miércoles, 15 de enero de 2020

VIVENCIAS PERSONALES: Historia y devoción del Santo Cristo del Carmen

Santo Cristo del Carmen de Wilde

Queridos amigos y hermanos: el fin del pasado siglo y el inicio del nuevo me encontró teniendo a mi cargo la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, situada en la calle Raquel Español 371, en Wilde, Buenos Aires, Argentina, en la Diócesis de Avellaneda-Lanús. Entre las distintas vivencias que recuerdo de esos años está la historia que escribí para un folleto explicativo que publicamos en su momento y que ahora con nostalgia y gratitud les comparto:

Devoción a la Santa Cruz

La devoción a la cruz es una de las más antiguas de la Iglesia. La cruz es medicina del alma, enferma tantas veces de distintos males, y ella nos hace “negarnos a nosotros mismos y seguirlo” (Mt. 16, 24), para que muriendo realmente al pecado, vivamos para Dios.

El Viernes Santo Jesús fue clavado en la cruz. Desde ese día decimos con toda la Iglesia: “¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la vida empieza!”. La crucifixión era la ejecución más cruel y afrentosa que conoció la antigüedad, la muerte sobrevenía después de una larga agonía.

¿Por qué tanto padecimiento?, se pregunta San Agustín, porque “todo lo que padeció es el precio de nuestro rescate”. Jesús no se contentó con sufrir un poco por nosotros: lo sufrió todo, agotó el cáliz sin reservarse nada.

Desde ese momento la cruz es “motivo de escándalo para los judíos, locura para los paganos” y para el cristiano es la oportunidad de una unión profundísima con su Redentor. Para el fiel cristiano la cruz es parte de su vida y él está inmerso totalmente en ella.

Con María la entendemos, Ella estuvo de pié junto a la Cruz y a su Hijo, Ella nos sumerge en su misterio: “Madre, haz que me enamore de su cruz y que en ella viva y more…”.

El Cristo del Carmen

Es un Cristo proveniente de Alemania, la Iglesia a la cual pertenecía –famosa en la zona por su Cristo- estaba en un terreno fiscal, fue vendida y convertida en un comercio, por el entonces gobierno comunista.

Cuando la Iglesia fue expropiada todas sus imágenes fueron destruidas y terminaron en un contenedor de basura. El sacerdote de la Iglesia pudo rescatar el famoso Cristo –muy deteriorado-, y lo entrega para su custodia a un pariente suyo, el Sr. Savinic. Su hija Olga Savinic fue la encargada de hacer la donación, ya que su padre quería que estuviese en un lugar donde se necesite y sea valorado.

Semana Santa de 2001 con el
Cristo recientemente
bendecido y entronizado
Esta mujer que viaja regularmente a la Argentina, conoció nuestra Parroquia y decidió –al no ver en altar mayor ningún Cristo- que sea la destinataria y fiel custodia del mismo.
La imagen llegó a Wilde en noviembre de 1999, y fue entregada en mis manos el Domingo 9 de julio de 2000, 3° día de la Novena Patronal, por manos de Cintia Legnazzi y de Soledad Peirano, ambas de la Comunidad Guía.

La imagen (de 1, 20 m de alto sin la cruz) es probable que sea de fines del siglo XVII o comienzos del XVIII, por lo tanto tendría cerca de 300 años de antigüedad. Fue construida mediante ensambles de madera de alguna conífera (pino).

En cuanto a la imagen en sí, presenta un pronunciado scorzo (deformación premeditada) con una ampliación notable de hombros, torso y cabeza. Esto ayuda a producir una buena lectura u observación de la pieza al ubicarse el espectador por debajo de la misma.

Luego de su restauración realizada por el artista quilmeño, Sr. Oscar José Stáffora, fue puesto en su nueva cruz realizada en madera por el Sr. Humberto Dispensa.

El Cristo restaurado fue bendecido y entronizado el 10 de diciembre de 2000, en la Fiesta del 65° Aniversario de la Parroquia.

La Oración al Cristo

La oración que presento sirva para ayudarnos a dialogar con este buen amigo: “el Santo Cristo del Carmen”. Él ha vuelto después de muchos años de abandono y oscuridad a estar junto a los suyos, ayer los hermanos de aquel pueblecito alemán, hoy nosotros, habitantes del Carmen de Wilde, en Argentina. Somos sus amigos y custodios.

Estoy seguro que “nuestro Cristo” ya es fuente de bendición misericordiosa para todos nosotros. Visitémoslo, dialoguemos con él, abrámosle nuestra alma, contémosle nuestros problemas, pongamos en sus manos nuestras ilusiones, demostrémosle con obras que creemos en el amor que nos tiene y que un día lo llevo a la Cruz.


P. José Antonio Medina
Pascua de 2001.

Vista general del Altar principal y Presbiterio de la
Parroquia en la Semana Santa de 2001.

La oración al Santo Cristo está publicada aquí 

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