El papa Francisco ha escrito
un mensaje para la Cuaresma de este año que ha titulado «ascesis cuaresmal, un
camino sinodal», en el que pretende que hay, o debe de haber, una conexión
entre ambas realidades.
(InfoCatólica) El
Papa asegura que «la ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la
gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a
Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que necesitaban Pedro y los
demás discípulos». A ello añade que «es necesario ponerse en camino, un camino
cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una
excursión por la montaña». Y apunta:
«Estos requisitos también son
importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a
realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la
ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal».
El Pontífice alude al episodio
de la Transfiguración del Señor:
«En el «retiro» en el monte
Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos para ser testigos de un
acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera solitaria,
sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda nuestra vida de fe».
Y lo pone como modelo de
sinodalidad:
«Análogamente al ascenso de
Jesús y sus discípulos al monte Tabor, podemos afirmar que nuestro camino
cuaresmal es «sinodal», porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos
del único Maestro».
Francisco asegura que «el
proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede
desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y
sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra
misión al servicio de su Reino».
El Santo Padre insiste en la
tesis de que hay relación entre el camino ascético y el sinodal:
«El camino ascético cuaresmal,
al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y
eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de
Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual».
Y propone dos caminos:
«El primero se refiere al
imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor, mientras
contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo:
«Escúchenlo» (Mt 17,5)... el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a
nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca que en
algunas fases es el objetivo principal, y que, de todos modos, siempre es
indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal».
Y:
«Al escuchar la voz del Padre,
«los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se
acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando
alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo» (Mt 17,6-8). He aquí
la segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad
hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo
a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus
contradicciones».
Texto completo del mensaje del Papa para la Cuaresma del 2023
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