Queridos amigos y hermanos del
blog: quiero compartirles un texto del lunes 5 de octubre del 2008, al día
siguiente de la apertura de la asamblea sinodal dedicada a la Palabra de Dios,
y al hilo del salmo 118, en el cual el Papa Benedicto XVI trazó una hermosísima
meditación sobre la Palabra de Dios. De ella subrayó su solidez, su
estabilidad, su fuerza creadora y regeneradora, su actualidad, su perennidad y
su capacidad transformadora. El texto original ha sido titulado en 10 partes
formando así un verdadero
Decálogo de la Palabra de Dios
1 - La Palabra de Dios es
firme
La Palabra de Dios es, en
efecto, está firme en los cielos, sobre ella –que siempre persiste- el Señor
fijó la tierra. Cielo y tierra pasarán, pero la Palabra de Dios no pasará. Si
la misma palabra humana, a pesar de su fragilidad y caducidad, da forma a los
pensamientos y a los sentimientos y crea la historia y la realidad, ¿cuánto más
la Palabra de Dios, fundamento de todo, verdadera realidad? Los hombres nos
esforzamos en fundamentar y construir nuestra vida y nuestra realidad sobre
bases endebles y caducas, sobre cosas visibles y tangibles, sobre el éxito,
sobre la carrera, sobre el dinero. Y en ellas ponemos nuestro corazón y la
clave de la felicidad.
2 - La Palabra de Dios es la
verdadera realidad
“Aparentemente –señala
certeramente el Papa- estas son las verdaderas realidades. Pero todo esto un
día pasará. Lo vemos ahora en la caída de los grandes bancos: este dinero
desaparece, no es nada. Y así todas estas cosas que parecen la realidad
verdadera con la que contar, y que son realidades de segundo orden”. “Quien
construye la vida sobre estas realidades –subrayaba proféticamente el Papa-,
sobre la materia, sobre el éxito, sobre todo lo que parece ser, construye sobre
arena. Solo la Palabra de Dios es el fundamento de toda la realidad, es estable
como el cielo y más que el cielo, es la realidad”.
3 - La Palabra de Dios es la
verdadera riqueza, el éxito verdadero
No es la crisis económica la
mayor de las plagas y desdichas ni es el dinero ni el éxito quien aporta la
felicidad y la sabiduría verdadera. Solo la Palabra es la fuente del amor y de
la vida. Solo la Palabra transforma el corazón del hombre y la vida de la
entera humanidad
4 - La Palabra de Dios es
creadora y regeneradora
La Palabra de Dios además es
la fuente de la vida y del amor, está dotada vitalidad, de fuerza creadora y regeneradora.
Todas las cosas, toda la realidad, vienen de la Palabra, son un producto de la
Palabra. Todo es creado por la Palabra y todo está llamado a servir a la
Palabra.
5 - La Palabra de Dios es el
lugar del encuentro entre Dios y el hombre
“Esto quiere decir que toda la
creación está pensada para crear el lugar del encuentro entre Dios y su
criatura, un lugar donde el amor de la criatura responda al amor al amor
divino, un lugar donde se desarrolle la historia de amor entre Dios y su
criatura”. “La historia de la salvación no es un pequeño acontecimiento, en un
pobre planeta, en la inmensidad del universo. No es una cosa mínima, que sucede
por casualidad en un planeta perdido. Es el móvil de todo, el motivo de la
creación: el encuentro de amor entre Dios y el hombre”.
6 - La Palabra de Dios es el
hallazgo definitivo
Por todo ello, la actitud de
la criatura, la actitud del hombre es buscar la Palabra de Dios, que no es
solamente un fenómeno literario, no es solo la lectura de un texto. Es el
movimiento de mi existencia. Es moverse hacia la Palabra de Dios en las
palabras humanas. Solo conformándonos al misterio de Dios, al Señor que es la
Palabra, podemos entrar dentro de la Palabra de Dios. Debemos ser, pues,
pacientes, perseverantes, humildes y apasionados buscadores y lectores con el
corazón de la Palabra de Dios.
7 - La Palabra de Dios es
perenne, es universal
No conoce confines. Entrando
en la Palabra de Dios, entramos realmente en el universo divino, en el universo
de la Verdad, de la Belleza, de la Vida, del Amor. Entrando en la comunión con
la Palabra de Dios, entramos en la comunión de la Iglesia que vive de la
Palabra de Dios y nos hace salir de nuestros límites de lengua, de raza, de
cultura, de miras.
8 - La Palabra de Dios es el
anuncio de Evangelio
“Por eso también la
Evangelización –subraya el Papa-, el anuncio del Evangelio, la misión, no son
una especie de colonialismo eclesial, con que queremos meter a otros en nuestro
grupo. Es salir de los límites de las culturas individuales a la universalidad
que nos comunica a todos, que nos une a todos y nos hace a todos hermanos”.
9 - La Palabra de Dios es la
escalera para llegar al amor de Jesucristo
La Palabra de Dios es como una
escalera por la que podemos subir y bajar, con Cristo, a la profundidad de su
amor. La Palabra tiene un rostro, es persona, es Jesucristo. Y antes de que
nosotros podamos decir “Yo soy tuyo, Señor”, El ya nos ha dicho “Yo soy tuyo”.
Y vivir esta doble realidad es estar en el corazón de la Palabra. Es estar
salvados.
10 - La Palabra de Dios es la
Palabra de la Vida para siempre y para todos
“Tu Palabra, Señor, me da
vida. Confío en Ti, Señor. Tu Palabra es eterna. En ella esperaré”.
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