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miércoles, 6 de diciembre de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: Testimonio del Padre Sebastián Aldavero, sacerdote de Valladolid, España


Fray Pablo María de la Cruz, carmelita, es un joven salmantino, que, in articulo mortis, se consagró a Dios en la Orden del Carmen, y entregó su vida al Padre, el 15 de julio de 2023, en vísperas de la Solemnidad de la Virgen del Carmen. En éste vídeo encontramos el testimonio del Padre Sebastián Aldavero, sacerdote de Valladolid, España, sobre él.

El vídeo ha sido originado por Jóvenes Católicos. Meditaciones en audio, reflexiones y recursos sobre la vida cristiana especialmente dirigidas a jóvenes.
Los podcast corporativos de Jóvenes Católicos, visita nuestra página web: https://www.jovenescatolicos.es/

viernes, 15 de septiembre de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: ¡Hasta siempre, Pablo!

 

El pasado lunes, 17 de julio, le decíamos “¡hasta siempre!” a Pablo Alonso Hidalgo, fray Pablo María de la Cruz, que había realizado su profesión religiosa en la orden de los Carmelitas Calzados el 25 de junio, cuatro días antes de que ingresara en el noviciado in articulo mortis, una fórmula canónica adaptada a circunstancias excepcionales. Pablo padecía desde los dieciséis años, Sarcoma de Ewing, una enfermedad que marcó su vida (y probablemente la de sus seres más cercanos) de forma indeleble. Después de tanto tiempo de lucha, a primeros de junio la certeza de una muerte próxima y el deseo ardiente de responder a la llamada de Dios coincidieron en él felizmente: “Es mi deseo consagrarme a Dios y vivir en obsequio de Jesucristo. (…) Sentí la llamada de Dios a la vida consagrada, y me ha concedido este milagrazo, porque, según los médicos, mi enfermedad ya no se considera curable y va más rápido de lo que pensaba”.

Y no se equivocaba. Se quedó corto incluso en sus previsiones, aunque no en sus deseos. Todo ha sido trepidante desde que, allá por el mes de agosto de 2021, se planteara en serio su vocación en la Iglesia, durante un retiro en una casa carmelita. Desde entonces su vida ha evidenciado el sorprendente contraste entre el progresivo desmoronamiento físico y la asombrosa fortaleza interior, hasta el punto de afirmar “lo increíblemente bonita que es la muerte en Cristo, que es algo que no da miedo, que es alucinante y que es un tabú que hay que romper”. Entendió que su vida era más fecunda muriendo que recuperando la salud, y lo experimentó inundado de júbilo: “Por el sufrimiento en la enfermedad me encontré con Dios y por la muerte en esta enfermedad me iré con Él, y esto es algo que me hace inmensamente feliz”.

Su funeral resultó una explosión de alegría, entre otras cosas porque Pablo lo dejó así dispuesto: que fuese una fiesta, que no pudiese entrar nadie con la cara triste, que portaran (si deseaban complacerle) la flor favorita, que inundasen de cantos la celebración. Incluso dejó la playlist de las canciones. Nada de lloros y lamentaciones (lloros y lamentos, no sé si hubo; lágrimas, muchas, puedo atestiguarlo). Entiendo que, para el mundo, todo esto resulte casi un escándalo, un hecho que descoloca en cierto modo, pero a buen seguro no sucede así para todos los que le conocieron de cerca.

Fui profesor de Pablo durante un curso (en el colegio Calasanz de Salamanca todos le recordamos con inmenso cariño) justo el curso anterior al que le diagnosticaron la enfermedad. Lo que mejor visualizo es su discreción y su constancia, la impronta de sencillez y humildad que transmitían sus actos. Un ejemplo: su grupo era bastante numeroso, y esa circunstancia determinaba que no hubiera mucho espacio entre los pupitres. El suyo se ubicaba muy próximo a la puerta, por lo que tenía que levantarse o moverse con frecuencia, para facilitar el acceso de alumnos o profesores al aula, a la pizarra, a la mesa del profesor, etc. Pues bien, nunca vi en él gestos de incomodidad o queja; al contrario, lo llevaba con naturalidad y bonhomía.

Pero, en fin, esto solo acaba de empezar, amigo Pablo. Ya lo repetía con insistencia el estribillo del himno que los jóvenes convirtieron en lema de la celebración: No tengo miedo, Señor de la vida, me quiero entregar. Y, ciertamente, la noche oscura del alma que tú salvaste con decidida esperanza se tornará en una luz transformadora, porque, como dice la canción, los hombres buenos no se entierran, se siembran. Para mayor felicidad tu encuentro con el Padre ha coincidido con la festividad de la Virgen del Carmen, y no quedará en el olvido tu recomendación encarecida: “dile a los jóvenes que el que quiera seguir hablando conmigo lo tiene muy fácil, que se acerque a la Eucaristía; allí me tienen siempre en línea”. En el abrazo definitivo que habrá colmado tus deseos te llevas, sin duda, el calor de tantos jóvenes que, contagiados de tu espíritu, acompañaron tus sueños con alegría y canciones, con sentidas oraciones.

Y a nosotros nos queda lo más importante: tu hermosa experiencia de vida y tu sublime lección de muerte. ¡Hasta siempre, Pablo!

 

Artículo original de Ramiro Merino González, profesor y poeta, publicado el 24 de julio de 2023 en “La Crónica de Salamanca”, Salamanca, España.

viernes, 1 de septiembre de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: El Obispo de Salamanca relata su encuentro con él

 

Mons. José Luis Retana
junto a Pablo María de la Cruz

(Servicio Diocesano de Comunicación de la Diócesis de Salamanca) El pastor de la Diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, comparte en este artículo el momento de gracia compartido junto al joven Pablo María de la Cruz, previo a su profesión religiosa en la Orden del Carmen y de la que posteriormente fue testigo el 25 de junio. Fray Pablo murió siendo carmelita, a los casi 22 años (los habría cumplido el 26 de julio) , el sábado 15 de julio, en la vigilia de Nuestra Señora del Carmen.

MONS. JOSÉ LUIS RETANA GONZALO. OBISPO DE SALAMANCA

El viernes, 23 de junio, estando en Ciudad Rodrigo, antes de las seis de la mañana, recibí un mensaje del prior de los Carmelitas Calzados, vecinos y amigos en Salamanca, que decía lo siguiente:

 

Buenos días, don José Luis.

Soy su amigo y vecino, Desi. Disculpe el asalto mañanero. Le comunico que un novicio de Salamanca, Pablo, que tiene 21 años, este domingo, día 25, a las 20:00 horas en nuestra iglesia de El Carmen de Abajo va a hacer la profesión religiosa in articulo mortis. La muerte de Pablo está cercana, pues se ha acelerado el cáncer, y hemos recibido las dispensas necesarias desde Roma para admitirlo ya definitivamente a la Orden del Carmen. Estamos apurando al máximo, para que pueda profesar en la iglesia, pues lo ha pedido con insistencia. El Prior Provincial vendrá el domingo para la vestición del hábito y para recibir sus votos.

Queremos informarle, y también invitarle, si Vd. puede presidir solemnemente la Eucaristía. El Prior Provincial se encargaría de pronunciar la homilía y de presidir el rito de la profesión. Nosotros nos encargaríamos de organizar toda la liturgia. Siento la precipitación, pero todo se ha acelerado y me siento en la obligación de invitarle, porque sé que la vida de Pablo María de la Cruz va a dar mucho fruto y su muerte será una palabra de Dios para nuestra Diócesis de Salamanca. Su vida es ejemplar y su testimonio no deja indiferente a nadie, circula ya su fama de vida virtuosa… Ya veremos a ver qué pasa. Él está sereno, en paz, alegre, radiante… Dios mediante, y si es voluntad de Dios, desea morir con el hábito de la Virgen, aquí, en el convento.

Un fortísimo abrazo, D. José Luis. Ya me dirá algo. Perdón nuevamente por el atraco. Dios le bendiga. Desi.

 

Ante la imposibilidad de presidir la celebración de la toma de hábito carmelita de Pablo por los compromisos adquiridos. El sábado, 24, ya en Salamanca, a las doce de mediodía, fui a visitar a Pablo en su casa, me acompañó Desiderio y nos presentamos en casa. Estuvimos hora y media con sus padres y con él. El mensaje del día anterior era completamente verdadero y fue un momento de gracia para mí.

Pablo, con su cabeza rapada, sus 21 años, nos recibió con una alegría y una paz difíciles de describir en un joven de esa edad, acrisolado por la enfermedad de varios años. Sus padres con un dolor mitigado por la fe. Él enamorado de Cristo hasta las trancas y con un afecto tan grande por la Iglesia, con una amistad tan extraordinaria con los jóvenes que le visitan, a los que tiene que levantar el ánimo y los evangeliza con su modo sencillo y extraordinario de afrontar la enfermedad, protegiendo el dolor de sus padres hablando él mismo con los médicos después de las consultas, el amor a la Eucaristía, la paz e incluso la alegría ante la muerte porque entiende que en ella se cumple el designio grande para el que estamos hechos.

Pablo María entrega su vida en obsequio de Jesucristo e insiste en ofrecer su vida por dos intenciones: por la conversión de los jóvenes, para que conozcan el amor de Dios manifestado en Jesús Eucaristía; y por la unidad de la Iglesia, para que todos los movimientos, grupos eclesiales, itinerarios, Congregaciones y Órdenes religiosas…, sean uno, de forma que brille en medio de nuestro mundo y en la misma Iglesia la belleza del Cuerpo de Cristo.

Salí de aquella casa completamente conmovido, viendo la grandeza de la obra que Cristo puede hacer en la vida de un muchacho que se entrega a su amistad sin filtro ninguno. Una gracia más con la que el Señor remueve mi tibieza en la entrega. La vida y el modo de afrontar la muerte de Pablo se convierte en una denuncia profética a nuestra tibieza en nuestra opción por Cristo. Salí de allí con un abrazo grande a los tres, lleno de afecto y gratitud. Les bendije, sabiendo que yo era el bendecido, por este Fiat tan grande de este joven muchacho que el domingo 25 se consagró del todo al Señor in artículo mortis (al final pude presidir la Eucaristía). Una muerte que ofrece por la conversión de los jóvenes. Su vida ya está dando los frutos propios de una persona aferrada por Cristo.

Qué grande es Dios y qué bella es la Iglesia y el Espíritu que trabaja en ella y a cada uno de nosotros. La vida débil de Pablo dará frutos insospechados para los que estamos siendo testigos de su entrega.

+ José Luis Retana, obispo de Salamanca

viernes, 18 de agosto de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: ¡El Cielo existe! Carta al Papa Francisco

 


El Sumo Pontífice recibió en el vuelo a la JMJ una “cruz florecida” dibujada por el joven

(Oficina de Prensa de la Provincia Carmelita “San Juan de la Cruz” de Aragón, Castilla y Valencia) El día 29 de julio de 2023, festividad de Santa Marta, el Prior General de la Orden del Carmen, Rvdmo. P. Míceál O’Neill, O.Carm., hizo llegar al Papa Francisco de forma oficial la carta póstuma original que Fray Pablo María de la Cruz, carmelita, le había escrito a su Santidad, para acompañarle también con su oración y la entrega de su vida en el Encuentro Mundial de la Juventud en Lisboa (Portugal).

La carta de fray Pablo María de la Cruz, debido al bien que su vida está suscitando en tanta gente, fuera y dentro de la Iglesia, iba acompañada de una carta informativa dirigida al Prior General de parte de S.E.R. Mons. José Luis Retana Gozalo, y del M.R.P. Salvador Villota Herrero, Prior Provincial de los carmelitas de la Provincia de Aragón, Castilla y Valencia de S. Juan de la Cruz, los cuales expresaban con asombro y gratitud lo vivido durante esos días en el Convento carmelita de San Andrés.

Así mismo, solicitaban que la carta de fray Pablo María de la Cruz-pensando en el bien que pudiera hacer en tanta de gente de buena voluntad, y, sobre todo, en los jóvenes que van a participar en la JMJ de Lisboa- le fuera reenviada al Papa Francisco.

La corresponsal de COPE en el Vaticano e Italia, Dña. Eva Fernández, esta mañana, día 2 de agosto, en la rueda de prensa en el avión que trasladaba al papa Francisco a la JMJ de Lisboa, le ha hecho entrega a Su Santidad, como obsequio de los periodistas, el dibujo que fray Pablo María había hecho de una “cruz florecida”, llena de vida y de flores, y que, más tarde, junto con la frase bíblica de Isaías 43, 1 y un pensamiento sobre el significado de la enfermedad de Fray Pablo, se utilizarían para confeccionar el recordatorio de su funeral.  Dado que ya se ha hecho la entrega oficial de la carta, la reproducimos a continuación. Junto al dibujo, los periodistas adjuntaron la carta de fray Pablo María de la Cruz, que, previamente, por vía oficial, había sido enviada.

Carta de fray Pablo María de la Cruz, carmelita, 

al Papa Francisco

Salamanca, 12 de julio de 2023




Querido papa Francisco.

Soy fray Pablo María de la Cruz Alonso Hidalgo, carmelita. Tengo 21 años. El pasado 25 de junio de 2023 recibí la gracia de ser admitido a la profesión religiosa, “in articulo mortis”, haciendo voto de pobreza, obediencia y castidad en la Orden del Carmen, en el Convento de S. Andrés de Salamanca, lugar donde vivió S. Juan de la Cruz. A estas alturas sólo me sale dar gracias a Dios por este regalo inmerecido y tan grande que me ha hecho nuestra Madre la Iglesia a través de la Orden del Carmen. El proyecto de vida no podía ser más fascinante: “vivir en obsequio de Jesucristo”.

Llevo 6 años combatiendo contra el sarcoma de Ewing. Soy consciente que todo tiene una razón dentro del plan de Dios. En medio de altibajos, días mejores y peores, y con mucha purificación por medio de la enfermedad, hoy contemplo mi vida y puedo confesar que he sido y soy feliz. He descubierto que el centro de mi vida no es la enfermedad, sino Cristo. Como les he dicho a mis amigos, a mi familia, a mis hermanos carmelitas: “Por el sufrimiento en la enfermedad me encontré con Dios, y por la muerte en la enfermedad me iré con Él. Y, por ello, le doy gracias”.

Me encuentro actualmente en la unidad de paliativos del Hospital Clínico Universitario de Salamanca y presiento que el Padre, en su infinita misericordia, me llamará muy pronto a estar con Él. Los médicos, en esta recta final, me han dado una gran noticia: que podré regresar al convento, y, allí, entregar mi vida a Jesús, muriendo en El Carmen de Abajo, donde tantas gracias he recibido a los pies de la Virgen del Carmen. El misterio de la cruz ha presidido mi vida, pero puedo gritar con fuerza, con san Tito Brandsma, al que me encomendé hace unos meses: “La cruz es mi alegría, no mi pena”. No obstante, no he estado sólo en este período de enfermedad, Jesús Eucaristía me ha acompañado todos los días, siendo Él el mejor paliativo y la mejor medicina a mis dolores. Ya lo he dejado dicho para que lo anuncien en mi funeral, que “el que quiera hablar conmigo lo tiene muy fácil, que se acerque a la Eucaristía, allí me tienen siempre en línea. ¡Si sentimos el mismo fuego en el amor a Jesús-Eucaristía, tú y yo, hermano, somos UNO!”.

Deseaba participar en la JMJ de Lisboa con Vd. y con tantos jóvenes de todo el mundo que van a desplazarse allí esos días. Sé por experiencia que el fuego interno que puede tener un joven enamorado de Jesús no lo puede apagar nadie. Pido al Señor que en Lisboa arda ese fuego del Amor de Dios. ¡Como me gustaría que los jóvenes conocieran a Jesús, mi Amado! ¡Me ha dado tanto! ¡Me ha consolado tanto. ¡Me ha hecho tan feliz! Físicamente, estoy sin fuerzas, pero la comunión de los santos me permitirá participar de otra manera más profunda y no menos cercana con Vd. De hecho, no sé si, cuando reciba esta carta, le podré acompañar desde la oración, o, si Dios en su infinitiva misericordia, me habrá llamado ya. En ese caso, espero que me permita entonces echarle una mano –¡y mucho mejor!– desde el Cielo, haciendo lío y fiesta, como Vd. bien dice.

Le he pedido al Señor con insistencia ser pequeño y pobre, y, así, estar cerca de los más pequeños, especialmente de los más enfermos y de sus familias. La cruz me ha dado un olfato especial para ver qué les sucede y la valentía para acercarme a tocar sus heridas. También quiero que a las familias de los enfermos les llegue mi ofrecimiento. Por lo tanto, uno la debilidad de mi frágil vida –pero que sé que es preciosa a los ojos de Jesús– así como mis intenciones a las suyas, aprovechando la JMJ. Pido al Señor, en primer lugar, por la conversión de los jóvenes, para que se encuentren con el amor de Dios a través de Jesús Eucaristía. En segundo lugar, ofrezco mi vida por la Iglesia, nuestra Madre, y pido el auxilio de la Virgen María para que todos los movimientos, itinerarios, grupos eclesiales, Congregaciones y Órdenes religiosas sean uno, de forma que la división no afee su rostro y brille en medio de nuestro mundo, y en la misma Iglesia, la belleza del Cuerpo de Cristo. Y lo tercero, me uno a la pasión del Señor para que la ofrenda de mi pobre vida, si el Señor así lo considera, nos ayude a desterrar el miedo a la muerte. ¡El Cielo existe!

En el Carmelo, el Jardín de Dios, antesala del Cielo, crece María, el Girasol de Dios, a la que me gusta llamarla e imaginármela como la Virgen del Primavera. A Ella le pido que transforme los desiertos del dolor en jardines de consolación, y en sus manos deposito la evangelización de los jóvenes.

Encomiendo al Señor en mi oración a la Orden del Carmen, a la Diócesis de Salamanca y a toda la Iglesia.

Que Jesús y María le acompañen en su ancianidad y en el anuncio del Evangelio.

Rezo por Vd. Rece por mí.

Fray Pablo María de la Cruz, carmelita.

viernes, 28 de julio de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: La gente buena no se entierra, se siembra

 

La Virgen del Carmen le recibió en su Orden “in artículo mortis”
y en las Vísperas de su Fiesta le llevó con Ella

Misa funeral de Fray Pablo María de la Cruz, carmelita. El Carmen de Abajo, Salamanca, 17 julio 2023.

Colgamos a continuación el vídeo con la retransmisión de la misa funeral de fray Pablo María de la Cruz, carmelita.

(Oficina de Prensa de la Provincia Carmelita “San Juan de la Cruz” de Aragón, Castilla y Valencia) El P. Desiderio García antes de comenzar la celebración saludó a los presentes y expresó el sentido de la Eucaristía: “Presentar al Altísimo a Pablo María de la Cruz y dar gracias a Dios por su vida”. Y recordó unas palabras que fray Pablo quería tener presentes en su funeral: “Diles, el que quiera seguir hablando conmigo lo tiene muy fácil: que se acerque a la Eucaristía, allí me tienen siempre en línea. Hermano, si sentimos el mismo fuego en el amor a Jesús-Eucaristía, tú y yo somos UNO”.

Fray Pablo junto a sus padres y su hábito carmelitano

El Prior Provincial destacó en sus palabras que, con fray Pablo, todos hemos experimentado “una explosión de esperanza en todos los corazones, tan necesitados como estamos de ella. Una esperanza que abre el firmamento y se asienta en el cielo”. Como tenía Pablo: “Los pies en la tierra y el corazón en el cielo”. Hizo una lectura del camino de purificación y conversión que en estos años de enfermedad ha llevado a este joven a “tener el corazón muy lleno de Cristo” y a querer “la vida eterna”. Y recordó que la llamada que le hizo Cristo “ha ido inseparablemente unida al sufrimiento, a la enfermedad y al amor de cruz”. Una guerra en la que el amor ha vencido. Como decía fray Pablo, con serenidad: “Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? (Jb 2,10b). Si aceptamos de Dios todo, ¡todo es todo!” (Fray Pablo María de la Cruz, carmelita).

Tras la comunión, tomó la palabra el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, y dirigiéndose a la familia de fray Pablo María de la Cruz, recordó la conversación mantenida con Ricardo y Mari Carmen, sus padres, el día durante la comida fraterna en la Fiesta del Carmen: “En ninguna de vuestras peticiones de un milagro habríais podido siquiera imaginar el bien y la belleza que habéis experimentado en todo lo que está rodeando la muerte de vuestro hijo, vuestro hermano y nuestro amigo Pablo”.


viernes, 21 de julio de 2023

FRAY PABLO MARÍA DE LA CRUZ: La Virgen del Carmen le recibió en su Orden “in artículo mortis” y en las Vísperas de su Fiesta le llevó con Ella

Fray Pablo en la ceremonia de ingreso al Noviciado
 

Queridos amigos y hermanos del blog: seguí con mucha emoción las distintas instancias del último tramo de la vida terrena de Fray Pablo, el joven de 21 años que ingresó en los Carmelitas “in articulo mortis”, quien padecía un grave sarcoma de Ewing desde hacía seis años.

En las vísperas de la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, la diócesis de Salamanca lo comunicó en sus redes sociales: “Esta mañana, en el Convento carmelita de San Andrés de Salamanca, ha entregado su vida al Padre fray Pablo María de la Cruz Alonso Hidalgo, Orden del Carmelo. Descanse en paz”.

Ingreso en el noviciado

Con tan solo 21 años, la esperanza de vida de Pablo era casi nula. Por esto, se le consideró 'in articulo mortis', es decir, en peligro de muerte y por ello, el joven decidió ingresar a la comunidad de Carmelitas bajo el nombre religioso Pablo María de la Cruz. Fue a finales de junio cuando ingresó en el noviciado en la iglesia Carmen de Abajo, presidido por Salvador Villota, provincial carmelita.

Nunca tuvo miedo a morir

Fray Pablo con sus padres


Pablo nunca tuvo miedo de morir, pues como afirmó en ocasiones anteriores “lo que quería comunicar es lo increíblemente bonita que es la muerte en Cristo, que es algo que no da miedo, que es alucinante, y que es un tabú que yo creo que hay que romper”. Al salmantino le parecía “hasta mucho tiempo”, de las “ganas” que afirmó tener de encontrarse “con el Padre”.

Sus familiares han explicado las últimas horas de Fray Pablo: “Anoche jóvenes, amigos de él, del Camino, de Hakuna, de Effetá, del Opus, del colegio, de la Universidad...le acompañaron en una vigilia de adoración. En el coro estaba su cama vacía, pero salieron sus padres a saludarnos. Abajo estaban sus hermanos rezando con todos los demás. Cuentan cosas alucinantes de él, hasta su último momento de conciencia. Les ha procurado dar fe y paz a todos hasta el final”.

Velatorio y funeral sin luto: “Quiero que estéis alegres”

La Virgen del Carmen,
fiel testigo de su entrega

Fue su deseo que en su velatorio se realizara la exposición del Santísimo Sacramento, y que quien pudiera llevara “su flor favorita”, y al cementerio “macetas con flores, para convertir su sepultura en un Carmelo, el jardín de Dios”. Recordó que “Nuestro Señor Jesucristo convirtió el leño de la cruz en Árbol de vida eterna”, por eso, este fraile no se cansaba de exclamar: “La cruz es mi alegría, no mi pena”.

Miriam, su hermana mayor, recordó que “la cruz para los cristianos es aquello que te marca”, y que Pablo lo que había descubierto, “es que en la cruz está la salvación”. Él abrazó la cruz de su enfermedad a la cruz de Cristo. También manifestó el deseo de su hermano de dejar en su velatorio “una cruz florecida”, y propuso que todos se acercaran a dejar su flor,” y aquel sufrimiento que os está matando y que no entendéis”.

El pastor de la Diócesis de Salamanca, manifestó su cariño y cercanía a la familia y subrayó que “Jesús se compadece de nosotros y nos llena de su alegría. Y quiere respondernos desde la cruz”. Su muerte “siempre será para nosotros una lección suprema y paradójica. Porque en esa muerte se nos da la vida, en su negra oscuridad se enciende la luz, y en su aparente vacío se nos entrega la más dulce y eterna compañía. Así lo habéis celebrado esta larga noche de joven alegría”.

El prelado confesó estar conmovido por “la grandeza de la obra que Cristo” ha hecho en la vida de Pablo. “La vida de Pablo dará frutos insospechados para los que hemos sido testigos de su entrega y para toda la Iglesia”, manifestó.

Y explicó que “los santos nos recuerdan nuestro destino: La gloria suprema de un pueblo es haber contado con santos, con personas que vivían en profundidad el misterio de la santidad cristiana”. En este sentido, don José Luis indicó que “hemos sido testigos de que la vida y la muerte de Pablo”, han sido “una gracia” que “se convierte en responsabilidad”. Porque “cuando alguien ha convivido con los santos no dudará nunca de la verdad del Evangelio ni de la santidad de Dios”.

Después, el obispo roció con agua bendita e incensó el féretro de Fray Pablo María de la Cruz, y tras la bendición final toda la asamblea fijó los ojos en la Virgen del Carmen que preside el altar mayor, y juntos entonaron la Salve y el Flos Carmeli. Al terminar, los jóvenes rodearon el féretro de su amigo mientras cantaban el himno de Éffeta, No tengo miedo, el mismo gesto que realizaron en su profesión religiosa el pasado 25 de junio.  Con este emotivo gesto y con un gran aplauso daban su último adiós a Pablo, que fue portado a hombros por estos jóvenes hasta la salida del templo y conducido hasta el cementerio de la Virgen de la Salud, para recibir sepultura en uno de los nichos de los Padres Carmelitas.

Artículo escrito con información aparecida en “Religión Confidencial”, y del Servicio Diocesano de Comunicación de la Diócesis de Salamanca.