El Obispo de
Orihuela-Alicante, Mons. José Ignacio Munilla, ha desgranado algunas enseñanzas
que se pueden extraer de las letanías al Sagrado Corazón de Jesús en una
conferencia online organizada por la Asociación Enraizados en Cristo y la
Sociedad.
Bajo el título “Enseñanzas
desde las letanías del Corazón de Jesús”, el prelado disertó al inicio del mes
de junio, dedicado de manera especial a esta devoción, sobre esta oración que
contiene 33 invocaciones, una por cada año de vida terrena de Jesucristo.
El obispo español comenzó
recordando que San Juan Pablo II consideraba que estas letanías “son una
oración de veneración y de auténtico diálogo” que se convierte en una “escuela
del cristiano”.
A este respecto, Mons. Munilla
señaló que “conociendo el interior de Jesucristo, cultivamos nuestro propio
interior”, de tal forma que la escuela de madurez del cristiano es el Corazón
de Cristo.
En particular, destacó algunas
enseñanzas que pueden ser de provecho al recorrer el camino de maduración
espiritual que ofrecen las letanías del Sagrado Corazón de Jesús, cuya versión
más conocida es la aprobada por el Papa León XIII en 1899.
Humanidad de Jesucristo
Mons. Munilla comentó en
primera instancia que estas letanías “subrayan la humanidad de Jesucristo”, que
es “nuestro puente de unión con el Padre”, ya que sin ella “sería imposible que
tuviésemos la intimidad que podemos tener con Dios Padre”.
De hecho, añadió, “cuando
hablamos del Corazón de Jesús no es sino una referencia emblemática a la
humanidad de Jesús en su conjunto”.
Por otro lado, el prelado
expuso que, siguiendo a Jesús, “nuestro corazón está llamado a ser moldeado por
el Espíritu Santo, dócil a la voz de María y de José y tener la gracia, la
intimidad de gracias con Cristo en nuestra oración”.
Divinidad de Cristo
El Obispo de Orihuela-Alicante
continuó reflexionando sobre cómo las letanías del Sagrado Corazón se refieren
también a la divinidad de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Esa unión del Verbo con la
humanidad, llamada hipostática, no responde a una “doble personalidad” de
Jesús, aclaró el prelado. “Es una persona divina, pero que ha tomado plenamente
también la condición humana”, completó.
De este modo, “como es hombre,
me entiende perfectamente, me comprende. Y como es Dios, puede salvarme”,
indicó Mons. Munilla.
La trascendencia de Dios
En tercer lugar, el Prelado
abordó cómo las letanías del Sagrado Corazón ayudan al creyente a adquirir
conciencia de la trascendencia de Dios en medio de una cultura -la Occidental-
que caracterizó en crisis de autoridad y de paternidad e “infectada del virus
del igualitarismo”.
Así, letanías como “Corazón de
Jesús, majestad infinita”, ayudan a tomar conciencia del “infinito poder de
Dios”. El prelado también señaló que “Dios es trascendente y es inmanente al
mismo tiempo”, lo que se refleja en la letanía “Corazón de Jesús, Rey y centro
de todos los corazones”.
A juicio del Obispo de
Orihuela-Alicante, esta confluencia debería llevar a los fieles a preguntarse
si es Dios o el hombre quien está en el centro de su cosmovisión, porque “la
visión teocéntrica es la que responde a la verdad de la vida, no la
antropocéntrica”.
Escuela de virtudes y Redentor
Mons. Munilla compartió cómo
en las letanías se comprende que Cristo es “la escuela de todas las virtudes”,
pues todas se encuentran en Él. De ellas destacó que “el Corazón de Jesús es
para nosotros auténtica escuela de misericordia”.
La misericordia “no es puro
emotivismo o relativismo”, puntualizó el prelado, sino que “es una gracia
regeneradora”. Dicho de otro modo, “Dios nos quiere como somos, pero nos sueña
distintos y nos da la gracia para poder ser santos. Esta es la verdadera
misericordia”.
Así, “el Corazón de Jesús se
presenta en las letanías como nuestro Redentor”. No sólo como “causa ejemplar”,
detalló el prelado, sino como “causa eficiente” a través de su Pasión.
A este respecto, expuso que
las letanías del Sagrado Corazón dedicadas a su Pasión “subrayan cómo Jesús ha
sufrido la máxima prueba como expresión inequívoca, porque nadie puede dudar
del amor de quien ha sido capaz de sufrir así por nosotros”.
Apoyado en la letanía “Corazón
de Jesús, hecho obediente hasta la muerte”, el Obispo de Orihuela-Alicante
comentó que “lo que nos ha redimido es el sí de la voluntad humana, poderle
decir un sí a Dios Padre”.
A continuación, explicó que
desde el pecado original “hubo una pugna en el corazón del hombre entre la
obediencia a Dios, entre la confianza a Dios y nuestra voluntad y nuestra
soberbia”.
Por eso, “es tan importante la
invocación ‘en Vos confío’”, subrayó, porque “si por la desobediencia nos vino
la muerte, por la obediencia de Cristo nos ha venido la vida”.
La puerta del Corazón
traspasado
Mons. Munilla se detuvo a
continuación a contemplar la letanía “Corazón de Jesús traspasado por una
lanza” que hace referencia al Evangelio de San Juan, único que detalla este
episodio, mientras los demás hacen referencia al terremoto que rasgó el velo
del templo.
“Ese Corazón abierto es imagen
de ese misterio de Dios que ha sido desvelado. Es como el velo del templo que
se rompe, el misterio inaccesible de Dios se ha abierto. Ya no hay secretos
entre Dios y el hombre. La Revelación ha llegado a su plenitud”, explicó.
“La puerta que era inaccesible
para el hombre está abierta. Jesús es la puerta. La humanidad de Jesús en la
puerta. Está simbolizada en ese corazón traspasado”, subrayó el prelado.
Las letanías y la Resurrección
Mons. Munilla compartió que
“las letanías no sólo hablan de la muerte redentora de Cristo, sino que llegan
también a la Resurrección”, que comienza ya “aquí, en esta vida”.
El prelado instó a considerar
que "estamos llamados a vivir una vida resucitada aquí y ahora” que se ha
de expresar en diferentes signos como la paz y la alegría interior, teniendo un
“juicio de misericordia hacia el prójimo”, perseverando en la fe y venciendo el
miedo a la muerte.
La fuente de todo consuelo
Por último, el Obispo invitó a
meditar la letanía “Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo”, entendido como
el disfrute de los dones de Dios en la vida terrena, no como una especie de
premio secundario.
“La palabra 'consuelo' es que
el don de Dios colma todas mis expectativas. O sea, que está llevando a
plenitud el deseo del hombre. Y ese consuelo que recibo de Dios, esa fuerza
interior, ese ser confirmado en la gracia, sentirme confirmado, ese es el
consuelo”.
Artículo original de Nicolás
de Cárdenas para Aciprensa.