Entrevista al biblista y
arqueólogo Simone Venturini
En excavaciones arqueológicas
al oeste de Jerusalén se han desenterrado restos que podrían revolucionar los
actuales estudios sobre la Biblia.
Arqueólogos israelíes han
sacado a la luz un sello en el que aparece la mención de Belén más antigua de
las que se han encontrado, hace 2700 años. “La Biblia habla de Belén, ahora
tenemos la prueba de esta ciudad entonces existía”, ha declarado Eli Shukron,
arqueólogo de la Autoridad Israelí de Antigüedades. El sello, que mide 1,5 cm.
ha sido encontrado en la llamada Ciudad de David, una gran área arqueológica
fuera de las murallas de Jerusalén donde se cree que el rey había construido su
palacio. Vatican Insider ha entrevistado a Simone Venturini, biblista y
escritor, investigador del Archivo Secreto del Vaticano y profesor de Ciencias
Bíblicas en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Es autor, entre otras
cosas, de «El libro secreto de Jesús» (Newton Compton).
-
Profesor Venturini, ¿qué efectos tiene este descubrimiento sobre el origen de
la ciudad natal de Jesús?
“Es fácil para quien está
acostumbrado a “deducir” la historicidad de la Biblia encontrar todos los
argumentos posibles para decir que ésta o la otra ciudad citada en las
escrituras en realidad nunca ha existió. Sobre todo en Italia, donde la prensa
sabe siempre todo sobre Belén o sobre la Copa de la Uefa, pero poco o nada
sobre el libro que es la base a la civilización europea. Era, por ejemplo, el
caso de la ciudad de Nazaret. Hasta hace pocos años, no había pruebas de su
existencia anteriores al siglo III d. C. Pero en el 2009, la arqueóloga
Yardenna Alexandre demostró de manera irrefutable que había encontrado los
restos de una modesta casa que se remontaba al siglo I, la época de Jesús. El
descubrimiento que ha tenido lugar durante las excavaciones arqueológicas en el
área del Jerusalem National Park tiene la misma importancia. El sello, usado
probablemente para enviar la recaudación de los impuestos de la ciudad de Belén
al rey de Judea, ha sido datado en torno al 800-700 a.C. El sello lleva la
inscripción en lengua hebrea “l’shvat – bat-lechem – [l’mele]ch”. En ella
aparece la información esencial para realizar el envío al rey que gobernaba en
el el sur, en Judea. Por primera vez el nombre de la ciudad de Belén aparece
también fuera de la Biblia. Es obvio que a este punto es difícil dudar de la
existencia en torno al VI a. de C. de la ciudad en la que nace Jesús, que en
cambio existía por lo menos ochocientos años antes de su nacimiento”.
-
Mientras tanto, la arqueología sigue confirmando la historicidad y la
atendibilidad de los Evangelios y del Antiguo Testamento. Un caso reciente es
el del team de arqueólogos dirigidos por el profesor Yosef Garfinkel, docente
del Insitituto de Arqueología de la Universidad hebrea de Jerusalén, que
durante las excavaciones arqueológicas en Khirbel Qeiyafa, una ciudad a oeste
de Jerusalén adyacente al valle de Elá, han descubierto ensamblajes ricos de
cerámica, piedra, utensilios de metal y objetos de culto. Además han salido a
la luz tres grandes habitaciones que servían como santuarios de culto. ¿De qué
modo este descubrimiento de nuevos restos de la época del rey David refuerza la
historicidad bíblica?
-
¿En qué corresponde la descripción de estos lugares a las descripciones
presentes en la Biblia que hablan de la época del rey David?
- “Los descubrimientos de Khirbet Qeiyafa nos
ayudan a entender un poco mejor las sofisticadas particularidades
arquitectónicas del Templo de Jerusalén. Antes de que el profesor Garfinkel
sacase a la luz las “maquetas” de los santuarios correspondientes a 30 años
antes de la construcción del Templo, nos veíamos obligados a suponer la
fisionomía del templo a partir de la enigmática descripción que aparece en el I
Libro de los Reyes (cap. 6-7). Ahora, en cambio, sabemos por ejemplo cómo eran
sus columnas y conocemos las peculiaridades de algunos de sus frisos. Incluso
–gracias a los estudios de Yardenna Alexandre- podemos reconstruir una casa de
Nazaret de la época de Jesús, una de aquellas en las que probablemente vivieron
Jesús, José y María".
-
La arqueología ¿es “aliada” o “enemiga” de la fe?
- “La arqueología es aliada de
la fe, en el sentido que da consistencia a nuestra relación con Dios. No es una
idea que –por lo menos para los cristianos católicos- puede ser elaborada a
partir de las modas y las exigencias del momento. De hecho, la fe en un Dios
único que se revela al hombre tiene raíces muy antiguas y nos recuerda que la
Biblia es imprescindible para entender en profundidad el misterio del
hombre".
Giacomo
Galeazzi para “Vatican Insider”
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