Queridos amigos y hermanos:
ante más de 70 mil fieles, en la Plaza de San Pedro, el Obispo de Roma, el 1 de
mayo de 2013, pidió una opción decidida contra la trata de personas y el
trabajo que esclaviza. Y haciendo hincapié en la dignidad humana de los
trabajadores e invitando a la solidaridad, se dirigió también en particular a
los responsables de la cosa pública. En su catequesis central en italiano,
Francisco se detuvo sobre san José obrero y la Virgen María «dos figuras tan
importantes en la vida de Jesús, de la Iglesia y en nuestra vida». Más adelante
en su catequesis, Francisco destacó que en el silencio del quehacer cotidiano,
san José, junto con María, tienen un sólo centro común de atención: Jesús.
Ellos acompañan y custodian con empeño y ternura, el crecimiento del Hijo de
Dios hecho hombre por nosotros, reflexionando sobre todo lo que sucedía
Texto completo de la
catequesis central del Papa en italiano, traducido al español:
Queridos hermanos y hermanas,
buenos días
Hoy primero de mayo,
celebramos a san José obrero y comenzamos el mes dedicado tradicionalmente a la
Virgen. En este encuentro, quisiera detenerme entonces sobre estas dos figuras
tan importantes en la vida de Jesús, de la Iglesia y en nuestra vida, con dos
breves pensamientos: el primero sobre el trabajo y el segundo sobre la
contemplación de Jesús.
1. En el Evangelio de san
Mateo, en uno de los momentos en que Jesús vuelve a su país, a Nazaret, y habla
en la sinagoga, se subraya el asombro de sus paisanos por su sabiduría y la
pregunta que se plantean: ¿No es este el hijo del carpintero? (13,55). Jesús
entra en nuestra historia, viene en medio de nosotros, naciendo de María por
obra de Dios, pero con la presencia de san José, el padre legal que lo custodia
y le enseña también su trabajo. Jesús nace y vive en una familia, en la Santa
Familia, aprendiendo de san José el oficio de carpintero, en el taller de
Nazaret, compartiendo con él el empeño, la fatiga, la satisfacción y también
las dificultades de cada día.
Ello nos recuerda la dignidad
y la importancia del trabajo. El Libro del génesis narra que Dios creó el
hombre y la mujer confiándoles la tarea de llenar la tierra y de dominarla, que
no significa explotarla, sino cultivarla y custodiarla, cuidarla con la propia
obra (cfr. Gen 1,28 – 2,15). El trabajo forma parte del plan de amor de Dios
¡nosotros estamos llamados a cultivar y custodiar todos los bienes de la
creación y de este modo participamos en la obra de creación! El trabajo es un
elemento fundamental para la dignidad de una persona. El trabajo – para usar
una imagen, nos ‘unge’ de dignidad, nos llena de dignidad; nos hace semejantes
a Dios, que ha trabajado y trabaja, actúa siempre (cfr. Jn 5,17); da la
capacidad de mantenerse a sí mismos, a la propia familia, de contribuir al
crecimiento de la propia nación.
Y aquí pienso en las
dificultades que, en varios países, encuentra hoy el mundo del trabajo y de la
empresa; pienso en cuantos, y no sólo jóvenes, están desempleados, muchas veces
debido a una concepción economicista de la sociedad, que busca el provecho
egoísta, más allá de los parámetros de la justicia social.
Deseo dirigir a todos la
invitación a la solidaridad y a los responsables de la cosa pública la
exhortación a que realicen todo esfuerzo para dar nuevo impulso a la ocupación;
ello significa preocuparse por la dignidad de la persona; pero sobre todo
quisiera decir que no hay que perder la esperanza; también san José también
tuvo momentos difíciles, pero nunca perdió la confianza y supo superarlos, en
la certeza de que Dios no nos abandona
Y luego quisiera dirigirme en
particular a ustedes chicos y chicas, y jóvenes: empéñense en su deber
cotidiano, en el estudio, en el trabajo, en las relaciones de amistad, en la
ayuda a los demás; el porvenir de ustedes depende también de cómo saben vivir
estos años preciosos de la vida. No tengan miedo del compromiso, del sacrificio
y no miren con miedo al futuro, mantenga viva la esperanza: siempre una luz en
el horizonte.
Añado una palabra sobre otra
situación de trabajo que me preocupa: me refiero a lo que podríamos definir
como el ‘trabajo esclavo’, el trabajo que esclaviza. Cuántas personas, en todo
el mundo, son víctimas de este tipo de esclavitud, en la que es la persona la
que sirve al trabajo, mientras debe ser el trabajo el que brinde un servicio a
las personas para que tengan dignidad. Pido a los hermanos y hermanas en la fe
y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad una opción decidida contra la
trata de personas, dentro de la cual figura el ‘trabajo esclavo’.
2. Aludo al segundo
pensamiento: en el silencio del quehacer cotidiano, san José, junto con María,
tienen un sólo centro común de atención: Jesús. Ellos acompañan y custodian con
empeño y ternura, el crecimiento del Hijo de Dios hecho hombre por nosotros,
reflexionando sobre todo lo que sucedía. En los Evangelios, san Lucas subraya
dos veces la actitud de María, que es también la de san José: ‘conservaba estas
cosas y las meditaba en su corazón’ (2,19.51)
Para escuchar al Señor, es
necesario aprender a contemplarlo, a percibir su presencia constante en nuestra
vida; es necesario detenerse a dialogar con Él, darle espacio con la oración.
Cada uno de nosotros, también ustedes chicos, chicas y jóvenes, tan numerosos
esta mañana, deberían preguntarse: ¿qué espacio doy al Señor? Me detengo a
dialogar con Él? Desde cuando éramos pequeños, nuestros padres nos han acostumbrado
a iniciar y a concluir el día con una oración, para educarnos a sentir que la
amistad y el amor de Dios nos acompañan. ¡Acordémonos más del Señor en nuestras
jornadas!
En este mes de mayo, quisiera
recordar la importancia y la belleza de la oración del santo Rosario. Rezando
el Ave María, somos conducidos a contemplar los misterios de Jesús, es decir a
reflexionar sobre los momentos centrales de su vida, para que, como para María
y para san José, Él sea el centro de nuestros pensamientos, de nuestras
atenciones y de nuestras acciones. ¡Sería hermoso si, sobre todo en este mes de
mayo, se rezase juntos en familia, con los amigos, en Parroquia, el santo
Rosario o alguna oración a Jesús y a la Virgen María! La oración en conjunto es
un momento precioso para hacer aún más sólida la vida familiar, la amistad!
¡Aprendamos a rezar cada vez más en familia y como familia!
Queridos hermanos y hermanas,
pidamos a san José y a la Virgen María que nos enseñen a ser fieles a nuestros
compromisos cotidianos, a vivir nuestra fe en las acciones de cada día y a dar
más espacio al Señor en nuestra vida, a detenernos para contemplar su rostro.
Papa Francisco
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