La película Nefarious (EEUU,
2023), dirigida por Cary Solomon y Chuck Konzelman, está inspirada en el libro “A
Nefarious Plot” del autor Steve Deace, un cristiano evangélico, que trata temas
como la corrupción política, la manipulación mediática, la pérdida de valores
morales y erosión de las libertades individuales. Ambos directores, conocidos
por otro famoso título “Unplanned” (2019), consideran este su mejor trabajo realizado.
En Italia, hasta la fecha, parece que nunca se ha proyectado en ningún teatro o
cine ni siquiera ha sido accesible en plataformas de streaming. Nótese la
presencia, como actor, de un verdadero sacerdote, el padre Darren Merlino, que
también proporcionó la orientación "teológica" de la narración.
A un criminal en espera de
ejecución se le concede un indulto de último segundo tras una decisión
judicial, lo que resulta en una visita a un psiquiatra para examinar más a
fondo su estado. El médico descubre que se trata de una posesión demoníaca en
la que inicialmente no cree, ya que es ateo. El diablo cuenta, desde su punto
de vista, las formas en que trabaja para devastar la creación. Al ver la
película, el público se ve inducido a reflexionar sobre realidades
sobrenaturales, demonios y su nefasta acción sobre toda la raza humana: además
de una batalla cultural, estamos realmente involucrados en un choque
espiritual.
El objetivo de la película es
informar de la realidad en la que el bien y el mal luchan entre sí y que en
esta lucha el diablo realmente actúa como ser personal. Esta no es una historia
con contenido provocativo, obsceno o vulgar. Incluso se utilizan las visiones
de la mística alemana Anna Katharina Emmerick (1774-1824). Jesús utilizó un
lenguaje parabólico porque a través de la narración de "historias"
era más fácil e inmediato transmitir información relativa a su mensaje. De
igual forma, en esta producción se pretende presentar, de una manera muy
inteligente y cinematográfica, algunas verdades de fe: la existencia del diablo
y sus tácticas.
Dramáticamente, a través de
las declaraciones del psiquiatra, la sociedad se presenta emancipada frente a
la posible y terrible realidad de la dimensión demoníaca, ante un falso
progreso, que es estigmatizado por las bromas irónicas del diablo que habla a
través de los poseídos.
A diferencia de otras
películas de este género, donde se subrayan los aspectos más espectaculares,
como la levitación, el tono gutural, la fuerza extraordinaria, en esta película
el énfasis está en la mente demoníaca, en su intelecto, que tiene como objetivo
último la asfixia de esperanza y verdad: es interesante observar que casi toda
la película gira en torno al diálogo entre los dos protagonistas principales
(el criminal convicto y el médico) y aunque, por tanto, las escenas se reducen
(en casi toda la película) en la sala de visitas de la prisión, los diálogos
logran, en su originalidad, mantener alta la atención del espectador.
De esta manera, aunque se
caracteriza por las limitaciones del lenguaje cinematográfico, resulta ser una
película que plantea serios interrogantes al espectador y ofrece elementos de
reflexión sobre el tema del mundo demoníaco y su acción en el mundo humano.
Hay que elogiar mucho al actor
que interpreta al criminal en espera de ejecución porque logra representar de
manera muy realista los momentos en los que el prisionero habla libremente y
los momentos en los que el diablo toma su lugar, así como los exorcistas tienen
la oportunidad de asistir durante el momento en los que el diablo se manifiesta
en los verdaderamente poseídos. En conclusión, la película ofrece, considerada
en su conjunto, contenidos aceptables y compartibles. No es un tratado
teológico ni un catecismo sobre demonología, sin embargo, su visión puede ser
muy útil para una reflexión inicial seria sobre el tema que, ciertamente,
conviene luego profundizar en los lugares apropiados.
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