lunes, 12 de mayo de 2025
sábado, 10 de mayo de 2025
JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: ¿Qué es el Seminario y cómo entrar?
Tema del episodio Nº 11 del ciclo:
¿Qué es el Seminario y cómo entrar?
“Jesucristo, Tú sí que vales”, es
un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote,
periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina
Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director
Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y
Ceuta, España.
Se emitió originalmente en el
curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y
posteriormente por Radio María España.
La locución está realizada por el Sr. Nino Romero.
lunes, 5 de mayo de 2025
sábado, 3 de mayo de 2025
jueves, 1 de mayo de 2025
APOLOGÉTICA HOY (audios): La Providencia y el gobierno de Dios
Programa radiofónico: "APOLOGÉTICA HOY, Colaboradores de la Verdad".
Director: Padre José Antonio Medina.
Episodio Nº 35.
Tema: La
Providencia y el gobierno de Dios
Contenido:
-
La Providencia de Dios y el gobierno de Dios (Apologética Fundamental):
1 – Existencia de la Providencia divina y gobierno del
mundo por Dios.
a) La Sagrada Escritura atestigua esta
verdad.
b) La Tradición cristiana y la pagana,
confirman su existencia.
2 – Cómo gobierna Dios el mundo con su Providencia.
Fecha de emisión original en Radio María España el miércoles 30 de abril
de 2025.
lunes, 28 de abril de 2025
domingo, 27 de abril de 2025
PAPA FRANCISCO: Voluntad testamentaria sólo en cuanto al lugar de su sepultura
Miserando
atque Eligendo
En el Nombre de la Santísima
Trinidad. Amén.
Sintiendo que se acerca el
ocaso de mi vida terrena, y con viva esperanza en la Vida Eterna, deseo
expresar mi voluntad testamentaria sólo en cuanto al lugar de mi sepultura.
Mi vida y mi ministerio
sacerdotal y episcopal los he confiado siempre a la Madre de Nuestro Señor,
María Santísima. Por tanto, pido que mis restos mortales descansen esperando el
día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor.
Deseo que mi último viaje
terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en
oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico, para encomendar
confiadamente mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle sus dóciles y
maternales cuidados.
Pido que se prepare mi
sepulcro en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la
Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal, como se
indica en el anexo adjunto.
El sepulcro debe estar en la
tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción:
Franciscus.
Los gastos para la preparación
de mi entierro serán cubiertos por la suma del benefactor que he dispuesto, que
será transferida a la Basílica Papal de Santa María la Mayor y para la cual he
encargado las oportunas instrucciones al Arzobispo Rolandas Makrickas,
Comisario Extraordinario del Capítulo Liberiano.
Que el Señor dé una merecida
recompensa a quienes me han amado y seguirán rezando por mí. El sufrimiento que
se hizo presente en la última parte de mi vida lo ofrecí al Señor por la paz
mundial y la fraternidad entre los pueblos.
Santa Marta, 29 junio 2022
FRANCISCO
sábado, 26 de abril de 2025
PAPA FRANCISCO: Homilía del cardenal Re en el funeral de Francisco
En esta majestuosa plaza de
San Pedro, en la que el Papa Francisco ha celebrado tantas veces la Eucaristía
y presidido grandes encuentros a lo largo de estos 12 años, estamos reunidos en
oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste, pero sostenidos
por las certezas de la fe, que nos asegura que la existencia humana no termina
en la tumba, sino en la casa del Padre, en una vida de felicidad que no
conocerá el ocaso.
En nombre del Colegio de
Cardenales agradezco cordialmente a todos por su presencia. Con gran intensidad
de sentimiento dirijo un respetuoso saludo y un profundo agradecimiento a los
Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y Delegaciones oficiales venidas de
numerosos países para expresar afecto, veneración y estima hacia el Papa que
nos ha dejado.
La masiva manifestación de
afecto y participación que hemos visto en estos días, después de su paso de
esta tierra a la eternidad, nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el
intenso pontificado del Papa Francisco.
Su última imagen, que
permanecerá en nuestros ojos y en nuestro corazón, es la del pasado domingo, solemnidad de Pascua, cuando el Papa
Francisco, a pesar de los graves problemas de salud, quiso impartirnos la bendición desde el
balcón de la Basílica de San Pedro y luego bajó a esta plaza para saludar desde el papamóvil descubierto a
toda la gran multitud reunida para la Misa de Pascua.
Con nuestra oración queremos
ahora confiar el alma del amado Pontífice a Dios, para que le conceda la
felicidad eterna en el horizonte luminoso y glorioso de su inmenso amor. Nos
ilumina y guía la página del Evangelio, en la cual resonó la misma voz de
Cristo que interpelaba al primero de los Apóstoles: “Pedro, ¿me amas más que
estos?”. Y la respuesta de Pedro fue inmediata y sincera: “Señor, tú lo sabes
todo; sabes que te quiero”. Y Jesús le confió la gran misión: “Apacienta mis
ovejas” (cf. Jn 21,16-17). Será esta la tarea constante de Pedro y de sus sucesores,
un servicio de amor a imagen de Cristo, Señor y Maestro, que «no vino para ser
servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud» (Mc10,45).
A pesar de su fragilidad y
sufrimiento final, el Papa Francisco eligió recorrer este camino de entrega
hasta el último día de su vida terrenal. Siguió las huellas de su Señor, el
buen Pastor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida. Y lo hizo
con fuerza y serenidad, cercano a su rebaño, la Iglesia de Dios, recordando la
frase de Jesús citada por el Apóstol Pablo: «La felicidad está más en dar que
en recibir» (Hch 20,35)
Cuando el Cardenal Bergoglio,
el 13 de marzo de 2013, fue elegido por el Cónclave para suceder al Papa
Benedicto XVI, llevaba sobre sus hombros años de vida religiosa en la Compañía
de esús y, sobre todo, estaba
enriquecido por la experiencia de 21 años de ministerio pastoral en la Arquidiócesis
de Buenos Aires, primero como Auxiliar, luego como Coadjutor y después, especialmente, como Arzobispo.
La decisión de tomar por
nombre Francisco pareció de inmediato una elección programática y de estilo con
la que quiso proyectar su Pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de
san Francisco de Asís.
Con el vocabulario que le era
característico y su lenguaje rico en imágenes y metáforas, siempre buscó
iluminar con la sabiduría del Evangelio los problemas de nuestro tiempo,
ofreciendo una respuesta a la luz de la fe y animando a vivir como cristianos
los desafíos y contradicciones de estos años de cambio, que él solía calificar
como “cambio de época”.
Tenía gran espontaneidad y una
manera informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la
Iglesia.
Lleno de calidez humana y
profundamente sensible a los dramas actuales, el Papa Francisco realmente
compartió las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro
tiempo de globalización, buscando consolar y alentar con un mensaje capaz de
llegar al corazón de las personas de forma directa e inmediata.
Su carisma de acogida y
escucha, unido a un modo de actuar propio de la sensibilidad de hoy, tocó los
corazones, tratando de despertar las fuerzas morales y espirituales.
El primado de la
evangelización fue la guía de su Pontificado, difundiendo con una clara impronta
misionera la alegría del Evangelio, que fue el título de su primera Exhortación
apostólica Evangelii gaudium. Una alegría que llena de confianza y esperanza el
corazón de todos los que se confían a Dios.
El hilo conductor de su misión
fue también la convicción de que la Iglesia es una casa para todos; una casa de
puertas siempre abiertas. Recurrió varias veces a la imagen de la Iglesia como “hospital
de campaña” después de una batalla con muchos heridos; una Iglesia determinada
y deseosa de hacerse cargo de los problemas de las personas y los grandes males
que desgarran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse ante cada
persona, más allá de todo credo o condición, sanando sus heridas.
Innumerables son sus gestos y
exhortaciones a favor de los refugiados y desplazados. También fue constante su
insistencia en actuar a favor de los pobres.
Es significativo que el primer
viaje del Papa Francisco fuera a Lampedusa, isla símbolo del drama de la
emigración con miles de personas ahogadas en el mar. En la misma línea fue
también el viaje a Lesbos, junto con el Patriarca Ecuménico y el Arzobispo de
Atenas, así como la celebración de una Misa en la frontera entre México y
Estados Unidos, con ocasión de su viaje a México.
De sus 47 agotadores Viajes
Apostólicos quedará especialmente en la historia el de Irak en 2021, realizado desafiando todo riesgo. Esa
difícil Visita Apostólica fue un bálsamo sobre las heridas abiertas de la
población iraquí, que tanto había sufrido por la obra inhumana del ISIS. Fue
también un viaje importante para el diálogo interreligioso, otra dimensión
relevante de su labor pastoral. Con la Visita Apostólica de 2024 a cuatro
países de Asia-Oceanía, el Papa alcanzó “la periferia más periférica del
mundo”.
Quiso el Jubileo
Extraordinario de la Misericordia, destacando que la misericordia es “es el corazón
del Evangelio”.
Misericordia y alegría del
Evangelio son dos conceptos clave del Papa Francisco. En contraste con lo que
definió como “la cultura del descarte”, habló de la cultura del encuentro y de
la solidaridad. El tema de la fraternidad atravesó todo su Pontificado con
tonos vibrantes. En la Carta encíclica Fratelli tutti quiso hacer renacer una
aspiración mundial a la fraternidad, porque todos somos hijos del mismo Padre
que está en los cielos. Con fuerza recordó a menudo que todos pertenecemos a la
misma familia humana.
En 2019, durante su viaje a
los Emiratos Árabes Unidos, el Papa Francisco firmó un documento sobre la
“Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común”, recordando la
común paternidad de Dios.
Dirigiéndose a los hombres y
mujeres de todo el mundo, con la Carta encíclica Laudato si’ llamó la atención
sobre los deberes y la corresponsabilidad respecto a la casa común. “Nadie se
salva solo”.
Frente al estallido de tantas
guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y
destrucciones, el Papa Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz
e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones
posibles, porque la guerra -decía- no es más que muerte de personas,
destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo
peor de cómo era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica.
“Construir puentes y no muros”
es una exhortación que repitió muchas veces y su servicio a la fe como sucesor
del Apóstol Pedro estuvo siempre unido al servicio al hombre en todas sus dimensiones.
En unión espiritual con toda
la cristiandad, estamos aquí numerosos para rezar por el Papa Francisco, para
que Dios lo acoja en la inmensidad de su amor.
El Papa Francisco solía
concluir sus discursos y encuentros diciendo: “No se olviden de rezar por mí”.
Querido Papa Francisco, ahora
te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la
Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero, como hiciste el pasado
domingo desde el balcón de esta Basílica en un último abrazo con todo el Pueblo
de Dios, pero idealmente también con la humanidad que busca la verdad con
corazón sincero y mantiene en alto la antorcha de la esperanza.
viernes, 25 de abril de 2025
PAPA FRANCISCO: “No renunciaste”
Gracias a la gentil autorización de Mons. Gabriel Bernardo Barba, Obispo de la Diócesis de San Luis, Argentina, les comparto esta hermosa poesía al Papa Francisco, escrita por Gloria Liliana Franco Echeverri, presidenta de la CLAR, Confederación Latinoamericana de Religiosos.
“No
renunciaste”
No
renunciaste
a
poner la mirada en Jesús,
ni a
orientar el caminar de la Iglesia,
hacia
lo esencial del Evangelio.
No
renunciaste
a
centrar el corazón en tu Dios
y a
querer como Él,
una
Iglesia con sitio para todos.
No
renunciaste
a los
gestos proféticos y audaces,
ni a
la bondadosa cercanía,
ni a
la revolucionaria misericordia,
que
escandaliza a los fariseos.
No
renunciaste
al
contagioso buen humor,
ni a
la indispensable dosis de alegría
que
nos renovó la esperanza.
No
renunciaste
a
trasegar
tantos
y tan diversos territorios,
ni a
la necesaria y accidentada
Iglesia
sinodal y en salida;
tampoco
renunciaste
al
amor sin fronteras,
al
diálogo ecuménico,
al
cuidado de la creación,
y a la
búsqueda de la paz.
No
renunciaste
a las
raíces, a la identidad,
a la
consciencia de pueblo
a la
teología que te parió
y a la
expresión encarnada
de una
radical espiritualidad.
No
renunciaste
cuando
te acosaron
las
calumnias y las críticas;
no lo
hiciste cuando te salpicó
la
incomprensión y la indiferencia.
E
incluso,
con
las fuerzas menguadas,
permaneciste
en pie,
como
las “ mujeres del alba”,
como
los testigos
de
todas las horas.
No
renunciaste,
no
podías hacerlo,
la
pasión por Jesús y por el Reino,
te
impedía claudicar.
No
renunciaste
y
nosotros,
tampoco
lo haremos.
jueves, 24 de abril de 2025
PAPA FRANCISCO: Mensaje de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina por el fallecimiento del Papa Francisco
Prot. CEA N° 77/2025
Buenos Aires, 21 de
abril de 2025
Mensaje de la Comisión
Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina por el fallecimiento del Papa
Francisco
Con profundo dolor y con la
esperanza cierta de la Pascua, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia
Episcopal Argentina, en nombre de todos los obispos del país, expresamos la
enorme tristeza por el fallecimiento del Santo Padre Francisco, ocurrido esta
mañana del lunes de Pascua.
Damos gracias a Dios por la
vida, el ministerio y el testimonio de fe de quien supo guiar a la Iglesia
universal con humildad, firmeza evangélica y amor incondicional por los pobres,
los descartados y los que sufren. Su magisterio deja una huella imborrable en
el camino de la Iglesia en su testimonio de Jesucristo.
Los obispos argentinos, unidos
a todo el Pueblo de Dios, elevamos nuestras oraciones por su eterno descanso.
Lo despedimos con emoción filial y encomendamos su descanso eterno al Padre de
la Vida.
Invitamos a todas las
comunidades a celebrar la Eucaristía en su memoria, dando gracias por su vida
entregada al servicio del Evangelio, y a renovar, en este tiempo pascual y en
el año jubilar de la esperanza, nuestra fe en Cristo Resucitado, que vence la
muerte y nos ofrece la Vida nueva.
María, Nuestra Señora de
Luján, lo reciba en su corazón de Madre.
Mons.
Marcelo Daniel Colombo, Arzobispo de Mendoza, Presidente
Ángel
Sixto Cardenal Rossi SJ, Arzobispo de Córdoba, Vicepresidente 1°
Mons.
César Daniel Fernández, Obispo de Jujuy, Vicepresidente 2°
Mons.
Raúl Pizarro, Obispo auxiliar de San Isidro, Secretario
General
Comisión
Ejecutiva
miércoles, 23 de abril de 2025
PAPA FRANCISCO: ¿Qué será del hombre después de la muerte? ¿Qué será de mí?
Publicamos la introducción del Pontífice al libro del padre Tommaso Giannuzzi titulado “Profetas de esperanza. Don Tonino Bello y Papa Francisco”.
En el texto, publicado por Àncora Editrice,
el sacerdote salentino toma como referencia las palabras del Papa argentino y
del obispo de Molfetta para intentar dar un rostro a la virtud de la esperanza,
fuente que brota en el corazón de la humanidad.
Entre las muchas preguntas que
el hombre se ha planteado a lo largo de la historia, una más que todas ha
encontrado siempre una respuesta incierta, pero que puede permitir afrontar el
evento del cual nace la pregunta primordial, es decir, la vida más allá de la
muerte; ¿Qué será del hombre después de la muerte? ¿Qué será de mí? Todos somos
conscientes de que nadie escapa al misterio de la muerte y que las múltiples
interrogantes que surgen de este evento no pueden dejar de involucrar esa
virtud que, más que ninguna otra, permite a cada hombre y mujer mirar más allá
del límite humano: ¡la esperanza! Porque esperar es vida, es vivir, es dar
sentido al camino, es encontrar las razones por las cuales seguir adelante
motivando el sentido de nuestra existencia, de nuestro presente, de nuestro ser
aquí, ahora. El Catecismo de la Iglesia Católica describe cómo la virtud
teologal de la esperanza encuentra fundamento en la palabra de Jesús, afirmando
que:
La esperanza es la virtud
teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como
felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y
apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu
Santo (1). Además, corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el
corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de
los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del
desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera
de la bienaventuranza eterna (2).
La esperanza dona a la vida
del hombre una ventana hacia lo Eterno. Somos bien conscientes, sin embargo, de
que la respuesta a la pregunta sobre la meta del viaje cristiano puede
encontrar una respuesta negativa, debido a las muchas influencias equivocadas
que llegan del mundo; además, ante el miedo de pensar que no hay un después al
final del viaje, es posible que la humanidad caiga en la desesperación. Si
falta la virtud de la esperanza, también se derrumban las otras virtudes que se
apoyan en ella. Hoy en día, a menudo se ironiza sobre este pilar de la vida de
fe y se equivoca tanto que el dicho popular “quien de esperanza vive,
desesperado muere” domina el tema. Se corre el riesgo, cada vez más acechante,
de pensar que la esperanza es:
Una especie de trastero de los
deseos no cumplidos [...]. Hay que hacer entender, en cambio, que la esperanza
es pariente cercana del realismo. Es la tensión de quien, encaminándose en una
calle, ya ha recorrido un tramo y orienta sus pasos, con amor y trepidación,
hacia la meta aún no alcanzada. Es un compromiso robusto, en resumen, que no
tiene nada que ver con la fuga (3).
Es necesario tener presente,
sin embargo, que la esperanza no es un don que se tiene por el solo mérito
humano, sino que es una gracia que nace del deseo innato de ser felices. A
través de Cristo muerto y resucitado, tal gracia, por la fuerza del Espíritu
Santo, se inserta en el corazón de cada hombre y mujer: “este deseo es de
origen divino”; Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo
hacia Él, el único que lo puede satisfacer (4). Escribo en la Bula de
convocación para el Jubileo de 2025:
Todos esperan. En el corazón
de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun
ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del
futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al
temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con
frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y
pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad (5).
Tomando como punto de partida
el pensamiento de don Tonino Bello y mis palabras y catequesis sobre la virtud
de la esperanza, don Tommaso Giannuzzi ha intentado releer algunos aspectos de
ella, que, a través de nuestras palabras, se convierten para el lector en una
invitación a dejarse sorprender por esta fuerza que encuentra en el Resucitado
su inicio y su culminación. A través del análisis de algunos escritos de
monseñor Bello y principalmente a través de las catequesis sobre este tema que
he dado en las audiencias de los miércoles del año 2017, el autor del texto
intentará dar un rostro a esta fuente que brota en el corazón de la humanidad.
Esta invitación se convierte, entonces, en un compromiso para hacer crecer en
nosotros esta «niña», como también monseñor Bello solía definir esta gran
virtud, apropiándose de las palabras y el pensamiento del gran poeta y escritor
Charles Péguy:
Cuál no será preciso que sea
mi gracia y la fuerza de mi gracia para que esta pequeña esperanza, vacilante
ante el soplo del pecado, temblorosa ante los vientos, agonizante al menor
soplo, siga estando viva, se mantenga tan fiel, tan en pie, tan invencible y
pura e inmortal e imposible de apagar [...].
Lo que me asombra, dice Dios, es la esperanza, y no salgo de mi asombro.
Esta pequeña esperanza que parece una cosita de nada, esta pequeña niña
esperanza, inmortal. (6).
Papa Francisco
Notas
(1) Catecismo de la Iglesia
Católica, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1992, n. 1817 (de
ahora en adelante: CCC).
(2) Ib, n. 1818
(3) A. Bello, Squilli di
trombe e rintocchi di campane, en Escritos 3, Ed. La Nuova Mezzina, Molfetta
(BA) 2014, p. 231. Las obras de mons. Bello están recogidas en los seis
volúmenes editados por la editorial La Nuova Mezzina. Citaremos las obras a lo
largo del texto haciendo referencia al volumen en que están contenidas con el
encabezado Escritos 1, 2 etc. [Nota del autor].
(5) Francisco, Spes non
confundit, Bula de convocación del jubileo ordinario del año 2025, 9 de mayo de
2024, n. 1.
(6) C. Péguy, Los Misterios,
Jaka Book, Milán 1997, pp. 164-165.
lunes, 21 de abril de 2025
jueves, 17 de abril de 2025
APOLOGÉTICA HOY (audios): La “historia clínica” de la Pasión de Jesús
Programa radiofónico: "APOLOGÉTICA HOY, Colaboradores de la Verdad".
Director: Padre José Antonio Medina.
Episodio Nº 34.
Tema: La
“historia clínica” de la Pasión de Jesús
Contenido:
- La “historia clínica” de la Pasión de Jesús (Apologética Cristiana):
Lectura y comentario del estudio titulado: “La Pasión de Jesucristo desde el punto de vista de la medicina”, realizado por José Liébana Ureña (1949 - 2020), Médico Cirujano, especialista en Microbiología, Análisis Clínicos y Medicina Preventiva. Fue profesor en la Universidad de Granada, España, durante casi 50 años, de los cuales, 22 de ellos ejerció como Catedrático de Microbiología.
La medicina también tiene mucho que decir al respecto y las múltiples experiencias realizadas por Barbet y otros permiten reproducir minuciosamente la "historia-clínica" de la Pasión de Cristo, confirmando aquellos atroces padecimientos a la luz de nuestros conocimientos actuales.
Fecha de emisión original en Radio María España el miércoles 16 de abril de 2025.
lunes, 14 de abril de 2025
jueves, 10 de abril de 2025
JESUCRISTO, TÚ SÍ QUE VALES: ¿Para qué hace falta el sacerdote?
Tema del episodio Nº 10 del ciclo:
¿Para qué hace falta el sacerdote?
“Jesucristo, Tú sí que vales”, es
un micro programa de reflexión vocacional, realizado por el sacerdote,
periodista y escritor argentino residente en España, José Antonio Medina
Pellegrini, quien era en el momento de su emisión original en antena el Director
Espiritual del Seminario "San Bartolomé" de la Diócesis de Cádiz y
Ceuta, España.
Se emitió originalmente en el
curso pastoral 2012-2013 todos los viernes al mediodía en Cope Cádiz, y
posteriormente por Radio María España.
La locución está realizada por
el Sr. Nino Romero.