportable la herida. Jesús pidió a Santa Margarita María actos de
reparación por las ofensas causadas por los pecados de los hombres. Si estos
actos consolaron su corazón, esto significa que la reparación puede consolar
también el corazón de toda persona herida. Que los trabajos de vuestra
Conferencia renueven y profundicen el sentido de esta hermosa práctica de
reparación al Sagrado Corazón de Jesús, una práctica que hoy puede estar un
tanto olvidada o erróneamente juzgada obsoleta. Y que ayuden también a realzar
el lugar que le corresponde en el camino penitencial de cada bautizado en la
Iglesia.
Rezo para que vuestro Jubileo
del Sagrado Corazón suscite en tantos peregrinos un mayor amor de gratitud a
Jesús, un mayor afecto; y para que el santuario de Paray-le-Monial sea siempre
un lugar de consuelo y de misericordia para toda persona en busca de paz
interior. Os doy mi Bendición. Y os pido, por favor, que recéis por mí.
Gracias.
Papa Francisco
lunes, 17 de junio de 2024
lunes, 10 de junio de 2024
viernes, 7 de junio de 2024
¡BUENOS DÍAS, ÁVILA! (audios): España y el Sagrado Corazón de Jesús
España y el Sagrado Corazón de Jesús
Este ciclo radiofónico incluye una serie de reflexiones del Padre José Medina que nos pretenden hacer ver el nuevo día con ilusión y esperanza, centrados en Cristo Jesús.
¡Buenos días, Ávila! se emitió originalmente en días rotativos a las 8 de la mañana durante los años 2009-2010 en Cadena Cope Ávila, España.
lunes, 3 de junio de 2024
lunes, 26 de junio de 2023
viernes, 23 de junio de 2023
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: 10 expresiones de Santa Teresita de Lisieux para entenderlo mejor
Nos adentramos en el mes de junio
dedicado en la Iglesia al Sagrado Corazón de Jesús. En 2023 se celebra el 150
aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús. La lectura de sus
escritos durante este mes puede ser una buena ayuda para adentrarnos en el
misterio del Corazón Divino y Humano de Jesús.
Santa Teresita es sin duda una
de los grandes “Apóstoles del Corazón de Jesús” de nuestros tiempos. Ella no
“sermonea” sobre el Corazón de Jesús, pero toda su doctrina espiritual tiene
como fuente y como fin el Corazón de Jesús al que ama y enseña a amar.
Resumimos en 10 expresiones
qué significa el Corazón de Jesús para Santa Teresita del Niño Jesús.
1) “Corazón a corazón”
Para Teresita, el Corazón de
Jesús es, ante todo, Jesucristo con el que trata personalmente de Corazón a
corazón. Teresa vuela alto y quiere mostrarnos desde su propia experiencia como
entiende el misterio del Corazón de Cristo, misterio que ella desvela y resume
en su expresión: “Coeur a Coeur. Corazón a Corazón”.
“Yo no veo el Sagrado Corazón
como todo el mundo. Pienso que el Corazón de mi Esposo es para mí sola, como el
mío es para Él solo, y le hablo entonces en la soledad de este
delicioso corazón a corazón esperando contemplarlo un día cara a cara” (Carta
122, a Celina).
2) “Necesito un corazón
ardiendo de ternura”
Hablar del Corazón de Jesús en
Teresa es situarse en el centro del misterio de la Encarnación. El Corazón de
Jesús para ella es la respuesta a la necesidad que el corazón del hombre tiene
de un Dios que hable su lenguaje, que comparta su misma suerte, que responda a
la sed de amar y de ser amado.
“Necesito un corazón ardiendo
de ternura
Amar todo en mí, incluso mi
debilidad...
Necesito un Dios tomando mi
naturaleza
¡Convertirse en mi hermano y poder sufrir!”. (Poesía 23)
3) “El amor del Corazón de
Jesús ha alejado todo temor de mi corazón”
El Corazón de Jesús para Santa
Teresita es expresión de la Misericordia Divina. “¡Ah! Mi querido Hermanito, ya
que me fue dado comprender también el amor del Corazón de Jesús, te confieso
que ha alejado todo temor de mi corazón. El recuerdo de mis faltas me humilla,
me lleva a no apoyarme jamás en mi fuerza que es sólo debilidad, pero más aún
este recuerdo me habla de misericordia y de amor» (Carta 247, al abate
Belliére)
4) “La confianza nos debe
llevar al amor”
El descubrimiento del Amor del
Corazón de Jesús nos lleva por el camino de la confianza: “Junto a ese Corazón
se aprende la valentía, y sobre todo su confianza. ¡Ay! ¡Cómo quisiera poder
hacerte comprender lo que siento!... Es la confianza y nada más que la
confianza lo que nos debe llevar al Amor…” (Carta 197, a Sor María del Sagrado
Corazón)
La Comunidad de
Bienaventuranzas puso música así a ese mensaje de confianza de Teresita: "Qu'il est doux d'appeler Dieu notre
Père, Car Il n'est qu'Amour et Miséricorde, C'est la confiance et rien que la
confiance, Qui doit nous conduire à l'Amour. Abba, Abba, mon Père, Je
m'abandonne à Toi"; en castellano se canta: "Que dulce es el amor de
Dios Padre; Él es todo amor y misericordia. La confianza, sólo la confianza, es
la que nos conduce al amor. Abba, abba, oh Padre, me abandono a ti".
5) “Tomar a Jesús por el
Corazón”
La perfección para Teresita
consiste en agradar al Corazón de Jesús, en “tomar a Jesús por el Corazón” “Te
aseguro que el Buen Dios es mucho mejor de lo que crees. Se contenta con una
mirada, un suspiro de amor... Para mí, la perfección la encuentro muy fácil de
practicar, porque he comprendido que sólo hay que tomar a Jesús por el
Corazón...” (Carta 171, a Leonia)
6) “(En la Eucaristía) puedo
descansar en tu Corazón”
El Corazón de Jesús late para
Teresita en la Eucaristía.
“Y aún vives para mí en el
Altar. Si no puedo ver el brillo de tu Rostro
Para escuchar tu voz llena de
dulzura
Puedo, oh mi Dios, vivir por
tu gracia
¡Puedo descansar en tu Sagrado
Corazón!”. (Poesía 23)
7) “Ser mártir de vuestro Amor
¡Dios mío!”
El Amor del Corazón de Jesús
lleva a ofrecer la vida por amor. Esta ofrenda consiste para Teresa en dejar a
Jesús que la ame cuanto Él desea y a través de ella este amor llegue a todos
los hombres. “...me ofrezco como víctima de holocausto a vuestro Amor
misericordioso, suplicándoos que me consumáis sin cesar, dejando desbordar en
mi alma las oleadas de ternura infinita que se hallan encerradas en Vos, y que
así llegue yo a ser Mártir de vuestro Amor, ¡Dios mío!” (Acto de ofrenda al
Amor Misericordioso).
8) “Consolar a vuestro Sagrado
Corazón”
El amor al Corazón de Jesús
hace de Teresa una “misionera en el claustro”. La finalidad de su vida la
presentaba ella. “Quiero trabajar por vuestro solo Amor, con el único objeto de
agradaros, de consolar a vuestro Sagrado Corazón y de salvar las almas que os
amarán eternamente” (Acto de ofrenda al Amor Misericordioso)
9) “La Madre que manda en tu
Corazón”
Teresita ve en la Virgen
aquella que tiene todo el poder sobre el Corazón de Jesús:
“Acuérdate también del poder
asombroso con que tu excelsa madre manda en tu Corazón/
Acuérdate que un día, por su
humilde palabra, cambiaste el agua simple en vino del mejor". (Poesía 24)
10) “Yo seré el Amor”
El Corazón de Jesús para
Teresa late en el corazón de la Iglesia. Esto le lleva a afirmar: “En el
Corazón de mi Madre la Iglesia yo seré el AMOR” (Manuscrito B, 3vº).
Por José María Alsina para
“Religión en Libertad”, vínculo permanente: https://www.religionenlibertad.com/cultura/766456458/10-expresiones-santa-teresita-lisieux-sagrado-corazon-jesus.html
lunes, 19 de junio de 2023
viernes, 16 de junio de 2023
ORACIONES: De San Juan Pablo II al Sagrado Corazón de Jesús
Señor
Jesucristo, Redentor del género humano, nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón
con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo deseo de
darte gloria, honor y alabanza.
Señor
Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que Tú eres y
todo lo que Tú haces por nosotros, tu grey.
Señor
Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado a
través de tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a
ser fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna.
Reunidos
juntos en tu nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, nos
consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la
verdad y la caridad.
Al
consagrarnos a Ti, renovamos nuestro deseo de corresponder con amor a la rica
efusión de tu misericordioso y pleno amor.
Señor
Jesucristo, Rey de amor y Príncipe de la paz, reina en nuestros corazones y en
nuestros hogares. Vence todos los poderes del maligno y llévanos a participar
en la victoria de tu Sagrado Corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a
Ti, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de
los siglos! Amén.
lunes, 12 de junio de 2023
viernes, 9 de junio de 2023
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: Mons. Munilla explica las enseñanzas de las letanías del Corazón de Jesús
El Obispo de
Orihuela-Alicante, Mons. José Ignacio Munilla, ha desgranado algunas enseñanzas
que se pueden extraer de las letanías al Sagrado Corazón de Jesús en una
conferencia online organizada por la Asociación Enraizados en Cristo y la
Sociedad.
Bajo el título “Enseñanzas
desde las letanías del Corazón de Jesús”, el prelado disertó al inicio del mes
de junio, dedicado de manera especial a esta devoción, sobre esta oración que
contiene 33 invocaciones, una por cada año de vida terrena de Jesucristo.
El obispo español comenzó
recordando que San Juan Pablo II consideraba que estas letanías “son una
oración de veneración y de auténtico diálogo” que se convierte en una “escuela
del cristiano”.
A este respecto, Mons. Munilla
señaló que “conociendo el interior de Jesucristo, cultivamos nuestro propio
interior”, de tal forma que la escuela de madurez del cristiano es el Corazón
de Cristo.
En particular, destacó algunas
enseñanzas que pueden ser de provecho al recorrer el camino de maduración
espiritual que ofrecen las letanías del Sagrado Corazón de Jesús, cuya versión
más conocida es la aprobada por el Papa León XIII en 1899.
Humanidad de Jesucristo
Mons. Munilla comentó en
primera instancia que estas letanías “subrayan la humanidad de Jesucristo”, que
es “nuestro puente de unión con el Padre”, ya que sin ella “sería imposible que
tuviésemos la intimidad que podemos tener con Dios Padre”.
De hecho, añadió, “cuando
hablamos del Corazón de Jesús no es sino una referencia emblemática a la
humanidad de Jesús en su conjunto”.
Por otro lado, el prelado
expuso que, siguiendo a Jesús, “nuestro corazón está llamado a ser moldeado por
el Espíritu Santo, dócil a la voz de María y de José y tener la gracia, la
intimidad de gracias con Cristo en nuestra oración”.
Divinidad de Cristo
El Obispo de Orihuela-Alicante
continuó reflexionando sobre cómo las letanías del Sagrado Corazón se refieren
también a la divinidad de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Esa unión del Verbo con la
humanidad, llamada hipostática, no responde a una “doble personalidad” de
Jesús, aclaró el prelado. “Es una persona divina, pero que ha tomado plenamente
también la condición humana”, completó.
De este modo, “como es hombre,
me entiende perfectamente, me comprende. Y como es Dios, puede salvarme”,
indicó Mons. Munilla.
La trascendencia de Dios
En tercer lugar, el Prelado
abordó cómo las letanías del Sagrado Corazón ayudan al creyente a adquirir
conciencia de la trascendencia de Dios en medio de una cultura -la Occidental-
que caracterizó en crisis de autoridad y de paternidad e “infectada del virus
del igualitarismo”.
Así, letanías como “Corazón de
Jesús, majestad infinita”, ayudan a tomar conciencia del “infinito poder de
Dios”. El prelado también señaló que “Dios es trascendente y es inmanente al
mismo tiempo”, lo que se refleja en la letanía “Corazón de Jesús, Rey y centro
de todos los corazones”.
A juicio del Obispo de Orihuela-Alicante, esta confluencia debería llevar a los fieles a preguntarse si es Dios o el hombre quien está en el centro de su cosmovisión, porque “la visión teocéntrica es la que responde a la verdad de la vida, no la antropocéntrica”.
Escuela de virtudes y Redentor
Mons. Munilla compartió cómo
en las letanías se comprende que Cristo es “la escuela de todas las virtudes”,
pues todas se encuentran en Él. De ellas destacó que “el Corazón de Jesús es
para nosotros auténtica escuela de misericordia”.
La misericordia “no es puro
emotivismo o relativismo”, puntualizó el prelado, sino que “es una gracia
regeneradora”. Dicho de otro modo, “Dios nos quiere como somos, pero nos sueña
distintos y nos da la gracia para poder ser santos. Esta es la verdadera
misericordia”.
Así, “el Corazón de Jesús se
presenta en las letanías como nuestro Redentor”. No sólo como “causa ejemplar”,
detalló el prelado, sino como “causa eficiente” a través de su Pasión.
A este respecto, expuso que
las letanías del Sagrado Corazón dedicadas a su Pasión “subrayan cómo Jesús ha
sufrido la máxima prueba como expresión inequívoca, porque nadie puede dudar
del amor de quien ha sido capaz de sufrir así por nosotros”.
Apoyado en la letanía “Corazón
de Jesús, hecho obediente hasta la muerte”, el Obispo de Orihuela-Alicante
comentó que “lo que nos ha redimido es el sí de la voluntad humana, poderle
decir un sí a Dios Padre”.
A continuación, explicó que
desde el pecado original “hubo una pugna en el corazón del hombre entre la
obediencia a Dios, entre la confianza a Dios y nuestra voluntad y nuestra
soberbia”.
Por eso, “es tan importante la
invocación ‘en Vos confío’”, subrayó, porque “si por la desobediencia nos vino
la muerte, por la obediencia de Cristo nos ha venido la vida”.
La puerta del Corazón
traspasado
Mons. Munilla se detuvo a
continuación a contemplar la letanía “Corazón de Jesús traspasado por una
lanza” que hace referencia al Evangelio de San Juan, único que detalla este
episodio, mientras los demás hacen referencia al terremoto que rasgó el velo
del templo.
“Ese Corazón abierto es imagen
de ese misterio de Dios que ha sido desvelado. Es como el velo del templo que
se rompe, el misterio inaccesible de Dios se ha abierto. Ya no hay secretos
entre Dios y el hombre. La Revelación ha llegado a su plenitud”, explicó.
“La puerta que era inaccesible
para el hombre está abierta. Jesús es la puerta. La humanidad de Jesús en la
puerta. Está simbolizada en ese corazón traspasado”, subrayó el prelado.
Las letanías y la Resurrección
Mons. Munilla compartió que
“las letanías no sólo hablan de la muerte redentora de Cristo, sino que llegan
también a la Resurrección”, que comienza ya “aquí, en esta vida”.
El prelado instó a considerar
que "estamos llamados a vivir una vida resucitada aquí y ahora” que se ha
de expresar en diferentes signos como la paz y la alegría interior, teniendo un
“juicio de misericordia hacia el prójimo”, perseverando en la fe y venciendo el
miedo a la muerte.
La fuente de todo consuelo
Por último, el Obispo invitó a
meditar la letanía “Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo”, entendido como
el disfrute de los dones de Dios en la vida terrena, no como una especie de
premio secundario.
“La palabra 'consuelo' es que
el don de Dios colma todas mis expectativas. O sea, que está llevando a
plenitud el deseo del hombre. Y ese consuelo que recibo de Dios, esa fuerza
interior, ese ser confirmado en la gracia, sentirme confirmado, ese es el
consuelo”.
Artículo original de Nicolás
de Cárdenas para Aciprensa.
lunes, 5 de junio de 2023
viernes, 2 de junio de 2023
SAN JUAN PABLO II: El misterio del Corazón de Cristo
Queridos amigos y hermanos del
blog: primer viernes del mes de junio, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, y con
el propósito de seguir durante estos viernes con temas alusivos al mismo, me ha
parecido buscar entre el extenso magisterio de San Juan Pablo II alguna
referencia a este Corazón que tanto ha amado y ama a los hombres. Les propongo
el texto predicado en la Audiencia General del miércoles 20 de junio de 1979:
¡Queridos Hermanos y Hermanas!
1. El próximo viernes 22 de
junio, la liturgia de la Iglesia se concentra, con una adoración y un amor
especial, en torno al misterio del Corazón de Cristo. Quiero, pues, ya hoy,
anticipando este día y esta fiesta, dirigir junto con vosotros la mirada de nuestros
corazones sobre el misterio de ese Corazón. Él me ha hablado desde mi juventud.
Cada año vuelvo a este misterio en el ritmo litúrgico del tiempo de la Iglesia.
Es sabido que el mes de junio
está consagrado especialmente al Sagrado Corazón de Jesús. Le expresamos
nuestro amor y nuestra adoración mediante las letanías que hablan con
profundidad particular de sus contenidos teológicos en cada una de sus
invocaciones.
Por esto quiero detenerme con
vosotros ante este Corazón, al que se dirige la Iglesia como comunidad de
corazones humanos. Quiero hablar, siquiera brevemente de este misterio tan
humano, en el que con tanta sencillez y a la vez con profundidad y fuerza se ha
revelado Dios.
2. Hoy dejamos hablar a los
textos de la liturgia del viernes, comenzando por la lectura del Evangelio
según Juan. El Evangelista refiere un hecho con la precisión del testigo
ocular. "Los judíos, como era el día de la Parasceve, para que no quedasen
los cuerpos en la cruz el día de sábado, por ser día grande aquel sábado,
rogaron a Pilato que les rompiesen las piernas y los quitasen. Vinieron, pues,
los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que estaba
crucificado con Él; pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le
rompieron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza el
costado, y al instante salió sangre y agua" (Jn 19, 31-34).
El Evangelista habla solamente
del golpe con la lanza en el costado, del que salió sangre y agua. El lenguaje
de la descripción es casi médico, anatómico. La lanza del soldado hirió
ciertamente el Corazón, para comprobar si el Condenado ya estaba muerto. Este
Corazón -este corazón humano- ha dejado de latir. Jesús ha dejado de vivir.
Pero, al mismo tiempo, esta apertura anatómica del Corazón de Cristo, después
de la muerte -a pesar de toda la "crudeza" histórica del texto- nos
induce a pensar incluso a nivel de metáfora. El corazón no es sólo un órgano
que condiciona la vitalidad biológica del hombre. El corazón es un símbolo.
Habla de todo el hombre interior. Habla de la interioridad espiritual del
hombre. Y la tradición entrevió rápidamente este sentido de la descripción de
Juan. Por lo demás, en cierto sentido, el mismo Evangelista ha inducido a esto
cuando, refiriéndose al testimonio del testigo ocular, que era él mismo, ha
hecho referencia, a la vez, a esta frase de la Escritura: "Mirarán al que
traspasaron" (Jn 19, 37; Zac 12, 10).
En realidad así mira la
Iglesia; así mira la humanidad. Y de hecho, en la transfixión de la lanza del
soldado todas las generaciones de cristianos han aprendido y aprenden a leer el
misterio del Corazón del Hombre crucificado, que era el Hijo de Dios.
3. Es diversa la medida del
conocimiento que de este misterio han adquirido muchos discípulos y discípulas
del Corazón de Cristo, en el curso de los siglos. Uno de los protagonistas en
este campo fue ciertamente Pablo de Tarso, convertido de perseguidor en
Apóstol. También nos habla él en la liturgia del próximo viernes con las
palabras de la Carta a los efesios. Habla como el hombre que ha recibido una
gracia grande, porque se le ha concedido "anunciar a los gentiles la
insondable riqueza de Cristo e iluminar a todos acerca de la dispensación del
misterio oculto desde los siglos en Dios, Creador de todas las cosas" (Ef
3, 8-9).
Esa "riqueza de
Cristo" es, al mismo tiempo, el "designio eterno de salvación"
de Dios que el Espíritu Santo dirige al "hombre interior", para que
así "Cristo habite por la fe en nuestros corazones" (Ef 3, 16-17). Y
cuando Cristo, con la fuerza del Espíritu, habite por la fe en nuestros
corazones humanos, entonces estaremos en disposición "de comprender con
nuestro espíritu humano" (es decir, precisamente con este
"corazón") "cuál es la anchura, la longura, la altura y la profundidad,
y conocer la Caridad de Cristo, que supera toda ciencia..." (Ef 3, 18-19).
Para conocer con el corazón,
con cada corazón humano, fue abierto, al final de la vida terrestre, el Corazón
divino del Condenado y Crucificado en el Calvario.
Es diversa la medida de este
conocimiento por parte de los corazones humanos. Ante la fuerza de las palabras
de Pablo, cada uno de nosotros pregúntese a sí mismo sobre la medida del propio
corazón. "...Aquietaremos nuestros corazones ante Él, porque si nuestro
corazón nos arguye, mejor que nuestro corazón es Dios, que todo lo conoce"
(1 Jn 3, 19-20). El Corazón del Hombre-Dios no juzga a los corazones humanos.
El Corazón llama. El Corazón "invita". Para esto fue abierto con la
lanza del soldado.
4. El misterio del Corazón, se
abre a través de las heridas del cuerpo; se abre el gran misterio de la piedad,
se abren las entrañas de Misericordia de nuestro Dios (San Bernardo, Sermón 61,
4; PL 183, 1072).
Cristo dice en la liturgia del
viernes: "Aprended de Mí, que Soy manso y humilde de corazón" (Mt 11,
29).
Quizá una sola vez el Señor
Jesús nos ha llamado con sus palabras al propio corazón. Y ha puesto de relieve
este único rasgo: "mansedumbre y humildad". Como si quisiera decir
que sólo por este camino quiere conquistar al hombre; que quiere ser el Rey de
los corazones mediante la "mansedumbre y la humildad". Todo el
misterio de Su reinado está expresado en estas palabras. La "mansedumbre y
la humildad" encubren, en cierto sentido, toda la "riqueza" del
Corazón del Redentor, sobre la que escribió San Pablo a los efesios. Pero
también esa "mansedumbre y humildad" lo desvelan plenamente; y nos
permiten conocerlo y aceptarlo mejor; lo hacen objeto de suprema admiración.
Las hermosas letanías del
Sagrado Corazón de Jesús están compuestas por muchas palabras semejantes, más
aún, por las exclamaciones de admiración ante la riqueza del Corazón de Cristo.
Meditémoslas con atención cada día.
5. Así, al final de este
fundamental ciclo litúrgico de la Iglesia, que comenzó con el primer domingo de
Adviento, y ha pasado por el tiempo de Navidad, luego por el de la Cuaresma, de
la Resurrección hasta Pentecostés, Domingo de la Santísima Trinidad y Corpus
Christi, se presenta discretamente la fiesta del Corazón divino, del Sagrado
Corazón de Jesús. Todo este ciclo se encierra definitivamente en el Corazón del
Dios-Hombre. De Él también irradia cada año toda la vida de la Iglesia.
San Juan Pablo II
viernes, 24 de junio de 2022
JESUCRISTO: Decálogo del Sagrado Corazón de Jesús
1.- Os amo a todos los hombres. A
todas las horas y sin distinción. Vuestras sendas me son familiares. Conozco
vuestros deseos. Os acompaño en vuestras dificultades.
2.- Perdono y olvido vuestra
indiferencia, pero valoro y aplaudo el afán de aquellos que intentáis superaros
y rectificar en vuestras actitudes.
3.- Intento llevaros hasta Dios.
Mi Camino, no es mío, es de Aquel que me ha enviado. No soy ningún “líder”. No
actúo ni me muevo por Mí mismo. Mi Objetivo es acercaros hasta el inmenso Amor
que Dios os tiene.
4.- Mi Corazón está cargado de
Humanidad. Entre otras cosas porque, soy consciente, que con vuestro lenguaje
es como mejor podéis aprender lo que Dios quiere de vosotros y lo que,
vosotros, podéis alcanzar de Dios.
5.- En Mí tenéis el Agua Viva. No
os fiéis de aquellos que, en valioso vaso de cristal, os emborrachan con
antivalores, superficialidad o verdades a medias. Lo que Yo os digo tiene Valor
de Eternidad: viviréis junto a Dios
6.- Mi Corazón tiene sed de
vosotros. “Tengo sed” dije en la Cruz y, ahora de nuevo, lo repito: tengo sed
de vosotros. De vuestras almas e ilusiones, de vuestras miradas y pensamientos.
Tengo sed de salvaros. ¿Me dejáis?
7.- Yo puedo conduciros por valles
tranquilos. No os desesperéis. La vida, bien lo sé, no siempre es fácil.
Apoyaros en el Cayado de la Fe. Inclinad vuestras cabezas sobre mi Pecho. Os
garantizo que seguiréis avanzando y llegando a la meta que os propongáis.
8.- Soy Vida para el que me
busca. Mirad un poco a vuestro alrededor: muerte, preocupaciones, desencanto,
crisis. Yo tengo poder sobre la muerte. Soy Resurrección y Vida. ¿Creéis en Mí?
Os digo que no moriréis. ¡Creed!
9.- Quien dice ser mi amigo, no
lo olvidéis, ha de llevar la palabra “yo sirvo” marcada en su frente. Os
necesito, no como reyes, y sí como gente que sepa desgastarse en pequeños o
grandes detalles. Cuando estéis junto a Mí en el Cielo, recordaré todo lo que
hicisteis de bueno cuando estuvisteis en la Tierra.
10.- No os dejéis llevar ni
seducir por los atajos que conducen a ninguna parte; ni por las verdades
interesadas que son grandes mentiras o por una vida que es un sin vivir. Sed
reflexivos, buscad el Camino que conduce a la Paz; luchad por la Verdad sin
farsa; aspirad a una Vida según y con Dios.
Escrito por Javier Leoz, Sacerdote Diocesano de
Pamplona, Navarra.
viernes, 10 de junio de 2022
JESUCRISTO: Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Queridos amigos y hermanos del
blog: estamos en junio y este mes la Iglesia tiene la santa costumbre de
dedicarlo a la piadosa conmemoración del Sagrado Corazón de Jesús. Luego de
haber celebrado el mes de María, que es como una introducción en el misterio
íntimo del amor de Jesucristo. Así como la Santísima Virgen fue la aurora
pre-anunciadora del Sol de Justicia y trajo la salvación a este mundo por medio
de su asentimiento al plan salvífico de Dios en la Encarnación del Verbo, de
modo semejante, el mes de Mayo nos ha servido para disponer nuestras almas,
mediante la consideración y la imitación de las virtudes de la Santísima
Virgen, a fin de mejor penetrar en la devoción al Corazón Divino, causa de
nuestra salvación. Aquí es donde se ve claramente cómo es verdad aquello de “a
Jesús por María”.
No hay devoción más agradable
a Dios en estos tiempos que ésta al Corazón de su Hijo, que nos ha sido dada
como un extremo auxilio de su gran Misericordia. Desgraciadamente, tampoco hay
actualmente devoción tan desperdiciada y olvidada, siendo así que es
eficacísima y reconfortante. Dice Jesucristo: “Venid a Mí todos los que estáis
fatigados y cargados, que Yo os aliviaré. Mi yugo es suave y mi carga ligera.
Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”. No puede mostrarse más
compasivo y delicado hacia los pobres pecadores que somos. Nos sabe débiles y
frágiles y conoce nuestros problemas y los peligros que nos acechan. Y quiere
echarnos una mano… El mal en todas sus formas nos acosa y los espíritus
perversos nos persiguen, y Él abre la herida de su costado para mostrarnos el
seguro asilo de su Amor, que nos libra y nos salva.
San Juan Evangelista, el
discípulo amado, que cuando, ya anciano, le preguntaban sus seguidores y
oyentes por Jesucristo y su mensaje y respondía repitiendo invariablemente: “Amor,
Amor, Amor…”, fue el primero que, al recostar su cabeza en el divino
pecho, durante la Última Cena, tuvo el privilegio de oír los latidos de ese
Corazón amantísimo y amabilísimo.
Desde entonces, esta devoción
se ha ido abriendo paso a través de almas delicadas y particularmente sensibles
hasta la gran revelación que, hace ya más de trescientos años, quiso Jesús
hacer a su confidente santa Margarita María de Alacoque, una religiosa de la
Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor
especial por ella.
Se le apareció en varias
ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo
mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el
pecado.
Durante estas visitas a su
alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a
rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no
sufra más con nuestros pecados.
El pecado nos aleja de Jesús y
esto lo entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo con Él.
Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con
nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de
Jesús.
Fue ése el gran impulso, a
partir del cual se extendió el culto al Corazón de Jesús como fuego
incontenible por el mundo entero, que fue consagrado a Él por el Papa León
XIII.
Relacionados con la devoción al Sagrado Corazón están –además de la práctica recomendabilísima del ejercicio del mes de Junio– la de la comunión de los Nueve Primeros Viernes, la entronización en los hogares, el detente y la consagración personal. De algunos de estos temas iremos hablando a lo largo de este mes.