Santo Cristo del Carmen de Wilde |
Queridos
amigos y hermanos: el fin del pasado siglo y el inicio del nuevo me encontró
teniendo a mi cargo la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, situada en la
calle Raquel Español 371, en Wilde, Buenos Aires, Argentina, en la Diócesis de
Avellaneda-Lanús. Entre las distintas vivencias que recuerdo de esos años está
la historia que escribí para un folleto explicativo que publicamos en su
momento y que ahora con nostalgia y gratitud les comparto:
Devoción a la Santa Cruz
La devoción a la cruz es una de las más antiguas de la Iglesia. La cruz
es medicina del alma, enferma tantas veces de distintos males, y ella nos hace “negarnos
a nosotros mismos y seguirlo” (Mt. 16, 24), para que muriendo realmente al
pecado, vivamos para Dios.
El
Viernes Santo Jesús fue clavado en la cruz. Desde ese día decimos con toda la
Iglesia: “¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la vida empieza!”.
La crucifixión era la ejecución más cruel y afrentosa que conoció la
antigüedad, la muerte sobrevenía después de una larga agonía.
¿Por
qué tanto padecimiento?, se pregunta San Agustín, porque “todo lo que
padeció es el precio de nuestro rescate”. Jesús no se contentó con
sufrir un poco por nosotros: lo sufrió todo, agotó el cáliz sin reservarse
nada.
Desde
ese momento la cruz es “motivo de escándalo para los judíos, locura para los
paganos” y para el cristiano es la oportunidad de una unión profundísima
con su Redentor. Para el fiel cristiano la cruz es parte de su vida y él está
inmerso totalmente en ella.
Con
María la entendemos, Ella estuvo de pié junto a la Cruz y a su Hijo, Ella nos
sumerge en su misterio: “Madre, haz que me enamore de su cruz y que en
ella viva y more…”.
El
Cristo del Carmen
Es un Cristo proveniente de Alemania,
la Iglesia a la cual pertenecía –famosa en la zona por su Cristo- estaba en un
terreno fiscal, fue vendida y convertida en un comercio, por el entonces
gobierno comunista.
Cuando la Iglesia fue expropiada todas
sus imágenes fueron destruidas y terminaron en un contenedor de basura. El
sacerdote de la Iglesia pudo rescatar el famoso Cristo –muy deteriorado-, y lo
entrega para su custodia a un pariente suyo, el Sr. Savinic. Su hija Olga
Savinic fue la encargada de hacer la donación, ya que su padre quería que
estuviese en un lugar donde se necesite y sea valorado.
Semana Santa de 2001 con el Cristo recientemente bendecido y entronizado |
Esta mujer que viaja regularmente a la
Argentina, conoció nuestra Parroquia y decidió –al no ver en altar mayor ningún
Cristo- que sea la destinataria y fiel custodia del mismo.
La imagen llegó a Wilde en noviembre
de 1999, y fue entregada en mis manos el Domingo 9 de julio de 2000, 3° día de
la Novena Patronal, por manos de Cintia Legnazzi y de Soledad Peirano, ambas de
la Comunidad Guía.
La imagen (de 1, 20 m de alto sin la
cruz) es probable que sea de fines del siglo XVII o comienzos del XVIII, por lo
tanto tendría cerca de 300 años de antigüedad. Fue construida mediante
ensambles de madera de alguna conífera (pino).
En cuanto a la imagen en sí, presenta
un pronunciado scorzo (deformación premeditada) con una ampliación
notable de hombros, torso y cabeza. Esto ayuda a producir una buena lectura u
observación de la pieza al ubicarse el espectador por debajo de la misma.
Luego de su restauración realizada por
el artista quilmeño, Sr. Oscar José Stáffora, fue puesto en su nueva cruz
realizada en madera por el Sr. Humberto Dispensa.
El Cristo restaurado fue bendecido y
entronizado el 10 de diciembre de 2000, en la Fiesta del 65° Aniversario de la
Parroquia.
La
Oración al Cristo
La
oración que presento sirva para ayudarnos a dialogar con este buen amigo: “el
Santo Cristo del Carmen”. Él ha vuelto después de muchos años de
abandono y oscuridad a estar junto a los suyos, ayer los hermanos de aquel
pueblecito alemán, hoy nosotros, habitantes del Carmen de Wilde, en Argentina.
Somos sus amigos y custodios.
Estoy
seguro que “nuestro Cristo” ya es fuente de bendición
misericordiosa para todos nosotros. Visitémoslo, dialoguemos con él, abrámosle
nuestra alma, contémosle nuestros problemas, pongamos en sus manos nuestras
ilusiones, demostrémosle con obras que creemos en el amor que nos tiene y que
un día lo llevo a la Cruz.
P. José Antonio Medina
Pascua de 2001.
Vista general del Altar principal y Presbiterio de la Parroquia en la Semana Santa de 2001. |
La oración al Santo Cristo está publicada aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario