«Muéstrame, Señor, tus caminos» (Sal 25, 4).
«Marchó Jesús a Galilea, y proclamaba la Buena Nueva de Dios: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva"» (Mc 1, 14-15). El modo con que Marcos presenta el comienzo de la actividad apostólica de Jesús, no varía mucho del de Mateo; con todo, tiene detalles muy significativos. Ante todo la declaración: «El tiempo se ha cumplido». Ha pasado ya el tiempo de las promesas y de la espera: el Mesías ha llegado y está comenzando su ministerio. Es su presencia lo que colma los tiempos haciéndolos vehículo de la misericordia de Dios e historia de la salvación.
Por eso, «el Reino de Dios está cerca»; tan cerca que el Hijo de Dios está en medio de los hombres para enseñarles y abrirles el camino que lleva a él. El Reino está «cerca», pero todavía no es una realidad completa, sino que está en fase de actuación; la cercanía vendrá a ser presencia actual y posesión personal, cuando el hombre, acogiendo la invitación de Jesús, realice en sí las condiciones necesarias para entrar en él.
Condición primaria es la conversión, el cambio profundo de la vida, que exige ante todo lucha contra el pecado y el rechazo de cuanto puede desviarle del amor y de la ley de Dios. Conversión semejante a la que Dios exigió a Nínive por medio de Jonás y que los ninivitas practicaron abandonando «su mala conducta» (Jo 3, 10). Pero abstenerse del pecado no es más que la fase primera de la conversión predicada por Jesús, la cual exige otra segunda fase bien evidenciada por el evangelista Marcos: «creed en la Buena Nueva». El cristiano tiene que adherirse positivamente al Evangelio con una fe vivificada por el amor que no se contenta con aceptarlo en teoría, sino que lo traduce en vida, lo pone en práctica.
Es
necesario, pues, deponer la mentalidad terrena, por la que el hombre vive y
obra únicamente con la mira en los intereses y en la felicidad temporales.
«Pasa la figura de este mundo», amonesta san Pablo (1 Cor 7, 31); no es
cristiano apegarse a él como ostras a la roca. Hay que formarse una mentalidad
evangélica capaz de suscitar deseos, intenciones, hábitos y comportamientos
totalmente conformes con el Evangelio de Cristo. Esto es tanto más urgente
cuanto que «el tiempo es corto» (ib. 29), brevedad determinada precisamente por
la venida de Cristo, por la que no resta más que una fase de la historia, la
que separa el hoy de la venida final de Cristo. El tiempo ya no tiene más que
un sentido: rimar el paso del hombre -individuo o colectividad- en su camino
hacia lo eterno.
¡Oh amor inicuo y perverso, que me ató y me empujó a mí, infeliz pecador, a rechazar y despreciar el amor verdadero y a abrazar en cambio con todo el corazón el amor falso, a desearlo, estrecharlo y usarlo con todas mis fuerzas!...
¡Oh Misericordiosísimo Señor Jesucristo, único
digno de ser amado! ¿Qué haré yo pecador?... No puedo salvarme solo, ni me
atrevo a recurrir a ti, pues no te amé... Recurro a tu inmensa ternura, ¡oh
Amor, que reconduces a la salvación a los extraviados! Tú eres compasivo y
misericordioso y no quieres que nadie perezca, sino que salvas a los que
esperan en ti. Ven, pues, en mi ayuda y concédeme el perdón de mis pecados;
hazme la gracia de que nunca me mire sólo a mí mismo, sino únicamente a ti, o
bien a mí en ti. (R. Jordan, Contemplación sobre el amor divino, 33).
Señor, tú solo tienes palabras de vida
eterna... Creemos que eres el Verbo de Dios, venido a la tierra para
instruirnos; eres Dios que habla a nuestras almas, porque cuando llegó la
plenitud de los tiempos, Dios nos habló por medio de su Hijo... Creemos en ti,
oh Cristo, y en todo lo que nos revelas acerca de los secretos divinos; y
porque aceptamos tu palabra, nos abandonamos a ti, para vivir según tu
Evangelio... Sé tú nuestra guía, oh luz indefectible, ya que ponemos en ti
nuestra más firme esperanza. Tú no nos rechazarás, porque venimos a ti para ir
al Padre. (Dom Columba Marmion, Cristo ideal del monje, 2).
Tomado del libro INTIMIDAD DIVINA,
del P. Gabriel de Santa María Magdalena, OCD.
También puede escuchar una síntesis en AUDIO
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