(Sobre un artículo original de
“Desde la Fe”) Los siete dolores de la Virgen María hacen
referencia a distintos pasajes bíblicos que narran los episodios más dolorosos
en la vida de la Madre de Dios.
En Suecia, hacia 1320, la
Virgen María se manifestó a santa Brígida diciéndole: “Miro a todos en el
mundo para ver quién se compadece de mí y en mis dolores… pero son pocos
quienes lo hacen”.
Era la Madre de Jesús con
lágrimas en los ojos y el rostro pálido. Su corazón parecía herido por siete
espadas; cada una representando los dolores que vivió a lado de su Hijo Jesús.
Los siete dolores de la
Virgen María son:
1) La
profecía que hizo Simeón sobre el dolor que ella viviría por Jesús (Lc.
2,22-35).
2) La
persecución del Rey Herodes y la huida a Egipto de la Sagrada Familia (Mt.
2,13-15).
3) Cuando
Jesús se perdió por tres días en el Templo de Jerusalén (Lc. 2,41-50).
4) La
cuarta Estación del Vía Crucis, es decir, cuando María encuentra a Jesús con la
cruz a cuestas.
5) La
crucifixión presenciada por la Virgen y San Juan (Jn. 19,17-30).
6) El
momento en el que la Virgen María recibe a Jesús cuando fue bajado de la Cruz
(Mc. 15,42-46).
7) La
sepultura de Jesús (Jn. 19,38-42).
Así, aquella Madre doliente
dijo a santa Brígida que quienes hicieran oración recordando su dolor y pena,
alcanzarían siete favores especiales:
1) Paz en
sus familias.
2) Confianza
en el actuar de Dios.
3) Consuelo
en las penas.
4) Defensa
y protección ante el mal.
5) La
consecución de los favores que a ella pidan y no sean contrarios a la voluntad
de Jesús.
6) El
perdón de los pecados.
7) La
vida eterna a las almas que propaguen su devoción.
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