Jon García Escobar |
"En
estos días con 52 años de vida y con 23 años de sacerdote, está ingresado en el
Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro, al haberse infectado del
Covid-19"
"Parte
del misterio de la cruz que está viviendo ha sido la partida a la Casa del
Padre de Eva, su madre, quien estaba ingresada junto a él y por la misma
enfermedad"
"Desde
su cama de hospital, que es su Altar y su Misa, nos escribe y va
mejorando"
20.03.2020 | José Medina Pellegrini, capellán del Hospital de
Valdemoro
Jon García Escobar, nació en
Mondragón, Guipúzcoa, el 1 de agosto de 1968 y fue ordenado sacerdote en la Santa
Iglesia Catedral Primada de Toledo el 21 de diciembre de 1997. Actualmente es
el Cura Párroco de la Parroquia Santiago Apóstol de la ciudad de Valdemoro en
Madrid. En estos días con 52 años de vida y con 23 años de sacerdote, está
ingresado en el Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro, luchando
valientemente por salir adelante al haberse infectado del Covid-19, el
Coronavirus.
La fortaleza admirable de una
fe robusta y de un corazón eminentemente sacerdotal nos está edificando a todos
los que le conocemos y está llegando a muchísimos lados por este mundo sin
fronteras de las redes y medios digitales. Parte del misterio de la cruz que
está viviendo ha sido la partida a la Casa del Padre de Eva, su madre, quien
estaba ingresada junto a él y por la misma enfermedad.
Yo quiero aprovechar la
oportunidad que el Sr. Jesús Bastante me ha ofrecido y escribirles, con mi
corazón sacerdotal en la mano, una semblanza sobre Jon, a partir de algunas
vivencias compartidas, que presentarán distintos e incompletos rasgos de este
querido “otro Cristo” al cual, con cariño y emoción, quiero referirme.
Si mal no recuerdo en el 2012
le conocí. Jon era el párroco de Nuestra Señora de la Concepción, de Ontígola;
y yo de Nuestra Señora de las Angustias, de Aranjuez. En esos años muchos
jóvenes matrimonios de Aranjuez habían comprado su primera vivienda en
Ontígola, pero volvían a su ciudad de origen para bautizar a sus hijos. Por tal
circunstancia nos conocimos, hablamos por teléfono, nos encontramos un par de
veces, y fue la primera grata impresión de conocer a un pastor preocupado por
sus ovejas, para que recibieran la adecuada catequesis, para que luego del
bautismo de sus hijos siguieran un proceso de crecimiento y formación en la fe.
Pasaron los años y vuelvo a
oír hablar de él en su labor, ardua y delicada, de acompañar a los jóvenes, que
habiendo caído en distintas adicciones, ingresaban o ya estaban en la Comunidad
del Cenáculo, lugar donde gracias a la oración, la vida en comunidad, el clima
de fraternidad y el apoyo mutuo, reconstruyen sus vidas. Y en tal arduo
apostolado el corazón de Jon se enciende en el cuidado de esos jóvenes y en el
acompañamiento, nada fácil, de sus familias en el antes, durante y después del
ingreso de sus hijos a esa Comunidad.
Sin dejar este apostolado
desde junio de 2017 asume el pastoreo de la Parroquia Santiago Apóstol de
Valdemoro y es ahí, donde la vida nos vuelve a juntar hasta el día de hoy, donde
le acompaño como confesor de su parroquia y celebrándole algunas misas cuando
otras tareas le requieren fuera de la misma. Y es aquí donde yo comienzo a
descubrir los profundos rasgos de su ser sacerdotal, al ver el cuidado hasta en
el detalle del culto divino, su estilo celebrativo, sus homilías profundas y
enjundiosas, su sed de almas, en fin, todo lo que desde el silencio sonoro de
un confesionario un sacerdote puede percibir del buen hacer del cura del lugar,
en este caso, de Jon.
Belén 2019 en la Parroquia de Santiago de Valdemoro |
Pocos meses compartidos pero
muy intensos, algunos momentos muy felices, como cuando llegué un día y había
convertido todo el presbiterio de la parroquia en un gran Belén para la Navidad
(lo pueden ver en una de las fotos que acompaña este artículo). Yo le pregunté
si Steven Spielberg había pasado por la parroquia para hacer tal
superproducción navideña, y de ahí, por un par de semanas, le decía Padre
Spielberg, ante su cara sorprendida y la risa de los monaguillos.
En las pocas veces que le he
suplido por un par de días en estos meses, habitualmente en sus escapadas para
acompañar a jóvenes que luchan por recuperarse de sus adicciones, al celebrar
la última misa de esas oportunidades, luego de la bendición final, les decía a
los de las primeras filas, señalándoles con un dedo, y guiñándoles un ojo: “A
portarse bien, que mañana vuelve vuestro Cura Párroco”, y recuerdo, la amplia
sonrisa, llena de santo orgullo, del padre de Jon, entre los feligreses allí
presentes.
Pero el pasado domingo 8 de
marzo, todo cambio… fui a confesar en las misas de 11:00 y de 12:30 hs como
habitualmente, y le vi desmejorado, con el aspecto de una fuerte gripe
invernal. Cuando nos despedimos me dijo: “Cuídate, estoy muy preocupado por ti”,
claro yo venía de días particularmente complejos y dolorosos como Capellán del
Hospital de Valdemoro. Vinieron muchos días de cama y con altísima fiebre, y
con gran preocupación especialmente por la delicada salud de su madre. Y en
medio de todo esto, el jueves 12 me escribe un wasap: “Que me tienes
preocupado… mis oraciones y mi ofreciento x ti!!!”
Al final fue ingresado junto a
su madre al hospital, en estado muy grave ambos. Su madre muere. Les decía poco
después a sus feligreses: “Como muchos sabéis ya, este mediodía falleció
mamá. Con paz, rodeada de estos ángeles con bata verde (uno de ellos de nuestra
parroquia) que están dando la vida con inmensa profesionalidad y heroicas
dedicación y afabilidad. Seguro que su otro Ángel, el de su guarda, la
acompañaba.”
Parroquia de Santiago, Valdemoro |
Ahora Jon en medio de su
gravedad, está estable y mejorando muy despacio. Y desde su cama de hospital,
que es su Altar y su Misa, nos escribe cosas cómo éstas:
“Perdonadme una confianza,
porque estoy pensando mucho en todos vosotros, en todos los sacerdotes. Y quería
animaros a no abandonar las parroquias, a no abandonar nuestros altares.
Celebrad la misa, los que tenéis la suerte de hacerlo, en el altar de la
parroquia. Ahora sí que podemos decir: por el pueblo, por nuestro pueblo. (…)
Es una hora muy importante para nosotros, porque todo esto nos enseña que somos
unos imbéciles, que nos encanta hacer, no sé, grandes eventos evangelizadores,
tener muchas cosas en nuestras parroquias, sobre todo si va a llegar el obispo
a visitarlas. Pero lo más grande que tenemos en nuestras parroquias es nuestro
sacerdocio, ser sacerdotes. No hacer cosas, sino ser sacerdotes. Y ahora todos
tenemos la oportunidad de hacerlo, incluso yo que estoy en la cama. Pero eso
nadie me lo puede robar: el ofrecer la vida, y el ofrecer la vida sacerdotalmente,
por nuestro pueblo.”
Quiero terminar esta
semblanza, pobre e incompleta, de un alma sacerdotal enorme, que desde su
Calvario de la cama del hospital está “completando en su cuerpo lo que falta a
la pasión de Cristo en su iglesia” (Col 1, 24). Gracias Jon, por
todo y por tanto… Yo sólo espero, que no muy lejos en el tiempo, pueda volver a
celebrar la Santa Misa en tu parroquia y luego de la bendición final, pueda
decirles a los de las primeras filas, señalándoles con un dedo, y guiñándoles un
ojo: “A portarse bien, que mañana vuelve vuestro Cura Párroco”.
Jon, en la Comunidad del Cenáculo en Italia |
Artículo escrito para el Portal Católico “Religión Digital”,
publicado el 20 de marzo de 2020, Madrid, España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario