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viernes, 29 de julio de 2022

ORACIONES: Novena a San Chárbel Makhluf

San Chárbel Makhluf es la gloria del Líbano y de toda la Iglesia Católica.  Es el centinela y el mensajero de Dios, que sigue hablando a los hombres a través de su humildad, del testimonio de su vida orante y de la fuerza del milagro.

Esta Novena que presento la escribí con motivo del Primer Centenario de su muerte (1898-1998). Es de estructura muy simple y práctica para su rezo en familia, y vino a llenar un vacío, ya que no se encontraban oraciones a San Chárbel en los devocionarios en español que en aquellos años estaban en circulación.

El Centenario fue para todos nosotros, sus fieles devotos, un tiempo de gracia, de conversión, de búsqueda intensa de la santidad.  El testimonio del Santo Libanés debe confirmarnos en la fidelidad a la Iglesia y al desafío evangelizador que debe siempre motivar nuestras vidas.

Que el Glorioso San Chárbel, presente estas oraciones ante la Virgen Blanca de Harissa, a Ella que es Reina y Patrona del Líbano, para Gloria de Dios y bien de las almas.

Padre José Antonio Medina

 


 NOVENA  A SAN  CHARBEL MAKHLUF

Oh, San Chárbel, por el amor ardiente que tuviste a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen, apartándote del mundo para vivir el heroísmo de las virtudes monásticas, por la conversión de los pecadores, te suplicamos nos concedas las gracias que necesitamos para amar y servir al Supremo Creador según tu ejemplo.

Concédenos imitar tus virtudes en los quehaceres cotidianos.  Que el testimonio de tu vida de oración, de contemplación y de trabajo; tu amor a la Iglesia y al prójimo; tu tierna devoción a María, nos muevan a buscar decididamente la santidad.

No desprecies nuestras súplicas y dígnate interceder ante Dios Todopoderoso para que podamos obtener la gracia que con mucha fe imploramos. Amén.

(Se pide la gracia que se quiere obtener) 

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

¡Oh Señor Omnipotente y Eterno! Tu Divina Providencia dispuso que tu siervo fiel aparezca en una época de mayor necesidad de testimonio milagroso.  Te rogamos que tus bienes divinos prosperen a fin de que permanezcan como un faro que ilumine nuestra marcha hacia ti.

Escucha las súplicas que te dirigimos por intercesión de San Chárbel, eremita de Anaya, y danos cuanto necesitamos. Concede, Señor, al enfermo salud; al afligido consuelo; al mudo palabra; al sordo oído; al ciego vista.  Multiplica entre nosotros los mensajeros de la paz, del amor, de la santidad y de la justicia.

Conserva al Líbano y a nuestra amada Argentina, en la fidelidad al Evangelio, para que todos te glorifiquemos en esta vida y en la eternidad. Amén.


  Imprimátur:  +   CHARBEL MERHI, Obispo Maronita de Argentina

 * Charbel Georges Merhi (Nacimiento 12 de octubre de 1937). Estuvo al frente de la Eparquía de San Chárbel en Buenos Aires, Argentina, entre 1991 y 2013.

viernes, 22 de julio de 2022

SAN CHÁRBEL MAKHLOUF: El primer milagro cristiano publicado por las agencias israelíes

 


«A continuación les comparto un hermoso testimonio de nuestro amigo Chárbel Makhlouf el gran santo de Medio Oriente: Chárbel Makhlouf. En Medjugorje encontrarán fotos suyas por doquier. Y esto porque los numerosos peregrinos libaneses que vienen aquí (su número se ha duplicado desde el año pasado) están muy orgullosos de su santo y nos maravillan con sus relatos. Chárbel Makhlouf vivió en Galilea y nos cuenta: “Se ha producido un gran milagro en Nazaret hace 3 años. Teresa, católica, padecía de un terrible cáncer en la rodilla y fue a consultar un médico, judío y ateo, de mucho renombre. El profesional declaró que el cáncer era muy peligroso y que había que operarlo a la mayor brevedad. Los análisis lo confirmaron sin dejar lugar a dudas; el mal parecía incurable. Ante esta noticia Teresa decidió ir al Monte Carmelo donde se encuentra un gran santuario dedicado a san Chárbel y tomar un poco del aceite bendito que proviene del santuario del Santo en Anava, en el Líbano. Efectivamente los monjes recogen este aceite de las lámparas que arden al lado de su tumba, lo bendicen y lo ofrecen luego a los peregrinos. Teresa untó con este aceite su pierna y su rodilla afectada por el terrible mal. Unos días más tarde se dirigió al hospital para ser intervenida.

Fuera de toda lógica el médico comenzó a posponer la operación de hora en hora. Teresa no comprendía por qué lo hacía y temía lo peor. Finalmente el médico vino a su habitación para hablar con ella: “Me estoy volviendo loco, le dijo. ¡El cáncer ha desaparecido por completo! ¡Nunca he visto algo semejante!” Teresa le dijo entonces que era un milagro obtenido por la intercesión de san Chárbel. Este médico judío y ateo no se contentó con su explicación y decidió visitarla en su domicilio para controlar su alimentación y su forma de vida, pero todo era normal. Los exámenes subsiguientes confirmaron que el cáncer había desaparecido sin dejar rastro alguno. La única explicación posible era la de estar frente a una intervención sobrenatural.

Teresa le contó al médico todo lo que sabía sobre el santo y cómo se había untado con su aceite. Este testimonio lo conmovió tan profundamente que decidió ir él mismo hasta el Monte Carmelo, al santuario de san Chárbel. ¡Visita memorable! En efecto, habiendo quedado muy sobrecogido, especialmente a causa de la oración fervorosa de tantos jóvenes; le pidió a los medios de comunicación que difundieran aquel increíble milagro. Era el primer milagro cristiano publicado por las agencias israelíes. Hoy en día, después de tres años, Teresa sigue gozando de buena salud”.

Si doy a conocer este hecho es porque la Santísima Virgen frecuentemente nos invita a leer la vida de los santos y a dejarnos inspirar por ellos en nuestro camino hacia la santidad. La curación de Teresa es ciertamente algo muy bueno pero, al igual que cada uno de nosotros, ella deberá un día abandonar este mundo. Lo que realmente importará en aquel momento, en vistas a la eternidad, será la abundancia del amor divino que habrá atesorado en su corazón. Cuando a través de los santos se obtiene una sanación física esta permite lógicamente una mejor salud corporal, sin embargo su objetivo principal es el de despertar la conciencia de la persona para que se abra a Dios con renovado entusiasmo y fervor. La persona sanada se familiariza con la manera de vivir de aquel santo y medita sobre qué enseñanzas puede recoger de él que le sean provechosas para su propio camino. Es por ello que luego de una sanación física suele también producirse una verdadera conversión del corazón.

Otro detalle suplementario sobre san Chárbel: acostumbra visitar a las personas en sus sueños. De esta forma cada uno toma conciencia de su cercanía. ¡Sin embargo lo más sorprendente es que le gusta manifestarse en los quirófanos! Los médicos pueden ver a este monje en su hábito negro que esta simplemente allí sin saber cómo ha entrado, y esto no sólo en el Líbano sino también en Tierra Santa, y que interviene en la operación. Los médicos quedan estupefactos ante su pericia y se preguntan ¡cómo puede ser que un monje resulte ser más perito en la materia que ellos que han dedicado tantos años al estudio de la medicina!

Con san Chárbel nos encontramos en presencia de un fenómeno concedido por Dios para nuestro tiempo tan atribulado. ¿Por qué se manifiesta ahora? ¡Dios sabe por qué! Y nosotros, en la oración, podemos intuir el motivo y darle gracias.»


Noticia original de: © Children of Medjugorje del mes de septiembre de 2016: https://rosasparalagospa.com/2016/11/17/testimonio-del-viaje-de-la-vidente-vicka-a-tierra-santa/

viernes, 24 de abril de 2020

SAN CHÁRBEL MAKHLOUF: Discurso de san Pablo VI en su Beatificación

En diciembre del 1965, durante la clausura del Concilio Vaticano II el Papa san Pablo VI elevó a san Chárbel Makhlouf a los altares ante la presencia de casi todos los obispos del mundo, pues se encontraban todos los patriarcas, cardenales obispos y experto que asistieron al Concilio.

La misa de beatificación de San Chárbel fue originalmente en francés e italiano, este texto es una traducción personal, no oficial:

¡Hoy hay una gran alegría en el Cielo y en la tierra por la beatificación de Chárbel Makhlouf, monje y ermitaño de la orden maronita libanesa! ¡Grande es la alegría de Oriente y Occidente para este hijo del Líbano, una admirable flor de santidad, que florece en el tallo de las antiguas tradiciones monásticas orientales y venerada hoy por la Iglesia de Roma!
¿Cómo podría esta alegría no surgir primero en los corazones de los hijos de San Marón? Esto es lo que nuestro venerable hermano cardenal patriarca Paul Pierre Méouchi afirmó con tanta fuerza en palabras profundas que le agradecemos sinceramente. Para la Orden Maronita y para los católicos libaneses, este día es realmente un gran día. Por eso es agradable para nosotros saludar también a los miembros de la Delegación que el Gobierno libanés ha sido lo suficientemente bueno como para enviar en esta ocasión, así como a los de las otras delegaciones. Somos muy sensibles a este delicado gesto, y la presencia de estas personalidades evoca invenciblemente en nuestra mente la cálida bienvenida que todo el Líbano, independientemente de su raza o religión, anteriormente ha reservado para nosotros durante nuestra escala en Beirut, hacia Bombay. A todos les agradezco de todo corazón.
La reunión de tantos hijos e hijas del noble Líbano, encrucijada privilegiada y lugar de encuentro tradicional entre África, Asia y Europa, en la gloriosa tumba de Pedro, subraya la importancia del acto realizado hoy por la Iglesia. Ahora, al final del Concilio Ecuménico Vaticano II, un ermitaño libanés figura entre los Beatos, primer confesor de Oriente en los altares, de acuerdo con el procedimiento actual de la Iglesia Católica. ¡Qué símbolo de la unión entre Oriente y Occidente! ¡Qué señal de fraternidad eclesial entre los cristianos de todo el mundo! ¡Qué honor también, rendido con alegría por la Iglesia de Roma a la Iglesia maronita y, a través de ella, a las Iglesias orientales! Un nuevo miembro eminente de la santidad monástica enriquece a todo el pueblo cristiano con su ejemplo y su intercesión.
Ceremonia de Clausura del Concilio Vaticano II.
Ejemplo e intercesión más que nunca necesarios. El beato Chárbel, un hijo de una familia numerosa y un huérfano a temprana edad, después de pasar los primeros años de su vida en su pueblo natal con su familia, sintió el imperioso llamado del Señor. Luego dejó a su familia por la noche y entró en el Monasterio de Maifuk, luego al de Annaya.

Después de haber progresado en la virtud durante veinte años de vida monástica, se dedicó, por orden de sus superiores, a la vida ermitaña. Durante este tiempo de vida religiosa, dio el ejemplo de una vida totalmente centrada en la celebración de la Misa, en la oración silenciosa ante el Santísimo Sacramento, en la práctica heroica de las virtudes de la obediencia, la pobreza y la castidad.

Estamos felices, después de la reciente beatificación de Jacques Berthieu, misionero y mártir jesuita, de presidir hoy la de un monje completamente dedicado a la contemplación. Al final del Concilio, donde tantos fieles se preocupan por lo que la Iglesia debe hacer para acelerar la venida del Reino de Jesús, es apropiado que el bendito monje de Annaya venga a recordarnos el papel indispensable de la oración, de las virtudes ocultas, de la mortificación. Para las obras apostólicas, la Iglesia debe unirse a los centros de vida contemplativa, desde los cuales la alabanza y la intercesión se elevan a Dios en una fragancia de olor agradable.
Estas son de hecho las lecciones que surgen para cada uno de nosotros de esta ceremonia. Que el Beato Chárbel nos guíe por los caminos de la santidad donde hay espacio para la vida silenciosa en la presencia de Dios. Que nos haga comprender, en un mundo que a menudo está demasiado fascinado por la riqueza y la comodidad, el valor insustituible de la pobreza, la penitencia, el ascetismo, para liberar el alma en su ascenso a Dios. Ciertamente, la práctica de estas virtudes es diversa según el estado de la vida y las responsabilidades de cada uno, pero ningún cristiano puede prescindir de ella si quiere seguir los pasos de Nuestro Señor. Estas son las grandes enseñanzas que Chárbel Makhlouf nos da tan oportunamente. Para que se entiendan y se pongan en práctica, invocamos para todos, a través de la intercesión de este nuevo Beato ya tan venerado, un gran torrente de gracias y los bendecimos paternalmente.

PAPA PABLO VI
Domingo, 5 diciembre 1965.

martes, 7 de abril de 2020

SAN CHÁRBEL MAKHLOUF: Copatrón de hospital de una de las zonas más afectadas por coronavirus

Foto referencial Crédito: Pixabay

El libanés San Chárbel, junto al italiano lombardo San Riccardo Pampuri, fueron declarados copatrones del nuevo hospital de Lombardía, la región más afectada por el coronavirus en Italia, que recibirá a los pacientes infectados con COVID-19.

El nuevo establecimiento, construido en tiempo récord en los pabellones de la Feria de Milán, fue bendecido el lunes 30 de marzo por el Arzobispo de Milán, Mario Delpini, quien encomendó “este lugar de cuidado y esperanza a la intercesión del médico y fraile San Riccardo Pampuri y al santo monje taumaturgo libanés Chárbel Makhluf”, señaló la agencia vaticana Fides.

“María, madre de los enfermos, nuestra súplica para obtener la bendición divina de este hospital, de aquellos que lo han diseñado y preparado, de los enfermos que serán recibidos allí y de aquellos que harán todo lo posible por servirles", añadió el Prelado.

San Riccardo Pampuri (1897-1930)
San Riccardo Pampuri (1897-1930) es un santo querido y familiar para muchos católicos lombardos, que en vida fue médico de Trivolzio e ingresó en la familia ‘Fatebenefratelli’, señaló Fides.

Mientras que San Chárbel fue un asceta y religioso del Líbano perteneciente al rito maronita, y el primer santo oriental canonizado desde el siglo XIII.

En los últimos años en Lombardía y en toda Italia “incluso antes de la pandemia”, hay muchos cenáculos de devotos al santo de la Orden Maronita libanesa, señaló a Fides el libanés P. Assaad Saad, responsable de la iglesia de Santa María de la Salud en Vía Durini, lugar confiado a la comunidad maronita.

“Muchas personas enfermas que venían a Milán desde el sur de Italia para recibir tratamiento contra el cáncer, pedían poder venerar las reliquias del santo antes de ingresar al hospital”, dijo el P. Saad, refiriéndose al Santo libanés. Los milagros comenzaron a ocurrir después de su muerte, entre quienes rezaban alrededor de su tumba que “resudaba sangre mezclada con agua”, añadió.

Los restos de San Chárbel descansan en una urna de cedro y “son venerados en el Líbano en el monasterio de San Marone en Annaya”, señaló la Agencia Fides. A la fecha, se le atribuyen “innumerables curaciones, corporales y espirituales, de cristianos y musulmanes” en el Líbano y en todo el mundo, agregó.

"La crisis pandémica es global, y tal vez el haber unido el santo libanés Chárbel al lombardo Pampuri como patrones del nuevo hospital para pacientes con coronavirus, sugiere que existe un horizonte y una amplitud universal también en la intercesión de los Santos que necesitamos en estos momentos”, señaló P. Saad.

San Chárbel

Nació el 8 de mayo de 1828 en Beqaa-Kafra, el lugar habitado más alto del Líbano. Creció con el ejemplo de dos de sus tíos, ambos ermitaños; y a los 23 años dejó su casa en secreto y entró al monasterio de Nuestra Señora de Mayfuq, tomando el nombre del mártir sirio Chárbel.

San Chárbel Makhlouf (1828-1898)
Hizo los votos solemnes en 1853 y fue ordenado sacerdote en 1859 durante el patriarcado de Paulo I Pedro Masad. Fijó como su residencia el monasterio de San Marón en Annaya.

El Padre Chárbel vivió en esa comunidad por 15 años siendo un monje ejemplar dedicado a la oración, apostolado y la lectura espiritual.

Tiempo después sintió el llamado a la vida ermitaña y el 13 de febrero de 1875 recibió la autorización para ponerla en práctica. Desde entonces hasta su muerte en 1898, se dedicó a la oración (rezaba 7 veces al día la Liturgia de las Horas), ascesis, penitencia y el trabajo manual.  Comía una vez al día y permanecía en silencio.

Lo único que interrumpía su oración era la gran cantidad de visitantes que llegaban atraídos por su reputación de santidad y que lo buscaban para pedir consejo, una oración o un milagro.

Fue beatificado por el Papa San Pablo VI el 5 de diciembre de 1965 durante la clausura del Concilio Vaticano II; y fue canonizado el 9 de octubre de 1977 durante el Sínodo de los Obispos.


* Textos y fotos originales de Redacción ACI Prensa.  

    

jueves, 30 de enero de 2020

SAN CHÁRBEL MAKHLOUF - El proceso de su Beatificación

San Pablo VI ante el cuadro de San Chárbel
Makhlouf de la ceremonia de su beatificación.

Aunque desde 1925 se había introducido la causa de beatificación del padre Chárbel, es a raíz de los innumerables milagros suscitados en 1950, el llamado "Año del Santo", cuando se realiza una nueva introducción de la misma ante el papa Pío XII.

De esta manera en 1954 el Papa autoriza iniciar el "proceso apostólico", que tiene seguimiento con el papa Juan XXIII, para concluir con el papa Paulo VI, quien lleva a cabo la ceremonia de beatificación del padre Chárbel el 5 de diciembre de 1965, durante el Concilio Ecuménico Vaticano II.

Esta ceremonia de beatificación se convierte en un hecho histórico por ser la primera vez que la Iglesia Católica Oriental y la Orden Maronita estarán en la Santa Sede representados por uno de sus miembros, así que no podían faltar a la ceremonia los integrantes de esta Iglesia y, por supuesto, los de las demás delegaciones episcopales, con lo cual puede decirse que se encontraban reunidos prácticamente todos los obispos del mundo.

El Papa firma el decreto que respalda la heroicidad de las virtudes, es decir, las cualidades de santo del padre Chárbel. Otro de los requisitos para la beatificación son los milagros atribuidos por la intercesión del posible beato ante Dios, aunque es suficiente presentar un milagro comprobado para cumplir con el requisito, en torno al padre Chárbel había cientos, pero dos fueron los elegidos: el de sor María Abel y el de Iskandar Ubaid.

Podemos sintetizar las palabras que pronunció el Santo Papa con las siguientes: “Un ermitaño de la montaña libanesa está inscrito en el número de los bienaventurados... un nuevo miembro de santidad monástica enriquece con su ejemplo y con su intercesión a todo el pueblo cristiano. Él puede hacernos entender en un mundo fascinado por el confort y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la penitencia y del ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios”.

Cuando se realiza una ceremonia de beatificación, la Orden a la que pertenece este nuevo beato está comprometida a obsequiar una ofrenda al Santo Padre. Así que la Orden a la que perteneció el padre Chárbel entregó cuatro obsequios: una reliquia tomada de las costillas del ermitaño, incrustada en un cedro de oro; una medalla de oro grabada con el rostro del beato Chárbel; dos libros acerca de su vida, uno en italiano y otro en francés, y un arreglo floral con los colores de la bandera del Líbano.

Ese mismo mes el cuerpo del beato Charbel dejó de trasudar y se comenzó a descomponer sin despedir ningún olor desagradable. Sus restos se conservan en una capilla del monasterio de Annaya.


jueves, 23 de enero de 2020

SAN CHARBEL MAKHLOUF: Biografía oficial en español

San Chárbel Makhlouf
1-Nacimiento de San Chárbel:

Nació Youssef Antoun Makhlouf el 8 de mayo 1828 en Bkaakafra (Norte del Líbano) de padres maronitas: Antoun Zaarour Makhlouf y Brigitta Chediac. Tiene dos hermanos, Hanna y Bechara, y dos hermanas, Kaun y Wardeh. Se crió Youssef con una educación cristiana que lo convirtió en un adepto de la oración desde su infancia. Tuvo inclinación a la vida monacal y ascética, tomando como ejemplo a sus dos tíos maternos ascetas en la ermita del convento de San Antonio Kozhaya, donde recibió de ellos la antorcha de abanderado de las virtudes.

Su padre falleció el 8 de agosto 1831 en Ghirfin, un pueblo cerca de Amchit, durante su retorno a casa, tras haber trabajado de balde para el ejército turco, y su madre lo crió siendo huérfano. Más adelante, se casó con Lahoud Ibrhim que se convirtió en pastor de la parroquia, adoptando el nombre de Abdul Ahad.

Youssef estudió los fundamentos de los idiomas árabe y siríaco en la escuela del pueblo. Era muy piadoso hasta tal punto que los habitantes del pueblo le llamaban “El Santo”. Conducía a diario su pequeño rebaño al pasto, luego se dirigía a la gruta donde se arrodillaba ante la figura de la Virgen María y rezaba. Y así se convirtió la gruta en su primer oratorio y ermita, y más adelante en un lugar de peregrinaje para la oración y los fieles.

2- Su afiliación a la vida monacal libanesa maronita:

Casa paterna de San Chárbel
En la mañana de un día del año 1851, Youssef abandonó su familia y su pueblo y se dirigió al Convento de Nuestra Señora de Mayfouk para ingresar en la vida monacal, donde pasó su primer año en el período de comienzo, luego al convento de San Marón – Annaya donde se afilió a la orden monacal maronita libanesa, adoptando para sí el nombre de Chárbel, uno de los mártires de la Iglesia de Antioquia en el siglo segundo. Con fecha del 1 de noviembre 1853, mostró sus votos monacales en el mismo convento y tenía un profundo conocimiento de las obligaciones de dichos votos: la obediencia, la abstinencia, y la pobreza.

Completó sus estudios teológicos en el Convento de San Cipriano y Justina, Kafifan – Batroun, de la mano de su maestro, San Naamatallah Kessab Hardini, siendo el ejemplo para los monjes y un retrato vivo de los grandes monjes santos en su vida privada y pública.

En la fecha del 23 de julio 1859, el hermano Charbel Makhlouf fue ordenado cura en Bkerke, con la puesta de mano del Triple Misericordioso el Monseñor Youssef Al Marid, el Vice-Patriarca Maronita.

3- Su vida en el Convento de San Marón

El Padre Chárbel vivió en el Convento de San Marón – Annaya durante dieciséis años, siendo obediente a sus superiores, acatando escrupulosamente su código monacal. Además, era duro con si mismo viviendo en la austeridad y las mortificaciones del cuerpo. Se abnegó de toda vida mundana dedicándose al servicio del Señor y a la salvación de su alma.

Durante 1875, Dios inspiró al Padre Chárbel de retirarse en la Ermita de San Pedro y Pablo dependiente del Convento de San Marón – Annaya, a pesar del rechazo usual de los superiores para estar a solas en la Ermita. Mientras el Padre Presidente estaba en dudas, le vino una señal del cielo en el milagro de la lámpara. Durante una noche, el Padre Chárbel pidió del Siervo rellenarle la lámpara de aceite, y el siervo se la rellenó de agua en vez de aceite. Y para sorpresa de todos, la lámpara encendió de manera normal. Este milagro fue el inicio de los milagros charbelitos y logró en adelantar el día de su ascensión a su ermita deseada.

Convento de San Marón – Annaya
En fecha del 15 de febrero 1875, el Padre se trasladó definitivamente a la Ermita, donde fue el modelo del santo y el asceta, pasando su tiempo en el silencio, la oración, la veneración y el trabajo manual en el campo. No solía abandonar la Ermita salvo por orden de su superior. Llevó la línea de los padres ascetas santos, arrodillado sobre un plato de caña ante la sacristía en veneración y éxtasis durante las noches.

Pasó en la Ermita veintitrés años, dedicándose al servicio del Señor y cumpliendo escrupulosamente y concienzudamente con el código de los ascetas.

Durante la celebración de una misa con fecha del 16 de diciembre 1898, sufrió hemiplejia y estuvo en una crisis que duró ocho días durante los cuales sufrió con tranquilidad los dolores de la agonía, con quietud a pesar de los terribles dolores. En su lucha, el Padre Chárbel no dejaba de repetir la oración que no pudo terminar en la misa: "Oh Padre de la Virtud, aquí tienes a tu hijo una ofrenda que le complace!..." así como el nombre de Jesús, María, San José, Pedro y Pablo los Santos de la Ermita.

Por consiguiente, el alma de Chárbel se liberó de su envoltura carnal volviendo a la morada del Padre, como el retorno de la oveja perdida a su redil, con fecha del 24 de diciembre 1898, en la víspera de Nochebuena. Fue enterrado en el Cementerio del Convento de San Marón – Annaya.

4- La luz milagrosa que resplandece de su tumba:

Tras su fallecimiento, surgieron luces espirituales de su tumba, lo que motivó el traslado de su cuerpo que segregaba sudor y sangre a un ataúd especial. Por autorización del patriarcado maronita, fue colocado en una nueva tumba dentro del convento. Por consiguiente, las multitudes de peregrinos empezaron a acudir al sepulcro para beneficiarse de la bendición del santo, y Dios agraciaba a muchos con la sanación y la gracia espiritual. 

En 1925, fue remitida la solicitud de su beatificación y declaración de su santidad al Papa Pio XI de la mano del Padre Ignatius Dagher Al Tannouri y su Vicario General el Padre Martinos Tarabeih. Dicha solicitud junto con las del Padre Naamatallah Kessab Hardini y Sor Rafka El Rayess fueron aceptadas en 1927. En 1950, la tumba del Padre Chárbel fue abierta en presencia de la comisión oficial con los médicos, quienes comprobaron el buen estado del cuerpo y redactaron un informe médico y colocaron el cuerpo en una caja dentro de la tumba. Asimismo, se acrecentaron los milagros de sanación diversa de forma espontánea y sorprendente, y decenas de miles de peregrinos de diferentes confesiones acudían al Convento de Annaya en busca de la intercesión del Santo.

5- Difusión de las virtudes y los milagros de San Chárbel en el mundo entero:

San Chárbel Makhlouf
Los milagros de Chárbel sobrepasaron las fronteras del Líbano. El gran número de cartas e informes guardados en los registros del Convento de San Maron – Annaya son un claro indicio de la difusión de su santidad por el mundo entero. Este fenómeno único provocó un retorno a los buenos modales, a la fe y a las virtudes, y el sepulcro de San Chárbel se convirtió en un polo de atracción para personas de diferentes edades y diferente rango social, siendo todos ellos iguales ante él en veneración y adoración, sin distinción de credo, confesión o comunidad.   Todos son considerados hijos de Dios.

En cuanto a las sanaciones milagrosas inscritas en los registros del Convento de San Marón – Annaya que el Señor obró por la intercesión de San Chárbel, sobrepasan las docenas de miles, salvo las sanaciones milagrosas que pululan el mundo entero, de todo tipo y en todo credo y toda comunidad, que no están inscritas en los registros del Convento. El diez por ciento de las sanaciones milagrosas tuvieron lugar con personas no bautizadas, y cada sanación tuvo lugar de un modo especial, sea por la oración y la intercesión, sea por el aceite y los inciensos, sea por las hojas de pino de la ermita, sea por el polvo de su sepulcro, sea por la visita de su sepulcro y tocar la puerta de su tumba, sea mediante su foto y estatua.

Algunas de dichas sanaciones tuvieron lugar a nivel del cuerpo, pero la más importante es la sanación del alma. Cuantos arrepentidos han vuelto al señor por la intercesión de San Chárbel, tras entrar en el portal del Convento de San Marón – Annaya o la Ermita de San Pedro y Pablo.

Textos y fotos originales de: http://www.saintcharbel-annaya.com    

viernes, 3 de enero de 2020

DIOS CON NOSOTROS (audios): San Charbel Makhlouf


Imagen de San Chárbel Makhluf recién restaurada en 1992,
tal como lucía antes de la ampliación del templo parroquial

de la Parroquia San Chárbel, situada en Sarmiento y Berrondo,
del Barrio Jardín San Luis, en la ciudad de San Luis, Argentina.