Queridos amigos y hermanos, el 21 de agosto recordamos a un Papa santo del siglo XX: San Pío X, quien subió a la silla de Pedro en el año 1903.
Adoptó como lema de su
pontificado: “Instaurar todas las cosas en Cristo”. Esta fue la consigna por la
que trabajó con sencillez de espíritu, pobreza y fortaleza, dando así un nuevo
incremento a la vida de
Uno de los grandes aportes de este Papa santo fue la edición del “Catecismo Mayor” y su trabajo incansable por la difusión y la enseñanza del Catecismo, por eso en su día, el 21 de agosto, se celebra todos los años, el Día del Catequista.
Esto nos lleva como de la mano para reflexionar juntos sobre el hecho palpable de que una gran cantidad de cristianos no conocen, ni siquiera las más elementales enseñanzas del Catecismo, y por esto andan a tientas por el mundo.
Por esto muchos hermanos se dejan extraviar por doctrinas llamativas y extrañas que tantos predicadores y mensajeros de confesiones inciertas predican a diario por las casas o en los Medios de Comunicación Social. Quien quiera a Jesucristo y a su camino de salvación no puede estar impasible ante esta realidad de ver a tantos hermanos sin fe y sin esperanza, sin un camino concreto por el que puedan transitar.
Tenemos todos que
enseñar el catecismo, la doctrina evangélica, los mandamientos de la ley de
Dios y todas las enseñanzas de
Pero..., aquí aparece el “pero” de todas las obras buenas. Usted me puede decir: “estoy tan ocupado”, “se tan poco el catecismo”, “tengo tan poca paciencia para los niños”, y tantas otras objeciones... A pesar de todos los “peros”, tenemos que ser “todos catequistas”. ¿Cómo? La receta es simple, y se reduce a tres cosas:
1) Un cristiano enseña catecismo, siempre que
obra como cristiano.
2) Un cristiano enseña catecismo, siempre que
habla como cristiano.
3) Un cristiano enseña catecismo, siempre que se interesa por los que se dedican a enseñarlo, ayudándoles con su dinero (poco o mucho), con su trabajo personal y perseverante, y por encima de todo y en primer lugar: con su oración de todos los días.
La fórmula es simple, solo falta la voluntad firme para vivirla. Sí, todos tenemos que ser catecismos vivos, ¡Que con sólo vernos y oírnos los demás comprendan la doctrina de nuestra santa religión!
Que San Pío X interceda
ante el Señor para que seamos ¡Todos catequistas!
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