El Sumo Pontífice recibió en
el vuelo a la JMJ una “cruz florecida” dibujada por el joven
(Oficina de Prensa de la
Provincia Carmelita “San Juan de la Cruz” de Aragón, Castilla y Valencia) El
día 29 de julio de 2023, festividad de Santa Marta, el Prior General de la
Orden del Carmen, Rvdmo. P. Míceál O’Neill, O.Carm., hizo llegar al Papa
Francisco de forma oficial la carta póstuma original que Fray Pablo María de la
Cruz, carmelita, le había escrito a su Santidad, para acompañarle también con
su oración y la entrega de su vida en el Encuentro Mundial de la Juventud en
Lisboa (Portugal).
La carta de fray Pablo María
de la Cruz, debido al bien que su vida está suscitando en tanta gente, fuera y
dentro de la Iglesia, iba acompañada de una carta informativa dirigida al Prior
General de parte de S.E.R. Mons. José Luis Retana Gozalo, y del M.R.P. Salvador
Villota Herrero, Prior Provincial de los carmelitas de la Provincia de Aragón,
Castilla y Valencia de S. Juan de la Cruz, los cuales expresaban con asombro y
gratitud lo vivido durante esos días en el Convento carmelita de San Andrés.
Así mismo, solicitaban que la
carta de fray Pablo María de la Cruz-pensando en el bien que pudiera hacer en
tanta de gente de buena voluntad, y, sobre todo, en los jóvenes que van a
participar en la JMJ de Lisboa- le fuera reenviada al Papa Francisco.
La corresponsal de COPE en el
Vaticano e Italia, Dña. Eva Fernández, esta mañana, día 2 de agosto, en la
rueda de prensa en el avión que trasladaba al papa Francisco a la JMJ de
Lisboa, le ha hecho entrega a Su Santidad, como obsequio de los periodistas, el
dibujo que fray Pablo María había hecho de una “cruz florecida”, llena de vida
y de flores, y que, más tarde, junto con la frase bíblica de Isaías 43, 1 y un
pensamiento sobre el significado de la enfermedad de Fray Pablo, se utilizarían
para confeccionar el recordatorio de su funeral. Dado que ya se ha hecho la entrega oficial de
la carta, la reproducimos a continuación. Junto al dibujo, los periodistas
adjuntaron la carta de fray Pablo María de la Cruz, que, previamente, por vía
oficial, había sido enviada.
Carta de fray Pablo María de la Cruz, carmelita,
al Papa Francisco
Salamanca, 12 de julio
de 2023
Querido papa Francisco.
Soy fray Pablo María de la
Cruz Alonso Hidalgo, carmelita. Tengo 21 años. El pasado 25 de junio de 2023
recibí la gracia de ser admitido a la profesión religiosa, “in articulo
mortis”, haciendo voto de pobreza, obediencia y castidad en la Orden del
Carmen, en el Convento de S. Andrés de Salamanca, lugar donde vivió S. Juan de
la Cruz. A estas alturas sólo me sale dar gracias a Dios por este regalo
inmerecido y tan grande que me ha hecho nuestra Madre la Iglesia a través de la
Orden del Carmen. El proyecto de vida no podía ser más fascinante: “vivir en
obsequio de Jesucristo”.
Llevo 6 años combatiendo
contra el sarcoma de Ewing. Soy consciente que todo tiene una razón dentro del
plan de Dios. En medio de altibajos, días mejores y peores, y con mucha purificación
por medio de la enfermedad, hoy contemplo mi vida y puedo confesar que he sido
y soy feliz. He descubierto que el centro de mi vida no es la enfermedad, sino
Cristo. Como les he dicho a mis amigos, a mi familia, a mis hermanos carmelitas:
“Por el sufrimiento en la enfermedad me encontré con Dios, y por la muerte en
la enfermedad me iré con Él. Y, por ello, le doy gracias”.
Me encuentro actualmente en la
unidad de paliativos del Hospital Clínico Universitario de Salamanca y presiento
que el Padre, en su infinita misericordia, me llamará muy pronto a estar con
Él. Los médicos, en esta recta final, me han dado una gran noticia: que podré regresar
al convento, y, allí, entregar mi vida a Jesús, muriendo en El Carmen de Abajo,
donde tantas gracias he recibido a los pies de la Virgen del Carmen. El
misterio de la cruz ha presidido mi vida, pero puedo gritar con fuerza, con san
Tito Brandsma, al que me encomendé hace unos meses: “La cruz es mi alegría, no
mi pena”. No obstante, no he estado sólo en este período de enfermedad, Jesús
Eucaristía me ha acompañado todos los días, siendo Él el mejor paliativo y la
mejor medicina a mis dolores. Ya lo he dejado dicho para que lo anuncien en mi
funeral, que “el que quiera hablar conmigo lo tiene muy fácil, que se acerque a
la Eucaristía, allí me tienen siempre en línea. ¡Si sentimos el mismo fuego en
el amor a Jesús-Eucaristía, tú y yo, hermano, somos UNO!”.
Deseaba participar en la JMJ
de Lisboa con Vd. y con tantos jóvenes de todo el mundo que van a desplazarse
allí esos días. Sé por experiencia que el fuego interno que puede tener un
joven enamorado de Jesús no lo puede apagar nadie. Pido al Señor que en Lisboa
arda ese fuego del Amor de Dios. ¡Como me gustaría que los jóvenes conocieran a
Jesús, mi Amado! ¡Me ha dado tanto! ¡Me ha consolado tanto. ¡Me ha hecho tan
feliz! Físicamente, estoy sin fuerzas, pero la comunión de los santos me
permitirá participar de otra manera más profunda y no menos cercana con Vd. De
hecho, no sé si, cuando reciba esta carta, le podré acompañar desde la oración,
o, si Dios en su infinitiva misericordia, me habrá llamado ya. En ese caso,
espero que me permita entonces echarle una mano –¡y mucho mejor!– desde el
Cielo, haciendo lío y fiesta, como Vd. bien dice.
Le he pedido al Señor con
insistencia ser pequeño y pobre, y, así, estar cerca de los más pequeños,
especialmente de los más enfermos y de sus familias. La cruz me ha dado un olfato
especial para ver qué les sucede y la valentía para acercarme a tocar sus
heridas. También quiero que a las familias de los enfermos les llegue mi
ofrecimiento. Por lo tanto, uno la debilidad de mi frágil vida –pero que sé que
es preciosa a los ojos de Jesús– así como mis intenciones a las suyas,
aprovechando la JMJ. Pido al Señor, en primer lugar, por la conversión de los
jóvenes, para que se encuentren con el amor de Dios a través de Jesús Eucaristía.
En segundo lugar, ofrezco mi vida por la Iglesia, nuestra Madre, y pido el
auxilio de la Virgen María para que todos los movimientos, itinerarios, grupos
eclesiales, Congregaciones y Órdenes religiosas sean uno, de forma que la
división no afee su rostro y brille en medio de nuestro mundo, y en la misma
Iglesia, la belleza del Cuerpo de Cristo. Y lo tercero, me uno a la pasión del
Señor para que la ofrenda de mi pobre vida, si el Señor así lo considera, nos
ayude a desterrar el miedo a la muerte. ¡El Cielo existe!
En el Carmelo, el Jardín de
Dios, antesala del Cielo, crece María, el Girasol de Dios, a la que me gusta
llamarla e imaginármela como la Virgen del Primavera. A Ella le pido que transforme
los desiertos del dolor en jardines de consolación, y en sus manos deposito la evangelización
de los jóvenes.
Encomiendo al Señor en mi
oración a la Orden del Carmen, a la Diócesis de Salamanca y a toda la Iglesia.
Que Jesús y María le acompañen
en su ancianidad y en el anuncio del Evangelio.
Rezo por Vd. Rece por mí.
Fray Pablo María de la
Cruz, carmelita.
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