Queridos amigos y hermanos del blog: ¡Feliz Año Nuevo! Éste es el deseo que todos nos estamos expresado en estos días, deseo esperanzado de un año y un mundo mejor. Cada año que comienza representa para todos un nuevo desafío, ¡a grandes cosas estamos llamados!, y en este comienzo de año, tenemos la oportunidad de probar nuestra grandeza de alma, y poner todo nuestro empeño para construir una familia, una patria y una Iglesia mejor. Contamos con la gracia de Dios para ello, pero no olvidemos que debemos poner lo nuestro, según aquel refrán de nuestros antepasados españoles: “A Dios rogando y con el mazo dando”.
La Iglesia consagra a María el primer día del año, y la proclama como Santa María, Madre de Dios. Esta es la fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente. Ya en las catacumbas o en los antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre. El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos, cualidades y privilegios que Ella tiene.
Este día de
Mirando a Cristo niño
María es Madre de Dios, no sólo porque
le ha dado la carne y la sangre, sino también porque ha penetrado íntimamente
en su misterio y se ha unido a él de la manera más profunda. María se consagró
totalmente a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la
redención con él y bajo él. En este primer día del año
Por María llegó a la historia del mundo
la paz: Cristo el “Príncipe de
Por esto, en Cristo y María, una vez más y con todo el corazón, ¡Feliz Año Nuevo!
Con mi bendición.
Padre José Medina
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