viernes, 9 de diciembre de 2022

VIRGEN MARÍA: Oración del Papa Francisco a la Inmaculada Concepción

 


Madre nuestra Inmaculada,

hoy el pueblo romano se reúne en torno a ti.

Las flores puestas a tus pies

por tantas realidades de la ciudad

expresan su amor y devoción por ti,

que velas por todos nosotros.

Y también ves y acoges

esas flores invisibles que son tantas invocaciones,

tantas súplicas silenciosas, a veces sofocadas,

ocultas, pero no para ti, que eres Madre.

Después de dos años en los que vine

para presentarte mis respetos a solas al amanecer,

hoy vuelvo a ti junto con el pueblo,

el pueblo de esta Iglesia,

el pueblo de esta Ciudad.

Y te traigo las gracias y súplicas

de todos tus hijos, cercanos y lejanos

Tú, desde el Cielo donde Dios te ha recibido,

ves las cosas de la tierra mucho mejor que nosotros;

pero como Madre escuchas nuestras invocaciones

para presentárselas a tu Hijo,

a su Corazón lleno de misericordia.

En primer lugar, te traigo el amor filial

de innumerables hombres y mujeres, no sólo cristianos,

que te tienen la mayor gratitud por tu belleza,

toda gracia y humildad:

porque en medio de tantas nubes oscuras

tú eres un signo de esperanza, signo de consuelo.

Te traigo las sonrisas de los niños

que aprenden tu nombre delante de tu imagen,

en brazos de sus madres y abuelas,

y empiezan a conocer

que tienen una Madre en el Cielo.

Y cuando, en la vida, sucede que esas sonrisas

dan paso a las lágrimas,

¡qué importante es haberte conocido!,

¡haber tenido el don de tu maternidad!

Te traigo la gratitud de los mayores y los ancianos:

una gratitud acorde con sus vidas,

tejida de recuerdos, de alegrías y de dolores,

de logros que saben bien que los han conseguido con tu ayuda,

sosteniendo sus manos en la tuya.

Madre te traigo las preocupaciones de las familias,

de padres y madres que a menudo luchan

para llegar a fin de mes en casa,

y afrontan día a día

pequeños y grandes retos para salir adelante.

En particular, te confío a las parejas jóvenes,

para que mirándote a ti y a San José

afronten la vida con valentía confiando en la Providencia de Dios

Te traigo los sueños y las ansias de los jóvenes,

abiertos al futuro, pero frenados por una cultura

rica en cosas y pobre en valores,

saturada de información y deficiente en educación,

persuasiva al engañar y despiadada al decepcionar.

Te encomiendo especialmente a los jóvenes,

los más afectados por la pandemia,

para que puedan reanudar lentamente

a agitar y desplegar sus alas

y redescubrir el sabor de volar alto.

Virgen Inmaculada, hoy me habría gustado

traerte la acción de gracias del pueblo ucraniano,

del pueblo ucraniano por la paz

que llevamos tanto tiempo pidiendo al Señor.

En cambio, aún tengo que traerte la súplica de los niños,

de los ancianos de los padres y madres,

de los jóvenes de esa tierra martirizada, que sufre tanto.

Pero, en realidad, todos sabemos que estás con ellos

y con todos los que sufren,

como tú estuviste junto a la cruz de tu Hijo

¡Gracias, Madre nuestra!

Mirándote a ti, que estás libre de pecado,

que podamos seguir creyendo y esperando.

Que sobre el odio prevalezca el amor,

que sobre la mentira prevalezca la verdad,

que sobre la ofensa prevalezca el perdón,

que sobre la guerra prevalezca la paz.

¡Que así sea!

Papa Francisco

Plaza de España, Roma,

8 de diciembre de 2022.


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