SIPNOSIS
La vida parece que nos come y
no nos deja margen para decidir…pero ¿qué pasaría si esa persona, ese golpe del
destino o ese parón tuvieran un sentido que no esperabas y cambiaran tu mirada
y el enfoque de tu vida?
Estas son cuatro historias,
reales, que se encontraron cara a cara con alguien que muchos no logran
ver…aunque Jaime, Carlos, Andrea, Antonio y Sonsoles aseguran que está VIVO y
les ha devuelto la vida.
Si escuchas Le podrás oír y,
si miras, Le podrás ver, porque, aunque cueste creerlo: Ahí hay vida.
SOBRE LA PELÍCULA: Padre José
Pedro Manglano
«Teníamos ganas de contar algo
increíble: ¡jamás hubiésemos pensado que un trozo de pan escondiese un misterio
tan profundo… y con tanto poder! Hemos convivido con cientos de personas que
delante de ese pan blanco, han vivido experiencias liberadoras.
Jesús decía que él da paz: son
tantos los que han recibido una paz que no es de este mundo. No se trata de
ninguna persuasión: muchos no sabían siquiera qué era ese pan, ni lo que los
cristianos creemos: que es el Cuerpo de Cristo Vivo.
Aquí no hay ficción ni
actores. Queremos contar historias de hoy. Nos parece que es interesante, muy
interesante, para creyentes y no creyentes: a todos nos gusta saber los lugares
donde se encuentran poderes especiales, energías sanadoras. Hemos tenido que
escoger, y estas son sólo cuatro de las miles de historias anónimas tan
apasionantes como desconcertantes con las que nos encontramos semana tras
semana. Teníamos que contarlas.»
EL DIRECTOR NOS CUENTA: Jorge
Pareja
«Aún recuerdo cómo me dedicaba
a grabar mis propias historias con la videocámara de mi padre. Una mini VHS, un
PC barato, y cientos de tardes imaginando mundos y recreando universos para
plasmarlos en una pantalla. Luego, llegaron Jurassic Park y Toy Story, y el CGI
y el 3D se convirtió en mi obsesión. La posibilidad de crear personajes
fantásticos y héroes y villanos de otros mundos con sólo mis manos y un
ordenador, era pura adicción. El grafismo y la edición se fueron acumulando
entre mis conocimientos para poder dar rienda suelta a tanto desvarío mental.
Después de pasar por distintas productoras cinematográficas, los conocimientos
se fueron afianzando. Entre producción y producción, pasé largas temporadas
trabajando en tele, pero mantuve intacta mi curiosidad fílmica realizando
algunos proyectos paralelos. Seguir viajando a otros mundos a través de un
objetivo siempre ha sido mi motor.
En uno de estos viajes, me
encontré con un grupo de jóvenes y adultos que, sin saberlo, formarían parte de
mí para toda la vida. Junto a ellos aprendí que todavía existen personas que
adoran a un Dios de una manera distinta a la que yo había conocido hasta ese
momento. Personas que te cuentan, sin miedo ni vergüenza, que aman a ese Dios.
Y que lo aman tanto que no pueden dejar de contártelo, porque la felicidad
también se contagia. Ese amor que sienten es su droga. Adictiva, pero sanadora
y muy pasional.
Durante dos años me han
abierto las puertas de su mundo y he podido documentar lo que allí estaba
pasando. Todo empezó cuando asistí a la primera Hora Santa y presencié algo que
no esperaba. Yo recordaba las misas de mi infancia como algo vacío, artificial
y automático. Pero lo que había allí era algo totalmente distinto.
Para mi ha supuesto una
experiencia absolutamente enriquecedora conocer a personas que se entregan a
los demás, con gran capacidad de sacrificio, generosas y con una sonrisa que
nunca se borra.»
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