Queridos amigos y hermanos del
blog: cada 22 de agosto celebra la Iglesia la Fiesta de Santa María Virgen,
Reina, fiesta instituida por el Papa Pío XII. Se celebra en la octava de la
Asunción para manifestar la conexión entre la realeza de María y su asunción a
los cielos. María es reina de los
ángeles y de todos los hombres.
El pueblo cristiano siempre ha
reconocido a María Reina por ser madre del Rey de reyes y Señor de Señores. Su
poder y sus atributos los recibe del Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo. Es El
quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de
los ángeles.
San Juan Pablo II, el 23 de
julio del 1997, habló sobre la Virgen como Reina del universo. Recordó que
"a partir del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de
Éfeso proclama a la Virgen 'Madre de Dios', se comienza a atribuir a María el
título de Reina. El pueblo cristiano, con este ulterior reconocimiento de su
dignidad excelsa, quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando
su papel y su importancia en la vida de cada persona y del mundo entero".
El Santo Padre explicó que
"el título de Reina no sustituye al de Madre: su realeza sigue siendo un
corolario de su peculiar misión materna, y expresa simplemente el poder que le
ha sido conferido para llevar a cabo esta misión. (...) Los cristianos miran
con confianza a María Reina, y esto aumenta su abandono filial en Aquella que
es madre en el orden de la gracia".
"La Asunción favorece la
plena comunión de María no sólo con Cristo, sino con cada uno de nosotros. Ella
está junto a nosotros porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestro
cotidiano itinerario terreno. (...). Ella conoce todo lo que sucede en nuestra
existencia y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida".
María Santísima es reina de
todo lo creado
Si bien todos reinaremos con
Cristo, María Santísima participa de Su reinado de una forma singular y
preeminente. Esto significa que Dios le ha otorgado Su poder para reinar sobre
todos los hombres y los ángeles, y para vencer a Satanás.
Razones por las que María
Santísima es Reina de todos:
1- Por ser la madre de Dios
hecho hombre, El Mesías, El Rey universal. (Col 1, 16).
Santa Isabel, movida por el
Espíritu Santo, hace reverencia a María, no considerándose digna de la visita
de la que es "Madre de mi Señor" (Lc 1, 43). Por la realeza de su hijo, María posee una
grandeza y excelencia singular entre las criaturas, por lo que Santa Isabel
exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno"
(Lc 1, 42).
El ángel Gabriel le dijo a
María que su Hijo reinaría. Ella es
entonces la Reina Madre. Su reino no es otro que el de Jesús, por el que
rezamos "Venga tu Reino". Es el
Reino de Jesús y de María. Jesús por naturaleza, María por designio divino. En
1 Reyes 2, 19 vemos que la madre del Rey se sienta a su derecha.
La Virgen María es Reina por
su íntima relación con la realeza de Cristo. De la unión con Cristo Rey deriva,
en María Reina, tan esplendorosa sublimidad, que supera la excelencia de todas
las cosas creadas; de esta misma unión nace su poder regio, por el que Ella
puede dispensar los tesoros del reino del Divino Redentor; en fin, en la misma
unión con Cristo tiene origen la eficacia inagotable de su materna intercesión
con su Hijo y con el Padre (cfr. Pío XII, Enc. Mystici corporis, 29-VI1943).
2- Por ser la perfecta
discípula que acompañó a Su Hijo desde el principio hasta el final, Cristo le
otorga la corona. Cf. Ap 2,10 En María
se cumplen las palabras: "el que se humilla será ensalzado". Ella
dijo "He aquí la esclava del Señor".
3- Por ser la corredentora. El
papa Juan Pablo II, en la audiencia del 23-7-97 dijo que "María es Reina
no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque (...) cooperó en la obra
de la redención del género humano. (...). Asunta al cielo, María es asociada al
poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la
difusión de la gracia divina en el mundo".
Ella participa en la obra de
salvación de su Hijo con su SI en el que siempre se mantuvo fiel, siendo capaz
de estar al pie de la cruz (Cf. Jn 19,25). María Santísima, reinando con su
hijo, coopera con El para la liberación del hombre del pecado. Todos nosotros,
aunque en menor grado, debemos también cooperar en la redención para reinar con
Cristo.
4- Por ser el miembro
excelentísimo de la Iglesia: por su misión y santidad.
La misión de María Santísima
es única pues solo ella es madre del Salvador. “Enemistad pondré entre ti y la
mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas
tú su calcañar” (Génesis 3,15).
Pedimos en este día –junto con
la oración Colecta de la Memoria de Santa María Reina-: "Oh Dios, que nos
han dado como Madre y como Reina, a la Madre de tu Unigénito; concédenos, por
su intercesión, el poder llegar a participar en el Reino celestial de la gloria
reservada a tus hijos".
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