Mostrando entradas con la etiqueta San Juan Pablo II. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta San Juan Pablo II. Mostrar todas las entradas

miércoles, 27 de marzo de 2024

SEMANA SANTA: Explicada por San Juan Pablo II

 


1. En estos días de la Semana santa la liturgia subraya con particular vigor la oposición entre la luz y las tinieblas, entre la vida y la muerte, pero no nos deja en la duda del resultado final: la gloria de Cristo resucitado. Mañana, la solemne celebración in cena Domini nos introducirá en el Triduo sacro, que presentará a la contemplación de todos los creyentes los acontecimientos centrales de la historia de la salvación. Juntos reviviremos, con profunda participación, la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús.

2. En la santa misa crismal, preludio matutino del Jueves santo, se reunirán, mañana por la mañana, los presbíteros con su obispo. Durante una significativa celebración eucarística, que tradicionalmente tiene lugar en las catedrales diocesanas, se bendecirán el óleo de los enfermos y el de los catecúmenos, y se consagrará el crisma. Esos ritos significan simbólicamente la plenitud del sacerdocio de Cristo y la comunión eclesial que debe animar al pueblo cristiano, congregado por el sacrificio eucarístico y vivificado en la unidad por el don del Espíritu Santo.

Mañana, por la tarde, celebraremos, con sentimientos de gratitud, el momento de la institución de la Eucaristía. En la última cena, el Señor, «habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13, 1) y, precisamente cuando Judas se disponía a traicionarlo y se hacía noche en su corazón, la misericordia divina triunfaba sobre el odio, la vida sobre la muerte: «Jesús tomó pan y lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomad y comed, éste es mi cuerpo". Tomó luego el cáliz y, dando gracias, se lo dio diciendo: "Bebed todos de él, porque ésta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados"» (Mt 26, 26-28).

Así pues, la alianza nueva y eterna de Dios con el hombre está escrita con caracteres indelebles en la sangre de Cristo, cordero manso y humilde, inmolado libremente para expiar los pecados del mundo. Al final de la celebración, la Iglesia nos invitará a una prolongada adoración de la Eucaristía, para meditar en este extraordinario e inconmensurable misterio de amor.

3. El Viernes santo se caracteriza por el relato de la pasión y por la contemplación de la cruz. En ella se revela plenamente la misericordia del Padre. La liturgia nos invita a rezar así: «Cuando nosotros estábamos perdidos y éramos incapaces de volver a ti, nos amaste hasta el extremo. Tu Hijo, que es el único justo, se entregó a sí mismo en nuestras manos para ser clavado en la cruz» (Misal Romano, Plegaria eucarística sobre la reconciliación I). Es tan grande la emoción que suscita este misterio, que el apóstol Pedro, escribiendo a los fieles de Asia menor, exclamaba: «Sabéis que habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo» (1 P 1, 18-19).

Por esto, después de proclamar la pasión del Señor, la Iglesia pone en el centro de la liturgia del Viernes santo la adoración de la cruz, que no es símbolo de muerte, sino manantial de vida auténtica. En este día, rebosante de emoción espiritual, se yergue sobre el mundo la cruz de Cristo, emblema de esperanza para todos los que acogen con fe este misterio en su vida.

4. Meditando en estas realidades sobrenaturales, entraremos en el silencio del Sábado santo, a la espera del triunfo glorioso de Cristo en la resurrección. Junto al sepulcro podremos reflexionar en la tragedia de una humanidad que, privada de su Señor, se ve inevitablemente dominada por la soledad y el desconsuelo. Replegado en sí mismo, el hombre se siente privado de todo anhelo de esperanza ante el dolor, ante las derrotas de la vida y, especialmente, ante la muerte. ¿Qué hacer? Es preciso estar a la espera de la resurrección. De acuerdo con una antigua y extendida tradición, estará a nuestro lado la Virgen María, Madre dolorosa, Madre de Cristo inmolado.

Con todo, en la noche del Sábado santo, durante la solemne Vigilia pascual, madre de todas las vigilias, el silencio quedará roto por el canto de gozo: el Exsultet. Una vez más se proclamará la victoria de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte, y la Iglesia se alegrará en el encuentro con su Señor.

Así entraremos en el clima de la Pascua de Resurrección, día sin fin que el Señor inaugura resucitando de entre los muertos.

Amadísimos hermanos y hermanas, abramos nuestro corazón a la gracia divina y dispongámonos a seguir a Jesús en su pasión y muerte, para entrar con él en la alegría de la resurrección.

Con estos sentimientos, deseo a todos un fructuoso Triduo pascual y una santa y feliz Pascua.

San Juan Pablo II

Audiencia General

Miércoles 8 de abril de 1998

 

viernes, 27 de octubre de 2023

SAN JUAN PABLO II: Murió Wanda Półtawska, la "hermana" de Karol Wojtyła, una profunda amistad

 

El padre Karol Wojtyła y Wanda Półtawska.

Sobrevivió a los inhumanos experimentos nazis realizados en el campo de concentración de Ravensbrück. Médica y psicóloga, miembro del Pontificio Consejo para la Familia, de la Pontificia Academia para la Vida y consultora del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, Półtawska estuvo unida a Juan Pablo II por una profunda amistad intelectual y espiritual.

(Vatican News por Giampaolo Mattei) "Karol Wojtyła fue -y sigue siendo- para mí un padre, un hermano y un amigo extraordinariamente juntos en la misma persona, pero sobre todo fue -y sigue siendo- una gracia inventada por el Espíritu Santo, un soplo de esperanza cristiana entre las tinieblas del mundo, y no sólo para mí". Wanda Półtawska -fallecida a las 23.30 horas de ayer, martes 24 de octubre, y realmente todavía en la órbita espiritual de la memoria litúrgica de san Juan Pablo II celebrada el domingo- eligió estas palabras para decir "sí", con un ímpetu no debilitado por la edad, a la petición de "L'Osservatore Romano" de escribir un testimonio en el número especial (18 de mayo de 2020) dedicado al centenario del nacimiento de su "padre, hermano, amigo" que la llamaba cariñosamente dusia, es decir, hermanita.

Wanda Półtawska -su apellido de soltera era Wojtasik- habría cumplido 102 años (nació en 1921, un año menos que Wojtyła) el 2 de noviembre: por ese "juego" de casualidades (que no coincidencias), el día de la "primera misa" del padre Karol en la cripta de San Leonardo en el Wawel de Cracovia (1946).

Una mujer de estilo y carácter firmes, de maneras directas y palabras ecenciales ante cualquier interlocutor. Una mujer libre, por encima de todo. Con una historia personal que hoy la convierte casi en un "icono" de la convulsa historia del siglo XX para su Polonia y la propia Europa. Un calvario que las crónicas de estos días confirman trágicamente.

La lucha contra el nazismo

Originaria de Lublin, Wanda tuvo experiencias fundadoras en clubes juveniles católicos, en los scouts, incluso en el deporte, y estudió en el Colegio de las Hermanas Ursulinas. Luego se arremangó la camisa -un gesto enérgico típico de ella, casi como una "señal de batalla"- en la resistencia polaca a la invasión nazi de Polonia el 1 de septiembre de 1939.

Detenida el 17 de febrero de 1941 -con apenas diecinueve años-, primero fue maltratada en la lúgubre prisión de Lublin y después, a partir del 21 de noviembre del mismo año, vio cómo le cambiaban el nombre por el número 7709 en el tristemente célebre campo de concentración de Ravensbrück, especialmente famoso por sus experimentos inhumanos con prisioneras (de las cuarenta mil mujeres polacas allí encarceladas, ocho mil sobrevivieron).

Conejillo de indias en experimentos inhumanos

Wanda-7709 fue reducida a conejillo de indias. En concreto (utilizando la despreciable terminología nazi) a "Kaninchen" -es decir, "conejo"- para la "clínica de la muerte" dirigida por el "doctor" Kael Gebhard, médico personal del jefe de la Gestapo Heinrich Himmler. Con el fin de estudiar medicamentos para los soldados en el frente, las mujeres sufrían fracturas y amputaciones. Y eran sometidas a todo tipo de 'experimentos', casi siempre mortales.

Experimentar el 'infierno', la inhumanidad - repitió Wanda a lo largo de su vida tras haber sobrevivido 'por la gracia de Dios y evidentemente con razones', al lager (fue liberada entre abril y mayo de 1945 por el Ejército Rojo) - fue el 'fuego' que la convenció para licenciarse en medicina y psicología con especialización en psiquiatría, estudiando también filosofía. En el centro de todo, para ella, estaba la cuestión de la persona humana, de su dignidad. "¿Quién es el hombre?", la única pregunta de fondo que, como mujer cristiana, se planteó durante y después de Ravensbrück.

Wanda Półtawska en una foto más reciente.
El horror no se borra pero puede transformarse

Cuando terminó la guerra, Wanda se trasladó inmediatamente a Cracovia, precisamente para intentar borrar "la pesadilla". De nada le había servido poner por escrito sus memorias (Tengo miedo de los sueños). No, el horror no se puede borrar. Pero puede transformarse.

En este sentido, convertir la dureza de la experiencia de Ravensbrück en ternura por las personas que sufren es, quizás, el mejor testimonio de la doctora Półtawska. Sí, la elección de no tomar partido por el rencor vengativo, sino por la reconstrucción de un pueblo a partir de su parte más débil: los enfermos, los discapacitados.

Hacerlo, pues, con estrategias innovadoras para la época. Tanto como para poner en marcha una "pastoral familiar" que partiera del momento de la enfermedad y de la centralidad de la persona humana.

Pero la misión de médico y psicólogo, aunque verdaderamente "en primera línea" en la Polonia comunista de posguerra, no era realmente "suficiente" para ella. Wanda buscaba "algo más", esa "chispa de fe" en la historia de los hombres y mujeres tan duramente probados por una guerra sin descuentos.

El encuentro con el padre Wojtyła

Lo que cambió -literalmente- su vida fue su encuentro con el padre Karol Wojtyła ("Enseguida me di cuenta de que era un sacerdote santo y le pedí que fuera mi confesor"). Por una comunión espiritual de amistad que duró más de medio siglo, tejida de comunión, encuentros, cartas, oración. Una camaradería viva espiritual e intelectualmente, y no interrumpido, es más, relanzado de un modo nuevo, por la elección de Wojtyła al Pontificado el 16 de octubre de 1978 ("porque la amistad está o no está y si está permanece para siempre").

Una amistad, confió Wanda, que ni siquiera la muerte interrumpió porque -después de haber estado cerca de él hasta aquel 2 de abril de 2005 (leyéndole textos espirituales y literatura polaca: las pasiones de su amigo moribundo)- estaba convencida de que la fe da la certeza de que las auténticas relaciones humanas no se rompen.

Juntos en la defensa de la vida

El encuentro con el padre Wojtyła se convirtió primero en una estima y luego en una amistad en fraternidad a partir de un verdadero "ejercicio espiritual" cotidiano y de las cuestiones más graves que tocan la vida humana. Fue la promulgación de la ley del aborto en Polonia en 1956 lo que dio lugar a una colaboración "sobre el terreno".

Wanda nunca tuvo pelos en la lengua: "En el campo de concentración de Ravensbrück, vi cómo los nazis utilizaban sin escrúpulos a mujeres embarazadas como conejillos de india e incluso arrojaban bebés a los hornos crematorios, y me prometí a mí misma que, si sobrevivía, defendería la vida en todos los sentidos, especialmente la de los niños, sin excepción". No faltaron fuertes opositores a sus firmes posiciones contra el aborto, arraigadas precisamente en la experiencia asesina de los campos de concentración.

Pero fue precisamente esa ley la que "impresionó" a los dos amigos: "Él como sacerdote, yo como médico iniciamos una colaboración para el trabajo común" para oponerse a ella con hechos. He aquí el sentido práctico, la conciencia de una mujer y un hombre que habían vivido la guerra en su piel. Tanto es así, que el joven sacerdote había puesto a disposición su pequeño apartamento como punto de encuentro para parejas. Una pastoral familiar sin complejos planes pastorales, puesta en común de forma sencilla, sin estructuras, por aquel médico tenaz y aquel sacerdote "dispuesto a escuchar con una rara habilidad", que actuaron al unísono para intentar salvar la vida de un niño - "aunque sólo fuera uno"-, "salvando al mismo tiempo con delicadeza a la familia".

San Juan Pablo II con Wanda Półtawska y su esposo.
La segunda familia de Karol

Sí, la familia. En Wanda, en su marido Andrzej, filósofo, y en sus cuatro hijos, "Karol Wojtyła encontró una segunda familia, la familia que había perdido a una edad muy temprana: primero su madre, luego su querido hermano médico Edmund, y más tarde su padre. Se quedó solo en sus afectos familiares". Una sencilla intimidad de vida familiar vivida de manera especial, durante los periodos estivales, en la Villa Papal de Castel Gandolfo. "Viví muchos años con una pierna en Cracovia y la otra en Roma", sus palabras. Son "las personas más queridas para mí" confió el Papa Wojtyła, recordando en particular "la primera Navidad en Roma".

Sin duda, para Wanda "el signo más fuerte" de esta amistad, "extraordinaria porque sencilla y sencilla porque extraordinaria", es el momento de la enfermedad, la frontera de la vida. El cáncer. Así relataba ella el estilo espiritual, 'místico', elegido por Wojtyła 'para intentarlo todo' con el fin de que se recuperara: 'La amistad nunca tiene momentos dolorosos'.

En 1962, cuando el obispo Karol estaba en Roma para el Concilio Vaticano II, me sentí enferma y fue informado por mi marido en un telegrama que yo estaba en el hospital en Cracovia. Por sugerencia del padre Andrzej Maria Deskur, que había llegado a cardenal, se dirigió directamente al padre Pío de Pietrelcina pidiéndole oraciones por mí, pero sin mencionar mi nombre. En aquella época, en Polonia no sabíamos nada -al menos yo- de aquel santo fraile capuchino del sur de Italia. Sólo después de mi curación supe que Karol había escrito al Padre Pío y sentí una emoción, que continúa hasta hoy, al descubrir el contenido. A decir verdad, mi curación, en lugar de hacerme poner de rodillas para dar gracias a Dios, casi provocó en mí una rebelión: me asustaba el poder de Dios y también el hecho de que "dependemos totalmente de Él". Como si dijera: ¿qué quiere Dios ahora de mí para curarme? ¿Qué misión me confía?

Una extensa colección de pensamientos y cartas con Karol Wojtyła fue editada por Wanda y publicada en Italia con el título "Diario de una amistad. La familia Półtawski y Karol Wojtyła" (ediciones San Paolo).

El testimonio de una superviviente hoy

En medio de la experiencia del Sínodo, el testimonio de una mujer de más de 100 años, superviviente del sangriento siglo XX y de las ideologías del nazismo y el comunismo, tiene una relevancia desconcertante. Alejada del asombro clerical (¿pero de qué podía tener "miedo" una conejilla de Indias de Ravensbrück?), colaboró como protagonista, con ese "genio femenino" tan querido por su amigo, en la redacción de textos y documentos de alto nivel. En un estilo de intercambio mutuo de ideas, proyectos, visiones. Sobre temas centrales y acuciantes como la persona humana, la familia, la sexualidad.

También está la inteligencia y el corazón de Wanda en la contribución de Wojtyła a la encíclica Humanae vitae de Pablo vi. Con pasión convencida, Wanda no escatimó energías para relanzar, a todos los niveles, los contenidos de esa encíclica, como alma del Instituto de Teología para la Familia cofundado en Cracovia con Wojtyła, quien -como sacerdote, obispo y cardenal arzobispo apoyó -no solo con palabras- el papel de los laicos y de las mujeres.

Desde el ensayo "Amor y responsabilidad" hasta los textos de Wojtyła, antes y después de su elección al papado, Wanda encarnó, también como profesora universitaria, toda esa "teología del cuerpo" que plantea claramente cómo la misma "transmisión de la vida debe ser un proyecto de Dios" por descubrir. Y, significativamente, en la Curia Romana ha sido miembro del Pontificio Consejo para la Familia desde 1983, miembro de la Pontificia Academia para la Vida desde 1994, y también consultora del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios.

viernes, 16 de junio de 2023

ORACIONES: De San Juan Pablo II al Sagrado Corazón de Jesús

 


Señor Jesucristo, Redentor del género humano, nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza.

Señor Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que Tú eres y todo lo que Tú haces por nosotros, tu grey.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a ser fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna.

Reunidos juntos en tu nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, nos consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la verdad y la caridad.

Al consagrarnos a Ti, renovamos nuestro deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordioso y pleno amor.

Señor Jesucristo, Rey de amor y Príncipe de la paz, reina en nuestros corazones y en nuestros hogares. Vence todos los poderes del maligno y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos! Amén.

viernes, 2 de junio de 2023

SAN JUAN PABLO II: El misterio del Corazón de Cristo

 


Queridos amigos y hermanos del blog: primer viernes del mes de junio, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, y con el propósito de seguir durante estos viernes con temas alusivos al mismo, me ha parecido buscar entre el extenso magisterio de San Juan Pablo II alguna referencia a este Corazón que tanto ha amado y ama a los hombres. Les propongo el texto predicado en la Audiencia General del miércoles 20 de junio de 1979:

¡Queridos Hermanos y Hermanas!

1. El próximo viernes 22 de junio, la liturgia de la Iglesia se concentra, con una adoración y un amor especial, en torno al misterio del Corazón de Cristo. Quiero, pues, ya hoy, anticipando este día y esta fiesta, dirigir junto con vosotros la mirada de nuestros corazones sobre el misterio de ese Corazón. Él me ha hablado desde mi juventud. Cada año vuelvo a este misterio en el ritmo litúrgico del tiempo de la Iglesia.

Es sabido que el mes de junio está consagrado especialmente al Sagrado Corazón de Jesús. Le expresamos nuestro amor y nuestra adoración mediante las letanías que hablan con profundidad particular de sus contenidos teológicos en cada una de sus invocaciones.

Por esto quiero detenerme con vosotros ante este Corazón, al que se dirige la Iglesia como comunidad de corazones humanos. Quiero hablar, siquiera brevemente de este misterio tan humano, en el que con tanta sencillez y a la vez con profundidad y fuerza se ha revelado Dios.

2. Hoy dejamos hablar a los textos de la liturgia del viernes, comenzando por la lectura del Evangelio según Juan. El Evangelista refiere un hecho con la precisión del testigo ocular. "Los judíos, como era el día de la Parasceve, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el día de sábado, por ser día grande aquel sábado, rogaron a Pilato que les rompiesen las piernas y los quitasen. Vinieron, pues, los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que estaba crucificado con Él; pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado, y al instante salió sangre y agua" (Jn 19, 31-34).

El Evangelista habla solamente del golpe con la lanza en el costado, del que salió sangre y agua. El lenguaje de la descripción es casi médico, anatómico. La lanza del soldado hirió ciertamente el Corazón, para comprobar si el Condenado ya estaba muerto. Este Corazón -este corazón humano- ha dejado de latir. Jesús ha dejado de vivir. Pero, al mismo tiempo, esta apertura anatómica del Corazón de Cristo, después de la muerte -a pesar de toda la "crudeza" histórica del texto- nos induce a pensar incluso a nivel de metáfora. El corazón no es sólo un órgano que condiciona la vitalidad biológica del hombre. El corazón es un símbolo. Habla de todo el hombre interior. Habla de la interioridad espiritual del hombre. Y la tradición entrevió rápidamente este sentido de la descripción de Juan. Por lo demás, en cierto sentido, el mismo Evangelista ha inducido a esto cuando, refiriéndose al testimonio del testigo ocular, que era él mismo, ha hecho referencia, a la vez, a esta frase de la Escritura: "Mirarán al que traspasaron" (Jn 19, 37; Zac 12, 10).

En realidad así mira la Iglesia; así mira la humanidad. Y de hecho, en la transfixión de la lanza del soldado todas las generaciones de cristianos han aprendido y aprenden a leer el misterio del Corazón del Hombre crucificado, que era el Hijo de Dios.

3. Es diversa la medida del conocimiento que de este misterio han adquirido muchos discípulos y discípulas del Corazón de Cristo, en el curso de los siglos. Uno de los protagonistas en este campo fue ciertamente Pablo de Tarso, convertido de perseguidor en Apóstol. También nos habla él en la liturgia del próximo viernes con las palabras de la Carta a los efesios. Habla como el hombre que ha recibido una gracia grande, porque se le ha concedido "anunciar a los gentiles la insondable riqueza de Cristo e iluminar a todos acerca de la dispensación del misterio oculto desde los siglos en Dios, Creador de todas las cosas" (Ef 3, 8-9).

Esa "riqueza de Cristo" es, al mismo tiempo, el "designio eterno de salvación" de Dios que el Espíritu Santo dirige al "hombre interior", para que así "Cristo habite por la fe en nuestros corazones" (Ef 3, 16-17). Y cuando Cristo, con la fuerza del Espíritu, habite por la fe en nuestros corazones humanos, entonces estaremos en disposición "de comprender con nuestro espíritu humano" (es decir, precisamente con este "corazón") "cuál es la anchura, la longura, la altura y la profundidad, y conocer la Caridad de Cristo, que supera toda ciencia..." (Ef 3, 18-19).

Para conocer con el corazón, con cada corazón humano, fue abierto, al final de la vida terrestre, el Corazón divino del Condenado y Crucificado en el Calvario.

Es diversa la medida de este conocimiento por parte de los corazones humanos. Ante la fuerza de las palabras de Pablo, cada uno de nosotros pregúntese a sí mismo sobre la medida del propio corazón. "...Aquietaremos nuestros corazones ante Él, porque si nuestro corazón nos arguye, mejor que nuestro corazón es Dios, que todo lo conoce" (1 Jn 3, 19-20). El Corazón del Hombre-Dios no juzga a los corazones humanos. El Corazón llama. El Corazón "invita". Para esto fue abierto con la lanza del soldado.

4. El misterio del Corazón, se abre a través de las heridas del cuerpo; se abre el gran misterio de la piedad, se abren las entrañas de Misericordia de nuestro Dios (San Bernardo, Sermón 61, 4; PL 183, 1072).

Cristo dice en la liturgia del viernes: "Aprended de Mí, que Soy manso y humilde de corazón" (Mt 11, 29).

Quizá una sola vez el Señor Jesús nos ha llamado con sus palabras al propio corazón. Y ha puesto de relieve este único rasgo: "mansedumbre y humildad". Como si quisiera decir que sólo por este camino quiere conquistar al hombre; que quiere ser el Rey de los corazones mediante la "mansedumbre y la humildad". Todo el misterio de Su reinado está expresado en estas palabras. La "mansedumbre y la humildad" encubren, en cierto sentido, toda la "riqueza" del Corazón del Redentor, sobre la que escribió San Pablo a los efesios. Pero también esa "mansedumbre y humildad" lo desvelan plenamente; y nos permiten conocerlo y aceptarlo mejor; lo hacen objeto de suprema admiración.

Las hermosas letanías del Sagrado Corazón de Jesús están compuestas por muchas palabras semejantes, más aún, por las exclamaciones de admiración ante la riqueza del Corazón de Cristo. Meditémoslas con atención cada día.

5. Así, al final de este fundamental ciclo litúrgico de la Iglesia, que comenzó con el primer domingo de Adviento, y ha pasado por el tiempo de Navidad, luego por el de la Cuaresma, de la Resurrección hasta Pentecostés, Domingo de la Santísima Trinidad y Corpus Christi, se presenta discretamente la fiesta del Corazón divino, del Sagrado Corazón de Jesús. Todo este ciclo se encierra definitivamente en el Corazón del Dios-Hombre. De Él también irradia cada año toda la vida de la Iglesia.

San Juan Pablo II

viernes, 28 de abril de 2023

SAN JUAN PABLO II: La gran influencia de los escritos de San Luis María Grignion de Montfort

 


Casi a la mañana siguiente de la elección del cardenal Karol Wojtyla como Sumo Pontífice (16.10.1978), Virgilio Levi se preguntaba, en L’Osservatore Romano, de dónde le proviene a Juan Pablo II “tanta fortaleza, tanto celo, tanta perseverancia”. Y respondía: “El secreto está en su lema: Totus Tuus. Lo que está escrito en los libros espirituales, en el Tratado de la verdadera devoción, en la conciencia del Pueblo de Dios, es manifiesto en este Hombre llamado a guiar a la Iglesia en nuestro tiempo difícil. Nuestra Señora es la omnipotente por gracia, y quien se confía totalmente a ella llega a ser un gigante en las obras de Dios”.

El encuentro providencial del joven Karol Wojtyla con el Tratado de la verdadera devoción de san Luis María Grignion de Montfort remonta a los lejanos años de su formación al sacerdocio (1940-1944), esto es, cuando era obrero, primero en una cantera de piedras y después en una fábrica de Solvay. Más tarde él mismo confesará que el Tratado mariano de Montfort marcó entonces “un cambio decisivo” en su vida.

Cuando llegó a ser sacerdote, obispo y papa, Karol Wojtyla sacó siempre del Tratado la expresión totus tuus, casi como un compendio de la espiritualidad mariana aprendida en la escuela del Santo de Montfort. Llegará así el momento cuando Juan Pablo II –al inicio de su servicio pontifical en la cátedra de Pedro, en Roma– amará recoger en estas dos palabras: totus tuus, la consagración de su persona y de su ministerio pastoral a la Virgen Madre.

Así, en el radiomensaje desde la Capilla Sextina, el día siguiente de su elección, el 17 de octubre de 1978: “En esta hora, para Nos ansiosa y grave, no podemos hacer menos que dirigir nuestra mente con filial devoción a la Virgen María, la cual siempre vive y actúa como Madre en el misterio de Cristo y de la Iglesia, repitiendo las dulces palabras totus tuus que hace veinte años escribimos en nuestro corazón y en nuestro escudo, en el momento de nuestra Ordenación episcopal” (Alberto Rum, s.m.m. y Miguel Patiño, s.m.m.

EL SECRETO DE SU FUERZA

“Totus tuus”. Lo llevaba en el tuétano. Era su lema personal. Su lema pontifical. Su vida. La que recorrió todo su pontificado pastoral. Su entrega total a la Madre de Cristo. Ese “Totus tuus” expresa la dimensión mariana de su vida personal, de su acción sacerdotal y pontifical. Sólo quien se asome a esa espiritualidad dejará de sorprenderse ante la vida y la obra de Juan Pablo; así como será incapaz de comprender nada de su vida íntima quien no tenga sensibilidad y capacidad para entender este embrión fecundo de su fe y de su entrega a María, que bebió en Polonia y reforzó en sus lecturas nocturnas de Grignion de Monfort, bajo la tenue luz en la planta química Solvay y que, como Pontífice ha expresado en su Encíclica: “Redemptoris Mater” de 1987 y en la Carta apostólica “Mulieris dignitatem”, en el año mariano 1988. Ambos documentos explicitan la doctrina de la “Lumen Gentium”. Dice San Ambrosio que María es tipo de la iglesia, “typus Ecclesiae”. Como la vocación que une a María con la Iglesia es la maternidad, porque las dos son Madres, entregarse a María es entregarse a la Iglesia, y entregarse a la Iglesia es entregarse a Dios. Así se entiende con luz nueva el lema pontifical de Juan Pablo II, que es el mismo del joven Obispo de Cracovia: “Totus Tuus Mariae”, porque el “Totus Tuus Mariae” equivale a “Totus Tuus Ecclesiae”, y en consecuencia a “Totus Tuus Deo”. Esa es la revelación de la raíz de sus 26 años de pontificado como testigo y maestro de su entrega a Dios con María.


TOTUS TUUS

“Esta fórmula no tiene solamente un carácter piadoso, no es una simple expresión de devoción: es algo más. La orientación hacia una devoción tal se afirmó en mí en el período en que, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajaba de obrero en una fábrica. En un primer momento me había parecido que debía alejarme un poco de la devoción mariana de la infancia, en beneficio de un cristianismo cristocéntrico. Gracias a San Luis Grignion de Montfort comprendí que la verdadera devoción a la Madre de Dios es, sin embargo, cristocéntrica, más aún, que está profundamente radicada en el Misterio trinitario de Dios, y en los misterios de la Encarnación y la Redención.

Así pues, redescubrí con conocimiento de causa la nueva piedad mariana, y esta forma madura de devoción a la Madre de Dios me ha seguido a través de los años: sus frutos son la Redemptoris Mater y la Mulieris dignitatem.

Respecto a la devoción mariana, cada uno de nosotros debe tener claro que no se trata sólo de una necesidad del corazón, de una inclinación sentimental, sino que corresponde también a la verdad objetiva sobre la Madre de Dios. María es la nueva Eva, que Dios pone ante el nuevo Adán-Cristo, comenzando por la Anunciación, a través de la noche del Nacimiento en Belén, el Banquete de bodas en Caná de Galilea, la Cruz sobre el Gólgota, hasta el cenáculo del Pentecostés: la Madre de Cristo Redentor es Madre de la Iglesia” (“Cruzando el Umbral de la Esperanza”).

LA CONSAGRACION A MARIA SEGÚN JUAN PABLO II

Consagrarse a María, significa acoger su ayuda, para consagrar el mundo, el hombre, todos los pueblos y la humanidad al que es infinitamente santo. Juan Pablo II ofrece el testimonio de que la consagración a María significa hacerla entrar en la propia vida espiritual. Ello conduce a la comunión de las personas, nos introduce en la profunda relación interpersonal con la Madre del Señor. Como testimonio de este principio, Juan Pablo II, le ha consagrado la Iglesia, todos los países y todos los pueblos, en el umbral del tercer milenio del cristianismo. Incluyendo a todos los que han creído en Jesucristo reconociendo en él su signo conductor en el viaje de la historia y a toda la humanidad, incluso a los que aún buscan a Cristo.

Texto original de FUNDACIÓN MONTFORT, Barcelona, España.

sábado, 22 de enero de 2022

SAN JUAN PABLO II: San Pío de Pietrelcina modelo de espiritualidad y humanidad

 


Queridos amigos y hermanos del blog: hoy les propongo el volver a considerar las palabras que Juan Pablo II propuso al mundo cuando canonizó padre Pío de Pietrelcina, en la canonización más multitudinaria de la historia vivida en el Vaticano, esto fue el 16 de junio de 2002.

«El nuevo santo nos invita a poner a Dios por encima de todo, a considerarlo como nuestro sumo y único bien», dijo el pontífice en la homilía de canonización del italiano Francesco Giorgione, nombre de bautismo del fraile capuchino de los estigmas, fallecido en 1968 a los 81 años de edad.

Los más de 300 mil peregrinos (era casi imposible saber su número exacto) que fueron a Roma para participar en la celebración, no cabían en la plaza de San Pedro del Vaticano. Cientos de miles se congregaron en la Vía de la Conciliación y en las plazas cercanas, siguiendo la liturgia a través de pantallas gigantes. Fue una prueba durísima, pues fueron golpeados por un sol húmedo implacable, bajo una temperatura que superó los 35 grados centígrados a la sombra, calentados además por el asfalto romano. Los organizadores distribuyeron millones de botellas de agua.

El momento más emocionante tuvo lugar a las 10:25 de la mañana --la canonización transmitida por televisión en muchos países había comenzado a las 10--, cuando el pontífice, pronunció en latín, con voz en ocasiones temblorosa, la fórmula con la que inscribió al padre Pío en el registro de los santos.

El 462 santo proclamado por este pontificado (el Papa Wojtyla también había proclamado a 1.288 beatos hasta esa fecha) es quizá también el más conocido y amado, especialmente en Italia. En todo el mundo, además, se han extendido varios miles de grupos de oración que se inspiran en su espiritualidad.

Entre los presentes se encontraban las dos personas que atribuyen a la intercesión del padre Pío un milagro. Han sido decisivas para llegar hasta ese momento: se trata de Consiglia De Martino, curada en 1992 de una enfermedad mortal (su milagro permitió la beatificación) y del niño Matteo Colella, que hoy tiene casi veinte años y que en el 2000 entró en coma irreversible por una meningitis fulminante (su curación inexplicable permitió la canonización). Matteo recibió ese domingo la primera comunión de manos del Papa.

Cuando el Santo Padre quiso resumir en la homilía el legado del seguidor de san Francisco, lo hizo con pocas palabras: «Oración y caridad, esta es una síntesis sumamente concreta de la enseñanza del padre Pío, que hoy vuelve a proponerse a todos». «¡Qué actual es la espiritualidad de la Cruz vivida por el humilde capuchino de Pietrelcina! -dijo el Papa en la homilía- Nuestro tiempo necesita redescubrir su valor para abrir el corazón a la esperanza».

Al concluir la eucaristía, al rezar la oración mariana del «Angelus», Juan Pablo II anunció con satisfacción que la memoria litúrgica del padre Pío tendrá carácter «obligatorio» y desde ese momento es celebrada el 23 de septiembre, en el aniversario de su muerte, que en el caso de los santos, es el día de «su nacimiento al Cielo».

Juan Pablo II propuso a san Pío de Pietrelcina como «modelo de espiritualidad y humanidad» para los hombres y mujeres de hoy. «¿Cuál es el secreto de tanta admiración y amor por este nuevo santo?», preguntó el Papa. «Es ante todo un "fraile del pueblo", tradicional característica de los capuchinos. Es, además, un santo taumaturgo, como lo testimonian los acontecimientos extraordinarios que llenaron su vida. Pero, sobre todo, es un religioso sinceramente enamorado de Cristo crucificado».

«Participó en el misterio de la Cruz de manera incluso física en el curso de su vida», reconoció el Papa. El padre Pío recorrió este camino «en profunda comunión con la Iglesia», aclaró el pontífice. «No detuvieron esta actitud de filial obediencia momentáneas incomprensiones con una u otra autoridad eclesial».

El padre Pío tuvo que sufrir de hecho investigaciones y restricciones en el ejercicio de su ministerio sacerdotal, impuestas por el Santo Oficio, a causa de falsas acusaciones de personas que veían con recelo el extraordinario impacto que ejercía sobre la gente.

viernes, 27 de agosto de 2021

NUESTRA SEÑORA DE LA SALETTE: San Juan Pablo II y el mensaje de reconciliación de la Salette

Homilía del Padre José Medina realizada el sábado 19 de diciembre de 2015 en la Parroquia "Nuestra Señora de la Saleta" en la ciudad de Alcorcón, Madrid, España.


viernes, 9 de julio de 2021

SAN JUAN PABLO II: Invocar a Juan Pablo II es efectivo contra las acechanzas del diablo

 

Queridos amigos y hermanos del blog: el P. Gabriele Amorth, sacerdote exorcista de la diócesis de Roma (Italia) y uno de los más conocidos del mundo, fallecido el 16 de septiembre de 2016, señaló en una oportunidad a ACI Prensa que el santo Papa Juan Pablo II se ha convertido, en los últimos años, en un poderoso intercesor en la lucha contra el demonio.

El P. Amorth fallecido a sus 91 años de edad y con más de 70.000 exorcismos en su haber. Lo primero que dijo en la entrevista es que "el mundo tiene que saber que Satanás existe".

En su pequeña y sencilla oficina en la zona sureste de Roma en donde ha llevado a cabo miles de exorcismos, el sacerdote contó que a veces invoca la ayuda de santos hombres y mujeres, entre los que destaca Juan Pablo II, canonizado por el Papa Francisco el 27 de abril de 2014 en Roma ante centenares de miles de fieles.

Durante los exorcismos, contó el sacerdote a ACI Prensa, "le he preguntado al demonio más de una vez: ‘¿por qué te da tanto miedo Juan Pablo II?’ Y he tenido dos respuestas distintas, ambas interesantes".

"La primera, ‘porqué desarmó mis planes’. Y creo que con eso se refiere a la caída del comunismo en Rusia y en Europa del Este. El colapso del comunismo".

"Otra respuesta que el demonio me dio fue ‘porque arrebató a muchos jóvenes de mis manos’. Hay muchos jóvenes que, gracias a Juan Pablo II, se convirtieron. Tal vez algunos ya eran cristianos pero no practicantes, y luego con Juan Pablo II volvieron a la práctica".

Al ser preguntado sobre el intercesor más efectivo de todos, el P. Amorth contestó a ACI Prensa sin dudar: "por supuesto que la Virgen es la más efectiva. ¡Y cuando la invocas como María!"

"Una vez le pregunté a Satanás. ‘¿pero por qué te asustas más cuando invoco a Nuestra Señora que cuando invoco a Jesucristo?’ Me contestó ‘porque me humilla más ser derrotado por una criatura humana que ser derrotado por Él".

El sacerdote dijo también que es importante la intercesión de los que aún viven a través de la oración. Los cristianos pueden rezar por la liberación de un alma, uno de los tres elementos que ayudan en este proceso a los que se suman la fe y el ayuno.

"El Señor les dio a ellos una respuesta que también es muy importante para nosotros los exorcistas. Dijo que para vencer al demonio se necesita mucha fe, mucha oración y mucho ayuno: Fe, oración y ayuno".



El P. Amorth dijo además que en la lucha contra el demonio es necesaria "especialmente la fe, se necesita mucha fe. Muchas veces también en las curaciones, Jesús no dice en el Evangelio soy yo quien te ha curado. Dice, en vez de eso, estás curado por tu fe. Quiere fe en la gente, una fe fuerte y absoluta. Sin fe no puedes hacer nada".

El sacerdote miembro de la Sociedad de San Pablo explicó luego a ACI Prensa que "el diablo y los demonios son muchos y tienen dos poderes: los ordinarios y los extraordinarios". "El poder ordinario es la capacidad de tentar al hombre para distanciarlo de Dios y llevarlo al infierno. Esta acción se realiza contra todos los hombres y las mujeres de todo lugar y religión".

Sobre los poderes extraordinarios, el P. Amorth indicó que estos se concentran en una persona específica y existen cuatro tipos:

"La posesión demoníaca para la cual se requiere un exorcismo, la vejación demoníaca, como la que sufrió en reiteradas ocasiones el Santo Padre Pío de Pietrelcina que era golpeado físicamente por el demonio; las obsesiones que llevan a la persona a la desesperación; y la infestación, que es cuando el demonio ocupa un espacio, un animal o incluso un objeto".

El sacerdote alertó que estos hechos son poco frecuentes pero están en aumento. También manifestó a ACI Prensa su preocupación por la cada vez mayor cantidad de jóvenes que son afectados por Satanás a través de las sectas, las sesiones de espiritismo y las  drogas. Pese a ello no se desalienta.

"Con Jesucristo y María, Dios nos ha prometido que nunca permitirá tentaciones más grandes que nuestras fuerzas", apuntó.

Finalmente en aquella entrevista el P. Amorth propuso una breve guía a tomar en cuenta en la lucha contra Satanás:

"Las tentaciones del demonio son vencidas primero que nada evitando las ocasiones, porque el demonio siempre busca nuestros puntos más débiles. Y luego, con la oración. Nosotros los cristianos tenemos una ventaja porque tenemos la Palabra de Dios, tenemos la oración y podemos rezarle al Señor", concluyó.

sábado, 15 de mayo de 2021

SAN JUAN PABLO II: A 40 años del intento de asesinato

 

El 13 de mayo de 1981, fiesta de Nuestra Señora de Fátima, san Juan Pablo II fue víctima del ataque del sicario turco, Mehmet Ali Agca, que le disparó tres tiros, hiriéndolo de gravedad.

(CIUDAD DEL VATICANO - AICA) El pasado 13 de mayo de 2021 se cumplió el 40 aniversario del intento de asesinato del papa san Juan Pablo II. El lugar del ataque del Papa el 13 de mayo de 1981 se recuerda con una placa en el pavimento del lado derecho de la Plaza de San Pedro. 

Durante la audiencia general del miércoles 13 de mayo de 1981, fiesta de Nuestra de Fátima, a las 17, el Santo Padre inició un recorrido por la Plaza San Pedro, bendiciendo a los peregrinos de todo el mundo que colmaban la Plaza. Veinte minutos después, el sicario turco Mehmet Alí Agca disparó tres tiros al Papa, hiriéndolo de gravedad.

El asesino fue capturado cerca de la escena del crimen, y Juan Pablo II fue transportado inmediatamente a la clínica romana Agostino Gemelli. Allí, durante una operación de cinco horas, los médicos lograron detener el flujo sanguíneo, coser los órganos internos desgarrados a balazos y salvar la vida del paciente. El Papa sobrevivió al ataque, pero nunca recuperó toda su fuerza.

"Agca disparó a matar", afirmó convencido el arzobispo emérito de Cracovia y ex secretario del pontífice polaco, cardenal Stanislaw Dziwisz. El relato del Papa y su secretario en ese momento está contenido en el fragmento final del libro de Juan Pablo II, Memoria e identidad: "Este disparo debería haber sido fatal. La bala atravesó el cuerpo del Santo Padre, hiriéndolo en el estómago, el codo derecho y el dedo índice de la mano izquierda. Escuché dos disparos más, dos personas que estaban cerca resultaron heridas. Le pregunté al Santo Padre: "¿Dónde?". Él respondió: "En el vientre". "¿Duele?" - "Duele”, se lee en el libro.

Las tesis sobre el ataque

Aunque han pasado tantos años desde el ataque, estos trágicos acontecimientos aún permanecen vivos en la memoria de todos. “Sentí como si el mundo entero se hubiera derrumbado sobre mi cabeza y no sé cómo podría fotografiar en estado de shock, pero ciertamente fui guiado por la mano de Nuestra Señora”, recordó en una entrevista con la agencia polaca KAI el fotógrafo pontificio Arturo Mari.

Agca fue arrestado de inmediato y juzgado rápidamente, pero este trágico ataque aún permanece sin explicación.

Aún hoy circulan presunciones contradictorias sobre los motivos, plan y curso del golpe y sus posibles mentores. Alí Agca, un asesino a sueldo del grupo de los "Lobos Grises", quería asesinar al "único Papa del Bloque del Este" ya en 1979 durante su visita a Turquía.

Unas semanas después del ataque en San Pedro, el tribunal italiano condenó al turco a cadena perpetua. Dos años después del atentado, san Juan Pablo II acudió a su celda para perdonar a su verdugo.

El atacante acusó inicialmente a la inteligencia búlgara, pronto cambió su testimonio y se involucró en varios testimonios. Al engañar la investigación, trató de difuminar sus contactos y proteger a sus cabecillas. Según calcularon los observadores del juicio, durante la investigación Agca entregó más de un centenar de versiones diferentes de la explicación de su acto. El gran proceso, que debía conducir al esclarecimiento de todos los detalles del atentado, terminó en 1986 sin ningún resultado. Solo uno de los acusados fue condenado a prisión por posesión ilegal de un arma. El resto, por falta de pruebas, fue puesto en libertad.

Hay tres tesis sobre los principios del asesinato. Según el primero, procedían de los países del Bloque del Este, donde el Papa polaco era visto como una amenaza para la ideología comunista. Otra versión apunta a las acciones de fundamentalistas islámicos, mientras que la tercera, que apareció poco después del ataque, afirmó que los servicios secretos occidentales, incluida la CIA de los Estados Unidos, estaban involucrados.

Un tema que se repite a menudo fue la participación en un ataque de los servicios secretos búlgaros, que finalmente fue negado por el propio Juan Pablo II. Durante una visita a Bulgaria en mayo de 2002, en conversación con el presidente del país, Georgie Parvanov, 21 años después de los hechos en la Plaza de San Pedro, le aseguró que nunca creyó en la "huella búlgara", porque siempre tuvo cálidos sentimientos, respeto y reverencia por el pueblo búlgaro.

El caso de la 'huella búlgara' resurgió en 2007 cuando un subcomité del Parlamento italiano reveló nuevas pruebas. En una de las fotos tomadas en San Pedro en el momento del ataque, se puede ver a un hombre con bigote con lentes oscuros cerca del sitio del ataque; sin duda es Sergey Antonov, un representante de la aerolínea búlgara de los Balcanes en Roma, mencionado poco después del ataque como intermediario en él.

El perdón

Alí Agca fue indultado el 13 de junio de 2000 por el presidente italiano Carlo Azeglio Ciampi, tras lo cual fue deportado a una prisión en Turquía, donde comenzó a cumplir su condena por el asesinato de un editor turco. Finalmente fue puesto en libertad en enero de 2010.

Mientras cumplía su condena en la prisión de Ancona, Agca pidió repetidamente a Juan Pablo II que intercediera por él ante las autoridades judiciales italianas. Sin embargo, la fiscalía siempre respondió que hasta el momento el agresor había dado testimonio contradictorio sobre el curso del hecho y la identificación de sus protagonistas.

El Vaticano acogió con satisfacción la noticia del indulto del terrorista. Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede en ese entonces, afirmó que la decisión, "tomada durante el Gran Jubileo, da aún más satisfacción al Santo Padre".

Este pontificado no podía terminar así, dice el Dr. Gabriel Turowski de Cracovia, amigo cercano de Karol Wojtyla durante años. Tras el atentado del 13 de mayo de 1981, formó parte del equipo de consultores de la clínica Gemelli. Incluyó sus recuerdos en el libro "Asesinato", publicado en 2001 junto al fotógrafo pontificio Arturo Mari. Llamó la atención sobre una serie de hechos milagrosos que salvaron la vida del Santo Padre, mencionando sobre todo el hecho de que cuando se hicieron los disparos, el Papa se inclinó y levantó al niño.

Una de las balas disparadas contra Juan Pablo II alcanzó a una mujer que participaba en la audiencia: una estadounidense de origen polaco, nacida en Wadowice el mismo día y año que Karol Wojtyla.

"El ataque tuvo lugar hasta el minuto mismo que la aparición de Nuestra Señora en Fátima: a las 17.19 "- recordó el profesor Turowski. En su opinión, esto determinó la gran veneración que Juan Pablo II tenía por Nuestra Señora de Fátima y su mensaje.

En 2014, Alí Agca solicitó al Vaticano un encuentro con Francisco, pero fue rechazado. El 27 de diciembre de ese año, visitó la tumba de san Juan Pablo II en la basílica de San Pedro, depositando un ramo de rosas blancas.

jueves, 13 de mayo de 2021

SAN JUAN PABLO II: La Virgen de Fátima y una historia de amor que unió el cielo y la tierra


(Abel Camasca para ACI).- Era el 13 de mayo de 1981, San Juan Pablo II en el papamóvil recorría la Plaza de San Pedro saludando y bendiciendo a los fieles; de pronto el turco Alí Agca sacó un arma y disparó contra el Papa peregrino que cayó gravemente herido. Este atentado no acabó con su vida porque una “mano materna” intervino.

Mientras San Juan Pablo II se recuperaba en el hospital pidió toda la documentación sobre la Virgen de Fátima. Más adelante el Pontífice empezó a trabajar para cumplir el segundo secreto de la Virgen, en el que la Madre de Dios pedía que se consagrase Rusia a su Inmaculado Corazón.

Una imagen de Nuestra Señora de Fátima le fue llevada al Papa en Castel Gandolfo y el Santo pidió que se construyera en Polonia una pequeña iglesia en la frontera con la Unión Soviética, donde fue colocada la imagen mirando hacia Rusia.

Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para "agradecer a la Virgen su intervención para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud".

Un año más tarde, Juan Pablo II formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al Santuario de Fátima la bala que le extrajeron, la misma que está engarzada en la aureola de la corona de la imagen mariana que preside el santuario.

El 8 de diciembre de 1983 San Juan Pablo II envió una carta a los obispos del mundo, incluyendo ortodoxos, expresándoles sus intenciones de consagrar Rusia al Corazón de María y les añadió la oración especial para que ellos hicieran lo mismo en sus diócesis.

Días después, el Papa visitó en la cárcel a Alí Agca, quien le habló de Fátima: "¿Por qué no murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era devastadora y mortal. ¿Por qué entonces no murió? ¿Por qué todos hablan de Fátima?"

El 25 de marzo de 1984, Fiesta de la Anunciación, el Pontífice consagró todos los hombres y pueblos, incluida Rusia, a María Santísima y en unión espiritual con los obispos del mundo. Luego Sor Lucía, la tercera vidente, confirmó que esta consagración “ha sido hecha tal como Nuestra Señora había pedido”.

En el 2000 San Juan Pablo II viajó a Fátima y el 13 de mayo beatificó a los otros dos videntes de la Virgen, Francisco y Jacinta Marto. Luego se anunció la publicación de la “tercera parte” del secreto de Fátima que se efectuó el 26 de junio de ese año.

El entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger, hizo un comentario teológico a este secreto revelado en el que se veía a un Obispo vestido de blanco y que es muerto ante una cruz.

“¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del ‘secreto’, reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: ‘...fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte’ (13 de mayo de 1994)”, destacó el Cardenal.

“Que una ‘mano materna’ haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones”, enfatizó.

sábado, 8 de mayo de 2021

SAN JUAN PABLO II: Consagración de la República Argentina a la Virgen de Luján



Queridos amigos y hermanos: al celebrarse hoy, 8 de mayo, la Solemnidad de Nuestra Señora de Luján, Patrona de la República Argentina, quiero compartirles la oración que san Juan Pablo II pronunció en la Avenida 9 de Julio, de la ciudad de Buenos Aires (Argentina), el Domingo de Ramos 12 de abril de 1987, en la clausura de la 2º Jornada Mundial de la Juventud y ante la imagen original de Nuestra Señora de Luján.

 


Consagración de la República Argentina a la Virgen de Luján

 

1.¡Dios te salve, María, llena de gracia, Madre del Redentor!

 

Ante tu imagen de la Pura y Limpia Concepción,

Virgen de Luján, Patrona de Argentina,

me postro en este día aquí, en Buenos Aires,

con todos los hijos de esta patria querida,

cuyas miradas y cuyos corazones convergen hacia Ti;

con todos los jóvenes de Latinoamérica

que agradecen tus desvelos maternales,

prodigados sin cesar en la evangelización del continente

en su pasado, presente y futuro;

con todos los jóvenes del mundo,

congregados espiritualmente aquí,

por un compromiso de fe y de amor;

para ser testigos de Cristo tu Hijo

en el tercer milenio de la historia cristiana,

iluminados por tu ejemplo, joven Virgen de Nazaret,

que abriste las puertas de la historia al Redentor del hombre,

con tu fe en la Palabra, con tu cooperación maternal.

 

2. ¡Dichosa tú porque has creído!

 

En el día del triunfo de Jesús,

que hace su entrada en Jerusalén manso y humilde,

aclamado como Rey por los sencillos,

te aclamamos también a Ti,

que sobresales entre los humildes y pobres del Señor;

son éstos los que confían contigo en sus promesas,

y esperan de El la salvación.

Te invocamos como Virgen fiel y Madre amorosa,

Virgen del Calvario y de la Pascua,

modelo de la fe y de la caridad de la Iglesia,

unida siempre, como Tú,

en la cruz y en la gloria, a su Señor.

 

3. ¡Madre de Cristo y Madre de la Iglesia!

 

Te acogemos en nuestro corazón,

como herencia preciosa que Jesús nos confió desde la cruz.

Y en cuanto discípulos de tu Hijo,

nos confiamos sin reservas a tu solicitud

porque eres la Madre del Redentor y Madre de los redimidos.

 

Te encomiendo y te consagro, Virgen de Luján,

la patria argentina, pacificada y reconciliada,

las esperanzas y anhelos de este pueblo,

la Iglesia con sus Pastores y sus fieles,

las familias para que crezcan en santidad,

los jóvenes para que encuentren la plenitud de su vocación,

humana y cristiana,

en una sociedad que cultive sin desfallecimiento

los valores del espíritu.

Te encomiendo a todos los que sufren,

a los pobres, a los enfermos, a los marginados;

a los que la violencia separó para siempre de nuestra compañía,

pero permanecen presentes ante el Señor de la historia

y son hijos tuyos, Virgen de Luján, Madre de la Vida.

Haz que Argentina entera sea fiel al Evangelio,

y abra de par en par su corazón

a Cristo, el Redentor del hombre,

la Esperanza de la humanidad.

 

4. ¡Dios te salve, Virgen de la Esperanza!

 

Te encomiendo a todos los jóvenes del mundo,

esperanza de la Iglesia y de sus Pastores;

evangelizadores del tercer milenio,

testigos de la fe y del amor de Cristo

en nuestra sociedad y entre la juventud.

Haz que, con la ayuda de la gracia,

sean capaces de responder, como Tú,

a las promesas de Cristo,

con una entrega generosa y una colaboración fiel.

Haz que, como Tú, sepan interpretar los anhelos de la humanidad;

para que sean presencia saladora en nuestro mundo

Aquel que, por tu amor de Madre, es para siempre

el Emmanuel, el Dios con nosotros,

y por la victoria de su cruz y de su resurrección

está ya para siempre con nosotros,

hasta el final de los tiempos.

Amén.

 

El texto original de: http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/speeches/1987/april/documents/hf_jp-ii_spe_19870412_affidamento-vergine-lujan.html

 Las fotos de archivo han sido tomadas del excelente blog: “Juan Pablo II en la Argentina”: http://juanpabloiienargentina.blogspot.com.es/