Del Diario de Santa Faustina: “Płock,
Polonia, 22 de febrero de 1931. Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor
Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir, y
con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el
pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En Silencio,
atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena del temor, pero también de
una gran alegría. Después de un momento, Jesús me dijo: “Pinta una imagen
según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío”.
(...) “Prometo que el alma que
venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la
victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. (...) Deseo
que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con
el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua
de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia. Deseo que
los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas
pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mí”.
(...) Una vez, cansadísima por
las múltiples dificultades que tenía por el hecho de que Jesús me hablaba y
exigía que fuese pintado la imagen, decidí firmemente, antes de los votos
perpetuos, pedir al padre Andrasz que me dispensara de estas inspiraciones
interiores y de la obligación de pintar la imagen. Al escuchar la confesión, el
padre Andrasz me dio la siguiente respuesta: No la dispenso de nada, hermana, y
no le está permitido sustraerse a estas inspiraciones interiores, sino que debe
decir todo al confesor, eso es necesario, absolutamente necesario, porque de lo
contrario se desviará a pesar de estas grandes gracias del Señor. De momento
usted se confiesa conmigo, pero ha de saber que debe tener un confesor
permanente, es decir un director espiritual.
(...) Sin embargo, la bondad
de Jesús no tiene límites, me prometió una ayuda visible en la tierra y [la]
recibí poco después en Vilna [Lituania]. En el padre Sopoćko reconocí esa ayuda
de Dios. Le había conocido en una visión interior antes de llegar a Vilna. Un
día lo vi en nuestra capilla entre el altar y el confesionario. De repente en
mi alma oí una voz: “He aquí la ayuda para ti visible en la tierra. Él te
ayudará a cumplir Mi voluntad en la tierra” (Diario, 47-53).
La obra encargada a sor
Faustina por el Señor Jesús fue imposible de realizar en términos humanos
porque ella no tenía habilidades plásticas. Sin embargo, quería cumplir la
voluntad de Dios; por eso, por un lado buscaba ayuda en las hermanas, y por
otro intentó pintar el cuadro sola, pero a pesar del gran esfuerzo que hizo, su
falta de destreza no permitió que su empeño diera el fruto deseado.
Santuario de la Madre de Dios de la Misericordia, Vilna, Lituania. |
Los apremios del Señor Jesús y
la desconfianza de los confesores y superioras causaban un gran sufrimiento a
sor Faustina. Durante su estancia en Płock (un poco más de 2 años) y en
Varsovia, siguió pensando en el incumplido deseo del Señor Jesús, lo que le
hizo sentir la gran importancia que tenía en los planes divinos la misión que
le había asignado.
“De repente vi al Señor que me
dijo: Has de saber que si descuidas la cuestión de pintar esta imagen y de
toda la obra de la misericordia, en el día del juicio responderás de un gran
número de almas” (Diario, 154).
Después de profesar sus votos
perpetuos, sor Faustina fue trasladada a la casa conventual de Vilna (25 de
mayo de 1933). Aquí encontró la ayuda prometida anteriormente: el confesor y
director espiritual, el padre Miguel Sopoćko; fue él quien intentó realizar los
deseos del Señor Jesús.
Padre Sopoćko, Memorias: “Más
bien por la curiosidad de cómo iba a salir el cuadro que por la fe en las
visiones, pedí al pintor Eugenio Kazimirowski que pintara el cuadro”.
El padre Miguel Sopoćko le dio
a conocer al pintor, de forma parcial, la misión de sor Faustina y le pidió que
guardara el secreto. Este pintor, muy apreciado y culto, renunció a su propia
concepción artística para representar detalladamente lo que relataba sor
Faustina, quien estuvo yendo al estudio del pintor (por lo menos) una vez a la
semana, durante medio año; de esta forma, ella podía añadir los detalles que
faltaban e indicar las correcciones necesarias. Quería que la imagen de Jesús
Misericordioso fuera igual a la imagen revelada en la visión que tuvo.
En el proceso de pintar el
cuadro participó activamente el padre Miguel Sopoćko, el fundador de la obra,
quien, a petición del pintor, posó para el cuadro vistiendo un alba.
El tiempo pasado juntos
dedicado a pintar el cuadro fue una oportunidad para crear una interpretación
más profunda del contenido del cuadro. Las cuestiones discutibles las resolvía
el mismo Señor Jesús (Diario 299; 326; 327; 344). Muy significativa fue la
conversación que mantuvo sor Faustina con Jesucristo sobre el cuadro pintado: “...
cuando estaba en [el taller] de aquel pintor que pintaba esa imagen, vi que no
era tan bella como es Jesús. Me afligí mucho por eso, sin embargo lo oculté
profundamente en mi corazón. (...) la Madre Superiora se quedó en la ciudad
para solucionas diferentes asuntos, yo volví sola a casa. En seguida fui a la
capilla y Iloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién Te pintará tan bello como
Tú eres? Como respuesta oí estas palabras: “No en la belleza del color, ni
en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia”
(Diario, 313).
Puerta de la Aurora, Santuario de la Madre de Dios de la Misericordia Vilna, Lituania. |
De esta conversación emana la
sinceridad de la persona a la que le había sido concedida una gracia
sobrenatural y que en sus vivencias místicas vio la belleza del Salvador
Resucitado. El Señor Jesús en repetidas ocasiones se apareció a sor Faustina en
la forma en la que está mostrado en el cuadro (Diario 473; 500; 560; 613; 657;
1046) y también, muchas veces pidió que ese cuadro, santificado con su
presencia viva, fuese expuesto para el culto público.
Gracias a los esfuerzos del
padre Sopoćko, del 26 al 28 de abril de 1935, durante las celebraciones finales
del Jubileo de los 1900 años de la Redención del mundo, en la Puerta de la
Aurora, en Vilna, la Imagen del Misericordioso Salvador fue venerada, por
primera vez, por una multitud de fieles que participaban en los oficios. Esa
celebración coincidió con el primer domingo después de la Pascua, Sor Faustina
participó en ella, y la homilía sobre la Divina Misericordia fue predicada por
el padre Sopoćko, tal como lo había pedido Jesús.
“Durante tres días la imagen
estuvo expuesta al público, y recibió la veneración pública porque había sido
colocada en la Puerta de la Aurora, en un ventanal, en lo alto, por eso se la
veía desde muy lejos. Durante esos tres días en la Puerta de la aurora fue
celebrada con solemnidad la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, el
19 centenario de la Pasión del Salvador. Ahora veo que la obra de la Redención
está ligada a la obra de la misericordia que reclama el Señor” (Diario, 89).
Las celebraciones de la Puerta
de la Aurora en Vilna fueron, para sor Faustina, la señal y el cumplimiento de
las gracias anunciadas anteriormente: una manifestación pública de la fuerza
enorme de la Divina Misericordia.
+ Los textos y las fotos de
este artículo son originales, Copyright reservado © de La Congregación de las
Hermanas de Jesús Misericordioso, (VILNA, Lituania).
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