lunes, 1 de septiembre de 2025
lunes, 4 de agosto de 2025
lunes, 30 de junio de 2025
viernes, 27 de junio de 2025
INTIMIDAD DIVINA - Santoral – Ciclo C: El Sagrado Corazón de Jesús
«Saquemos agua con gozo de la fuente del Salvador» (Is 12, 3).
En la Liturgia de esta solemnidad se entrelazan dos figuras: la del Corazón de Jesús en el propio de la Misa y la del Buen Pastor en las lecturas bíblicas. Todas expresan la misma realidad: el amor infinito de Cristo que ha dado la vida por su rebaño y se ha dejado traspasar el corazón para que fuese para todos fuente de salvación.
Muchos son los pasos del Antiguo Testamento que anuncian al Mesías como pastor. Uno de los más bellos es sin duda el que se lee hoy en la primera lectura (Ez 34, 11-16). Luego de la desbandada del pueblo elegido por incuria de sus jefes, Dios en persona declara que quiere tomarlo él mismo a su cargo. El lo recogerá en torno suyo, irá a buscar a los dispersos, los traerá a su patria a terrenos regadizos y fecundos, como hace el buen pastor, que reúne la grey querida en el redil y la conduce a pastos abundosos: «Yo mismo apacentaré mis ovejas, ya mismo las haré sestear» (ib 15). A estos cuidados amorosos comunes a todo el pueblo, añadirá otros individuales y delicadísimos para cada uno: «Buscaré la oveja perdida, haré volver a la descarriada, curaré a la herida y sanaré a la enferma... Las pastorearé con justicia» (ib 16). El fondo mesiánico de esta profecía es evidente; anticipa y prepara la figura llena de ternura y amor de Jesús, el Buen Pastor, que vendrá a guiar el rebaño del Padre, cuidándose hasta de la última oveja desbandada o herida.
Dan fe de ello el largo discurso de Juan sobre el Buen Pastor (10, 1-21) y la narración de Lucas sobre la oveja perdida relatada en el Evangelio de hoy (Lc 15, 3-7). Jesús no se limita a guardar su rebaño en bloque ni se contenta con que se salve la mayoría, antes deja solas las que están ya al seguro para ir en busca de la única pérdida. Habrá sido imprudente o caprichosa, terca y aun rebelde; no importa. Es una criatura que el Padre le confió para que no perezca; por eso Jesús la busca y la sigue hasta conseguir tomarla sobre sus hombros y devolverla al redil. Entonces todo es fiesta y alegría en la tierra y en el cielo. Todo hombre puede reconocerse a sí mismo en esta imagen. La resistencia a la gracia, las repulsas, las infidelidades, los caprichos del orgullo y del egoísmo son otras tantas evasiones más o menos graves del amor de Cristo. Es preciso no malograr sus llamamientos, dejarse seguir y alcanzar por él, dejarse tomar en brazos y volver al aprisco, para estrechar más profundamente su amistad. A esto invita el Corazón santísimo de Jesús.
Sin lenguaje figurado, san Pablo en la segunda lectura (Rm 5, 5-11) presenta el amor de Cristo como la prueba mayor del amor de Dios a la humanidad. «La prueba del amor que Dios nos tiene nos la ha dado en esto: Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores» (ib 8). Pues el amor divino rebasó toda medida cuando Dios entregó a su Unigénito para la salvación del hombre pecador. Y Cristo, inmolándose en la cruz, dio un testimonio extremo de su caridad, por encima de la misma medida que él había señalado como máxima: «Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). Sólo él ha tenido un amor mayor aún, porque murió por nosotros «cuando todavía éramos pecadores» y, por ende, «enemigos» (Rm 5, 8.10). De este hecho toma arranque la esperanza y confianza inmensas de San Pablo: Y ya que estamos ahora justificados por su sangre, con más razón seremos salvados por él de la cólera. En efecto, si cuando éramos todavía enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con más razón... seremos salvados por su vida» (ib 9-10). Después de la muerte de Cristo, el hombre no puede dudar ya del amor de Dios y de su misericordia, ni desconfiar de su salvación. Porque entre los hombres y Dios está ya siempre el Corazón de Cristo para pedir e «interceder por nosotros» (Hb 7, 25).
Oh Dios, que en el corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad; te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. (Misal Romano, Oración Colecta).
¡Oh, cuán dulce y gozosa cosa es vivir en este corazón! Tu Corazón, oh buen Jesús, es el rico tesoro, la preciosa margarita, que hemos descubierto en tu cuerpo herido, como en campo cavado...
Yo he hallado tu Corazón..., oh dulcísimo Jesús: corazón de Rey, corazón de hermano, corazón de amigo. ¿Y no oraré? Oraré, sí; que tu Corazón -resueltamente lo diré- también es mío. Si tú, oh Cristo, eres mi cabeza, ¿por qué no ha de ser mío cuanto te pertenece?... ¡Oh, qué dicha! ¡Jesús y yo tenemos un solo, un mismo corazón!... ¡Ea, pues, oh dulcísimo Jesús! Habiendo hallado este corazón divino, que es tuyo y mío, oraré a ti, mi Dios. Acoge en el sagrario de tu audiencia mis preces; más, llévame, arrebátame todo a tu Corazón. La tortuosidad de mis pecados me impide la entrada. Pero, dilatado y ensanchado ese tu Corazón por una caridad incomprensible y siendo tú el único que puedes hacer limpio al concebido en pecado, ¡oh hermosísimo Jesús!, lávame más y más de mis iniquidades, límpiame de mis culpas, y purificado por ti, pueda yo acercarme a ti, Purísimo, y merezca habitar en tu Corazón todos los días de mi vida, y entender y obrar según tu beneplácito. (San Buenaventura, La vid mística, 3, 3-4).
Tomado del libro INTIMIDAD DIVINA,
del P. Gabriel de Santa María
Magdalena, OCD.
lunes, 23 de junio de 2025
lunes, 16 de junio de 2025
lunes, 9 de junio de 2025
lunes, 2 de junio de 2025
jueves, 19 de septiembre de 2024
ES TIEMPO DE MISERICORDIA (audios): La puerta de la misericordia es el Corazón de Cristo
Tema del programa Nº 26 del ciclo:
La puerta de la misericordia es el Corazón de Cristo
“Es tiempo de Misericordia”, es un micro programa de evangelización, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, que se emitió dentro del Programa “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Getafe.
Su día y horario de emisión fue el domingo a las 09:45 hs y fue transmitido por Cadena Cope, en las siguientes frecuencias: Cope Comunidad 101.0 FM, Cope Madrid Sur 89.7 FM, Cope Jarama. 100.5 FM y Cope Pinares 92.2 FM (cada una de estas frecuencias se escuchan en la zona sur de Madrid), desde el mes de febrero hasta diciembre de 2016.
“Es tiempo de Misericordia” nos presenta en cada una de sus emisiones distintas alocuciones, homilías y catequesis del Santo Padre Francisco sobre la Divina Misericordia, para que nosotros, al escucharlas, nos decidamos a ser receptores de la misma y a darla, a manos llenas, a nuestros hermanos.
Locución: Cristina Lozano
viernes, 28 de junio de 2024
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: Oración del Jubileo y comentario espiritual
La oración fue compuesta por
los capellanes del Santuario de Paray-le-Monial, con la participación de la
parroquia, los Visitandinas, los Jesuitas y los empleados en misión del
Santuario. Consta de tres partes: la introducción, las letanías y la peroración
final.
La introducción
Señor Jesús, que
revelaste a Santa Margarita María tu Corazón tan apasionado de amor por todos
los hombres y por cada uno en particular.
La oración se dirige a Jesús y
se expresa en primera persona del plural, porque la devoción al Sagrado Corazón
es a la vez personal y eclesial. La primera frase recuerda el acontecimiento
que conmemora el Jubileo: las Apariciones del Sagrado Corazón hace 350 años. Se
refiere directamente a la primera gran Aparición, el 27 de diciembre de 1673,
durante la cual Jesús declaró: “Mi divino Corazón está tan apasionado de amor
por los hombres, y por vosotros en particular”.
Hoy nos invitas a beber
del manantial de tu Corazón, que permanece más abierto que nunca.
La segunda frase expresa la
actualidad de la gracia experimentada en Paray y contiene una alusión al
cántico de Isaías 12: “Exultantes de alegría, sacaréis agua de las fuentes de
la salvación” (v. 3); versículo que dio nombre a la Encíclica del Papa Pío XII
en 1956, Haurietis Aquas in Gaudio. El final retoma las palabras
del Papa Juan Pablo II el 6 de enero de 2001, en la clausura de la Puerta Santa
durante el Gran Jubileo del Año 2000 en Roma: “Con el cierre de la Puerta
Santa, se cierra un símbolo de Cristo. Pero el Corazón de Jesús permanece más
abierto que nunca”.
Las seis letanías
En este sacramento del
amor que es la Eucaristía,
La segunda parte está
introducida por la expresión “Sacramento de amor”, con la que el Señor designó
la Eucaristía durante la gran Aparición de junio de 1675. Se compone de cinco
letanías, que ponen a los peregrinos en la escuela de la experiencia espiritual
de Santa Margarita María.
Te ofrecemos nuestros
trabajos y nuestros cansancios: que encontremos en ti nuestro descanso.
En primer lugar, el 27 de
diciembre de 1673, va a descansar largo tiempo sobre el Corazón de Jesús: “Me
hizo descansar mucho tiempo sobre su divino pecho”. En una carta al padre
Croiset, precisa que este reposo duró “varias horas”. Responde así a la llamada
de Jesús en el Evangelio a descansar en su Corazón: “Venid a mí todos los que
estáis agobiados por una pesada carga, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo y
haceos mis discípulos, porque soy manso y humilde de corazón, y encontraréis
descanso para vuestras almas”. (Mt 11, 28-29). El discípulo San Juan fue el
primero en tener tal experiencia en la Última Cena (Jn 13, 25), hecho de tal
importancia que el Evangelio vuelve a referirse a él después de la resurrección
(Jn 21, 20). Muy pronto, los primeros cristianos asociaron a Juan con esta
experiencia tan especial. En 180 d.C., Ireneo de Lyon escribió: “Entonces Juan,
el discípulo del Señor, que descansaba sobre su pecho, publicó también el
Evangelio, mientras vivía en Éfeso de Asia” (Contra las herejías III,1,1).
Te presentamos nuestros
sufrimientos y nuestras heridas: consuélanos y cúranos;
En segundo lugar, el Corazón
de Jesús es fuente de consuelo y curación. El Papa Francisco nos invita a
acercar nuestras heridas a las heridas de Jesús. El himno de la primera
epístola de Pedro aplica a Jesús lo que el profeta Isaías anunció en el cuarto poema
del siervo sufriente: “Por sus llagas hemos sido curados” (Isaías 53,5 y 1 Pe
2,24). Lo que el Papa dice de todo santuario: “vamos a los santuarios para ser
consolados” (Congreso de Rectores de Santuarios, noviembre 2023) se aplica de
modo singular a Paray.
La analogía del Corazón con la
imagen del sol y el horno durante la aparición de 1674 recuerda el versículo
del profeta Malaquías “saldrá el Sol de justicia: traerá la curación en sus
rayos” (Mal 3, 20) frecuentemente citado en la espiritualidad parediana.
Te mostramos nuestra
dureza de corazón: haznos mansos y humildes;
En tercer lugar, el 27 de
diciembre, Jesús pidió a Margarita María su corazón. “Le rogué que lo tomara,
lo cual hizo, y lo puso en su adorable corazón, en el cual me lo mostró como un
pequeño átomo que se consumía en aquel horno ardiente, del cual, retirándolo
como una llama ardiente en forma de corazón, lo volvió a poner en el lugar de
donde lo había sacado”. Con ello, el Señor cumple la promesa profetizada en
Ezequiel: “Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de
vosotros. Os quitaré el corazón de piedra de vuestra carne y os daré un corazón
de carne. Pondré dentro de vosotros mi Espíritu y os haré andar según mis
preceptos” (Ez 36,26-27). Jesús describe su Corazón como “manso y humilde” (Mt
11,29) y constata la dureza de corazón de sus interlocutores o de los
discípulos (por ejemplo en Mt 19,8 o Mc 6,52).
Ponemos ante ti nuestras
ingratitudes e indiferencias: que te devolvamos amor por amor;
En cuarto lugar, durante la
aparición de 1674, Jesús se quejó de la falta de amor por parte de los hombres:
“Me reveló las maravillas inexplicables de su amor puro, y hasta qué exceso le
había llevado a amar a los hombres, de quienes no recibía más que ingratitud y
desprecio”. Pidió a Margarita Maria que “devolviera amor por amor”, expresión
utilizada varias veces por la Visitandina. Es también el tema elegido para este
350º Jubileo.
Te expresamos nuestra sed de
amarte y de anunciarte: envíanos la fuerza de tu Espíritu Santo.
En quinto lugar, la devoción
al Sagrado Corazón nos renueva en nuestro celo misionero para dar testimonio al
mundo de este amor ardiente, que es lo que Margarita Mariay Claude La
Colombière se propusieron hacer, cada uno según su propia vocación. “Mi divino
Corazón es tan apasionado en su amor por los hombres, y por vosotros en
particular, que no pudiendo ya contener en sí las llamas de su ardiente
caridad, debe difundirlas por medio de vosotros, y manifestarse a ellos para
enriquecerlos con sus preciosos tesoros que os descubro”, dijo Jesús durante la
aparición de 1673. El tema de la sed asociada al amor está también muy presente
en las apariciones. En una de sus cartas al padre Croiset, Margarita Maria
decía que Jesús la había elegido como “instrumento para establecer esta
devoción y atraer los corazones al amor de su adorable Hijo, que tenía una sed
tan ardiente de ser conocido, amado y honrado por los hombres”.
La peroración final
Señor, nos consagramos
a tu Corazón, horno ardiente de caridad
Finalmente, la tercera parte
aparece como la culminación del movimiento espiritual de esta oración de
consagración al Corazón de Jesús. Es bueno recordar que el lugar de la ofrenda
es la Eucaristía, como dijimos antes. Consagrarse al Corazón de Jesús no es
otra cosa que consagrarse a su persona, a Jesús mismo. Jesús habló de su
Corazón a santa Margarita María como “el horno ardiente del amor puro” (carta a
la madre de Saumaise). A lo largo de las apariciones, es el símbolo del fuego
el que predomina, como en la aparición de 1674 reproducida en el fresco de la
capilla de las Apariciones: “Jesucristo, mi dulce Maestro, se me presentó todo
deslumbrado de gloria con sus cinco llagas, resplandecientes como cinco soles,
y de esta sagrada Humanidad salían llamas por todas partes, pero especialmente
de su adorable pecho, que parecía un horno; y habiéndose abierto, me reveló su
Corazón todo amor y todo amor, que era la fuente viva de estas llamas. “
Haznos instrumentos que
atraigan los corazones a tu Amor.
En el retiro de 1678,
Margarita Maria anota esta afirmación de Jesús “Quiero que me sirvas de
instrumento para atraer los corazones a mi amor”, que se recoge en nuestra
oración.
Haznos arder en tu amor
compasivo que nos haga testigos ante el mundo de este Corazón que tanto nos ha
amado. Amén.
La petición de “arder en tu
amor compasivo” se sitúa en el registro simbólico del fuego en el que se sitúa
la experiencia espiritual de Margarita María, como acabamos de decir. Se trata
de entrar en “los sentimientos que hay en Cristo Jesús” (Flp 2,5), en la
compasión por las muchedumbres que embargaba su corazón: “Al ver a las
muchedumbres, Jesús sintió compasión de ellas, porque estaban desamparadas y
angustiadas, como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9,36). (Mt 9, 36). La
oración termina con las palabras de junio de 1675, que parecen ser el culmen de
la experiencia espiritual de santa Margarita María: “Este es el Corazón que amó
tanto a los hombres que no escatimó nada hasta agotarse y consumirse para
mostrarles su amor”.
Este comentario de
la oración del jubileo ha sido realizado por los Padres Etienne Kern y
Jean-Rodolphe Kars
lunes, 24 de junio de 2024
viernes, 21 de junio de 2024
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: En los 350 años de las apariciones el Papa nos explica “Reparar lo irreparable”
En el contexto del 350
aniversario de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús, el Papa recibió en
audiencia, el 04 de mayo de 2024, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico,
a los participantes en el Congreso “Reparar lo irreparable”. Les ofrezco a
continuación el discurso del Papa Francisco.
Me complace recibirles y
darles mi cordial bienvenida. Doy las gracias a monseñor Benoit Rivière y al
padre Louis Dupont por haber tomado la iniciativa de este encuentro, en el
marco de la celebración del 350 aniversario de las apariciones de Jesús a santa
Margarita María. La reparación es un concepto que encontramos a menudo en la
Sagrada Escritura. En el Antiguo Testamento, adquiere una dimensión social de
compensación por el mal cometido. Es el caso de la ley mosaica, que preveía la
restitución de lo robado o la reparación del daño causado (cf. Ex 22, 1-15; Lv
6, 1-7). Era un acto de justicia destinado a salvaguardar la vida social. En el
Nuevo Testamento, sin embargo, adopta la forma de un proceso espiritual, en el
marco de la redención realizada por Cristo. La reparación se manifiesta
plenamente en el sacrificio de la Cruz. La novedad es que revela la
misericordia del Señor hacia el pecador. La reparación contribuye así a la
reconciliación de los hombres entre sí, pero también a la reconciliación con
Dios, porque el mal cometido contra el prójimo es también una ofensa contra
Dios. Como dice Ben Sirac el Sabio, «¿no ruedan las lágrimas de la viuda por
las mejillas de Dios?» (cf. Si 35,18). Queridos amigos, ¡cuántas lágrimas
siguen rodando por las mejillas de Dios, mientras nuestro mundo experimenta
tantos abusos contra la dignidad de la persona, incluso dentro del Pueblo de
Dios!
El título de vuestra
conferencia reúne dos expresiones opuestas: «Reparar lo irreparable». De este
modo, nos invita a la esperanza de que toda herida puede ser curada, aunque sea
profunda. La reparación completa parece a veces imposible, cuando se han perdido
para siempre bienes o seres queridos o cuando ciertas situaciones se han vuelto
irreversibles. Pero la intención de reparar y de hacerlo concretamente es
esencial para el proceso de reconciliación y el retorno de la paz al corazón.
La reparación, para ser cristiana, para tocar el corazón de la persona ofendida
y no ser un mero acto de justicia conmutativa, presupone dos actitudes
desafiantes: reconocerse culpable y pedir perdón. Reconocerse culpable. Toda
reparación, humana o espiritual, comienza por el reconocimiento del propio
pecado. ‘Acusarse forma parte de la sabiduría cristiana, esto agrada al Señor,
porque el Señor acoge al corazón contrito’ (Homilía en la Misa de Santa Marta,
6 de marzo de 2018). De este reconocimiento honesto del daño hecho al hermano,
y del sentimiento profundo y sincero de que el amor ha sido herido, nace el
deseo de reparar.
De pedir perdón. Es la
confesión del mal cometido, siguiendo el ejemplo del hijo pródigo que dice al
Padre: «He pecado contra el cielo y contra ti» (Lc 15,21). Pedir perdón reabre
el diálogo y manifiesta la voluntad de restablecer el vínculo en la caridad
fraterna. Y la reparación -incluso un principio de reparación o ya simplemente
la voluntad de reparar- garantiza la autenticidad de la petición de perdón,
manifiesta su profundidad, su sinceridad, toca el corazón del hermano, lo
consuela y suscita en él la aceptación del perdón solicitado. Así, si lo
irreparable no puede repararse del todo, siempre puede renacer el amor, que
hace soportable la herida. Jesús pidió a Santa Margarita María actos de
reparación por las ofensas causadas por los pecados de los hombres. Si estos
actos consolaron su corazón, esto significa que la reparación puede consolar
también el corazón de toda persona herida. Que los trabajos de vuestra
Conferencia renueven y profundicen el sentido de esta hermosa práctica de
reparación al Sagrado Corazón de Jesús, una práctica que hoy puede estar un
tanto olvidada o erróneamente juzgada obsoleta. Y que ayuden también a realzar
el lugar que le corresponde en el camino penitencial de cada bautizado en la
Iglesia.
Rezo para que vuestro Jubileo
del Sagrado Corazón suscite en tantos peregrinos un mayor amor de gratitud a
Jesús, un mayor afecto; y para que el santuario de Paray-le-Monial sea siempre
un lugar de consuelo y de misericordia para toda persona en busca de paz
interior. Os doy mi Bendición. Y os pido, por favor, que recéis por mí.
Gracias.
Papa Francisco
lunes, 17 de junio de 2024
lunes, 10 de junio de 2024
viernes, 7 de junio de 2024
¡BUENOS DÍAS, ÁVILA! (audios): España y el Sagrado Corazón de Jesús
España y el Sagrado Corazón de Jesús
Este ciclo radiofónico incluye una serie de reflexiones del Padre José Medina que nos pretenden hacer ver el nuevo día con ilusión y esperanza, centrados en Cristo Jesús.
¡Buenos días, Ávila! se emitió originalmente en días rotativos a las 8 de la mañana durante los años 2009-2010 en Cadena Cope Ávila, España.
lunes, 3 de junio de 2024
lunes, 26 de junio de 2023
viernes, 23 de junio de 2023
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: 10 expresiones de Santa Teresita de Lisieux para entenderlo mejor
Nos adentramos en el mes de junio
dedicado en la Iglesia al Sagrado Corazón de Jesús. En 2023 se celebra el 150
aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús. La lectura de sus
escritos durante este mes puede ser una buena ayuda para adentrarnos en el
misterio del Corazón Divino y Humano de Jesús.
Santa Teresita es sin duda una
de los grandes “Apóstoles del Corazón de Jesús” de nuestros tiempos. Ella no
“sermonea” sobre el Corazón de Jesús, pero toda su doctrina espiritual tiene
como fuente y como fin el Corazón de Jesús al que ama y enseña a amar.
Resumimos en 10 expresiones
qué significa el Corazón de Jesús para Santa Teresita del Niño Jesús.
1) “Corazón a corazón”
Para Teresita, el Corazón de
Jesús es, ante todo, Jesucristo con el que trata personalmente de Corazón a
corazón. Teresa vuela alto y quiere mostrarnos desde su propia experiencia como
entiende el misterio del Corazón de Cristo, misterio que ella desvela y resume
en su expresión: “Coeur a Coeur. Corazón a Corazón”.
“Yo no veo el Sagrado Corazón
como todo el mundo. Pienso que el Corazón de mi Esposo es para mí sola, como el
mío es para Él solo, y le hablo entonces en la soledad de este
delicioso corazón a corazón esperando contemplarlo un día cara a cara” (Carta
122, a Celina).
2) “Necesito un corazón
ardiendo de ternura”
Hablar del Corazón de Jesús en
Teresa es situarse en el centro del misterio de la Encarnación. El Corazón de
Jesús para ella es la respuesta a la necesidad que el corazón del hombre tiene
de un Dios que hable su lenguaje, que comparta su misma suerte, que responda a
la sed de amar y de ser amado.
“Necesito un corazón ardiendo
de ternura
Amar todo en mí, incluso mi
debilidad...
Necesito un Dios tomando mi
naturaleza
¡Convertirse en mi hermano y poder sufrir!”. (Poesía 23)
3) “El amor del Corazón de
Jesús ha alejado todo temor de mi corazón”
El Corazón de Jesús para Santa
Teresita es expresión de la Misericordia Divina. “¡Ah! Mi querido Hermanito, ya
que me fue dado comprender también el amor del Corazón de Jesús, te confieso
que ha alejado todo temor de mi corazón. El recuerdo de mis faltas me humilla,
me lleva a no apoyarme jamás en mi fuerza que es sólo debilidad, pero más aún
este recuerdo me habla de misericordia y de amor» (Carta 247, al abate
Belliére)
4) “La confianza nos debe
llevar al amor”
El descubrimiento del Amor del
Corazón de Jesús nos lleva por el camino de la confianza: “Junto a ese Corazón
se aprende la valentía, y sobre todo su confianza. ¡Ay! ¡Cómo quisiera poder
hacerte comprender lo que siento!... Es la confianza y nada más que la
confianza lo que nos debe llevar al Amor…” (Carta 197, a Sor María del Sagrado
Corazón)
La Comunidad de
Bienaventuranzas puso música así a ese mensaje de confianza de Teresita: "Qu'il est doux d'appeler Dieu notre
Père, Car Il n'est qu'Amour et Miséricorde, C'est la confiance et rien que la
confiance, Qui doit nous conduire à l'Amour. Abba, Abba, mon Père, Je
m'abandonne à Toi"; en castellano se canta: "Que dulce es el amor de
Dios Padre; Él es todo amor y misericordia. La confianza, sólo la confianza, es
la que nos conduce al amor. Abba, abba, oh Padre, me abandono a ti".
5) “Tomar a Jesús por el
Corazón”
La perfección para Teresita
consiste en agradar al Corazón de Jesús, en “tomar a Jesús por el Corazón” “Te
aseguro que el Buen Dios es mucho mejor de lo que crees. Se contenta con una
mirada, un suspiro de amor... Para mí, la perfección la encuentro muy fácil de
practicar, porque he comprendido que sólo hay que tomar a Jesús por el
Corazón...” (Carta 171, a Leonia)
6) “(En la Eucaristía) puedo
descansar en tu Corazón”
El Corazón de Jesús late para
Teresita en la Eucaristía.
“Y aún vives para mí en el
Altar. Si no puedo ver el brillo de tu Rostro
Para escuchar tu voz llena de
dulzura
Puedo, oh mi Dios, vivir por
tu gracia
¡Puedo descansar en tu Sagrado
Corazón!”. (Poesía 23)
7) “Ser mártir de vuestro Amor
¡Dios mío!”
El Amor del Corazón de Jesús
lleva a ofrecer la vida por amor. Esta ofrenda consiste para Teresa en dejar a
Jesús que la ame cuanto Él desea y a través de ella este amor llegue a todos
los hombres. “...me ofrezco como víctima de holocausto a vuestro Amor
misericordioso, suplicándoos que me consumáis sin cesar, dejando desbordar en
mi alma las oleadas de ternura infinita que se hallan encerradas en Vos, y que
así llegue yo a ser Mártir de vuestro Amor, ¡Dios mío!” (Acto de ofrenda al
Amor Misericordioso).
8) “Consolar a vuestro Sagrado
Corazón”
El amor al Corazón de Jesús
hace de Teresa una “misionera en el claustro”. La finalidad de su vida la
presentaba ella. “Quiero trabajar por vuestro solo Amor, con el único objeto de
agradaros, de consolar a vuestro Sagrado Corazón y de salvar las almas que os
amarán eternamente” (Acto de ofrenda al Amor Misericordioso)
9) “La Madre que manda en tu
Corazón”
Teresita ve en la Virgen
aquella que tiene todo el poder sobre el Corazón de Jesús:
“Acuérdate también del poder
asombroso con que tu excelsa madre manda en tu Corazón/
Acuérdate que un día, por su
humilde palabra, cambiaste el agua simple en vino del mejor". (Poesía 24)
10) “Yo seré el Amor”
El Corazón de Jesús para
Teresa late en el corazón de la Iglesia. Esto le lleva a afirmar: “En el
Corazón de mi Madre la Iglesia yo seré el AMOR” (Manuscrito B, 3vº).
Por José María Alsina para
“Religión en Libertad”, vínculo permanente: https://www.religionenlibertad.com/cultura/766456458/10-expresiones-santa-teresita-lisieux-sagrado-corazon-jesus.html
lunes, 19 de junio de 2023
viernes, 16 de junio de 2023
ORACIONES: De San Juan Pablo II al Sagrado Corazón de Jesús
Señor
Jesucristo, Redentor del género humano, nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón
con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo deseo de
darte gloria, honor y alabanza.
Señor
Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que Tú eres y
todo lo que Tú haces por nosotros, tu grey.
Señor
Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado a
través de tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a
ser fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna.
Reunidos
juntos en tu nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, nos
consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la
verdad y la caridad.
Al
consagrarnos a Ti, renovamos nuestro deseo de corresponder con amor a la rica
efusión de tu misericordioso y pleno amor.
Señor
Jesucristo, Rey de amor y Príncipe de la paz, reina en nuestros corazones y en
nuestros hogares. Vence todos los poderes del maligno y llévanos a participar
en la victoria de tu Sagrado Corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a
Ti, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de
los siglos! Amén.