San Pablo VI ante el cuadro de San Chárbel Makhlouf de la ceremonia de su beatificación. |
Aunque desde 1925 se había
introducido la causa de beatificación del padre Chárbel, es a raíz de los
innumerables milagros suscitados en 1950, el llamado "Año del Santo",
cuando se realiza una nueva introducción de la misma ante el papa Pío XII.
De esta manera en 1954 el
Papa autoriza iniciar el "proceso apostólico", que tiene seguimiento
con el papa Juan XXIII, para concluir con el papa Paulo VI, quien lleva a cabo
la ceremonia de beatificación del padre Chárbel el 5 de diciembre de 1965,
durante el Concilio Ecuménico Vaticano II.
Esta ceremonia de
beatificación se convierte en un hecho histórico por ser la primera vez que la
Iglesia Católica Oriental y la Orden Maronita estarán en la Santa Sede
representados por uno de sus miembros, así que no podían faltar a la ceremonia
los integrantes de esta Iglesia y, por supuesto, los de las demás delegaciones
episcopales, con lo cual puede decirse que se encontraban reunidos
prácticamente todos los obispos del mundo.
El Papa firma el decreto que
respalda la heroicidad de las virtudes, es decir, las cualidades de santo del
padre Chárbel. Otro de los requisitos para la beatificación son los milagros
atribuidos por la intercesión del posible beato ante Dios, aunque es suficiente
presentar un milagro comprobado para cumplir con el requisito, en torno al
padre Chárbel había cientos, pero dos fueron los elegidos: el de sor María Abel
y el de Iskandar Ubaid.
Podemos sintetizar las
palabras que pronunció el Santo Papa con las siguientes: “Un ermitaño de la
montaña libanesa está inscrito en el número de los bienaventurados... un nuevo
miembro de santidad monástica enriquece con su ejemplo y con su intercesión a
todo el pueblo cristiano. Él puede hacernos entender en un mundo fascinado por
el confort y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la penitencia y del
ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios”.
Cuando se realiza una
ceremonia de beatificación, la Orden a la que pertenece este nuevo beato está
comprometida a obsequiar una ofrenda al Santo Padre. Así que la Orden a la que
perteneció el padre Chárbel entregó cuatro obsequios: una reliquia tomada de
las costillas del ermitaño, incrustada en un cedro de oro; una medalla de oro
grabada con el rostro del beato Chárbel; dos libros acerca de su vida, uno en
italiano y otro en francés, y un arreglo floral con los colores de la bandera
del Líbano.
Ese mismo mes el cuerpo del
beato Charbel dejó de trasudar y se comenzó a descomponer sin despedir ningún
olor desagradable. Sus restos se conservan en una capilla del monasterio de Annaya.
Texto y foto original de: http://www.sancharbel.com.ve/2016/03/vida-de-san-charbel-proceso-de.html
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