domingo, 27 de octubre de 2024

INTIMIDAD DIVINA - Ciclo B - 30º Domingo del Tiempo Ordinario: “Tu fe te ha salvado”

 

«El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida» (Jn 8, 12).

Liturgia de luz, de alegría y de fe es la celebrada hoy por la Iglesia. Luz y alegría por la vuelta del pueblo elegido del destierro (1ª lectura: Jr 31, 7-9). Dios se ha acordado del «resto de Israel» que le ha permanecido fiel y él mismo se ha hecho su guía para la repatriación. Vuelven todos, hasta los lisiados y dolientes, hasta los «ciegos y cojos» (ib 8), porque cuando es Dios el que guía, los ciegos quedan iluminados y los cojos caminan sin dificultad. Es una bella figura de la conversión interior de las tinieblas y extravíos del pecado. Superada la ceguera espiritual y el continuo cojear entre el bien y el mal, el hombre, iluminado por la luz divina, puede proceder por el camino recto que lo conduce a Dios. Su retorno es gozoso, como el de Israel. «Los guiaré entre consuelos, los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en el que no tropezarán. Seré un padre para Israel» (ib 9). Así dice el Señor a su pueblo, y así a todo hombre que se convierte en él. Si los primeros pasos del retorno pueden ser penosos y difíciles, Dios, como padre amoroso, sale al encuentro de su criatura, la reconforta con el agua viva de la gracia, la sostiene en la lucha y le facilita el camino.

El Evangelio de hoy (Mc 10, 46-52) reasume ese tema bajo el doble aspecto de la curación y de la conversión a Cristo de un ciego. Jesús sale de Jericó, cuando Bartimeo, que mendiga sentado a la vera del camino, le grita: «Hijo de David, ten compasión de mí» (ib 47). Quieren hacerle callar, pero él grita más, porque, ciego en el cuerpo pero vidente en el espíritu, reconoce en Jesús al Mesías, al «Hijo de David». La fe no le deja callar; está seguro de que encontrará en Jesús la salvación. Y es tal su tensión hacia él, que apenas el Maestro lo llama, arroja el manto, salta en pie y se le pone delante. El Señor le pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti?», y él responde: «Maestro, que pueda ver» (ib 51).

Diálogo conciso pero esencial, revelador por una parte de la omnipotencia de Jesús y por otra de la fe del ciego. El encuentro de estas dos fuerzas produce el milagro: «Y al momento recobró la vista» (ib 52). Los ojos apagados del ciego se iluminan y ven a Jesús; verlo y seguirlo es todo uno. A la luz exterior le corresponde otra interior, y Bartimeo resuelve seguir al Señor. Como él, todo cristiano es un «iluminado» por Cristo; la fe le ha abierto los ojos; le ha dado a conocer a Dios y al Hijo de Dios hecho hombre. Pero esta fe ¿es en él lo bastante viva como para comprometerlo seriamente en el servicio de Dios y en el seguimiento de Cristo?

La segunda lectura (Hb 5, 1-6) trata otro argumento: el sacerdocio y en particular el sacerdocio de Cristo. Cristo es sumo y eterno Sacerdote por voluntad del Padre que le ha conferido esta dignidad haciéndolo mediador entre él y los hombres. No es posible llegar a Dios sin pasar por ese puente que une la tierra con el cielo, ese camino real que es Jesús el Señor. No es posible vivir en la fe sin dependencia de él que es «iniciador y consumador de la fe» (Hb 12, 2). Fuente y alimento de la fe es la palabra de Jesús; ella ilumina al mundo y le da «la luz de la vida» (Jn 8, 12); es la Eucaristía en la que se ofrece en manjar tonificante e iluminador su Carne inmolada por la salvación de los hombres. Toda celebración eucarística es un misterio de fe por el cual el creyente se encuentra con Jesús Sacerdote y víctima, que lo alimenta y lo conduce al Padre.

 

Oh Dios, si ofreces esta luz corpórea a los ojos del cuerpo, ¿no podrás también ofrecer a los corazones limpios aquella luz que permanece siempre en toda su fuerza e integridad, aquella luz indeficiente?...

«En ti está la fuente de la vida y en tu luz veremos la luz»... La fuente aquella es la misma luz; es fuente para el que tiene sed y es luz para el que está ciego. Ábranse los ojos para que vean la luz: ábranse las fauces del corazón para que beban en la fuente. Lo que bebo es lo mismo que lo que veo, es lo mismo que lo que entiendo. Dios mío, eres todo para mí; eres todas las cosas que amo... Eres todo para mí: si tengo hambre, eres mi pan; si tengo sed, eres mi agua; si estoy en oscuridad, eres mi luz, que permanece siempre incorruptible, y si estoy desnudo, serás mi vestido de inmortalidad, cuando todo lo que es corruptible se vista de incorruptibilidad y lo que es mortal se vista de inmortalidad. (San Agustín, In lo 13, 5).

Señor Jesús, pon tus manos en mis ojos, para que comience a ver no las cosas que se ven, sino las que no se ven. Ábreme los ojos, para que no se fijen tanto en el presente cuanto en el futuro; haz limpia la mirada del corazón que contempla a Dios en espíritu. (Orígenes, Plegarias de los primeros cristianos, 55).

 

Tomado del libro INTIMIDAD DIVINA,

del P. Gabriel de Santa María Magdalena, OCD.

 

viernes, 25 de octubre de 2024

CINE FE Y VALORES: Libera Nos. El combate de los exorcistas


Este viernes 25 de octubre se estrena en cines de España "Libera Nos: El Combate de los Exorcistas", la primera película de la historia sobre exorcismos realizada bajo el amparo de la Iglesia Católica.

La cinta fue producida en Italia por un joven director converso, Giovanni Ziberna y Valeria Baldan. Allí tuvo una gran acogida con más de 200 eventos organizados. La película está dirigida a todo el mundo, creyentes y no creyentes, pues aborda temas muy actuales desde la experiencia en primera persona de los exorcistas. También ayudará a los católicos desorientados por el actual neopaganismo, que buscan en Cristo su esperanza.

El largometraje, con formato de docudrama, incluye entrevistas a exorcistas, peritos psiquiatras y psicólogos. Frente a la expansión de la realidad esotérica y ocultista actual, la película ofrece información real y objetiva, sin fantasías ni escenas de miedo, sobre las tácticas del diablo y el modo de hacerles frente. Es, sin duda, una vibrante síntesis de las experiencias de casos reales de liberación de la posesión diabólica, vividas por los casi 900 miembros de la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE).

La mayor parte de quienes intervienen en el documental son exorcistas en ejercicio, pero no podían faltar unas vibrantes secuencias del más famoso exorcista del mundo, el padre Gabriele Amorth, cuya popularidad sigue viva a través de sus libros y vídeos.

El 31 de octubre el filme llega a las salas de Caribbean Cinemas en Puerto Rico y más adelante está previsto su estreno en numerosos países de Hispanoamérica, como México, Colombia, Perú, Ecuador, Centroamérica, y Estados Unidos.



Sinopsis

¿Quién es el diablo y cómo actúa? ¿Cuáles son sus armas? ¿Cuándo hay una verdadera posesión diabólica? ¿En qué consiste un exorcismo? ¿Quién es el exorcista? Este docudrama pretende dar respuesta a estas y otras preguntas, ahondando en los distintos aspectos de la posesión diabólica y del exorcismo, y mostrando tanto su desarrollo como su significado. La película, que incluye también algunas intervenciones del padre Gabriele Amorth, cuenta con el patrocinio de Asociación Internacional de Exorcistas, y se distingue como la única producción que cuenta con la aprobación oficial de esta importante asociación reconocida por el Vaticano.


Sobre la película

El largometraje, producido y dirigido por Giovanni Ziberna y Valeria Baldan, intenta responder a preguntas como "¿Quién es el diablo?", "¿Cómo actúa?", "¿Cuáles son las armas que tenemos disponibles para defendernos?", "¿Cuál es el papel del exorcista?" a la luz de la fe cristiana y la enseñanza constante de la Iglesia Católica. La obra se aleja de una cinematografía más interesada en el aspecto horroroso y sensacionalista: los autores, de hecho, quieren informar y contar con el ministro de Dios en su ejercicio luminoso el mandato de Jesús dado a sus apóstoles y a sus sucesores de "expulsar demonios en su nombre". En la película hay entrevistas con los exorcistas más importantes. Además del padre Gabriele Amorth, también habla en la película el padre Francesco Bamonte, actual presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas. A sus testimonios (a los que se suman los del P. Matteo de Meo, el P. Benigno Palilla y el P. Paolo Carlin) se añaden también los de estimados teólogos (P. Renzo Lavatori, P. Francesco Guerra, P. Fabio Rosini), así como médicos con profunda experiencia en el campo, como el Dr. Valter Cascioli. Estos nombres, junto con el asesoramiento del proyecto por parte de la Asociación Internacional de Exorcistas son una garantía de seriedad, belleza e importancia del proyecto.



El Director nos cuenta

Inmediatamente después de mi conversión, un exorcista me llamó para que le ayudara a actuar como auxiliar. Yo había 'devorado' los libros del padre Amorth, así que estaba preparado, sabía lo que tenía que hacer. La idea de la película nació de esa primera experiencia. Hay una gran luz que envuelve este ritual. Exactamente lo contrario de lo que se cuenta en muchas películas, en las que reina un clima de terror, una impotencia del sacerdote y una fuerza extrema del demonio, casi igual a la de Dios. En el exorcismo, por el contrario, no se puede dejar de tocar con las propias manos el gran poder de Dios, de un Dios que libera y sana. Lo que vi encendió en mí el deseo de contar el exorcismo como lo que es a la luz de la verdad evangélica y del magisterio de la Iglesia, es decir, nada menos que el triunfo del bien contra el compañero. La experiencia del exorcismo es la del sufrimiento del pobre poseído, por lo tanto de la necesidad de la obra de caridad que es su liberación. Durante el exorcismo el que realmente tiene miedo es el diablo, que grita y maldice porque es perseguido, derrotado.


Ficha Técnica

Título: Libera Nos: El Combate de los Exorcistas

Título original: Libera Nos: Il Trionfo sul male

Duración: 105 minutos

Género: Documental

Dirección y guion: Giovanni Ziberna y Valeria Baldan

Música original: Davide Caprelli

Dirección de fotografía: Giovanni Ziberna

Reparto: Guido Laurjni, Michela Cembran, Federico Pieri, Carla Bellaveglia

Intervienen: P. Gabriele Amorth, P. Francesco Bamonte, Fray Benigno Palilla, P. Matteo De Meo, P. Paolo Carlin, P. Francesco Guerra, P. Renzo Lavatori, P. Paolo Morocutti, P. Fabio Rosini, Dr. Valter Cascioli

Productora: Sine Sole Cinema

Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años

 

Consulta los cines y reserva tus entradas:



miércoles, 23 de octubre de 2024

JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: Te presento a Jesucristo

 

Tema del episodio Nº 01 del ciclo:

Te presento a Jesucristo

“Jesucristo, Tú sí que vales”, es un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, España.

Se emitió originalmente en el curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y posteriormente por Radio María España.

La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.


domingo, 20 de octubre de 2024

INTIMIDAD DIVINA - Ciclo B - 29º Domingo del Tiempo Ordinario: “El que quiera llegar a ser grande, será vuestro servidor”

 

«Nosotros aguardamos al Señor; él es nuestro auxilio y nuestro escudo» (SaImo 32, 20).

La Liturgia eucarística es siempre sacrificial, porque es memorial y celebración del Sacrificio de la cruz. Pero este su carácter queda hoy evidenciado especialmente por la Liturgia de la Palabra, centrada enteramente en el misterio de la pasión y muerte de Jesús. La primera lectura (Is 53, 10- 11) un anuncio de ella en breves versículos que revelan el plan divino acerca del «Siervo de Yahvé», figura de Cristo. «El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento» (ib 10); tal fue la voluntad de Dios, que quiso entregar a su Unigénito por la salvación del mundo; y tal será la voluntad de Cristo «cuando entregue su vida como expiación» (ib). Ese sacrificio voluntario «justificará a muchos» (ib 11), o sea salvará la multitud de los hombres, salvará a todos los que acepten ser salvados. El precio será su muerte, con la cual expiará «los crímenes de ellos» (ib). En verdad no es una fruslería el pecado, como tampoco el amor de Dios a los hombres una chanza ni una figura literaria, si para redimirlos ha querido Dios que su Hijo muriese en cruz. Muerte que terminó, es cierto, en la gloria de la resurrección, pero sólo pasando por los rigores y las angustias más crueles.

El Evangelio del día (Mc 10, 35-45) deja oír la petición de los hijos de Zebedeo en contraste estridente con el discurso sobre la Pasión, que por tercera vez anuncia Jesús: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda» (ib 37). El hombre intenta siempre evadirse del sufrimiento y asegurarse en cambio, el honor. Pero Jesús lo desengaña; el que quiera tener parte en su gloria deberá beber con él el amargo cáliz del sufrimiento: «¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?» (ib 38). Aunque los dos apóstoles no hayan comprendido aún el misterio de la cruz, responden afirmativamente: «Lo somos» (ib), y su respuesta es una profecía. Un día, en efecto, cuando hayan comprendido ya las profundas exigencias del seguimiento de Cristo, sabrán sufrir y morir por él; mas para hacerlo, habrán debido renunciar a toda pretensión de primacía.

En la Iglesia de Cristo no hay lugar para las mezquinas competiciones del orgullo, para los manejos de la ambición, para el afán de triunfo, gloria o preeminencia sobre los otros. El que se deja dominar de tales deseos desordenados, se porta no como cristiano sino como pagano: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los gentiles, los gobiernan como señores absolutos -dice Jesús-. Vosotros nada de eso: el que quiera ser grande sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero sea esclavo de todos» (ib 42-43). Si puede haber una competición entre cristianos será por adueñarse del puesto de mayor servicio, pero sin ostentación, procurando no sobresalir sino desaparecer. Jesús da el ejemplo: él «no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos» (ib 45). Así, pues, a servir llevando la cruz por sí y por los otros, sufriendo para expiar las culpas propias y las ajenas, ofreciéndose junto con Jesús «en rescate por todos».

Para animar a los creyentes a llevar la cruz, san Pablo (2.a lectura: Hb 4, 14- 16) les recuerda que tienen en Jesús «un Sumo Sacerdote grande», el cual, habiéndose hecho en todo semejante a los hombres, conoce sus debilidades, pues las experimentó «en todo exactamente... menos en el pecado». El, que ora está sentado a la diestra del Padre para interceder por ellos, fue pasible como ellos, agonizó y temió como ellos frente al sufrimiento y a la muerte, y así puede compadecerse de ellos y socorrerlos. «Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente» (ib 16).

 

¡Oh Señor mío! Cuando pienso por qué de maneras padecisteis y cómo por ninguna lo merecíais, no sé qué me diga de mí, ni dónde tuve el seso cuando no deseaba padecer, ni adónde estoy cuando me disculpo. Ya sabéis Vos, Bien mío, que si tengo algún bien, que no es dado por otras manos sino por las vuestras. Pues ¿qué os va, Señor, más en dar mucho que poco? Si es por no lo merecer yo, tampoco merecía las mercedes que me habéis hecho. ¿Es posible que he yo de querer que sienta nadie bien de cosa tan mala, habiendo dicho tantos males de Vos, que sois bien sobre todos los bienes? No se sufre, no se sufre, Dios mío -ni querría yo lo sufrieseis Vos-, que haya en vuestra sierva cosa que no contente a vuestros ojos. Pues mirad, Señor, que los míos están ciegos y se contentan de muy poco. Dadme Vos luz y haced que con verdad desee que todos me aborrezcan, pues tantas veces os he dejado a Vos, amándome con tanta fidelidad.

Es el caso que, como somos inclinadas a subir -aunque no subiremos por aquí al cielo-, no ha de haber bajar. ¡Oh Señor, Señor! ¿Sois Vos nuestro dechado y Maestro? Sí, por cierto. ¿Pues en qué estuvo vuestra honra, Honrador nuestro? No la perdisteis, por cierto, en ser humillado hasta la muerte; no, Señor, sino que la ganasteis para todos. (Santa Teresa de Jesús, Camino, 15, 5; 36, 5).

 

Tomado del libro INTIMIDAD DIVINA,

del P. Gabriel de Santa María Magdalena, OCD.

 

viernes, 18 de octubre de 2024

SANTO CURA BROCHERO: Reseña de su historia y cronología de su vida

 

San José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de Marzo de 1840 en las cercanías de Villa Santa Rosa (Provincia de Córdoba, Argentina). A los 16 años entró al Seminario Mayor de Córdoba “Nuestra Señora de Loreto” en donde recibió su formación sacerdotal y en la Universidad de Córdoba cursó sus estudios filosóficos y teológicos. Fue ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866.

Llegó a Traslasierra en 1869. Desplegó su intenso ministerio pastoral. Un rasgo típico de su vida sacerdotal fue la presentación del Evangelio mediante un lenguaje vívido y cercano a la comprensión de la gente sencilla. Su preocupación fue iluminar la vida de sus fieles a partir de la Palabra de Dios no de forma general y abstracta sino aplicada a las circunstancias concretas de la vida. Su principal instrumento de evangelización fueron los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Construyó, junto a los fieles, una casa de ejercicios, acueductos, caminos, escuela y capillas.

Murió enfermo de lepra y ciego en Villa del Tránsito el 26 de enero de 1914, a los 74 años de edad, hoy nuestro pueblo lleva su nombre. Fue canonizado el 16 de octubre de 2016 por el Papa Francisco.


Cronología de la vida de San José Gabriel del Rosario Brochero

16.03.1840 – Nace en Carreta Quemada o Santa Rosa de Río Primero.

17.03.1840 – Bautizado en la iglesia parroquial de Santa Rosa.

05.03.1856 – Ingresa en el Colegio Seminario «Nuestra Señora de Loreto (Córdoba).

04.11.1866 – Ordenado presbítero por el Obispo Ramírez de Orellano.

01.07.1867 – Designado Capellán de Coro en la Catedral de Córdoba.

15.03.1869 – Designado prefecto de Estudios del Seminario Mayor.

12.11.1869 – Obtiene grado de Maestro de Filosofía (Universidad de Córdoba).

05.12.1869 – Toma posesión del Curato de San Alberto.

16.08.1875 – Inicia la construcción de la Casa de Ejercicios.

08.1877 – Inaugura la Casa de Ejercicios en Villa del Tránsito.

30.01.1880 – Llegada de las Hermanas Esclavas desde Córdoba.

01.03.1880 – Inaugura el Colegio de Niñas en Villa del Tránsito.

04.08.1885 – Designado Cura del Tránsito.

1887-1896  Construcción de caminos y otras obras.

26.04.1898 – Acepta la canonjía efectiva en la Catedral de Córdoba.

30.05.1898 – Entrega el Curato del Tránsito.

1898-1902 – Ejercicios, misiones y otras obras en distintos lugares.

03.10.1902 – Asume nuevamente el Curato del Tránsito.

20.07.1905 – Obtiene sanción ley construcción ramal Soto- Dolores.

22.08.1907 – Renuncia al Curato del Tránsito.

05.02.1908 – Entrega el Curato del Tránsito y se radica en Santa Rosa.

21.10.1912 – Regresa a vivir a Villa del Tránsito.

23.01.1914 – Recibe los últimos sacramentos de manos del cura de Bell Ville.

26.01.1914 – Muere leproso y ciego en Villa del Tránsito.

17.03.1967 – La Santa Sede autoriza que el proceso ordinario informativo se instruya en la Arquidiócesis de Córdoba, Argentina. Este pedido fue hecho por Mons. Enrique Pechuán Marín, 1er obispo de Cruz del Eje.

14.09.2013 – Beatificación en la Villa Cura Brochero, Córdoba, Argentina.

16.10.2016 – Canonización en Roma por el Papa Francisco.

 

jueves, 17 de octubre de 2024

APOLOGÉTICA HOY (audios): El Transformismo (explicación y refutación)

Programa radiofónico: "APOLOGÉTICA HOY, Colaboradores de la Verdad".

Director: Padre José Antonio Medina.

Tema del episodio Nº 22:

Tema: El Transformismo (explicación y refutación)   

Contenido:

          - Refutación del ateísmo (Apologética Fundamental):

 

1- Exposición del Transformismo.

2- Diferencias entre Lamarck y Darwin.

3- Postulados de la Teoría de Lamarck.

4- Refutación del Transformismo.


- Magisterio de la Iglesia: 


“El guardián de Israel (Salmo 120)”, como parte del tema: Salmos y cánticos de las vísperas, Benedicto XVI, Catequesis N°2, del 4 de mayo de 2005 (audio de la síntesis en español).


Fecha de emisión original en Radio María España el miércoles 16 de octubre de 2024.


domingo, 13 de octubre de 2024

INTIMIDAD DIVINA - Ciclo B - 28º Domingo del Tiempo Ordinario: “Jesús, fijando en él su mirada, le amó”

 

«Enséñame, Señor, a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato» (SaImo 89, 12).

Los textos escriturísticos de hoy giran en torno al valor de la sabiduría en oposición a la riqueza como inmensamente preferible a ella. La primera lectura (Sb 7, 7-11) reproduce el elogio de la sabiduría puesto en boca de Salomón, que la pide a Dios sobre todo otro bien. «Supliqué y se me concedió un espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza. No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro a su lado es un poco de arena» (ib 7-9). La riqueza es un valor puramente terreno y, por tanto, caduco; la sabiduría, en cambio, posee un «resplandor que no tiene ocaso» (ib 10), que permanece eternamente. Es claro que no se trata de la sabiduría humana, sino de la que procede de Dios, irradiación de su sabiduría infinita.

La sabiduría divina se comunica a los hombres por medio de la palabra de Dios que es su vehículo seguro y cuyas prerrogativas presenta la segunda lectura (Hb 4, 12-13). «La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu... Juzga los deseos e intenciones del corazón» (ib 12). El que quiere dejarse guiar por la sabiduría divina, debe meditar la palabra de Dios, debe aceptar que ésta escudriñe su corazón para iluminarlo y purificarlo, para juzgarlo y espolearlo y hacerle desprenderse de todo lo que no está conforme con ella. Es imposible permanecer indiferentes ante la palabra de Dios; ella fuerza al hombre a declararse en pro o en contra y, por ende, a revelarse tal cual es en su interior.

El Evangelio (Mc 10, 17-30) da un paso adelante y presenta la encarnación de la sabiduría, primero en Jesús, Sabiduría del Padre, y luego en sus enseñanzas. Un joven que asegura haber guardado los mandamientos y, por lo tanto, haber vivido sabiamente según la palabra de Dios «desde pequeño» (ib 20), se presenta al Maestro deseoso de hacer más aún. «Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo-, y luego sígueme» (ib 21). Jesús le propone la sabiduría suprema: renunciar a todos los bienes terrenos para seguirle a él, Sabiduría infinita. No es una obligación, sino una invitación concreta a «estimar en nada la riqueza» en comparación con los bienes eternos y del seguimiento de Cristo. La palabra del Señor penetra en el corazón del joven y lo aboca a una crisis; mas, por desgracia el joven no se pronuncia afirmativamente: «frunció el ceño y se marchó triste, porque era muy rico» (ib). También Jesús parece entristecerse y comenta: ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!» (ib 23).

Aquí como en otros pasajes del Evangelio, aparece la riqueza como un obstáculo casi insuperable para la salvación. No porque sea en sí misma mala, sino porque el hombre es demasiado proclive a atarse a ella hasta el punto de preferirla a Dios. «Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios» (ib 2, 5). Los discípulos se quedan extrañados; la frase del Maestro parece exagerada; sin embargo, él no la retira. Procura, con todo, infundir confianza. Si para todo hombre, no sólo para los ricos, es difícil salvarse, «Dios lo puede todo» (ib 27). Dios no niega esa gracia a quien la pide con humilde confianza y recurre al auxilio divino para vencer los obstáculos que se le atraviesan. Dichosos los Apóstoles, pues, teniendo poco, no han vacilado en dejarlo todo: casa, redes o tierras, padre y madre, hermanos y hermanas, por Cristo y por el Evangelio.

 

Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza. No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro a su lado es un poco de arena y junto a ella la plata vale lo que el barro. La preferí a la salud y a la belleza, me propuse tenerla por luz, porque su resplandor no tiene ocaso. Todos los bienes juntos me vinieron con ella, había en sus manos riquezas incontables...

Porque es para los hombres un tesoro inagotable y los que le adquieren se granjean la amistad de Dios. (Sabiduría, 7, 7-11. 14).

¡Oh hermanas mías, que no es nada lo que dejamos, ni es nada cuanto hacemos ni cuanto pudiéremos hacer por un Dios que así se quiere comunicar con un gusano! Y si tenemos esperanza de aun en esta vida gozar de este bien, ¿qué hacemos?, ¿en qué nos detenemos? ¿qué es bastante para que un momento dejemos de buscar a este Señor, como lo hacía la Esposa por barrios y plazas? ¡Oh, que es burlería todo lo del mundo, si no nos llega y ayuda a esto, aunque duraran siempre sus deleites y riquezas y gozos, cuantos se pudieren imaginar, que es todo asco y basura comparado a estos tesoros que se han de gozar sin fin! Ni aun éstos no son nada en comparación de tener por nuestro al Señor de los tesoros del cielo y de la tierra.

¡Oh ceguedad humana! ¿Hasta cuándo, hasta cuándo se quitará esta tierra de nuestros ojos? Por amor de Dios, hermanas, que nos aprovechemos de estas faltas para conocer nuestra miseria y ellas nos den mayor vista, como la dio el lodo del ciego que sanó nuestro Esposo; y así, viéndonos tan imperfectas, crezca más el suplicarle saque bien de nuestras miserias, para en todo contentar a Su Majestad (Santa Teresa de Jesús, Moradas, VI, 4, 10-11).


Tomado del libro INTIMIDAD DIVINA,

del P. Gabriel de Santa María Magdalena, OCD.

martes, 8 de octubre de 2024

PAPA FRANCISCO: Le suplica a la Virgen: “Intercede por nuestro mundo en peligro”

 

(Vatican News) El pasado domingo 6 de octubre, desde la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, Francisco se unió a los miembros del Sínodo de los Obispos y a los fieles de todo el mundo para rezar el rosario en súplica del don de la paz en el mundo por intercesión de la Virgen. «¡Acoge nuestro grito!», rezó el Papa, pidiendo también una “mirada materna sobre la familia humana”.

A los pies de la Santísima Virgen María, en la víspera de la jornada de oración y ayuno por la paz en el mundo, desde la Basílica de Santa María la Mayor, un sitio muy querido para él, Francisco elevó una fervorosa súplica a Nuestra Señora este domingo 6 de octubre. A Ella, que conoce los dolores y las fatigas "que en esta hora abruman nuestro corazón", como expresó en su plegaria, le pidió: "¡Escucha nuestro clamor!".

Tras rezar el santo rosario junto a los miembros del Sínodo, a quienes invitó especialmente a esta iniciativa, el Sucesor de Pedro exclamó:

Oh María, Madre nuestra, estamos de nuevo aquí ante ti. Tú conoces los dolores y las fatigas que en esta hora abruman nuestro corazón. Nosotros elevamos la mirada hacia ti, nos sumergimos en tus ojos y nos encomendamos a tu corazón.

También a ti, oh Madre, la vida te reservó difíciles pruebas y humanos temores, pero fuiste valiente y audaz; confiaste todo a Dios, le respondiste con amor, te ofreciste incondicionalmente. Como intrépida Mujer de la caridad, fuiste rápidamente a ayudar a Isabel; con prontitud percibiste la necesidad de los esposos durante las bodas de Caná; con fortaleza interior en el Calvario iluminaste de esperanza pascual la noche del dolor. Por último, con ternura de Madre animaste a los discípulos temerosos en el Cenáculo y, con ellos, acogiste el don del Espíritu.

Ahora te suplicamos, ¡escucha nuestro clamor! Necesitamos tu mirada, tu mirada amorosa que nos invita a confiar en tu Hijo Jesús. Tú que estás dispuesta a acoger nuestros dolores, ven a socorrernos en este tiempo en que estamos oprimidos por las injusticias y devastados por las guerras; enjuga las lágrimas sobre los rostros sufridos de cuantos lloran la muerte de sus seres queridos, de sus propios hijos; despiértanos del letargo que ha oscurecido nuestro camino y despoja nuestros corazones de las armas de la violencia, para que se cumpla pronto la profecía de Isaías: «Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra» (Is 2,4).

Madre, dirige tu mirada maternal a la familia humana, que ha perdido el gozo de la paz y ha extraviado el sentido de la fraternidad. Madre, intercede por nuestro mundo en peligro, para que custodie la vida y rechace la guerra; para que cuide a los que sufren, a los pobres, a los indefensos, a los enfermos y a los afligidos, y proteja nuestra casa común.

A ti imploramos, Madre, la misericordia de Dios, a ti que eres Reina de la paz. Convierte los corazones de quienes alimentan el odio, silencia el ruido de las armas que provocan la muerte, apaga la violencia que habita en el interior del hombre e inspira proyectos de paz en las decisiones de quienes gobiernan las naciones.

María, Reina del santo Rosario, desata los nudos del egoísmo y disipa las nubes oscuras del mal. A nosotros tus hijos llénanos con tu ternura, levántanos con tu mano bondadosa y danos tu caricia de Madre, que nos hace esperar el advenimiento de una nueva humanidad donde «el desierto será un vergel y el vergel parecerá un bosque. En el desierto habitará el derecho y la justicia morará en el vergel. La obra de la justicia será la paz» (Is 32,15-17).

Oh Madre, Salus Populi Romani, ¡ruega por nosotros!

domingo, 6 de octubre de 2024

INTIMIDAD DIVINA - Ciclo B - 27º Domingo del Tiempo Ordinario: “Lo que Dios unió, no lo separe el hombre”

 


«¡Dichoso el que teme al Señor, y sigue sus caminos!» (Salmo 127, 1).

La primera lectura, el salmo responsorial y el Evangelio convergen en el tema de la familia. Del Antiguo Testamento se lee la estupenda página del Génesis (2, 18-24) en la que Dios hace desfilar ante el hombre «Todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo» (ib 19) para que le dé a cada uno un nombre y vea si entre ellos encuentra una «ayuda adecuada». Adán pone nombre a cada animal, pero ninguno de ellos satisface su necesidad de compañía y amor. Entre tanta variedad de seres el hombre se encuentra solo, distanciado de ellos por el don altísimo de la inteligencia y de la voluntad que le hace «imagen» de Dios. Dios entonces provee a llenar su soledad: «No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda adecuada» (ib 18).

Crea entonces a la mujer y cuando se la presenta, Adán prorrumpe en una exclamación de alegría, reconociendo en ella a la compañera del todo semejante: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!» (ib 23). Creada para ser ayuda del varón, la mujer lo completa, lo mismo que ella es completada por él. Idéntica naturaleza humana la de ambos, pero diferenciada en dos sexos que en plan de Dios tienen la gran función de integrarse, sostenerse mutuamente y colaborar con él a la multiplicación de la especie humana. Concluye, pues, el texto: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne» (ib 24). La indisolubilidad del matrimonio tiene aquí su raíz y su razón profunda y sagrada.

Cuando los fariseos interrogaron a Jesús acerca del divorcio (Mc 10, 2-16) que Moisés había permitido en ciertos casos, no hizo distinción alguna y lo abrogó del modo más absoluto refiriéndose justamente a este texto de la Escritura. El Señor declara que las normas mosaicas fueron dadas por la «terquedad» de los hombres (ib 5), mientras que al principio de la creación no había sido así, pues al crear al hombre y a la mujer, Dios los quiso unidos «de modo que no fuesen dos, sino una sola carne». Y concluye: «Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre» (ib 9). Y remacha luego esta enseñanza a sus discípulos que le piden explicaciones ulteriores. De este modo la indisolubilidad del matrimonio ya afirmada en los albores de la humanidad es restablecida plenamente por Jesús. Ella asegura la estabilidad y la santidad de la familia no sólo para bien de los cónyuges, sino también de los hijos.

Muy oportunamente el Evangelio del día termina con el trozo referente a los niños. Jesús dice a los discípulos que, molestos por el continuo asedio de los pequeños al Maestro, querían alejarlos: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios» (ib 14); y al abrazarlos y bendecirlos, cierto que acogía y bendecía a las madres que se los presentaban. El cometido de los padres cristianos es precisamente «inculcar la doctrina cristiana y las virtudes evangélicas a los hijos amorosamente recibidos de Dios» (LG 41). Repitiendo el gesto de las mujeres judías, los padres deben llevar a sus Hijos ante Jesús para que, bendecidos por él y creciendo en su escuela, conserven la inocencia y sean un día introducidos en el Reino de los cielos preparado para ellos. Así el matrimonio coopera a la difusión del Reino de Dios, como coopera también, pero por otros caminos, la virginidad consagrada. Dos vocaciones diferentes, pero igualmente necesarias y complementarias. Lo que hacen los padres en el ámbito de la familia para la educación cristiana de sus hijos, cumplen los consagrados en la sociedad en favor de los hijos ajenos, especialmente de los más abandonados y necesitados de guía para encontrar a Jesús y vivir según el Evangelio.

 

Oh Dios, que con tu poder creaste todo de la nada, y, desde el comienzo de fa creación hiciste al hombre a tu imagen y le diste la ayuda inseparable de la mujer, de modo que ya no fuesen dos, sino una sola carne, enseñándonos que nunca será lícito separar lo que quisiste fuera una sola cosa.

Oh Dios, que al consagrar la unión conyugal, le diste un significado tan grande, que en ella prefiguraste la unión de Cristo con la Iglesia. Por tu voluntad la mujer se une al hombre, y la sociedad familiar, la primera en ser instituida, goza de aquella bendición que nunca fue abolida ni por la pena del pecado original, ni por el castigo del diluvio.

Mira con bondad a toda esposa cristiana que al unirse a su esposo quiere ser fortalecida con tu bendición. Abunde en ella la unión y la paz, y siga siempre los ejemplos de las santas mujeres, cuyas alabanzas canta la Escritura. Confíe en ella el corazón de su esposo y, teniéndola por digna compañera y coheredera de la gracia de la vida, la respete y ame siempre como Cristo ama a su Iglesia.

También te pedimos Señor, que los esposos permanezcan firmes en la fe y amen tus preceptos; que, unidos en matrimonio, sean ejemplo por la integridad de sus costumbres; y, fortalecidos por el poder del Evangelio, manifiesten a todos el testimonio de Cristo; que su unión sea fecunda, sean padres de probada virtud, vean ambos los hijos de sus hijos y, después de una feliz ancianidad, lleguen a la vida de los bienaventurados en el reino celestial. (Misal Romano, Oración en la Misa de Esposos A).


Tomado del libro INTIMIDAD DIVINA,

del P. Gabriel de Santa María Magdalena, OCD.

 

 

viernes, 4 de octubre de 2024

SANTO CURA BROCHERO: Oración pidiendo gracias por su intercesión

 



Oración pidiendo la gracia 

por la intercesión del Santo Cura Brochero


Señor, de quien procede todo don perfecto: Tu dispusiste que San José Gabriel del Rosario fuese Pastor y guía de una porción de tu Iglesia, y lo esclareciste por su celo misionero, su predicación evangélica y una vida pobre y entregada: te suplicamos que por su Intercesión alcancemos la gracia que humildemente te pedimos…

(pedir la gracia)

(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

jueves, 3 de octubre de 2024

ES TIEMPO DE MISERICORDIA (audios): María, Reina y Madre de Misericordia


Tema del programa Nº 23 y último del ciclo:

María, Reina y Madre de Misericordia

“Es tiempo de Misericordia”, es un micro programa de evangelización, realizado por el sacerdote, periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina Pellegrini, que se emitió dentro del Programa “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Getafe.

Su día y horario de emisión fue el domingo a las 09:45 hs y fue transmitido por Cadena Cope, en las siguientes frecuencias: Cope Comunidad 101.0 FM, Cope Madrid Sur 89.7 FM, Cope Jarama. 100.5 FM y Cope Pinares 92.2 FM (cada una de estas frecuencias se escuchan en la zona sur de Madrid), desde el mes de febrero hasta diciembre de 2016.

“Es tiempo de Misericordia” nos presenta en cada una de sus emisiones distintas alocuciones, homilías y catequesis del Santo Padre Francisco sobre la Divina Misericordia, para que nosotros, al escucharlas, nos decidamos a ser receptores de la misma y a darla, a manos llenas, a nuestros hermanos.

Locución: Cristina Loza

domingo, 29 de septiembre de 2024

INTIMIDAD DIVINA - Ciclo B - 26º Domingo del Tiempo Ordinario: “El que no está contra nosotros, está con nosotros"

 

«¿Quién conoce sus faltas? Absuélveme, Señor, de lo que se me oculta» (SaImo 18, 13).

La primera lectura de hoy (Nm 11, 25-29) reproduce uno de esos raros textos véterotestamentarios que revelan la intención de Dios de derramar su Espíritu no sólo sobre algunos grupos escogidos, sino sobre todos los hombres. Cuando Dios, a instancias de Moisés que no se sentía con fuerzas para llevar solo la carga de todo el pueblo, «apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos» (ib 25) congregados en torno a la Tienda de Reunión, acaeció que otros dos extraños se pusieron a profetizar al igual que ellos. El joven Josué, indignado por esa irregularidad, protestó diciendo a Moisés que no se lo permitiese; pero éste, más iluminado y prudente, respondió: «¿Estás celoso por mí? Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor» (ib 29). Quien tiene experiencia de la grave responsabilidad que implica hablar y obrar en nombre del Espíritu, lejos de encelarse por ella, se alegra en compartirla con otros y está pronto a admitir —como sea auténtico— el don de profecía dondequiera se encuentre. Las irregularidades comienzan cuando son los particulares quienes se las dan de profetas, siendo a la Iglesia a quien le pertenece reconocerlos como tales, según hizo Moisés con aquellos dos hombres del campamento.

El Evangelio del día (Mc 9, 38-48) presenta un hecho semejante. Los discípulos, más celosos que Josué, viendo a uno que echaba demonios en el nombre de Jesús, se lo prohíben, por el simple hecho de que no es de ellos. Se trata en el fondo de celotipia de grupo. Pero Jesús, como Moisés, lo desaprueba, porque todo el que obra el bien en nombre suyo, aunque no pertenezca a la Iglesia, demuestra que está espiritualmente cerca de ella y que tiene al menos un germen de fe; por eso se le ha de respetar y tratar con benevolencia esperando confiadamente que ese germen madurará. «El que no está contra nosotros está a favor nuestro» (ib 40), dice el Señor. Y para atestiguar que cuanto se hace en su nombre tiene siempre un valor, añade: «El que os dé a beber un vaso de agua porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa» (ib). La menor obra buena hecha por respeto a Cristo no se perderá, aunque la haga quien no pertenece aún a la comunidad de los creyentes. Y si se hace en favor de los hermanos o de quien representa en la Iglesia al Señor, él la tendrá y recompensará como hecha a sí mismo (Mt 10, 40.42).

Después de haber hablado de los deberes de los discípulos para con los extraños, habla Jesús de los que tienen para con los creyentes y para consigo mismos. Dentro de la comunidad los discípulos son especialmente responsables de la fe de los «pequeños», o sea de la gente sencilla; ¡ay si en vez de sostenerla y tutelarla, la escandalizan! Jesús tiene a este propósito palabras terribles, entre las más duras que haya nunca pronunciado: «El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar» (Mc 9, 42). No hay que pasar superficialmente sobre la propia conducta, sino meditarla con seriedad y gobernarla, para que no haya en ella palabras o actitudes que puedan turbar la paz de los pequeños, o sea del buen Pueblo de Dios. La última reflexión se refiere a la guarda de sí mismo de los escándalos precedentes tanto del exterior como de las propias pasiones. También aquí habla Jesús con energía: «Si tu mano te escandaliza, córtatela; más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo» (ib 43). La misma paradoja se repite para el pie y para el ojo, con el intento de dar a entender que el discípulo de Cristo debe estar pronto a toda renuncia con tal de evitar el pecado que lo separa del Maestro y puede causarle la separación eterna.

 

Escúchame, escúchame, Señor Dios mío, para que tus ojos estén atentos sobre tus hijos día y noche. Extiende piadoso tus alas y protégelos; infunde en sus corazones tu Espíritu Santo, que les conserve en la unidad del espíritu y en el vínculo de la paz, en la castidad de la carne y en la humildad del alma.

Que este mismo Espíritu asista a los que oran, que la abundancia de tu amor los colme en su interior y la suavidad de la compunción recree sus mentes, que la luz de tu gracia ilumine sus corazones; la esperanza los levante, el temor los humille y la caridad los inflame. Que él mismo les sugiera las plegarias que tú propicio quieres oír...

Dulce Señor, que con la ayuda de tu Espíritu, estén en paz, modestos y benévolos consigo mismos, con los hermanos y conmigo; que se obedezcan, sirvan y soporten mutuamente. Que sean fervientes en el espíritu y gozosos en la esperanza. Que en la pobreza, abstinencia, trabajos y vigilias, silencio y quietud tengan una constancia incansable... Permanece entre ellos según tu fiel promesa y pues sabes lo que necesitan, te suplico robustezcas lo que de débil hay en ellos y no rechaces lo que en ellos hay de flaco; sana lo que está enfermo, alegra sus tristezas, reanima sus tibiezas, confirma lo que es inestable; de modo que todos se sientan ayudados por tu gracia en sus necesidades y tentaciones. (Elredo de Rievaulx, Oratio pastoralis, 8).

 

Tomado del libro INTIMIDAD DIVINA,

del P. Gabriel de Santa María Magdalena, OCD.