jueves, 30 de enero de 2020

SAN CHÁRBEL MAKHLOUF - El proceso de su Beatificación

San Pablo VI ante el cuadro de San Chárbel
Makhlouf de la ceremonia de su beatificación.

Aunque desde 1925 se había introducido la causa de beatificación del padre Chárbel, es a raíz de los innumerables milagros suscitados en 1950, el llamado "Año del Santo", cuando se realiza una nueva introducción de la misma ante el papa Pío XII.

De esta manera en 1954 el Papa autoriza iniciar el "proceso apostólico", que tiene seguimiento con el papa Juan XXIII, para concluir con el papa Paulo VI, quien lleva a cabo la ceremonia de beatificación del padre Chárbel el 5 de diciembre de 1965, durante el Concilio Ecuménico Vaticano II.

Esta ceremonia de beatificación se convierte en un hecho histórico por ser la primera vez que la Iglesia Católica Oriental y la Orden Maronita estarán en la Santa Sede representados por uno de sus miembros, así que no podían faltar a la ceremonia los integrantes de esta Iglesia y, por supuesto, los de las demás delegaciones episcopales, con lo cual puede decirse que se encontraban reunidos prácticamente todos los obispos del mundo.

El Papa firma el decreto que respalda la heroicidad de las virtudes, es decir, las cualidades de santo del padre Chárbel. Otro de los requisitos para la beatificación son los milagros atribuidos por la intercesión del posible beato ante Dios, aunque es suficiente presentar un milagro comprobado para cumplir con el requisito, en torno al padre Chárbel había cientos, pero dos fueron los elegidos: el de sor María Abel y el de Iskandar Ubaid.

Podemos sintetizar las palabras que pronunció el Santo Papa con las siguientes: “Un ermitaño de la montaña libanesa está inscrito en el número de los bienaventurados... un nuevo miembro de santidad monástica enriquece con su ejemplo y con su intercesión a todo el pueblo cristiano. Él puede hacernos entender en un mundo fascinado por el confort y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la penitencia y del ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios”.

Cuando se realiza una ceremonia de beatificación, la Orden a la que pertenece este nuevo beato está comprometida a obsequiar una ofrenda al Santo Padre. Así que la Orden a la que perteneció el padre Chárbel entregó cuatro obsequios: una reliquia tomada de las costillas del ermitaño, incrustada en un cedro de oro; una medalla de oro grabada con el rostro del beato Chárbel; dos libros acerca de su vida, uno en italiano y otro en francés, y un arreglo floral con los colores de la bandera del Líbano.

Ese mismo mes el cuerpo del beato Charbel dejó de trasudar y se comenzó a descomponer sin despedir ningún olor desagradable. Sus restos se conservan en una capilla del monasterio de Annaya.


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